Tal día como hoy 31 de marzo de 1492, los Reyes Católicos firman el decreto que ordena la expulsión de los judíos de España.
El Decreto de la Alhambra, fue promulgado por los recién llamados Reyes Católicos y en él se expulsaba a los judíos tanto de Castilla, como de Aragón, confiándose su redacción al Inquisidor General Torquemada, lo que demuestra el protagonismo de la Inquisición en aquel asunto.
“Estamos informados por la Inquisición y otros el gran daño que persiste a los cristianos al relacionarse con los judíos, y a su vez estos judíos tratan de todas maneras a subvertir la Santa Fe Católica”
En él, se acusaba a los judíos de usura; “Hallamos los dichos judíos, por medio de grandísimas e insoportables usuras, devorar y absorber las haciendas y sustancias de los cristianos”, así como de herejía, obligándoles a elegir entre el bautismo o el exilio y si optaban por este último, no podrían sacar del país ni oro, ni plata, ni caballos...
“Damos y otorgamos permiso a los anteriormente referidos Judíos y Judías a llevar consigo fuera de nuestras regiones sus bienes y pertenencias por mar o por tierra exceptuando oro y plata, o moneda acuñada u otro articulo prohibido por las leyes del reinado”.
Finalmente se explicaba el motivo por el que se decidió expulsar a todos y no sólo a aquellos que supuestamente querían "pervertir" a los cristianos: “Porque cuando algún grave y detestable crimen es cometido por algún colegio o universidad, es razón que tal colegio o universidad sean disolvidos, y anihilados y los menores por los mayores y los unos por los otros punidos”.
La expulsión era definitiva y sin excepciones por razón de edad, residencia o lugar de nacimiento: “Acordamos de mandar salir todos los judíos y judías de nuestros reinos y que jamás tornen ni vuelvan a ellos ni alguno de ellos”. Advirtiendo que los que no lo hiciesen o volvieran después serían castigados con la pena de muerte y la confiscación de sus bienes, así como también los que auxiliaran a los judíos o los ocultaran se exponían a perder “todos sus bienes, vasallos y fortalezas y otros heredamientos”.
Los judíos podrían vender sus bienes y llevarse el producto de la venta en forma de letras de cambio, pero no en moneda o en oro y plata, porque estaba prohibida por la ley, ni tampoco armas o caballos, cuya exportación también estaba también prohibida.
El decreto se mantuvo vigente hasta el 21 de diciembre de 1969 – en pleno siglo XX - en que fue formalmente derogado.
Relación efemérides históricas; cuentos, reflexiones, poesias...
viernes, 31 de marzo de 2017
jueves, 30 de marzo de 2017
Diego Corrientes, un bandolero sin crímenes de sangre.
Tal día como hoy 30 de marzo de 1781, tiene lugar en Sevilla, la ejecución del famoso bandolero Diego Corrientes.
Diego Corrientes Mateos, fue tal vez, el más significativo de todos los bandoleros andaluces, comenzando sus fechorías, en las provincias de Sevilla y Badajoz en 1778, dedicándose al robo de caballos para venderlos en Portugal.
Se convirtió en una leyenda popular debido a su generosidad con los más pobres, pues robaba a los ricos y repartía entre estos últimos algo de lo robado y este hecho hacía que aumentase su fama, estimación y protección popular.
El jesuita, escritor y periodista Luis Coloma, describe a Diego como “un hombre en la plenitud de su vida, de hermosas facciones y cuerpo robusto; dotado de esa elegante flexibilidad que tan airosos hacen a los campesinos andaluces”. Yendo vestido – al parecer – con la “uniformidad” del bandolero, es decir, todos los elementos que caracterizan el oficio, usando como arma un trabuco de ancha boca, conocido como “naranjero”.
El Gobernador de Sevilla, Francisco de Bruma, sentía por él un odio visceral, debido a que fue asaltado por Diego en su carruaje cerca de Utrera, sufriendo una gran humillación cuando el bandolero, colocando su bota en la ventanilla del carruaje, le obligó a atarle los cordones.
Sea como fuere, esta circunstancia desató su ira y deseo de venganza y en 1780, puso en marcha todos los medios disponibles para su captura, ofreciendo importantes sumas de dinero - hasta doscientos mil ducados - por la entrega de Diego, un bandolero sobre el que no pesaba un solo crimen de sangre.
Finalmente fue acosado en Portugal, donde sin la complicidad y simpatía de los campesinos que le habían protegido y apoyado en España, el “bandolero generoso” no tardaría mucho en ser localizado en las proximidades de “Pozo del Caño”, en Olivenza, donde tras una brava resistencia, fue apresado y trasladado a la cárcel de Sevilla, para ser juzgado.
Sobre los pormenores de la detención existe un artículo publicado de junio de 1999 en “El Correo de Andalucía”, del jurista José Santos Torres, hablando del cúmulo de irregularidades en la extradición de Diego por parte de la justicia portuguesa.
Celebrado el juicio en Sevilla, el día 25 de marzo de 1781, fue condenado según dictaba la sentencia, a “ser arrastrado hasta el patíbulo, ahorcado y descuartizado, exponiéndose sus despojos por los caminos”.
El 30 de marzo -Viernes Santo de 1781- se cumplió la sentencia y tal como señalaba el ordenamiento judicial sus brazos y piernas fueron colgados en ganchos y expuestos como escarmiento en los caminos de mayor tránsito de Sevilla y su cabeza exhibida en una jaula en el mismo lugar donde obligó al gobernador a abrocharle la bota.
La vida del personaje, que según el cantar popular – como siempre sucede - “a los ricos robaba y a los pobres socorría”, fue llevada al cine por el director Antonio Isasi Isasmendi, en la película “Diego Corrientes” en 1959.
Diego Corrientes Mateos, fue tal vez, el más significativo de todos los bandoleros andaluces, comenzando sus fechorías, en las provincias de Sevilla y Badajoz en 1778, dedicándose al robo de caballos para venderlos en Portugal.
Se convirtió en una leyenda popular debido a su generosidad con los más pobres, pues robaba a los ricos y repartía entre estos últimos algo de lo robado y este hecho hacía que aumentase su fama, estimación y protección popular.
El jesuita, escritor y periodista Luis Coloma, describe a Diego como “un hombre en la plenitud de su vida, de hermosas facciones y cuerpo robusto; dotado de esa elegante flexibilidad que tan airosos hacen a los campesinos andaluces”. Yendo vestido – al parecer – con la “uniformidad” del bandolero, es decir, todos los elementos que caracterizan el oficio, usando como arma un trabuco de ancha boca, conocido como “naranjero”.
El Gobernador de Sevilla, Francisco de Bruma, sentía por él un odio visceral, debido a que fue asaltado por Diego en su carruaje cerca de Utrera, sufriendo una gran humillación cuando el bandolero, colocando su bota en la ventanilla del carruaje, le obligó a atarle los cordones.
Sea como fuere, esta circunstancia desató su ira y deseo de venganza y en 1780, puso en marcha todos los medios disponibles para su captura, ofreciendo importantes sumas de dinero - hasta doscientos mil ducados - por la entrega de Diego, un bandolero sobre el que no pesaba un solo crimen de sangre.
Finalmente fue acosado en Portugal, donde sin la complicidad y simpatía de los campesinos que le habían protegido y apoyado en España, el “bandolero generoso” no tardaría mucho en ser localizado en las proximidades de “Pozo del Caño”, en Olivenza, donde tras una brava resistencia, fue apresado y trasladado a la cárcel de Sevilla, para ser juzgado.
Sobre los pormenores de la detención existe un artículo publicado de junio de 1999 en “El Correo de Andalucía”, del jurista José Santos Torres, hablando del cúmulo de irregularidades en la extradición de Diego por parte de la justicia portuguesa.
Celebrado el juicio en Sevilla, el día 25 de marzo de 1781, fue condenado según dictaba la sentencia, a “ser arrastrado hasta el patíbulo, ahorcado y descuartizado, exponiéndose sus despojos por los caminos”.
El 30 de marzo -Viernes Santo de 1781- se cumplió la sentencia y tal como señalaba el ordenamiento judicial sus brazos y piernas fueron colgados en ganchos y expuestos como escarmiento en los caminos de mayor tránsito de Sevilla y su cabeza exhibida en una jaula en el mismo lugar donde obligó al gobernador a abrocharle la bota.
La vida del personaje, que según el cantar popular – como siempre sucede - “a los ricos robaba y a los pobres socorría”, fue llevada al cine por el director Antonio Isasi Isasmendi, en la película “Diego Corrientes” en 1959.
miércoles, 29 de marzo de 2017
Cuando Fernando VII restableció la sucesión femenina al trono.
Tal día como hoy 29 de marzo de 1830, el rey Fernando VII promulga la Pragmática Sanción de 1789 para restablecer la sucesión femenina al trono.
La Pragmática Sanción de 1789, había sido acordada por Carlos IV y aprobada por las Cortes, aunque por razones políticas no se hizo pública y hubo que esperar más de cuarenta años hasta que su hijo Fernando VII, la promulgó a través de una nueva Pragmática Sanción, la de 29 de marzo de 1830.
Esta Ley, anulaba el Auto Acordado de Felipe V de 1713 que impedía - excepto en casos muy extremos - acceder al trono a las mujeres, por lo que era denominada “Ley Sálica” aunque, desde un punto de vista estricto, no lo fuera.
Esta Pragmática, restablecía el sistema sucesorio establecido en el “Código de las Siete Partidas”, según el cual, las mujeres podían reinar en caso de que no hubiesen hermanos varones, teniendo ellas preferencia sobre parientes varones más lejano.
La Ley Sálica original, determinaba que en la sucesión al trono cuando el rey no tuviese hijos, le correspondía al hijo varón de la hermana del rey, como medio de asegurar siempre un guerrero varón en el poder.
Carlos IV convocó las cortes en mayo de 1789, para que juraran como heredero a su hijo Fernando, de solo cinco años, las cuales se iniciaron en un ambiente de gran inquietud por los acontecimientos de la Revolución Francesa, que puso fin a la monarquía de Luis XVI, también borbón de Carlos IV.
Las Cortes, aprobaron por unanimidad el retorno al sistema sucesorio de Las Partidas, pero faltó su sanción, promulgación y publicación, último trámite para que tuviera validez jurídica, tal vez a causa de su precipitada disolución, por el pánico ante la noticia del asalto de Versalles por los parisinos y el traslado forzoso de la familia real a París.
El ministro Floridablanca, tenía miedo de que las Cortes españolas hicieran lo mismo que los Estados Generales franceses y se autoproclamaran Asamblea Nacional
Desde entonces, hubo que esperar hasta el 29 de marzo de 1830 para que entrara en vigor la Pragmática, cuando Fernando VII - al carecer de descendencia- la sancionó, promulgó y mandó publicar y, aunque al poco la reina quedó embarazada, se garantizó que lo que naciese – hembra o varón - llegara a reinar, como finalmente ocurrió, con su hija Isabel II.
La publicación de la Pragmática, causó consternación entre los partidarios del hermano del rey, infante Carlos María Isidro, que era - según la Ley de 1713 - su heredero, los cuales fueron conocidos como “carlistas”, llegando a conseguir que Fernando VII, gravemente enfermo, anulara la Pragmática en 1832, aunque una vez recuperado, anularía tal derogación.
Carlos María Isidro y sus partidarios se negaron siempre a reconocer a Isabel II, primero como princesa y, más tarde como reina, lo que provocaría la Primera Guerra Carlista.
La Pragmática Sanción de 1789, había sido acordada por Carlos IV y aprobada por las Cortes, aunque por razones políticas no se hizo pública y hubo que esperar más de cuarenta años hasta que su hijo Fernando VII, la promulgó a través de una nueva Pragmática Sanción, la de 29 de marzo de 1830.
Esta Ley, anulaba el Auto Acordado de Felipe V de 1713 que impedía - excepto en casos muy extremos - acceder al trono a las mujeres, por lo que era denominada “Ley Sálica” aunque, desde un punto de vista estricto, no lo fuera.
Esta Pragmática, restablecía el sistema sucesorio establecido en el “Código de las Siete Partidas”, según el cual, las mujeres podían reinar en caso de que no hubiesen hermanos varones, teniendo ellas preferencia sobre parientes varones más lejano.
La Ley Sálica original, determinaba que en la sucesión al trono cuando el rey no tuviese hijos, le correspondía al hijo varón de la hermana del rey, como medio de asegurar siempre un guerrero varón en el poder.
Carlos IV convocó las cortes en mayo de 1789, para que juraran como heredero a su hijo Fernando, de solo cinco años, las cuales se iniciaron en un ambiente de gran inquietud por los acontecimientos de la Revolución Francesa, que puso fin a la monarquía de Luis XVI, también borbón de Carlos IV.
Las Cortes, aprobaron por unanimidad el retorno al sistema sucesorio de Las Partidas, pero faltó su sanción, promulgación y publicación, último trámite para que tuviera validez jurídica, tal vez a causa de su precipitada disolución, por el pánico ante la noticia del asalto de Versalles por los parisinos y el traslado forzoso de la familia real a París.
El ministro Floridablanca, tenía miedo de que las Cortes españolas hicieran lo mismo que los Estados Generales franceses y se autoproclamaran Asamblea Nacional
Desde entonces, hubo que esperar hasta el 29 de marzo de 1830 para que entrara en vigor la Pragmática, cuando Fernando VII - al carecer de descendencia- la sancionó, promulgó y mandó publicar y, aunque al poco la reina quedó embarazada, se garantizó que lo que naciese – hembra o varón - llegara a reinar, como finalmente ocurrió, con su hija Isabel II.
La publicación de la Pragmática, causó consternación entre los partidarios del hermano del rey, infante Carlos María Isidro, que era - según la Ley de 1713 - su heredero, los cuales fueron conocidos como “carlistas”, llegando a conseguir que Fernando VII, gravemente enfermo, anulara la Pragmática en 1832, aunque una vez recuperado, anularía tal derogación.
Carlos María Isidro y sus partidarios se negaron siempre a reconocer a Isabel II, primero como princesa y, más tarde como reina, lo que provocaría la Primera Guerra Carlista.
martes, 28 de marzo de 2017
Manuel Cortés Quero "El Topo de Mijas"
Tal día como hoy 28 de marzo de 1964, Manuel Cortés Quero "El Topo de Mijas" - Málaga-, último alcalde republicano del pueblo, decide entregarse tras haber permanecido oculto en su casa treinta años.
Con la llegada de las tropas de Franco en 1937, huyó del municipio con su mujer y su hija de año y medio de edad, caminando durante todo el día por la sierra hacia la carretera de Almería, pero decidió que mujer e hija debían regresar a Mijas y tomó él solo el camino de Almería.
Dos años más tarde, desde Valencia y en medio del caos de la derrota, decidió volver a su pueblo lo que hizo en noviembre de 1939, iniciando un largo confinamiento en su casa en donde acondicionó un refugio, del que salía solo de noche para estirar las piernas mientras de día permanecía en el camastro o paseaba por el cuarto con cuidado de no hacer ruido.
Durante todo este tiempo, sus distracciones fueron la radio, la lectura y fumar incansablemente, ayudando a su mujer en casa con el esparto y viendo la boda de su hija desde un pequeño agujero en la pared, cuando iba hacia la iglesia.
Tras muchos años, por fin llegó la noche del 28 de marzo de 1969 y en un acuerdo del Gobierno de Franco se amnistiaron todos los delitos cometidos durante la guerra civil. Había esperado durante 30 años.
El Ministro Fraga anunció el perdón y Manuel decidió presentarse, acompañado de su mujer. su yerno y el entonces alcalde de Mijas, al cuartel de la Guardia Civil de Málaga, donde el Teniente Coronel jefe le informó que era libre, mientras periodistas de todo el mundo no tardaron en llegar, como moscas
Después, una multitud de personas del pueblo y de otros de alrededor, fueron a visitarle y darle la enhorabuena y como es natural todo los medios de comunicación, tantos españoles como extranjeros, acudieron para hacer sus reportajes, pasando nuestro hombre de la clandestinidad a la fama en unas horas.
Al día siguiente Manuel Cortés Quero, tomada asiento en el patio de su casa y se tostaba al sol, ejercicio prohibido durante treinta años y dicen que allí pronunció una frase dirigida a sus correligionarios del partido socialista: “Al menos para mí, la guerra ha terminado...”
Su pueblo se había convertido en otro durante su forzado encierro, por primera vez pudo ver a los “burro taxi”, toda una institución mijeña y uno de sus principales atractivos turísticos, a los que el Ayuntamiento que él un día presidió, hubo de construir aparcamiento especial para ellos
Su historia fue recogida en las obras de Manu Leguineche y Jesús Torbado "Los topos" de 1977 y Ronald Fraser "Escondido", "In hiding: the life of Manuel Cortés", de 1972.
Con la llegada de las tropas de Franco en 1937, huyó del municipio con su mujer y su hija de año y medio de edad, caminando durante todo el día por la sierra hacia la carretera de Almería, pero decidió que mujer e hija debían regresar a Mijas y tomó él solo el camino de Almería.
Dos años más tarde, desde Valencia y en medio del caos de la derrota, decidió volver a su pueblo lo que hizo en noviembre de 1939, iniciando un largo confinamiento en su casa en donde acondicionó un refugio, del que salía solo de noche para estirar las piernas mientras de día permanecía en el camastro o paseaba por el cuarto con cuidado de no hacer ruido.
Durante todo este tiempo, sus distracciones fueron la radio, la lectura y fumar incansablemente, ayudando a su mujer en casa con el esparto y viendo la boda de su hija desde un pequeño agujero en la pared, cuando iba hacia la iglesia.
Tras muchos años, por fin llegó la noche del 28 de marzo de 1969 y en un acuerdo del Gobierno de Franco se amnistiaron todos los delitos cometidos durante la guerra civil. Había esperado durante 30 años.
El Ministro Fraga anunció el perdón y Manuel decidió presentarse, acompañado de su mujer. su yerno y el entonces alcalde de Mijas, al cuartel de la Guardia Civil de Málaga, donde el Teniente Coronel jefe le informó que era libre, mientras periodistas de todo el mundo no tardaron en llegar, como moscas
Después, una multitud de personas del pueblo y de otros de alrededor, fueron a visitarle y darle la enhorabuena y como es natural todo los medios de comunicación, tantos españoles como extranjeros, acudieron para hacer sus reportajes, pasando nuestro hombre de la clandestinidad a la fama en unas horas.
Al día siguiente Manuel Cortés Quero, tomada asiento en el patio de su casa y se tostaba al sol, ejercicio prohibido durante treinta años y dicen que allí pronunció una frase dirigida a sus correligionarios del partido socialista: “Al menos para mí, la guerra ha terminado...”
Su pueblo se había convertido en otro durante su forzado encierro, por primera vez pudo ver a los “burro taxi”, toda una institución mijeña y uno de sus principales atractivos turísticos, a los que el Ayuntamiento que él un día presidió, hubo de construir aparcamiento especial para ellos
Su historia fue recogida en las obras de Manu Leguineche y Jesús Torbado "Los topos" de 1977 y Ronald Fraser "Escondido", "In hiding: the life of Manuel Cortés", de 1972.
lunes, 27 de marzo de 2017
Cuando Carlos V arrendó Venezuela a los banqueros Welser.
Tal día como hoy 27 de marzo de 1528, el emperador Carlos V firma un contrato con los banqueros Welser, mediante el cual éstos obtienen en arrendamiento la Provincia de Venezuela.
Los alemanes llamaron al territorio “Klein-Venedig”- Pequeña Venecia – que era parte de la actual Venezuela, arrendado por Carlos V a la familia alemana de banqueros, pero sin que “constituyese nunca una adquisición ni una colonia”.
En 1519, el entonces rey español Carlos I, con el fin de costear su acceso al trono imperial del Sacro Imperio Romano Germánico, solicitó y obtuvo de los banqueros Welser y Fugger cuantiosas cantidades de dinero, que según modernas estimaciones ascendía a entre 143.000 y 158.000 florines, gracias a los cuales pudo conseguir el trono en lugar de su rival Francisco I de Francia.
Pero el tiempo pasaba y el flamante emperador – enfrascado en inútiles guerras - no pudo devolver más que una pequeña parte de su deuda, por lo que en un intento de saldarla, se acordó ceder en forma de arriendo una parte del Nuevo Mundo a los Welser como forma de pago, convirtiéndose la provincia de Venezuela en un feudo en su poder.
En el llamado "Contrato de Venezuela", se establecieron las condiciones del acuerdo, según el cual los Welser podrían nombrar gobernadores y funcionarios, siendo liberados de todos los impuestos y pudiendo esclavizar a los indios hostiles e introducir unos 4.000 esclavos africanos y colonos a los que se daría tierra, estando obligados a crear dos ciudades.
La Casa de la Contratación de Sevilla fijó los límites del territorio arrendado, que tenía unos 900 kilómetros de costa y las islas próximas, a excepción de Curaçao, Bonaire y las Islas Gigantes, reservándose la corona española un décimo del oro, plata o piedras preciosas que se encontrasen, que más tarde se aumentó a un quinto.
La colonización alemana, que se extendió desde 1528 hasta 1545 fue un fracaso casi absoluto, pues muchos de los colonos murieron de enfermedades tropicales o por ataques de indios durante los frecuentes viajes dentro del territorio en búsqueda de oro y en 1541, las luchas internas habían aumentado, siendo despojados los banqueros de su control de forma definitiva, en 1556.
Tras la independencia de Venezuela en 1821, un grupo de inmigrantes del Ducado de Baden, luego incorporado a Alemania, se establecieron en la Colonia Tovar fundada en 1843 y a principios del siglo XX, emigrantes Alemanes desembarcaron en Venezuela tras la primera Guerra Mundial, para asentarse después poco a poco en toda América Latina.
Históricamente, la presencia de alemanes debido a esta colonización inicial, facilitó que muchos emigrantes de los países germánicos de diversas religiones, fueran recibidos sin ningún tipo de racismo ni desprecio en sus nuevas vidas.
Posteriormente y tras la segunda Guerra Mundial, bastantes alemanes -entre ellos algunos criminales nazis huidos – se establecieron en América latina constituyendo prósperas colonias
Los alemanes llamaron al territorio “Klein-Venedig”- Pequeña Venecia – que era parte de la actual Venezuela, arrendado por Carlos V a la familia alemana de banqueros, pero sin que “constituyese nunca una adquisición ni una colonia”.
En 1519, el entonces rey español Carlos I, con el fin de costear su acceso al trono imperial del Sacro Imperio Romano Germánico, solicitó y obtuvo de los banqueros Welser y Fugger cuantiosas cantidades de dinero, que según modernas estimaciones ascendía a entre 143.000 y 158.000 florines, gracias a los cuales pudo conseguir el trono en lugar de su rival Francisco I de Francia.
Pero el tiempo pasaba y el flamante emperador – enfrascado en inútiles guerras - no pudo devolver más que una pequeña parte de su deuda, por lo que en un intento de saldarla, se acordó ceder en forma de arriendo una parte del Nuevo Mundo a los Welser como forma de pago, convirtiéndose la provincia de Venezuela en un feudo en su poder.
En el llamado "Contrato de Venezuela", se establecieron las condiciones del acuerdo, según el cual los Welser podrían nombrar gobernadores y funcionarios, siendo liberados de todos los impuestos y pudiendo esclavizar a los indios hostiles e introducir unos 4.000 esclavos africanos y colonos a los que se daría tierra, estando obligados a crear dos ciudades.
La Casa de la Contratación de Sevilla fijó los límites del territorio arrendado, que tenía unos 900 kilómetros de costa y las islas próximas, a excepción de Curaçao, Bonaire y las Islas Gigantes, reservándose la corona española un décimo del oro, plata o piedras preciosas que se encontrasen, que más tarde se aumentó a un quinto.
La colonización alemana, que se extendió desde 1528 hasta 1545 fue un fracaso casi absoluto, pues muchos de los colonos murieron de enfermedades tropicales o por ataques de indios durante los frecuentes viajes dentro del territorio en búsqueda de oro y en 1541, las luchas internas habían aumentado, siendo despojados los banqueros de su control de forma definitiva, en 1556.
Tras la independencia de Venezuela en 1821, un grupo de inmigrantes del Ducado de Baden, luego incorporado a Alemania, se establecieron en la Colonia Tovar fundada en 1843 y a principios del siglo XX, emigrantes Alemanes desembarcaron en Venezuela tras la primera Guerra Mundial, para asentarse después poco a poco en toda América Latina.
Históricamente, la presencia de alemanes debido a esta colonización inicial, facilitó que muchos emigrantes de los países germánicos de diversas religiones, fueran recibidos sin ningún tipo de racismo ni desprecio en sus nuevas vidas.
Posteriormente y tras la segunda Guerra Mundial, bastantes alemanes -entre ellos algunos criminales nazis huidos – se establecieron en América latina constituyendo prósperas colonias
domingo, 26 de marzo de 2017
El motín de Esquilache
Tal día como hoy 26 de marzo de 1766, Carlos III destituye al ministro Esquilache a causa del motín iniciado tres días antes.
Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, fue un diplomático y político español de procedencia italiana, que llegó al servicio de Carlos III con la subida al trono como rey de España de este en 1759, siendo ministro de Hacienda real y más tarde Secretario de Guerra y gozando de la total confianza del monarca, del que se convirtió en su más leal y próximo colaborador.
Junto al marqués de la Ensenada, inició cambios dirigidos a modernizar el país, que chocó frontalmente con el típico inmovilismo español y la hostilidad de la mayoría de la nobleza cortesana, que envidiosos veían como un extranjero les quitaba protagonismo.
Contra él estuvieron los nobles y la enemistad de la población española, que no quería someterse a las medidas de control del ministro, que llegaban hasta la vestimenta, mediante un recorte de capas y sombreros, para evitar que se ocultasen armas de fuego o dificultasen la identificación personal, lo cual sería a la postre la causa inmediata del conocido como “Motín de Esquilache”.
La Iglesia, ofendida con su política anticlerical, se sumó también al carro contra el ministro y se opuso a las medidas que la obligaban a pagar tributo por los bienes que tuviera en desuso.
No obstante, su buena administración y acertadas medidas, se evidenciaron en las reformas de Madrid, que incluyeron saneamiento, pavimentación y alumbrado, además de mejoras en el trazado urbano que han perdurado hasta hoy, las cuales hicieron que Carlos III fuese llamado años después, “el mejor Alcalde de Madrid”.
La situación que provocó su cese fue confluencia de varios factores, la mayoría no imputables al ministro, como lo era el hecho de que la Corte viviese en un ambiente de lujo desmedido mientras la población sufría carestías en los alimentos básicos, lo cual fue apoyado por nobles y eclesiásticos, - que no lo padecían - haciendo causa con el pueblo llano y encrespando sus ánimos, mientras culpaban de todo al odiado Esquilache.
Iniciado el motín en Madrid el 23 de marzo, obligó al Rey a aceptar las condiciones más o menos impuestas por los revoltosos, que se materializaban en la salida de Esquilache del gobierno y su destierro a Nápoles y una profunda reforma destituyendo a los no españoles, lo cual era la mayor aspiración de la nobleza nacional.
Conseguido lo que nobleza y clero perseguían, se dejaron sin atender sin embargo las reivindicaciones que afectaban al pueblo, como bajar el precio de los alimentos, manteniéndose también las obligaciones sobre la vestimenta con capa corta.
Esquilache abandonó España en abril de 1766 destino a Nápoles, dejando dicho por escrito; “Yo he limpiado Madrid, le he empedrado, he hecho paseos y obras... que merecería que me hiciesen una estatua, y en lugar de esto me han tratado tan indignamente”.
Se atribuye al rey en relación a estos hechos la frase “- Mis súbditos son como niños pequeños. Lloran cuando se les lava”.
Casi un cuarto de milenio después, los españoles seguimos en esto casi igual...
Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, fue un diplomático y político español de procedencia italiana, que llegó al servicio de Carlos III con la subida al trono como rey de España de este en 1759, siendo ministro de Hacienda real y más tarde Secretario de Guerra y gozando de la total confianza del monarca, del que se convirtió en su más leal y próximo colaborador.
Junto al marqués de la Ensenada, inició cambios dirigidos a modernizar el país, que chocó frontalmente con el típico inmovilismo español y la hostilidad de la mayoría de la nobleza cortesana, que envidiosos veían como un extranjero les quitaba protagonismo.
Contra él estuvieron los nobles y la enemistad de la población española, que no quería someterse a las medidas de control del ministro, que llegaban hasta la vestimenta, mediante un recorte de capas y sombreros, para evitar que se ocultasen armas de fuego o dificultasen la identificación personal, lo cual sería a la postre la causa inmediata del conocido como “Motín de Esquilache”.
La Iglesia, ofendida con su política anticlerical, se sumó también al carro contra el ministro y se opuso a las medidas que la obligaban a pagar tributo por los bienes que tuviera en desuso.
No obstante, su buena administración y acertadas medidas, se evidenciaron en las reformas de Madrid, que incluyeron saneamiento, pavimentación y alumbrado, además de mejoras en el trazado urbano que han perdurado hasta hoy, las cuales hicieron que Carlos III fuese llamado años después, “el mejor Alcalde de Madrid”.
La situación que provocó su cese fue confluencia de varios factores, la mayoría no imputables al ministro, como lo era el hecho de que la Corte viviese en un ambiente de lujo desmedido mientras la población sufría carestías en los alimentos básicos, lo cual fue apoyado por nobles y eclesiásticos, - que no lo padecían - haciendo causa con el pueblo llano y encrespando sus ánimos, mientras culpaban de todo al odiado Esquilache.
Iniciado el motín en Madrid el 23 de marzo, obligó al Rey a aceptar las condiciones más o menos impuestas por los revoltosos, que se materializaban en la salida de Esquilache del gobierno y su destierro a Nápoles y una profunda reforma destituyendo a los no españoles, lo cual era la mayor aspiración de la nobleza nacional.
Conseguido lo que nobleza y clero perseguían, se dejaron sin atender sin embargo las reivindicaciones que afectaban al pueblo, como bajar el precio de los alimentos, manteniéndose también las obligaciones sobre la vestimenta con capa corta.
Esquilache abandonó España en abril de 1766 destino a Nápoles, dejando dicho por escrito; “Yo he limpiado Madrid, le he empedrado, he hecho paseos y obras... que merecería que me hiciesen una estatua, y en lugar de esto me han tratado tan indignamente”.
Se atribuye al rey en relación a estos hechos la frase “- Mis súbditos son como niños pequeños. Lloran cuando se les lava”.
Casi un cuarto de milenio después, los españoles seguimos en esto casi igual...
sábado, 25 de marzo de 2017
El bandolero Francisco Ríos, alias "Pernales"
Tal día como hoy 25 de marzo de 1906, el bandolero sevillano Francisco Ríos González "Pernales", creyendo culpable al "Macareno" de la muerte de su padre, lo asesina
"El Pernales", fue un bandolero español, nacido en Estepa - Sevilla - de familia campesina y como la mayoría de los campesinos andaluces de entonces, carente totalmente de instrucción alguna.
Miembro de una humilde familia muy pobre, a los diez años trabajaba con su padre de cabrero relacionándose desde niño con ambientes marginales y delictivos y dos años más tarde, padre e hijo ambos sin trabajo, cometieron algunos robos en los campos vecinos, sufriendo algún encuentro con la Guardia Civil.
Aunque él encontró trabajo como cuidador de caballos, su padre continuó dedicándose al robo y en uno de ellos murió en un enfrentamiento con la Benemérita, y fue entonces cuando su hijo Francisco, juró vengarse.
Comenzó el bandolerismo, primero solo y luego al frente de una pequeña partida, actuando durante años en Andalucía y La Mancha, acompañado de Antonio López “el Niño de la Gloria” - muerto por la Guardia Civil en mayo de 1907- Juan Muñoz “el Canuto” y Antonio Sánchez “el Reverte”.
Asaltaban cortijos y gentes acaudaladas, centrándose su actividad en el robo de hacendados y terratenientes, ganando fama como otros bandoleros, de generosidad hacia los pobres.
Se casó en 1901 pero continuó robando, teniendo dos hijas a las que maltrataba cruelmente y a las que, parece ser, quemó al molestarle su llanto, siendo abandonado por su mujer y por ellas.
Al principio se le empezó a llamar “Pedernales”, debido a la dureza con sus hijas y durante la violación de una mujer cortijera, pero el apodo derivó en “Pernales”, como sería conocido.
Su fama se extendió no sólo por Andalucía sino llegó hasta Madrid, intentando huir a América con su nueva amante con la que tuvo una hija, pero no lo consiguió.
Durante años la Guardia Civil le acosó, hasta que el 31 de agosto de 1907, con 28 años, en la Sierra de Alcaraz- Albacete -cuando se dirigía hacia el puerto de Valencia para embarcar hacia América, fue sorprendido mientras comía en un olivar con -“el Niño del Arahal”- otro de su partida y tras un tiroteo por ambas partes cayeron ambos muertos.
Su fama aumentó con su muerte, corriendo el rumor de que el fallecido no era "Pernales", que seguía vivo y su leyenda - en coplas de ciegos – se extendió por toda España, presentándolo con el falso mito de “bandolero generoso”,que robaba a los ricos para repartirlo entre los pobres, con lo que fue convertido en un héroe popular
Su tumba se encuentra en el cementerio de Alcaraz, en Albacete, existiendo una copla dedicada a su memoria que decía: “Ya mataron al Pernales./ Ladrón en Andalucía./ El que a los ricos robaba./ Y a los pobres socorría”.
Se dice que cada aniversario de su muerte, manos desconocidas adornan su tumba con flores.
"El Pernales", fue un bandolero español, nacido en Estepa - Sevilla - de familia campesina y como la mayoría de los campesinos andaluces de entonces, carente totalmente de instrucción alguna.
Miembro de una humilde familia muy pobre, a los diez años trabajaba con su padre de cabrero relacionándose desde niño con ambientes marginales y delictivos y dos años más tarde, padre e hijo ambos sin trabajo, cometieron algunos robos en los campos vecinos, sufriendo algún encuentro con la Guardia Civil.
Aunque él encontró trabajo como cuidador de caballos, su padre continuó dedicándose al robo y en uno de ellos murió en un enfrentamiento con la Benemérita, y fue entonces cuando su hijo Francisco, juró vengarse.
Comenzó el bandolerismo, primero solo y luego al frente de una pequeña partida, actuando durante años en Andalucía y La Mancha, acompañado de Antonio López “el Niño de la Gloria” - muerto por la Guardia Civil en mayo de 1907- Juan Muñoz “el Canuto” y Antonio Sánchez “el Reverte”.
Asaltaban cortijos y gentes acaudaladas, centrándose su actividad en el robo de hacendados y terratenientes, ganando fama como otros bandoleros, de generosidad hacia los pobres.
Se casó en 1901 pero continuó robando, teniendo dos hijas a las que maltrataba cruelmente y a las que, parece ser, quemó al molestarle su llanto, siendo abandonado por su mujer y por ellas.
Al principio se le empezó a llamar “Pedernales”, debido a la dureza con sus hijas y durante la violación de una mujer cortijera, pero el apodo derivó en “Pernales”, como sería conocido.
Su fama se extendió no sólo por Andalucía sino llegó hasta Madrid, intentando huir a América con su nueva amante con la que tuvo una hija, pero no lo consiguió.
Durante años la Guardia Civil le acosó, hasta que el 31 de agosto de 1907, con 28 años, en la Sierra de Alcaraz- Albacete -cuando se dirigía hacia el puerto de Valencia para embarcar hacia América, fue sorprendido mientras comía en un olivar con -“el Niño del Arahal”- otro de su partida y tras un tiroteo por ambas partes cayeron ambos muertos.
Su fama aumentó con su muerte, corriendo el rumor de que el fallecido no era "Pernales", que seguía vivo y su leyenda - en coplas de ciegos – se extendió por toda España, presentándolo con el falso mito de “bandolero generoso”,que robaba a los ricos para repartirlo entre los pobres, con lo que fue convertido en un héroe popular
Su tumba se encuentra en el cementerio de Alcaraz, en Albacete, existiendo una copla dedicada a su memoria que decía: “Ya mataron al Pernales./ Ladrón en Andalucía./ El que a los ricos robaba./ Y a los pobres socorría”.
Se dice que cada aniversario de su muerte, manos desconocidas adornan su tumba con flores.
viernes, 24 de marzo de 2017
Al-Hakam I el más sangriento emir de Córdoba
Tal día como hoy 24 de marzo de 818, el emir Al-Hakam I ordena reprimir con extrema dureza un motín producido en el arrabal de Córdoba
Alhakén I o Al-Hakam I fue el tercer emir independiente de Córdoba, desde el 17 de abril de 796, siendo para los cronistas árabes de la época, el más sanguinario y déspota de los emires omeyas.
Subió al poder cuando tenía 26 años de edad y su reinado fue uno de los más agitados de la dinastía omeya, ya que tuvo que hacer frente a conspiraciones para ocupar el trono por parte de dos de sus tíos.
La política intransigente y la enorme presión fiscal con la que cargó a los cristianos, provocó sublevaciones de mozarabes y muladies en Toledo, Mérida y Córdoba, las cuales reprimió con inusitada crueldad, produciéndose la llamada "Jornada del Foso" del año 797, donde los notables toledanos que no admitían su autoridad fueron atraídos al castillo del gobernador para presentar sus respetos y una vez allí fueron decapitados uno a uno y sus cuerpos arrojados a un foso.
El más grave fue el levantamiento del Arrabal de Córdoba en el año 818, que no fue solo una revuelta de muladíes o gente pobre, ya que estaban también involucrados alfaquíes y personajes de la élite cordobesa, es decir, las distintas clases sociales del arrabal, que se revelaron por un aumento impositivo desmedido y donde los amotinados estuvieron a punto de asaltar el Alcázar, siendo duramente reprimido por las tropas del emir, que en una maniobra rápida atacaron por la espalda a los amotinados que rodeaban el palacio.
Dice el cronista Ibn Al Athir que; "El emir al-Hakam declaró presa lícita a las mujeres de los del Arrabal y sus secuaces de los otros arrabales de Córdoba, así como autorizó todo acto de muerte, saqueo e incendio durante tres días.."
Tres mil supervivientes fueron ejecutados y el resto de los habitantes del arrabal fueron condenados a abandonar la ciudad, mientras veían cómo sus casas eran incendiadas y durante tres días duró la matanza y el saqueo, ordenando el emir la crucifixión boca abajo de trescientos notables.
Todos los habitantes fueron deportados y unas veinte mil familias emigraron de la Península, estableciéndose en el norte de África, donde fundaron el barrio de los andalusíes en la ciudad de Fez.
Esta agitada situación interna permitió la conquista de Barcelona por los francos en el año 801, firmando Carlomagno un tratado de paz con al-Hakam, por el que se comprometía a no extender sus fronteras “más allá del río Llobregat”, mientras los asturianos llegaron a ocupar Lisboa.
Mucho más temido que amado, utilizó la fuerza para consolidar su dominio sobre al-Ándalus, respaldado por un potente y fiel ejército de mercenarios extranjeros – incluidos cristianos - cuyo mantenimiento suponía grandes gastos, a los que el emir hizo frente creando nuevos tributos, que casi siempre tenían que ser cobrados por las armas.
Se decía que era muy dado a la bebida y poco adicto a ir a la mezquita, y durante la oración de los viernes, se levantaban voces anónimas que le gritaban: ¡Borracho, ven a rezar!.
Falleció - a los 52 ó 53 años - el 21 de mayo de 822, dejando al morir, diecinueve hijos varones y veintiún mujeres.
Alhakén I o Al-Hakam I fue el tercer emir independiente de Córdoba, desde el 17 de abril de 796, siendo para los cronistas árabes de la época, el más sanguinario y déspota de los emires omeyas.
Subió al poder cuando tenía 26 años de edad y su reinado fue uno de los más agitados de la dinastía omeya, ya que tuvo que hacer frente a conspiraciones para ocupar el trono por parte de dos de sus tíos.
La política intransigente y la enorme presión fiscal con la que cargó a los cristianos, provocó sublevaciones de mozarabes y muladies en Toledo, Mérida y Córdoba, las cuales reprimió con inusitada crueldad, produciéndose la llamada "Jornada del Foso" del año 797, donde los notables toledanos que no admitían su autoridad fueron atraídos al castillo del gobernador para presentar sus respetos y una vez allí fueron decapitados uno a uno y sus cuerpos arrojados a un foso.
El más grave fue el levantamiento del Arrabal de Córdoba en el año 818, que no fue solo una revuelta de muladíes o gente pobre, ya que estaban también involucrados alfaquíes y personajes de la élite cordobesa, es decir, las distintas clases sociales del arrabal, que se revelaron por un aumento impositivo desmedido y donde los amotinados estuvieron a punto de asaltar el Alcázar, siendo duramente reprimido por las tropas del emir, que en una maniobra rápida atacaron por la espalda a los amotinados que rodeaban el palacio.
Dice el cronista Ibn Al Athir que; "El emir al-Hakam declaró presa lícita a las mujeres de los del Arrabal y sus secuaces de los otros arrabales de Córdoba, así como autorizó todo acto de muerte, saqueo e incendio durante tres días.."
Tres mil supervivientes fueron ejecutados y el resto de los habitantes del arrabal fueron condenados a abandonar la ciudad, mientras veían cómo sus casas eran incendiadas y durante tres días duró la matanza y el saqueo, ordenando el emir la crucifixión boca abajo de trescientos notables.
Todos los habitantes fueron deportados y unas veinte mil familias emigraron de la Península, estableciéndose en el norte de África, donde fundaron el barrio de los andalusíes en la ciudad de Fez.
Esta agitada situación interna permitió la conquista de Barcelona por los francos en el año 801, firmando Carlomagno un tratado de paz con al-Hakam, por el que se comprometía a no extender sus fronteras “más allá del río Llobregat”, mientras los asturianos llegaron a ocupar Lisboa.
Mucho más temido que amado, utilizó la fuerza para consolidar su dominio sobre al-Ándalus, respaldado por un potente y fiel ejército de mercenarios extranjeros – incluidos cristianos - cuyo mantenimiento suponía grandes gastos, a los que el emir hizo frente creando nuevos tributos, que casi siempre tenían que ser cobrados por las armas.
Se decía que era muy dado a la bebida y poco adicto a ir a la mezquita, y durante la oración de los viernes, se levantaban voces anónimas que le gritaban: ¡Borracho, ven a rezar!.
Falleció - a los 52 ó 53 años - el 21 de mayo de 822, dejando al morir, diecinueve hijos varones y veintiún mujeres.
jueves, 23 de marzo de 2017
El General Juan Prim y la batalla de Wad-Ras.
Tal día como hoy 23 de marzo de 1860 tropas españolas ponen fin a la guerra de África, con la Batalla de Wad-Ras, en la que General Juan Prim se cubrió de gloria.
La batalla - también llamada de Vad-Ras o Gualdrás - se encuadra en el conflicto bélico que enfrentó a España y al Sultanato de Marruecos, debido a los continuos ataques a Ceuta por parte de bandas rifeñas, que tuvo lugar dentro de la campaña de Marruecos.
Junto con las batallas de Los Castillejos y Tetuán, completaron la actuación que llevó a cabo España en el norte de África, para reducir las hostilidades entabladas por estas bandas rifeñas contra Ceuta y su zona de influencia.
Tras la conquista de la ciudad de Tetuán, en febrero de 1860, la fuerza expedicionaria española, al mando del general Leopoldo O'Donnell - Presidente del Gobierno – se dirigió hacia Tánger y el 23 de marzo, las tropas dirigidas por varios generales entre ellos Prim - cuya intervención fue decisiva - vencieron a los marroquíes en el valle de Wad-Ras, desmantelando su ejército y provocando el inicio de conversaciones para concertar la paz, que fue firmada en Tetuán el 26 de abril.
Los batallones de Cazadores de Cataluña y Madrid - cuerpo a cuerpo y a la bayoneta - ocuparon el puente sobre el río Bu-Seja, produciéndose un intento de recuperación por los marroquíes, aunque fueron rechazados por los españoles con grandes bajas, siendo enviados en su auxilio como refuerzo la unidad de voluntarios catalanes, ya que no podrían resistir otra acometida.
Tras la batalla, un periodista publicó la palabras de un soldado catalán al que le preguntó si habían sufrido muchas bajas: "Quedamos los suficientes para otra vez, señor. El día de la toma del campo perdimos un tercio de los efectivos; hoy ha caído el segundo tercio; antes de llegar a Tánger daremos otra batalla y moriremos el resto."
Pero no hizo falta otra tercera batalla, pues nada más acabado el combate y antes de que las tropas pudieran iniciar su camino hacia Tánger, apareció un emisario magrebí solicitando conversaciones de paz.
De la batalla quedaron recuerdos para siempre, por una parte los leones del Congreso de los Diputados, fabricados en bronce por el escultor neoclasicismo aragonés Ponciano Ponzano.
Desde la inauguración del Congreso en 1850, había a su entrada dos farolas criticadas por los parlamentarios, que fueron sustituidas un año después por dos leones de yeso, ya que - como es tradición nacional - no había dinero para más, diseñados por Ponciano, pero la intemperie los deterioró en menos de un año, siendo sustituidos por dos pequeños leones en piedra, realizados por José Bellver, que parecían de todo menos leones.
Por eso, tras la victoria de Wad-Ras, los cañones capturados a los marroquíes fueron fundidos en Sevilla y utilizados por Ponciano para realizar los leones que perduran a día de hoy.
También en el Museo del Prado existe un cuadro de la batalla de Wad-Ras, de Mariano Fortuny, por encargo de la Diputación de Barcelona para recoger para la posteridad la gesta de aquel glorioso ejército compuesto en parte, por soldados de Barcelona.
La batalla - también llamada de Vad-Ras o Gualdrás - se encuadra en el conflicto bélico que enfrentó a España y al Sultanato de Marruecos, debido a los continuos ataques a Ceuta por parte de bandas rifeñas, que tuvo lugar dentro de la campaña de Marruecos.
Junto con las batallas de Los Castillejos y Tetuán, completaron la actuación que llevó a cabo España en el norte de África, para reducir las hostilidades entabladas por estas bandas rifeñas contra Ceuta y su zona de influencia.
Tras la conquista de la ciudad de Tetuán, en febrero de 1860, la fuerza expedicionaria española, al mando del general Leopoldo O'Donnell - Presidente del Gobierno – se dirigió hacia Tánger y el 23 de marzo, las tropas dirigidas por varios generales entre ellos Prim - cuya intervención fue decisiva - vencieron a los marroquíes en el valle de Wad-Ras, desmantelando su ejército y provocando el inicio de conversaciones para concertar la paz, que fue firmada en Tetuán el 26 de abril.
Los batallones de Cazadores de Cataluña y Madrid - cuerpo a cuerpo y a la bayoneta - ocuparon el puente sobre el río Bu-Seja, produciéndose un intento de recuperación por los marroquíes, aunque fueron rechazados por los españoles con grandes bajas, siendo enviados en su auxilio como refuerzo la unidad de voluntarios catalanes, ya que no podrían resistir otra acometida.
Tras la batalla, un periodista publicó la palabras de un soldado catalán al que le preguntó si habían sufrido muchas bajas: "Quedamos los suficientes para otra vez, señor. El día de la toma del campo perdimos un tercio de los efectivos; hoy ha caído el segundo tercio; antes de llegar a Tánger daremos otra batalla y moriremos el resto."
Pero no hizo falta otra tercera batalla, pues nada más acabado el combate y antes de que las tropas pudieran iniciar su camino hacia Tánger, apareció un emisario magrebí solicitando conversaciones de paz.
De la batalla quedaron recuerdos para siempre, por una parte los leones del Congreso de los Diputados, fabricados en bronce por el escultor neoclasicismo aragonés Ponciano Ponzano.
Desde la inauguración del Congreso en 1850, había a su entrada dos farolas criticadas por los parlamentarios, que fueron sustituidas un año después por dos leones de yeso, ya que - como es tradición nacional - no había dinero para más, diseñados por Ponciano, pero la intemperie los deterioró en menos de un año, siendo sustituidos por dos pequeños leones en piedra, realizados por José Bellver, que parecían de todo menos leones.
Por eso, tras la victoria de Wad-Ras, los cañones capturados a los marroquíes fueron fundidos en Sevilla y utilizados por Ponciano para realizar los leones que perduran a día de hoy.
También en el Museo del Prado existe un cuadro de la batalla de Wad-Ras, de Mariano Fortuny, por encargo de la Diputación de Barcelona para recoger para la posteridad la gesta de aquel glorioso ejército compuesto en parte, por soldados de Barcelona.
miércoles, 22 de marzo de 2017
El fratricidio de Pedro I “el cruel”.
Tal día como hoy 22 de marzo de 1369, Enrique de Trastámar - ayudado del francés Bertrand Du Guesclin - mata a su hermano Pedro I, rey de Castilla y León.
Pedro I llamado “el Cruel” por sus detractores y “el Justiciero” por sus partidarios, fue rey de Castilla desde marzo de 1350 y su reinado estuvo marcado al comienzo, por luchas entre los pretendientes al mismo: los hijos bastardos de su padre Alfonso XI y su amante Leonor de Guzmán, - ejecutada en 1351 por orden de la reina madre - los infantes aragoneses primos del rey y la propia reina madre, María de Portugal.
Al principio, controló el poder la reina madre y su favorito, iniciando una alianza con Francia al concertar el matrimonio de Pedro con Blanca de Borbón, pero este era ya amante de María de Padilla y abandonó a Blanca a los tres días de la boda, encerrándola en el Alcázar de Toledo, lo que causó la ruptura con Francia y una rebelión, que se extendió a varias ciudades..
La insurrección aunó a la nobleza, reclamando mayor participación en el gobierno y al frente se situó Enrique de Trastámara - futuro Enrique II- uno de los muchos hijos bastardos de Alfonso XI.
Pedro se vio obligado a ceder, pero pronto recuperó la iniciativa, comenzando una guerra civil en la que en venganza, fue ejecutando a la mayor parte de los sublevados, salvo su hermano Enrique, que consiguió refugiarse en Asturias.
En 1356, la guerra se internacionalizó, pues Inglaterra tomó partido por Pedro, mientras Francia lo hacia por Enrique, todo ello dentro de la Guerra de los Cien Años que enfrentaba a ambos países.
En 1361, mientras el Papa Inocencio VI presionaba para que fuera liberada Blanca, a la edad de 22 años fue, asesinada por orden de Pedro y cuando María de Padilla, murió posiblemente víctima de la peste, Pedro proclamó herederos a los hijos tenidos con ella, a los que declaró descendientes legítimos, lo cual reavivó la guerra.
Sin embargo, la intervención de Francia, supuso la llegada de las Compañías Blancas, cuerpos mercenarios mandados por Bertrand Du Guesclin y con su apoyo, el bastardo Enrique fue proclamado rey de Castilla en 1366 y ocupó en poco tiempo casi todo el reino.
Pedro I buscó entonces apoyo en el Príncipe Negro, que llegó también con tropas inglesas, derrotando a los franceses en 1367 y en medio de una brutal represión contra los partidarios de Enrique, éste consiguió recuperar fuerzas, y derrotó a Pedro en Montiel en 1369.
El rey se refugia en el castillo de Montiel, del que no había escape posible, por lo que se planteó comprar la voluntad de Du Guesclin. con la suma de 250.000 doblas de oro, pero este comunicó el cebo y su idea de rehusarlo.
El rey fue a su tienda, para convenir los planes de fuga, pero de repente se presentó Enrique y los hermanos lucharon con odio feroz, cayendo en la lucha Enrique debajo de Pedro; pero Du Guesclin les dio la vuelta diciendo: “ Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”
Enrique hundió entonces su puñal en el corazón de su hermano, matándole en el acto y cebándose furiosamente en su cadáver al que cortó la cabeza
Pedro I a su muerte, contaba con 34 años de edad.
Pedro I llamado “el Cruel” por sus detractores y “el Justiciero” por sus partidarios, fue rey de Castilla desde marzo de 1350 y su reinado estuvo marcado al comienzo, por luchas entre los pretendientes al mismo: los hijos bastardos de su padre Alfonso XI y su amante Leonor de Guzmán, - ejecutada en 1351 por orden de la reina madre - los infantes aragoneses primos del rey y la propia reina madre, María de Portugal.
Al principio, controló el poder la reina madre y su favorito, iniciando una alianza con Francia al concertar el matrimonio de Pedro con Blanca de Borbón, pero este era ya amante de María de Padilla y abandonó a Blanca a los tres días de la boda, encerrándola en el Alcázar de Toledo, lo que causó la ruptura con Francia y una rebelión, que se extendió a varias ciudades..
La insurrección aunó a la nobleza, reclamando mayor participación en el gobierno y al frente se situó Enrique de Trastámara - futuro Enrique II- uno de los muchos hijos bastardos de Alfonso XI.
Pedro se vio obligado a ceder, pero pronto recuperó la iniciativa, comenzando una guerra civil en la que en venganza, fue ejecutando a la mayor parte de los sublevados, salvo su hermano Enrique, que consiguió refugiarse en Asturias.
En 1356, la guerra se internacionalizó, pues Inglaterra tomó partido por Pedro, mientras Francia lo hacia por Enrique, todo ello dentro de la Guerra de los Cien Años que enfrentaba a ambos países.
En 1361, mientras el Papa Inocencio VI presionaba para que fuera liberada Blanca, a la edad de 22 años fue, asesinada por orden de Pedro y cuando María de Padilla, murió posiblemente víctima de la peste, Pedro proclamó herederos a los hijos tenidos con ella, a los que declaró descendientes legítimos, lo cual reavivó la guerra.
Sin embargo, la intervención de Francia, supuso la llegada de las Compañías Blancas, cuerpos mercenarios mandados por Bertrand Du Guesclin y con su apoyo, el bastardo Enrique fue proclamado rey de Castilla en 1366 y ocupó en poco tiempo casi todo el reino.
Pedro I buscó entonces apoyo en el Príncipe Negro, que llegó también con tropas inglesas, derrotando a los franceses en 1367 y en medio de una brutal represión contra los partidarios de Enrique, éste consiguió recuperar fuerzas, y derrotó a Pedro en Montiel en 1369.
El rey se refugia en el castillo de Montiel, del que no había escape posible, por lo que se planteó comprar la voluntad de Du Guesclin. con la suma de 250.000 doblas de oro, pero este comunicó el cebo y su idea de rehusarlo.
El rey fue a su tienda, para convenir los planes de fuga, pero de repente se presentó Enrique y los hermanos lucharon con odio feroz, cayendo en la lucha Enrique debajo de Pedro; pero Du Guesclin les dio la vuelta diciendo: “ Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor”
Enrique hundió entonces su puñal en el corazón de su hermano, matándole en el acto y cebándose furiosamente en su cadáver al que cortó la cabeza
Pedro I a su muerte, contaba con 34 años de edad.
martes, 21 de marzo de 2017
Pedro de Mendoza, el Adelantado del Rio de la Plata
Tal día como hoy 21 de marzo de 1534, el conquistador español Pedro de Mendoza es designado “Adelantado” del Río de la Plata.
Procedía de una poderosa familia de comerciantes y su padre pertenecía a la aristocracia castellana, siendo primer adelantado y gobernador del Río de la Plata, fundando la primera ciudad de Buenos Aires, el 3 de febrero de 1536.
Estuvo desde muy joven en la corte de Carlos I como paje y en 1527, participó en la guerra entre Carlos y los Estados Pontificios del papa Clemente VII, interviniendo en el saqueo de Roma, del cual se benefició personalmente.
El descubrimiento y conquista del Paraguay y zonas del Río de la Plata, de enorme importancia comercial y estratégica, más la leyenda promovida por los indígenas, que hablaba de fabulosas riquezas en la zona, incrementaron la ambición de los conquistadores españoles.
Mendoza, propuso a Carlos I en 1534, hacerse cargo - con su propio patrimonio – de una expedición que reafirmara la soberanía española, a cambio del nombramiento de comandante militar -"Adelantado" - con poder para fundar ciudades y funciones de gobernador y magistrado.
El 21 de mayo de 1534 el monarca firmó en Toledo las capitulaciones de concesión y el 24 de agosto, Mendoza zarpó al mando de una expedición de entre 11 y 14 naves y unos 3.000 hombres, llevando ocho sacerdotes, un médico y un cirujano.
La expedición, se adentró en el Río de la Plata en enero de 1536 y el 2 de febrero, Mendoza fundó allí un puerto defendido por dos primitivos fuertes, al que llamó “Santa María del Buen Ayre”, donde se estableció.
Pero pronto los problemas comenzaron, pues la ciudad estaba en una zona inundable, pantanosa e insalubre, donde los mosquitos propagaban enfermedades y la falta de comida, obligó a enviar soldados a buscar alimentos, que fueron atacados por partidas de indígenas los cuales en un encuentro, conocido como "Combate de Corpus Christi", acabaron con muchos españoles.
El éxito de esta batalla dio confianza a los indios, que - a miles - comenzaron a atacar la ciudad, impidiendo que nadie saliesen de ella, con lo que el hambre se convirtió en causa común de muerte, hasta que en diciembre de 1536, lograron vencer sus defensas incendiándola y causando su destrucción total, mientras Mendoza y algunos de los suyos consiguieron escapar a la matanza, refugiándose en el fuerte de Sancti Spiritu, en la actual Santa Fe.
Ya muy enfermo, probablemente de sífilis, Pedro de Mendoza murió en alta mar el 23 de junio de 1537, en su viaje de regreso a España, cerca de las Islas Canarias, siendo su cuerpo arrojado al mar.
El fracaso de Mendoza, retrasó más de 44 años el dominio del Río de la Plata por la corona española y la segunda fundación de Buenos Aires por Juan de Garay, no tuvo lugar hasta 1580.
Procedía de una poderosa familia de comerciantes y su padre pertenecía a la aristocracia castellana, siendo primer adelantado y gobernador del Río de la Plata, fundando la primera ciudad de Buenos Aires, el 3 de febrero de 1536.
Estuvo desde muy joven en la corte de Carlos I como paje y en 1527, participó en la guerra entre Carlos y los Estados Pontificios del papa Clemente VII, interviniendo en el saqueo de Roma, del cual se benefició personalmente.
El descubrimiento y conquista del Paraguay y zonas del Río de la Plata, de enorme importancia comercial y estratégica, más la leyenda promovida por los indígenas, que hablaba de fabulosas riquezas en la zona, incrementaron la ambición de los conquistadores españoles.
Mendoza, propuso a Carlos I en 1534, hacerse cargo - con su propio patrimonio – de una expedición que reafirmara la soberanía española, a cambio del nombramiento de comandante militar -"Adelantado" - con poder para fundar ciudades y funciones de gobernador y magistrado.
El 21 de mayo de 1534 el monarca firmó en Toledo las capitulaciones de concesión y el 24 de agosto, Mendoza zarpó al mando de una expedición de entre 11 y 14 naves y unos 3.000 hombres, llevando ocho sacerdotes, un médico y un cirujano.
La expedición, se adentró en el Río de la Plata en enero de 1536 y el 2 de febrero, Mendoza fundó allí un puerto defendido por dos primitivos fuertes, al que llamó “Santa María del Buen Ayre”, donde se estableció.
Pero pronto los problemas comenzaron, pues la ciudad estaba en una zona inundable, pantanosa e insalubre, donde los mosquitos propagaban enfermedades y la falta de comida, obligó a enviar soldados a buscar alimentos, que fueron atacados por partidas de indígenas los cuales en un encuentro, conocido como "Combate de Corpus Christi", acabaron con muchos españoles.
El éxito de esta batalla dio confianza a los indios, que - a miles - comenzaron a atacar la ciudad, impidiendo que nadie saliesen de ella, con lo que el hambre se convirtió en causa común de muerte, hasta que en diciembre de 1536, lograron vencer sus defensas incendiándola y causando su destrucción total, mientras Mendoza y algunos de los suyos consiguieron escapar a la matanza, refugiándose en el fuerte de Sancti Spiritu, en la actual Santa Fe.
Ya muy enfermo, probablemente de sífilis, Pedro de Mendoza murió en alta mar el 23 de junio de 1537, en su viaje de regreso a España, cerca de las Islas Canarias, siendo su cuerpo arrojado al mar.
El fracaso de Mendoza, retrasó más de 44 años el dominio del Río de la Plata por la corona española y la segunda fundación de Buenos Aires por Juan de Garay, no tuvo lugar hasta 1580.
lunes, 20 de marzo de 2017
El Tratado de Cazola o Cazorla
Tal día como hoy 20 de marzo de 1179, se firma el "Tratado de Cazola", entre Alfonso II, de Aragón y Alfonso VIII de Castilla, sobre la delimitación de las zonas de la futura conquista.
Alfonso II de Aragón apodado “el Casto”, recibió la potestad regia tras el fallecimiento de su padre Ramón Berenguer IV a comienzos en 1162, pero no fue hasta 1164 cuando su madre la reina Petronila hizo la donación del reino en su favor.
El mayor poder territorial y militar de Castilla, supeditó la actuación de Alfonso II a los designios del rey castellano y sólo obtuvo de este, la renuncia del vasallaje aragonés sobre Zaragoza, impuesto por Alfonso VII a su padre Ramón Berenguer IV, mientras en la negociación de la futura expansión por el al-Ándalus Alfonso II cedió la conquista de Murcia a Castilla, a cambio de que Alfonso VIII suprimiera el vasallaje de los reyes de Aragón a Valencia, una vez la conquistaran.
El otro firmante, Alfonso VIII de Castilla, conocido también como “el de las Navas” al alcanzar la mayoría de edad, fue proclamado rey de Castilla en las Cortes de Burgos en 1170 y su primer objetivo fue recuperar los territorios perdidos durante su minoría de edad, para lo cual se alió con el aragonés Alfonso II.
El “Tratado de Cazola”- también llamado de Cazorla - fue el pacto donde se adjudicó a la Corona de Aragón la conquista de Játiva, Denia y desde el Castillo de Biar, levantado sobre un cerro desde el que domina la localidad de Biar– Alicante - hasta Calpe, quedando para Castilla lo situado al otro lado de este castillo, completando tratados anteriores sobre la misma materia.
Quedó claro que Aragón perdía el derecho a anexionarse el reino de Murcia, y se estipuló que los acuerdos se firmaban a perpetuidad y vinculaban a los sucesores, reforzándose con la cláusula: “Que ninguno de los dos quite o disminuya al otro algo de la parte a cada uno asignada, ni de otro modo uno de los dos maquine astutamente algún obstáculo contra la ya dicha división”.
En el Tratado de Cazola, ambos monarcas se reparten sobre el papel el territorio de al-Ándalus, pese a lo cual el mismo no tuvo resultados reales y el reino de Murcia - cuya conquista correspondía a Aragón - pasó ahora a Castilla y a cambio el rey aragonés se vio libre del vasallaje que debía a Alfonso VIII.
El incumplimiento por ambas partes de este tratado, al ocupar cada una de las dos coronas plazas asignadas a la otra, provocaría la firma de un nuevo tratado, el de Almizra en el años 1244, el cual sería igualmente incumplido.
La marcha de la reconquista se debió en cada momento, más a la fuerza militar de cada uno de los reinos, que a la fuerza jurídica de lo acordado en los tratados.
Alfonso II de Aragón apodado “el Casto”, recibió la potestad regia tras el fallecimiento de su padre Ramón Berenguer IV a comienzos en 1162, pero no fue hasta 1164 cuando su madre la reina Petronila hizo la donación del reino en su favor.
El mayor poder territorial y militar de Castilla, supeditó la actuación de Alfonso II a los designios del rey castellano y sólo obtuvo de este, la renuncia del vasallaje aragonés sobre Zaragoza, impuesto por Alfonso VII a su padre Ramón Berenguer IV, mientras en la negociación de la futura expansión por el al-Ándalus Alfonso II cedió la conquista de Murcia a Castilla, a cambio de que Alfonso VIII suprimiera el vasallaje de los reyes de Aragón a Valencia, una vez la conquistaran.
El otro firmante, Alfonso VIII de Castilla, conocido también como “el de las Navas” al alcanzar la mayoría de edad, fue proclamado rey de Castilla en las Cortes de Burgos en 1170 y su primer objetivo fue recuperar los territorios perdidos durante su minoría de edad, para lo cual se alió con el aragonés Alfonso II.
El “Tratado de Cazola”- también llamado de Cazorla - fue el pacto donde se adjudicó a la Corona de Aragón la conquista de Játiva, Denia y desde el Castillo de Biar, levantado sobre un cerro desde el que domina la localidad de Biar– Alicante - hasta Calpe, quedando para Castilla lo situado al otro lado de este castillo, completando tratados anteriores sobre la misma materia.
Quedó claro que Aragón perdía el derecho a anexionarse el reino de Murcia, y se estipuló que los acuerdos se firmaban a perpetuidad y vinculaban a los sucesores, reforzándose con la cláusula: “Que ninguno de los dos quite o disminuya al otro algo de la parte a cada uno asignada, ni de otro modo uno de los dos maquine astutamente algún obstáculo contra la ya dicha división”.
En el Tratado de Cazola, ambos monarcas se reparten sobre el papel el territorio de al-Ándalus, pese a lo cual el mismo no tuvo resultados reales y el reino de Murcia - cuya conquista correspondía a Aragón - pasó ahora a Castilla y a cambio el rey aragonés se vio libre del vasallaje que debía a Alfonso VIII.
El incumplimiento por ambas partes de este tratado, al ocupar cada una de las dos coronas plazas asignadas a la otra, provocaría la firma de un nuevo tratado, el de Almizra en el años 1244, el cual sería igualmente incumplido.
La marcha de la reconquista se debió en cada momento, más a la fuerza militar de cada uno de los reinos, que a la fuerza jurídica de lo acordado en los tratados.
domingo, 19 de marzo de 2017
“La Pepa”, primera Constitución española
Tal día como hoy 19 de marzo de 1812, las Cortes de Cádiz juran la primera Constitución española. “La Pepa”
Tras la invasión napoleónica surgieron en todo el territorio nacional movimientos de resistencia contra el francés, dando lugar a la Guerra de la Independencia.
La carencia de un poder central, tras la huida de los reyes a Francia, hizo que surgiesen las "Juntas", para poder presentar un frente organizado en la lucha y en septiembre de 1808 se crea en Aranjuez, la "Junta Suprema Central Gubernativa", trasladada después a Sevilla y de allí a Cádiz, donde se reunieron por primera vez en cortes, el 24 de septiembre de 1.810.
Se formaron dos grandes grupos; los conservadores -"serviles" o absolutistas - partidarios del Antiguo Régimen, y los liberales - vanguardistas- defensores de la Revolución Francesa que pretendieron abolir la monarquía, siendo en su mayoría todos ellos miembros del clero, la nobleza y la burguesía.
La distribución era: 90 eclesiásticos, 56 juristas, 30 militares, 14 nobles, 15 catedráticos, 49 políticos, 8 grandes comerciantes y 20 sin profesión determinada, pero de gran influencia social.
El día 19 de marzo de 1.812, nace la primera Constitución Española y al ser el día de San José, los gaditanos pronto la bautizaron como "la Pepa" de donde surgió la expresión "¡Viva la Pepa!" que se uso para vitorear al movimiento liberal, burlando así las medidas de represión decretadas por los absolutistas contra los constitucionalistas.
Esta constitución aunque no fue revolucionaria, evidenció las inquietudes de la burguesía española que buscaba estar presente dentro del ejecutivo español y en ella se suprimieron algunos privilegios de la nobleza, aunque no se llegaría a actuar sobre sus bienes, conservando la mayoría de sus tierras.
Sin embargo la Iglesia, vio como se iniciaba un tímido proceso de expropiación, que continuará con posteriores desamortizaciones, quedando abolido el Tribunal de la Inquisición, y creándose cuerpos armados de control ciudadano, como la Policía Nacional del Reino en 1824 y la Guardia Civil en 1844.
La Constitución introdujo los principios del liberalismo en conceptos como el de soberanía nacional o la separación de poderes, influyendo decisivamente en el movimiento constitucionalista tanto en Europa como en Hispanoamérica.
Pese a todo - vista desde una perspectiva actual- su carácter conservador se advierte en su propio prólogo, pues la necesidad de contar con el beneplácito del clero hizo que una constitución que pretendía ser abierta y liberal, designara al catolicismo como la única religión permitida, como constaba a su inicio: “En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor y supremo legislador de la sociedad.”
La constitución fue abolida en 1814 por el “felón” Fernando VII, nada más volver de su exilio dorado, iniciando además una sangrienta persecución y represión de los constitucionalistas.
Tras la invasión napoleónica surgieron en todo el territorio nacional movimientos de resistencia contra el francés, dando lugar a la Guerra de la Independencia.
La carencia de un poder central, tras la huida de los reyes a Francia, hizo que surgiesen las "Juntas", para poder presentar un frente organizado en la lucha y en septiembre de 1808 se crea en Aranjuez, la "Junta Suprema Central Gubernativa", trasladada después a Sevilla y de allí a Cádiz, donde se reunieron por primera vez en cortes, el 24 de septiembre de 1.810.
Se formaron dos grandes grupos; los conservadores -"serviles" o absolutistas - partidarios del Antiguo Régimen, y los liberales - vanguardistas- defensores de la Revolución Francesa que pretendieron abolir la monarquía, siendo en su mayoría todos ellos miembros del clero, la nobleza y la burguesía.
La distribución era: 90 eclesiásticos, 56 juristas, 30 militares, 14 nobles, 15 catedráticos, 49 políticos, 8 grandes comerciantes y 20 sin profesión determinada, pero de gran influencia social.
El día 19 de marzo de 1.812, nace la primera Constitución Española y al ser el día de San José, los gaditanos pronto la bautizaron como "la Pepa" de donde surgió la expresión "¡Viva la Pepa!" que se uso para vitorear al movimiento liberal, burlando así las medidas de represión decretadas por los absolutistas contra los constitucionalistas.
Esta constitución aunque no fue revolucionaria, evidenció las inquietudes de la burguesía española que buscaba estar presente dentro del ejecutivo español y en ella se suprimieron algunos privilegios de la nobleza, aunque no se llegaría a actuar sobre sus bienes, conservando la mayoría de sus tierras.
Sin embargo la Iglesia, vio como se iniciaba un tímido proceso de expropiación, que continuará con posteriores desamortizaciones, quedando abolido el Tribunal de la Inquisición, y creándose cuerpos armados de control ciudadano, como la Policía Nacional del Reino en 1824 y la Guardia Civil en 1844.
La Constitución introdujo los principios del liberalismo en conceptos como el de soberanía nacional o la separación de poderes, influyendo decisivamente en el movimiento constitucionalista tanto en Europa como en Hispanoamérica.
Pese a todo - vista desde una perspectiva actual- su carácter conservador se advierte en su propio prólogo, pues la necesidad de contar con el beneplácito del clero hizo que una constitución que pretendía ser abierta y liberal, designara al catolicismo como la única religión permitida, como constaba a su inicio: “En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor y supremo legislador de la sociedad.”
La constitución fue abolida en 1814 por el “felón” Fernando VII, nada más volver de su exilio dorado, iniciando además una sangrienta persecución y represión de los constitucionalistas.
sábado, 18 de marzo de 2017
Traian Vuia, el inventor del primer avión más pesado que el aire.
Tal día como hoy 18 de marzo de 1906, en Montesson, cerca de París, el inventor rumano Traian Vuia, logra hacer volar el primer avión autopropulsado más pesado que el aire.
Nació en la localidad de Surducu Mic - actualmente conocida como Comuna Traian Vuia en su honor-, en la región de Timiş, al oeste de Rumanía.
Hoy en día, la afirmación de que fuese el primero es discutida, ya que los hermanos Wright habían conseguido realizar el primer vuelo el 17 de diciembre de 1903, tres años antes que Vuia. Sin embargo los Wright necesitaban una catapulta para lograr el despegue, mientras que su modelo despegó sin ningún tipo de ayuda externa.
Su prototipo era un aeroplano con una ala situada en el plano superior del ingenio, que consiguió alzarse a poco más de un metro de altura, logrando recorrer en el aire tan solo unos 15 metros, hasta que la hélice se paró y el aparato aterrizó.
Muchos periódicos de Francia, Estados Unidos y Reino Unido escribieron acerca del suceso, y se convirtió en lo que para mucha gente es el primer vuelo de un avión más pesado que el aire que despega sin ningún tipo de ayuda externa.
Cuando años antes presentó su proyecto a la Academia de las Ciencias de París, la respuesta que recibió fue: “El problema del vuelo con una máquina más pesada que el aire no puede ser resuelto y no es más que un sueño”. ¡Que linces...!
En su honor, el Aeropuerto Internacional Traian Vuia de Timisoara - el segundo de Rumanía - lleva hoy su nombre.
Nació en la localidad de Surducu Mic - actualmente conocida como Comuna Traian Vuia en su honor-, en la región de Timiş, al oeste de Rumanía.
Hoy en día, la afirmación de que fuese el primero es discutida, ya que los hermanos Wright habían conseguido realizar el primer vuelo el 17 de diciembre de 1903, tres años antes que Vuia. Sin embargo los Wright necesitaban una catapulta para lograr el despegue, mientras que su modelo despegó sin ningún tipo de ayuda externa.
Su prototipo era un aeroplano con una ala situada en el plano superior del ingenio, que consiguió alzarse a poco más de un metro de altura, logrando recorrer en el aire tan solo unos 15 metros, hasta que la hélice se paró y el aparato aterrizó.
Muchos periódicos de Francia, Estados Unidos y Reino Unido escribieron acerca del suceso, y se convirtió en lo que para mucha gente es el primer vuelo de un avión más pesado que el aire que despega sin ningún tipo de ayuda externa.
Cuando años antes presentó su proyecto a la Academia de las Ciencias de París, la respuesta que recibió fue: “El problema del vuelo con una máquina más pesada que el aire no puede ser resuelto y no es más que un sueño”. ¡Que linces...!
En su honor, el Aeropuerto Internacional Traian Vuia de Timisoara - el segundo de Rumanía - lleva hoy su nombre.
viernes, 17 de marzo de 2017
El Motín de Aranjuez y sus implicaciones históricas
La política imperialista de Napoleón, había convertido España en un peón de su juego y durante el invierno y principios de la primavera de 1808, los soldados franceses - en virtud del tratado de Fontainebleau – entraron por los Pirineos con la excusa de invadir Portugal, mientras el emperador nombraba al mariscal Murat su representante en España, el cual dirigió sus tropas hacia Madrid.
La presencia de tropas francesas en España, se había ido haciendo amenazante a medida que iban ocupando ciudades españolas, llegando a unos 65.000 soldados franceses acantonados en el país, que controlaban las comunicaciones, la capital Madrid y la frontera francesa.
Esto terminó por alarmar a Godoy – valido de Carlos IV- y en marzo de 1808, temiendo lo peor, la familia real se retiró a Aranjuez con la corte para, en caso necesario, seguir hacia Sevilla y embarcarse luego para América, como ya había hecho el rey portugués.
Pero los preparativos de este viaje causaron indignación popular y la muchedumbre culpó de la situación a Godoy, mientras algunos nobles contrataron agitadores para que, a la cabeza de una multitud amotinada, saquearon el palacio de Godoy, arrojando por los balcones las pertenencias no sustraídas y quemándolas.
El día 19 de marzo, Godoy fue encontrado escondido entre las alfombras de su palacio, siendo llevado hasta la Guardia de Corps, en medio de una lluvia de golpes, lo que hizo intervenir – para evitar su linchamiento - al príncipe Fernando, en el que abdicó su padre ese mismo día, convirtiéndose en Fernando VII.
La historiografía de la época mitificó el suceso, haciendo aparecer la caída del odiado Godoy, como el punto de partida de la “Revolución Española”.
Sin embargo las causas fueron otras; En primer lugar la derrota de Trafalgar, que recayó en las clases más bajas, pero más determinante fue el descontento de la nobleza, la impaciencia del príncipe Fernando por reinar y las intrigas cortesanas, donde los aristócratas recelosos del poder de Godoy, conspiraron junto con el clero ante el temor de perder sus privilegios.
El motín de Aranjuez, significó el principio del fin del Antiguo Régimen en España, pues aunque el pueblo había sido manipulado por la nobleza, su intervención fue decisiva al conseguir no sólo la renuncia del ministro odiado, sino también la de un soberano y el acceso al trono de otro, legitimado, en parte, por la voluntad popular.
Se iniciaba ahora un sangriento y oscuro periodo de la Historia de España: La Guerra de la Independencia y el posterior reinado de Fernando VII - nefasto en todos los sentidos - que acabaría con la primera guerra carlista.
jueves, 16 de marzo de 2017
Los bombardeos de Barcelona en 1938
Tal día como hoy 16 de marzo de 1938, durante la Guerra Civil española, se inician intensos bombardeos aéreos sobre Barcelona.
De todos los bombardeos en la Guerra Civil, los de Barcelona del 16, 17 y 18 de marzo, fueron posiblemente los más terribles, causando entre 880 y 1300 muertos y cerca de 2000 heridos, entre la población civil, estando considerado uno de los primeros bombardeos de saturación de la historia.
La acción fue ordenada personalmente por Benito Mussolini sin conocimiento de Franco, pues Italia tenía autonomía para usar sus bases aéreas de Mallorca, habiendo efectuado ya bombardeos en varias ocasiones sin contar con una autorización expresa de los militares franquistas.
La estrategia que utilizaron fue completamente nueva, pretendiendo unicamente aterrorizar, pues se cebaron en los barrios residenciales y el casco viejo de la ciudad, siendo calificada por el diario “La Vanguardia de Barcelona” el 18 de marzo como "la fórmula guerrera más canallesca y miserable que haya cabido en cabeza humana".
Las primeras bombas cayeron la noche del 16 de marzo y los ataques finalizaron la tarde del día 18, con un total de 17 incursiones, casi todas en intervalos de tres horas, siendo el día más sangriento la jornada del 17, cuando casi todas las acciones se llevaron a cabo por la noche.
Los alemanes se desvincularon de los hechos y el embajador alemán informó a Berlín que “los ataques aéreos efectuados hace unos días sobre Barcelona, fueron obra exclusiva de bombarderos italianos" cayendo las bombas en la parte central y más poblada de la ciudad, sin que se buscara ningún objetivo concreto y de forma totalmente indiscriminada.
El 17 de marzo una bomba cayó en el centro de la ciudad, sobre un camión militar que transportaba dinamita ocupado por 23 soldados, explosionando y muriendo todos ellos y los transeúntes de los alrededores, llegándose a hablar de que los italianos habían lanzado sobre Barcelona una "superbomba" por los tremendos destrozos que causó.
Aunque la República disponía de cazas para repeler la agresión, las rivalidades y envidias internas impidieron aprovechar estos recursos y el desánimo se extendió entre la población civil indefensa.
Franco, enfadado, ordenó parar los bombardeos el 19 de marzo, una vez que se habían producido las primeras reacciones de rechazo internacional, para evitar "complicaciones exteriores", pese a lo cual las reacciones fueron unánimes en todo el mundo, a excepción de Alemania e Italia.
En enero de 2013 la Audiencia de Barcelona admitió a trámite la querella criminal presentada por dos víctimas de los bombardeos y una asociación de italianos residentes en Barcelona, contra 21 aviadores de la “Aviazione Legionaria” italiana , aunque no se sabe si alguno de ellos aún está vivo.
En 2013, una obra de teatro representó la tragedia que se vivió en la ciudad durante los bombardeos, a través de la historia del reencuentro de dos amigas separadas por la guerra, estrenada en el Teatro Nacional de Cataluña.
De todos los bombardeos en la Guerra Civil, los de Barcelona del 16, 17 y 18 de marzo, fueron posiblemente los más terribles, causando entre 880 y 1300 muertos y cerca de 2000 heridos, entre la población civil, estando considerado uno de los primeros bombardeos de saturación de la historia.
La acción fue ordenada personalmente por Benito Mussolini sin conocimiento de Franco, pues Italia tenía autonomía para usar sus bases aéreas de Mallorca, habiendo efectuado ya bombardeos en varias ocasiones sin contar con una autorización expresa de los militares franquistas.
La estrategia que utilizaron fue completamente nueva, pretendiendo unicamente aterrorizar, pues se cebaron en los barrios residenciales y el casco viejo de la ciudad, siendo calificada por el diario “La Vanguardia de Barcelona” el 18 de marzo como "la fórmula guerrera más canallesca y miserable que haya cabido en cabeza humana".
Las primeras bombas cayeron la noche del 16 de marzo y los ataques finalizaron la tarde del día 18, con un total de 17 incursiones, casi todas en intervalos de tres horas, siendo el día más sangriento la jornada del 17, cuando casi todas las acciones se llevaron a cabo por la noche.
Los alemanes se desvincularon de los hechos y el embajador alemán informó a Berlín que “los ataques aéreos efectuados hace unos días sobre Barcelona, fueron obra exclusiva de bombarderos italianos" cayendo las bombas en la parte central y más poblada de la ciudad, sin que se buscara ningún objetivo concreto y de forma totalmente indiscriminada.
El 17 de marzo una bomba cayó en el centro de la ciudad, sobre un camión militar que transportaba dinamita ocupado por 23 soldados, explosionando y muriendo todos ellos y los transeúntes de los alrededores, llegándose a hablar de que los italianos habían lanzado sobre Barcelona una "superbomba" por los tremendos destrozos que causó.
Aunque la República disponía de cazas para repeler la agresión, las rivalidades y envidias internas impidieron aprovechar estos recursos y el desánimo se extendió entre la población civil indefensa.
Franco, enfadado, ordenó parar los bombardeos el 19 de marzo, una vez que se habían producido las primeras reacciones de rechazo internacional, para evitar "complicaciones exteriores", pese a lo cual las reacciones fueron unánimes en todo el mundo, a excepción de Alemania e Italia.
En enero de 2013 la Audiencia de Barcelona admitió a trámite la querella criminal presentada por dos víctimas de los bombardeos y una asociación de italianos residentes en Barcelona, contra 21 aviadores de la “Aviazione Legionaria” italiana , aunque no se sabe si alguno de ellos aún está vivo.
En 2013, una obra de teatro representó la tragedia que se vivió en la ciudad durante los bombardeos, a través de la historia del reencuentro de dos amigas separadas por la guerra, estrenada en el Teatro Nacional de Cataluña.
miércoles, 15 de marzo de 2017
El asesinato de Julio César.
Tal día como hoy el 15 de marzo del 44 a. C. Julio César es asesinado por un grupo de senadores romanos.
La conspiración para asesinarle involucró a unos sesenta senadores, con motivaciones muy diversas; desde sentido patriótico de restaurar la República, a rencor o envidia y hasta enemigos, a los que Cesar había perdonado vida y hacienda, dándoles incluso cargos.
Un grupo de conspiradores, le interceptó en el senado y lo condujeron a una habitación, donde le entregaron una petición. En ese momento, se lanzaron sobre el dictador incluido su pariente Marco Junio Bruto. César, intentó escapar pero cayó y los asesinos mientras yacía indefenso le asestaron 23 puñaladas.
Hay quien sostiene que sus últimas palabras fueron “¡Tú también, Bruto, hijo mío!”.Plutarco en cambio dice que solo se cubrió la cabeza con la toga. También afirma este autor que, César había sido advertido del peligro por un vidente y ese día cuando iba al Senado, le llamó para decirle: “Los idus de marzo ya han llegado”; a lo que el vidente contestó: “Sí, pero aún no han acabado”.
La muerte de Julio César, lejos de restablecer la antigua legalidad republicana, reabrió otra vez la guerra civil, que tuvo como nuevos protagonistas a Marco Antonio, Lépido y Octavio.
La República Romana había muerto y se iniciaba el Imperio.
La conspiración para asesinarle involucró a unos sesenta senadores, con motivaciones muy diversas; desde sentido patriótico de restaurar la República, a rencor o envidia y hasta enemigos, a los que Cesar había perdonado vida y hacienda, dándoles incluso cargos.
Un grupo de conspiradores, le interceptó en el senado y lo condujeron a una habitación, donde le entregaron una petición. En ese momento, se lanzaron sobre el dictador incluido su pariente Marco Junio Bruto. César, intentó escapar pero cayó y los asesinos mientras yacía indefenso le asestaron 23 puñaladas.
Hay quien sostiene que sus últimas palabras fueron “¡Tú también, Bruto, hijo mío!”.Plutarco en cambio dice que solo se cubrió la cabeza con la toga. También afirma este autor que, César había sido advertido del peligro por un vidente y ese día cuando iba al Senado, le llamó para decirle: “Los idus de marzo ya han llegado”; a lo que el vidente contestó: “Sí, pero aún no han acabado”.
La muerte de Julio César, lejos de restablecer la antigua legalidad republicana, reabrió otra vez la guerra civil, que tuvo como nuevos protagonistas a Marco Antonio, Lépido y Octavio.
La República Romana había muerto y se iniciaba el Imperio.
martes, 14 de marzo de 2017
El regreso a España de Fernando VII “el deseado”
Tal día como hoy 14 de marzo de 1814, el rey Fernando VII vuelve a España y poco después deroga la Constitución de 1812.
Dos años antes, en julio de 1812, el duque de Wellington, con un ejército anglo- hispano, derrotó a los franceses en Arapiles, expulsándolos de Andalucía y aunque estos contraatacaron, una nueva retirada de sus tropas de España por causa de la catástrofe de Rusia, a comienzos de 1813 permitió expulsarlos definitivamente.
Fernando, que había actuado como un servil ante Napoleón felicitándole por sus victorias sobre los españoles, viendo que el corso empezaba a declinar, se negó a tratar con él “sin el consentimiento de la nación española”, aunque temiendo una revolución en España, se avino a negociar, siendo reconocido como rey por Napoleón.
Tras ser liberado, cruzó la frontera española de Figueras el 14 de marzo, negándose a seguir el camino marcado por el gobierno provisional de la Regencia y desviándose a Zaragoza donde pasó la Semana Santa invitado por Palafox, yendo a Teruel y por último a Valencia el 16 de abril.
Allí le esperaba el cardenal arzobispo de Toledo y una representación de las Cortes de Cádiz encargada de entregar al rey un documento firmado por 69 diputados absolutistas, el llamado “Manifiesto de los Persas”, que propugnaba la supresión de las Cortes y la restauración del absolutismo.
El 17 de abril, el Segundo Ejército se puso a disposición del rey y le invitó a recobrar sus derechos y 4 de mayo Fernando promulgó un decreto, que restablecía la monarquía absoluta y declaraba nula y sin efecto toda la obra legislativa de las Cortes de Cádiz.
Durante su destierro, a Fernando VII se le había llamado “El deseado”, pero bien pronto demostró su auténtica condición y naturaleza villana, revelándose como un ser indigno, despótico y vengativo, realizando una política orienta a su propia supervivencia y provecho, que condujo a España a uno de los periodos más nefastos y desastrosos de su historia.
No obstante, tampoco se deben cargar las tintas en exclusiva sobre el después llamado “Rey felón”, pues una camarilla de aduladores y tiralevitas y buena parte de sus súbditos, le animaron a ser un déspota.
Cuando volvió del destierro, se escenificó en Madrid un recibimiento popular en el que se desengancharon los caballos de su carroza, siendo sustituidos por gente del pueblo que tiraron de ella. Con esto se pretendía justificar la decisión real de ignorar la Constitución y toda la obra de las Cortes de Cádiz, para poder gobernar como rey absoluto.
El grito de aquella chusma desarrapada y borreguil haciendo de animales de carga del rey era: “¡ Muera la libertad y vivan las “caenas”!”
Es evidente que cada pueblo tiene siempre, aquello que se merece...
Dos años antes, en julio de 1812, el duque de Wellington, con un ejército anglo- hispano, derrotó a los franceses en Arapiles, expulsándolos de Andalucía y aunque estos contraatacaron, una nueva retirada de sus tropas de España por causa de la catástrofe de Rusia, a comienzos de 1813 permitió expulsarlos definitivamente.
Fernando, que había actuado como un servil ante Napoleón felicitándole por sus victorias sobre los españoles, viendo que el corso empezaba a declinar, se negó a tratar con él “sin el consentimiento de la nación española”, aunque temiendo una revolución en España, se avino a negociar, siendo reconocido como rey por Napoleón.
Tras ser liberado, cruzó la frontera española de Figueras el 14 de marzo, negándose a seguir el camino marcado por el gobierno provisional de la Regencia y desviándose a Zaragoza donde pasó la Semana Santa invitado por Palafox, yendo a Teruel y por último a Valencia el 16 de abril.
Allí le esperaba el cardenal arzobispo de Toledo y una representación de las Cortes de Cádiz encargada de entregar al rey un documento firmado por 69 diputados absolutistas, el llamado “Manifiesto de los Persas”, que propugnaba la supresión de las Cortes y la restauración del absolutismo.
El 17 de abril, el Segundo Ejército se puso a disposición del rey y le invitó a recobrar sus derechos y 4 de mayo Fernando promulgó un decreto, que restablecía la monarquía absoluta y declaraba nula y sin efecto toda la obra legislativa de las Cortes de Cádiz.
Durante su destierro, a Fernando VII se le había llamado “El deseado”, pero bien pronto demostró su auténtica condición y naturaleza villana, revelándose como un ser indigno, despótico y vengativo, realizando una política orienta a su propia supervivencia y provecho, que condujo a España a uno de los periodos más nefastos y desastrosos de su historia.
No obstante, tampoco se deben cargar las tintas en exclusiva sobre el después llamado “Rey felón”, pues una camarilla de aduladores y tiralevitas y buena parte de sus súbditos, le animaron a ser un déspota.
Cuando volvió del destierro, se escenificó en Madrid un recibimiento popular en el que se desengancharon los caballos de su carroza, siendo sustituidos por gente del pueblo que tiraron de ella. Con esto se pretendía justificar la decisión real de ignorar la Constitución y toda la obra de las Cortes de Cádiz, para poder gobernar como rey absoluto.
El grito de aquella chusma desarrapada y borreguil haciendo de animales de carga del rey era: “¡ Muera la libertad y vivan las “caenas”!”
Es evidente que cada pueblo tiene siempre, aquello que se merece...
lunes, 13 de marzo de 2017
Blas de Lezo, el héroe de Cartagena de Indias
Tal día como hoy 13 de marzo de 1741, comienza la batalla de Cartagena de Indias, en la que Blas de Lezo - cojo, manco y tuerto - con 3.830 hombres derrota a los ingleses con 23.600 combatientes.
El conflicto surgió tras la declaración de guerra inglesa, con la excusa del “incidente de la oreja de Jenkins”, en la que el capitán escocés Robert Jenkins, fue detenido por el guardacostas español del capitán Fandiño para una inspección de carga y al encontrar gran cantidad de contrabando, como escarmiento, Fandiño cortó una oreja al contrabandista diciéndole. “Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”.
Sea o no cierta la frase, la Cámara de los Comunes la tomó como una afrenta a su rey, declarando la guerra a España y enviado, la flota más poderosa hasta entonces conocida; con 186 barcos, y 23.600 combatientes, al mando del almirante Vernon .
Las defensas de Cartagena, no pasaban de 3.000 hombres y 600 indios flecheros traídos del interior, y los seis únicos navíos de guerra de los que disponía la ciudad.
La gran flota británica llegó el 13 de marzo y antes de desembarcar, cañoneó durante dieciséis días, la ciudad, tras los cuales los británicos entraron en la bahía, mientras los españoles se atrincheraban en la fortaleza de San Felipe, mientras Vernon - creyendo el triunfo seguro - despachó un correo a Inglaterra dando la noticia de su victoria.
Para atacar la fortaleza por detrás, decidieron rodearla adentrándose en la selva, lo que les supuso el contagio de malaria y la pérdida de cientos de hombres y cuando llegaron, los españoles, defendieron con bravura la única estrecha entrada y lograron causarles unas 1.500 bajas.
La moral de los atacantes bajó y Vernon decidió entonces construir escalas y sorprender a los defensores de noche, pero Blas de Lezo, previendo el ataque, había ordenado cavar un foso en torno a la muralla, con lo que las escalas resultaron cortas, quedando los ingleses desprotegidos, lo que provocó otra masacre en sus filas, y una salida de los españoles causó su huida.
Finalmente, el almirante británico, sin cesar de cañonear, ordenó la retirada tras haber registrado unos 10.000 muertos y 7.500 heridos, mientras por parte española hubo 800 muertos y 1.200 heridos.
Mientras, en Inglaterra, convencidos de la victoria, pusieron en circulación medallas conmemorativas que decían: “Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1 de abril de 1741” y “El orgullo español humillado por Vernon”, hasta que el rey Jorge II, avergonzado, las mandó retirar y prohibió a sus cronistas hacer mención alguna del suceso.
Dicen que el almirante Vernon, exclamó mientras se alejaba “God damn you, Lezo!” -¡Que Dios te maldiga Lezo!- , a lo que el español contestó por carta: “Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque ésta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir.”
Blas de Lezo murió poco después en Cartagena de Indias, por la peste causada por los cuerpos insepultos tras la batalla y, casi nadie en España – como es costumbre - conoce la historia de este héroe.
El conflicto surgió tras la declaración de guerra inglesa, con la excusa del “incidente de la oreja de Jenkins”, en la que el capitán escocés Robert Jenkins, fue detenido por el guardacostas español del capitán Fandiño para una inspección de carga y al encontrar gran cantidad de contrabando, como escarmiento, Fandiño cortó una oreja al contrabandista diciéndole. “Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”.
Sea o no cierta la frase, la Cámara de los Comunes la tomó como una afrenta a su rey, declarando la guerra a España y enviado, la flota más poderosa hasta entonces conocida; con 186 barcos, y 23.600 combatientes, al mando del almirante Vernon .
Las defensas de Cartagena, no pasaban de 3.000 hombres y 600 indios flecheros traídos del interior, y los seis únicos navíos de guerra de los que disponía la ciudad.
La gran flota británica llegó el 13 de marzo y antes de desembarcar, cañoneó durante dieciséis días, la ciudad, tras los cuales los británicos entraron en la bahía, mientras los españoles se atrincheraban en la fortaleza de San Felipe, mientras Vernon - creyendo el triunfo seguro - despachó un correo a Inglaterra dando la noticia de su victoria.
Para atacar la fortaleza por detrás, decidieron rodearla adentrándose en la selva, lo que les supuso el contagio de malaria y la pérdida de cientos de hombres y cuando llegaron, los españoles, defendieron con bravura la única estrecha entrada y lograron causarles unas 1.500 bajas.
La moral de los atacantes bajó y Vernon decidió entonces construir escalas y sorprender a los defensores de noche, pero Blas de Lezo, previendo el ataque, había ordenado cavar un foso en torno a la muralla, con lo que las escalas resultaron cortas, quedando los ingleses desprotegidos, lo que provocó otra masacre en sus filas, y una salida de los españoles causó su huida.
Finalmente, el almirante británico, sin cesar de cañonear, ordenó la retirada tras haber registrado unos 10.000 muertos y 7.500 heridos, mientras por parte española hubo 800 muertos y 1.200 heridos.
Mientras, en Inglaterra, convencidos de la victoria, pusieron en circulación medallas conmemorativas que decían: “Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1 de abril de 1741” y “El orgullo español humillado por Vernon”, hasta que el rey Jorge II, avergonzado, las mandó retirar y prohibió a sus cronistas hacer mención alguna del suceso.
Dicen que el almirante Vernon, exclamó mientras se alejaba “God damn you, Lezo!” -¡Que Dios te maldiga Lezo!- , a lo que el español contestó por carta: “Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque ésta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir.”
Blas de Lezo murió poco después en Cartagena de Indias, por la peste causada por los cuerpos insepultos tras la batalla y, casi nadie en España – como es costumbre - conoce la historia de este héroe.
domingo, 12 de marzo de 2017
Madrid 1939, una guerra civil, dentro de la guerra civil
Tal día como hoy 12 de marzo de 1939 durante Guerra Civil española, finaliza la lucha entre comunistas y “casadistas” en Madrid.
Segismundo Casado, fue un militar que tuvo especial protagonismo durante la etapa final de la Guerra Civil Española al encabezar en la zona republicana, un golpe de estado iniciado el 5 de marzo de 1939, que derribó al gobierno socialista radical de Juan Negrín.
Casado puso fin a la resistencia republicana al rendirse a Franco, cuyas tropas pudieron ocupar los últimos territorios que quedaban a la República sin combatir, poniendo fin así el 1 de abril de 1939 a la Guerra.
El ministro de Defensa, Indalecio Prieto le consideraba buen organizador y capaz de imponer disciplina, por lo que le confió la reorganización del Ejército republicano, para que se pareciese a un ejército regular, y en abril de 1938 fue nombrado Jefe del Ejército de Andalucía.
Como consecuencia de la derrota de la batalla de Teruel y el derrumbamiento del frente de Aragón que llevaría a los "nacionales" a cortar en dos la zona republicana, Casado se puso del lado de Prieto, que pensaba que la guerra estaba ya perdida y que había que buscar una salida negociada.
Tras el nuevo fracaso de la batalla del Ebro en noviembre de 1938 y la caída de Cataluña, se reafirmó en su idea e inició contactos con la quinta columna franquista en Madrid para negociar la rendición, aunque era consciente de que para alcanzar esto tenía que quitar del poder a Negrín y los comunistas, que seguían apostando por "resistir es vencer".
Casado estaba convencido de que la guerra continuaba solo en beneficio de la Unión Soviética y el 5 de marzo, con el falso pretexto de que Negrín planeaba tomar el poder por el PCE, condujo un golpe de Estado contra el gobierno, con apoyo del PSOE de Julián Besteiro, los anarquistas y los no comunistas del Ejército Popular.
Creó el Consejo Nacional de Defensa, mientras Negrín y su gobierno escapaban a Francia por temor a ser apresado y en Madrid los comunistas movilizaban sus unidades, aunque el anarquista Cipriano Mera, consiguió derrotarlos y el 12 de marzo los "casadistas" eran los dueños de la capital.
El Consejo Nacional de Defensa quiso negociar con Franco la rendición, pero no obtuvo ningún resultado, ya que este sólo aceptó la rendición incondicional y a finales de marzo, las tropas del "Generalísimo" ocuparon Madrid y el resto del territorio republicano, sin encontrar resistencia.
Casado huyó desde Gandía hacia Marsella y estuvo exiliado en Gran Bretaña hasta marchar a Venezuela, y luego establecerse en Colombia.
Regresó a España con su familia en 1961donde fue juzgado y absuelto por un consejo de guerra, siendo rechazado por el franquismo al haber servido a la república y por los republicanos, debido al golpe de estado, falleciendo de un ataque cardíaco en un hospital madrileño en 1968, de lo que se informó en una escueta nota de prensa a la opinión pública que, en general, desconocía al personaje.
Segismundo Casado, fue un militar que tuvo especial protagonismo durante la etapa final de la Guerra Civil Española al encabezar en la zona republicana, un golpe de estado iniciado el 5 de marzo de 1939, que derribó al gobierno socialista radical de Juan Negrín.
Casado puso fin a la resistencia republicana al rendirse a Franco, cuyas tropas pudieron ocupar los últimos territorios que quedaban a la República sin combatir, poniendo fin así el 1 de abril de 1939 a la Guerra.
El ministro de Defensa, Indalecio Prieto le consideraba buen organizador y capaz de imponer disciplina, por lo que le confió la reorganización del Ejército republicano, para que se pareciese a un ejército regular, y en abril de 1938 fue nombrado Jefe del Ejército de Andalucía.
Como consecuencia de la derrota de la batalla de Teruel y el derrumbamiento del frente de Aragón que llevaría a los "nacionales" a cortar en dos la zona republicana, Casado se puso del lado de Prieto, que pensaba que la guerra estaba ya perdida y que había que buscar una salida negociada.
Tras el nuevo fracaso de la batalla del Ebro en noviembre de 1938 y la caída de Cataluña, se reafirmó en su idea e inició contactos con la quinta columna franquista en Madrid para negociar la rendición, aunque era consciente de que para alcanzar esto tenía que quitar del poder a Negrín y los comunistas, que seguían apostando por "resistir es vencer".
Casado estaba convencido de que la guerra continuaba solo en beneficio de la Unión Soviética y el 5 de marzo, con el falso pretexto de que Negrín planeaba tomar el poder por el PCE, condujo un golpe de Estado contra el gobierno, con apoyo del PSOE de Julián Besteiro, los anarquistas y los no comunistas del Ejército Popular.
Creó el Consejo Nacional de Defensa, mientras Negrín y su gobierno escapaban a Francia por temor a ser apresado y en Madrid los comunistas movilizaban sus unidades, aunque el anarquista Cipriano Mera, consiguió derrotarlos y el 12 de marzo los "casadistas" eran los dueños de la capital.
El Consejo Nacional de Defensa quiso negociar con Franco la rendición, pero no obtuvo ningún resultado, ya que este sólo aceptó la rendición incondicional y a finales de marzo, las tropas del "Generalísimo" ocuparon Madrid y el resto del territorio republicano, sin encontrar resistencia.
Casado huyó desde Gandía hacia Marsella y estuvo exiliado en Gran Bretaña hasta marchar a Venezuela, y luego establecerse en Colombia.
Regresó a España con su familia en 1961donde fue juzgado y absuelto por un consejo de guerra, siendo rechazado por el franquismo al haber servido a la república y por los republicanos, debido al golpe de estado, falleciendo de un ataque cardíaco en un hospital madrileño en 1968, de lo que se informó en una escueta nota de prensa a la opinión pública que, en general, desconocía al personaje.
sábado, 11 de marzo de 2017
El “The Daily Courant,”tenido por el primer periódico diario de la Historia
Tal día como hoy el 11 de marzo de 1702, se publica en Londres el primer número del periódico “The Daily Courant,” que es tenido en Inglaterra como la primera publicación diaria de la historia.
Hasta el momento había gazetas, pero no eran continuas, sin embargo The Daily Courant fue el primer diario de la historia del periodismo, con el nace la empresa periodística. Se buscarán en esa epoca distintas fuentes de financiación y diferentes formas de obtener los máximos beneficios con la venta de periódicos. The Daily Courant también fue el primer periódico en publicar una infografía.
Constaba de una sola página con dos columnas, dedicado sólo a dar las noticias extranjeras y no añadir ningún comentario de las suyas propias, ya que según su propietario “las personas deben tener el suficiente sentido común para hacer reflexiones sobre sí mismos".
Respecto a los contenidos, las publicaciones del siglo XVIII combinaban principalmente tres elementos: información, instrucción y entretenimiento. El Daily dejó de publicarse en el año 1735.
Otro de los aspectos destacables del diario, es que fue creado por una mujer, Elizabeth Mallet, a la edad de treinta años, algo digno de considerar teniendo en cuenta la dificultad de este sector de la sociedad a la hora de realizar acciones, fuera de lo que se consideraba correcto para las mujeres.
Sin embargo, a pesar de la afirmación de los historiadores británicos de que el Courant, fue el primer periódico diario que se haya publicado en el mundo, la realidad es que el diario alemán “Relación aller Fürnemmen und gedenckwürdigen Historien” (Colección de todas las noticias distinguidas y conmemorables) que fue impreso casi un siglo antes en 1605, en Estrasburgo, ciudad que tenía la condición de “imperial libre” en el Sacro Imperio Romano Germánico, es reconocido como el primer periódico diario de la historia.
¡Para que luego digan que los franceses son los únicos chauvinistas...!
Hasta el momento había gazetas, pero no eran continuas, sin embargo The Daily Courant fue el primer diario de la historia del periodismo, con el nace la empresa periodística. Se buscarán en esa epoca distintas fuentes de financiación y diferentes formas de obtener los máximos beneficios con la venta de periódicos. The Daily Courant también fue el primer periódico en publicar una infografía.
Constaba de una sola página con dos columnas, dedicado sólo a dar las noticias extranjeras y no añadir ningún comentario de las suyas propias, ya que según su propietario “las personas deben tener el suficiente sentido común para hacer reflexiones sobre sí mismos".
Respecto a los contenidos, las publicaciones del siglo XVIII combinaban principalmente tres elementos: información, instrucción y entretenimiento. El Daily dejó de publicarse en el año 1735.
Otro de los aspectos destacables del diario, es que fue creado por una mujer, Elizabeth Mallet, a la edad de treinta años, algo digno de considerar teniendo en cuenta la dificultad de este sector de la sociedad a la hora de realizar acciones, fuera de lo que se consideraba correcto para las mujeres.
Sin embargo, a pesar de la afirmación de los historiadores británicos de que el Courant, fue el primer periódico diario que se haya publicado en el mundo, la realidad es que el diario alemán “Relación aller Fürnemmen und gedenckwürdigen Historien” (Colección de todas las noticias distinguidas y conmemorables) que fue impreso casi un siglo antes en 1605, en Estrasburgo, ciudad que tenía la condición de “imperial libre” en el Sacro Imperio Romano Germánico, es reconocido como el primer periódico diario de la historia.
¡Para que luego digan que los franceses son los únicos chauvinistas...!
viernes, 10 de marzo de 2017
La muerte del anarquista Salvador Seguí
Salvador Seguí - apodado "El Noi del Sucre" ( el niño del azucar) porque acostumbraba a comerse los terrones de azúcar que le servían con el café - fue uno de los líderes más destacados del anarquismo en Cataluña a principios del siglo XX y una de las mayores leyendas del sindicalismo revolucionario, que siguió vivo en el tiempo y el pensamiento de los sindicalistas, que trataban de aunar lucha e inteligencia con el ideario anarquista.
Se formó como pintor, profesión que siempre ejerció y con la que se ganó el sustento, mostrando desde muy joven inquietudes políticas e ideas libertarias y siendo seguidor de la Escuela Moderna de Francisco Ferrer Guardia
Propulsó la formación y educación de las clases obreras desde los sindicatos, entendiendo que la acción debía ser completada con la formación cultural como armas revolucionarias, propugnando la preparación intelectual, cultural y técnica de los trabajadores.
Fue presidente del Ateneo Sindicalista de Barcelona, donde fundó su biblioteca en 1915 usando el lugar como un centro superior de estudios sindicalistas y anarquistas.
En 1917 propugnó una línea confederal de alianza con la UGT, mientras preconizaba la proclamación de la República, la supresión del Ejército, la separación Iglesia-Estado y otras reivindicaciones obreras tradicionales
Elegido secretario general de la anarquista CNT de Cataluña en 1918, se opuso a acciones exaltadas, que eran llevadas a cabo por otros miembros de la organización.
En 1919 se convirtió en el “cerebro” de la famosa huelga de “La Canadiense”, lo que le supuso el primer choque con el sector más radical de los anarquistas que le atribuyó ambiciones políticas, ya que él asumía el anarquismo como ideal de perfección humana, capaz de impulsar la acción de minorías selectas dentro de los sindicatos.
A causa de su actividad fue detenido en diversas ocasiones y en noviembre de 1920, junto con Lluís Companys y treinta y seis personas más, fue deportado al castillo de la Mola en Mahón.
El 10 de marzo de 1923, cuando se hallaba en plena maduración de su idea de la emancipación obrera como motor social, fue asesinado de un tiro, junto con otro sindicalista que moriría pocos días después, por pistoleros del Sindicato Libres de la patronal catalana, con la complicidad del Gobernador Civil de la ciudad, en el barrio del Raval de Barcelona .
Su asesinato frustró el que con sus planteamientos hubiera sido posible crear un frente único obrero moderado, como el que 1934 alumbró la huelga de Asturias, de la que por desgracia asumió el liderazgo la FAI, rama sectaria y violenta del anarquismo, contraria a las tesis de Salvador Seguí.
En el lugar de su asesinato y durante mucho tiempo no faltaron ramos de flores, depositadas muchas de ellas por las prostitutas del “barrio chino” barcelonés, con las que Salvador mostró siempre una gran sensibilidad reivindicativa.
jueves, 9 de marzo de 2017
Las pruebas de nobleza y limpieza de sangre.
Tal día como hoy 9 de marzo de 1812, son abolidas en España las pruebas de nobleza para ingresar en el Colegio de Artillería, sustituyéndose por las de “limpieza de sangre”.
Las prueba de nobleza se hacían para poder demostrar la pertenencia a esta clase social, y fueron perdiendo progresivamente vigencia en nuestro país, tras la relativa modernización surgida después de la Guerra de Independencia.
Existían cuatro tipos de pruebas; las de “posesión local”, para lo cual era preciso que el pretendiente y su padre, hubiesen tenido la condición de hijodalgo durante de 20 años en la localidad donde vivían, siendo denominados “hidalgo de gotera o de canales adentro” lo que significaba que cuando salían del lugar, perdían esta condición.
Para acreditar la “posesión general” tres personas habían de declarar que el pretendiente, su padre y su abuelo estuvieron en posesión de la hidalguía durante veinte años continuos, lo cual había de defenderse ante el procurador fiscal y al concejo del pueblo y si estos vencían, se despojaba de la condición al pretendiente
Una vez demostrado, se declaraba la “propiedad posesoria”, obtenida una vez probada la nobleza del pretendiente, su padre y abuelo, pasando por último a la “prueba de la inmemorial” en donde se le declara hijodalgo, imponiendo perpetuo silencio a los contradictores.
No obstante a partir de ese día, para poder ser aspirante a oficial del ejército, se continuó exigiendo “pureza de sangre”, realizado mediante lo previsto en el “Estatuto de Pureza de Sangre.”
Tal estatuto era un instrumento jurídico, aprobado por la Santa Sede, los reyes o ambos poderes, por el que se excluía de muchas corporaciones, por infames y no firmes en la fe, a los descendientes de judíos, moros y condenados por la Inquisición.
Se apoyaba esto en la idea, de que la sangre no cristiana de un individuo lo marcaba, debiendo para buscar esa mancha, ir tan lejos como permitiesen los documentos, excluyéndoles en caso contrario del ascenso social y político y cerrándoles el paso a instituciones de honor.
La razón era que estos premios solamente debían darse a los que los hubiesen merecido o heredado de sus padres, lo cual no era posible cuando sus ascendientes dieron muerte a Jesucristo o eran herejes, ya que la infamia se transmitía de generación en generación.
Para realizar el expediente, se nombraba un comisario o informante y un notario apostólico, que se trasladaban a la población natal del aspirante y averiguaban la naturaleza de sus padres y abuelos tras oír a varios testigos, desplazándose a cuantas poblaciones fuese necesario para ello.
Las diligencias eran secretas, para impedir que los testigos estuviesen aleccionados sobre lo que debían declarar, testificando por lo general ocho personas que conociesen al aspirante y su familia.
Las pruebas se basaban en declaraciones orales de testigos a los que se presumía imparciales, lo que quizás era posible en las ciudades, pero imposible en los pueblos, donde todos se conocían y existían prejuicios y “etiquetas” sobre la buena o mala fama familiar de cada uno.
Las prueba de nobleza se hacían para poder demostrar la pertenencia a esta clase social, y fueron perdiendo progresivamente vigencia en nuestro país, tras la relativa modernización surgida después de la Guerra de Independencia.
Existían cuatro tipos de pruebas; las de “posesión local”, para lo cual era preciso que el pretendiente y su padre, hubiesen tenido la condición de hijodalgo durante de 20 años en la localidad donde vivían, siendo denominados “hidalgo de gotera o de canales adentro” lo que significaba que cuando salían del lugar, perdían esta condición.
Para acreditar la “posesión general” tres personas habían de declarar que el pretendiente, su padre y su abuelo estuvieron en posesión de la hidalguía durante veinte años continuos, lo cual había de defenderse ante el procurador fiscal y al concejo del pueblo y si estos vencían, se despojaba de la condición al pretendiente
Una vez demostrado, se declaraba la “propiedad posesoria”, obtenida una vez probada la nobleza del pretendiente, su padre y abuelo, pasando por último a la “prueba de la inmemorial” en donde se le declara hijodalgo, imponiendo perpetuo silencio a los contradictores.
No obstante a partir de ese día, para poder ser aspirante a oficial del ejército, se continuó exigiendo “pureza de sangre”, realizado mediante lo previsto en el “Estatuto de Pureza de Sangre.”
Tal estatuto era un instrumento jurídico, aprobado por la Santa Sede, los reyes o ambos poderes, por el que se excluía de muchas corporaciones, por infames y no firmes en la fe, a los descendientes de judíos, moros y condenados por la Inquisición.
Se apoyaba esto en la idea, de que la sangre no cristiana de un individuo lo marcaba, debiendo para buscar esa mancha, ir tan lejos como permitiesen los documentos, excluyéndoles en caso contrario del ascenso social y político y cerrándoles el paso a instituciones de honor.
La razón era que estos premios solamente debían darse a los que los hubiesen merecido o heredado de sus padres, lo cual no era posible cuando sus ascendientes dieron muerte a Jesucristo o eran herejes, ya que la infamia se transmitía de generación en generación.
Para realizar el expediente, se nombraba un comisario o informante y un notario apostólico, que se trasladaban a la población natal del aspirante y averiguaban la naturaleza de sus padres y abuelos tras oír a varios testigos, desplazándose a cuantas poblaciones fuese necesario para ello.
Las diligencias eran secretas, para impedir que los testigos estuviesen aleccionados sobre lo que debían declarar, testificando por lo general ocho personas que conociesen al aspirante y su familia.
Las pruebas se basaban en declaraciones orales de testigos a los que se presumía imparciales, lo que quizás era posible en las ciudades, pero imposible en los pueblos, donde todos se conocían y existían prejuicios y “etiquetas” sobre la buena o mala fama familiar de cada uno.
miércoles, 8 de marzo de 2017
La Batalla de Guadalajara
Tal día como hoy 8 de marzo de 1937, comienza la Batalla de Guadalajara.
Fue un enfrentamiento en la Guerra Civil Española en que participaron el Ejército Popular Republicano y el Corpo Truppe Volontarie italiano, apoyados por otras unidades del ejército franquista.
El día 8 de marzo, los italianos bombardearon con artillería el frente republicano rompiendo la línea, pero la niebla y la lluvia les impidieron avanzar y sólo penetraron 12 km en las líneas republicanas.
El 10 y el 11 de marzo reanudaron su ataque sin contar con apoyo aéreo y sin gran éxito, debido a la lluvia intensa que transformaba los caminos en barrizales.
El 12 de marzo, los republicanos lanzaron una contraofensiva mientras la aviación republicana que operaba desde pistas de hormigón, logrando destruir gran número de tanques, tanquetas y camiones italianos.
Del 13 al 18 de de marzo mientras la aviación republicana seguía destruyendo objetivos enemigos sin hallar resistencia, los italianos se retiraron y entre el 19 y el 23, volvieron a sus posiciones de partida.
El resultado del combate ayudó a elevar la moral de guerra del Ejército Popular, al ser ésta su primera gran victoria, pero el triunfo ni aportó ganancia territorial al bando republicano, ni supuso un daño grave para los franquistas.
En vista del rotundo fracaso, a partir de entonces la planificación de combates sería realizada sólo por el Estado Mayor de Franco, evitando que los italianos asumieran nuevas iniciativas por su cuenta.
La derrota italiana causó gran desprestigio militar al ejército de Mussolini, por la gran cantidad de material perdido, el elevado número de bajas - casi 4.000 entre muertos y heridos - y la pésima dirección de sus jefes.
Las pérdidas españolas nacionalistas resultaban muy pequeñas, lo cual resaltó aún más el fracaso italiano y mientras, los republicanos – y también los sublevados - cantaban en chanza una canción con música del himno fascista “Camisa Negra” que decía: “Guadalajara no es Abisinia, los españoles tiran con bombas de piña”
https://www.youtube.com/watch?v=fyv6SJ_jyY0
Fue un enfrentamiento en la Guerra Civil Española en que participaron el Ejército Popular Republicano y el Corpo Truppe Volontarie italiano, apoyados por otras unidades del ejército franquista.
El día 8 de marzo, los italianos bombardearon con artillería el frente republicano rompiendo la línea, pero la niebla y la lluvia les impidieron avanzar y sólo penetraron 12 km en las líneas republicanas.
El 10 y el 11 de marzo reanudaron su ataque sin contar con apoyo aéreo y sin gran éxito, debido a la lluvia intensa que transformaba los caminos en barrizales.
El 12 de marzo, los republicanos lanzaron una contraofensiva mientras la aviación republicana que operaba desde pistas de hormigón, logrando destruir gran número de tanques, tanquetas y camiones italianos.
Del 13 al 18 de de marzo mientras la aviación republicana seguía destruyendo objetivos enemigos sin hallar resistencia, los italianos se retiraron y entre el 19 y el 23, volvieron a sus posiciones de partida.
El resultado del combate ayudó a elevar la moral de guerra del Ejército Popular, al ser ésta su primera gran victoria, pero el triunfo ni aportó ganancia territorial al bando republicano, ni supuso un daño grave para los franquistas.
En vista del rotundo fracaso, a partir de entonces la planificación de combates sería realizada sólo por el Estado Mayor de Franco, evitando que los italianos asumieran nuevas iniciativas por su cuenta.
La derrota italiana causó gran desprestigio militar al ejército de Mussolini, por la gran cantidad de material perdido, el elevado número de bajas - casi 4.000 entre muertos y heridos - y la pésima dirección de sus jefes.
Las pérdidas españolas nacionalistas resultaban muy pequeñas, lo cual resaltó aún más el fracaso italiano y mientras, los republicanos – y también los sublevados - cantaban en chanza una canción con música del himno fascista “Camisa Negra” que decía: “Guadalajara no es Abisinia, los españoles tiran con bombas de piña”
https://www.youtube.com/watch?v=fyv6SJ_jyY0