Tal día como hoy 21
de septiembre del año 672,tras morir Recesvinto, rey visigodo, en la
población de Gérticos - Valladolid -, Wamba, pese a rechazar el
nombramiento debido a su avanzada edad, es forzado por la nobleza a
aceptar el trono.
A pesar de todo,
será el último rey que dará gloria al reino visigodo. Su reinado
no será fácil, pues tendrá que hacer frente a luchas internas de
todo tipo: de la nobleza contra la monarquía, de los nobles entre
sí, de los católicos contra los arrianos y de la población hispano
romana, contra los visigodos. Tras su muerte en 688 comenzará la
decadencia del reino visigodo.
Cuando el rey
Wamba, llegó al poder contaba 72 años, es decir, que experiencia no
le debía faltar. A pesar de lo cual su final como monarca, tras ocho
años de poder, nos lleva a pensar que un poco incauto e incluso
inocente pudo llegar a ser.
Tas ser nombrado rey
de los visigodos, en el mismo lecho de muerte de su antecesor
Recesviento. Se procuró la aprobación de todos, acudiendo a Toledo
la capital del Reino Visigodo, para recibir el cetro y la unción del
obispo de dicha ciudad, en la Basílica de San Pedro y San Pablo.
La primavera
siguiente, al frente de su ejército, partió desde Toledo hacia
Cantabria, donde los cántabros y vascones seguían con sus
cotidianas revueltas. Pero no le dejaron ni entrar en combate, desde
Nimes, el conde de la ciudad con la ayuda de obispos y abades, se
levantan en armas. Por si fuera poco, los francos merovingios ven la
posibilidad de incidir en los territorios, al norte de los Pirineos y
acabar así con el dominio Visigodo de la zona. En escasos días, se
apoderan de la Galia Narbonense.
Wamba, envió a
Paulo, un alto personaje de la nobleza afincado en la misma Galia
Narbonense, para neutralizar a los insurrectos. Pero nada más llegar
a Narbona cambia de bando, y encuentra el apoyo de su homólogo en la
tarraconense. el Duque Ranosindo. Es decir, todo el noroeste pasa en
pocos días a manos de los enemigos del Rey Wamba.
Lo cierto es que
Paulo es coronado y ungido rey con la corona de uno de los
antecesores de Wamba, concretamente Recaredo el primer rey visigodo
que abrazó el catolicismo. El lugar elegido la Catedral de San Félix
en Gerona. Acto seguido, envía una carta al rey Wamba, en la cual el
propio Paulo firma como rey oriental y se dirige a su homólogo, como
rey occidental.
El rey visigodo se
encontraba en la Cordillera Cantábrica, repeliendo la enésima
revuelta cántabra. Tras acabar con ella, tiene que elegir entre
esperar a la alta nobleza para que le acompañase a la Septimania, o
bien encabezar su propio ejército para aplacar la rebelión. La
elección tomada fue la segunda, hecho que denota su desconfianza en
una nobleza, que ya se la había pegado en primera instancia.
En poco tiempo, se
presentó en las ciudades de la tarraconenese, tomando Barcelona y
Gerona. El paso siguiente fue traspasar los Pirineos por Puigcerdá
y Perthus, y tomar las ciudades de Béziers o Narbona. Ahora solo
quedaba Nimes, ciudad rápidamente sitiada con todos los insurgentes
en su interior, lugar donde se rinden el 2 de septiembre del 673,
bajo la promesa de que sus vidas fuesen respetadas. Pocos días
después, el rey visigodo estaba de vuelta en Toledo, junto a él sus
prisioneros con Paulo por delante y sosteniendo en su cabeza una
raspa de pescado, como improvisada corona del rey oriental.
Al mes lanzó la ley
de movilización militar, por la cual, ya fuera por invasión
extranjera o bien por levantamiento de cualquier parte del reino.
Todos los hombres, desde la Alta nobleza, pasando por el clero, hasta
llegar a las capas más inferiores, situados en un radio de 100 km
del lugar donde aconteciera el problema, tenían la obligación de
acudir a socorrer al rey visigodo.
Los hechos
sucedieron el 14 de octubre del año 680, el rey Wamba pidió
retirarse a sus aposentos, dado que su estado de salud había sufrido
una gran recaída, no olvidemos que tenía 80 años. Acto seguido le
siguieron a la misma, sus más allegados colaboradores, entre ellos el
obispo Julián de Toledo y un personaje de la alta nobleza visigoda,
Ervigio.
Ante la inminente
muerte del rey, consiguen que abdique la corona a favor de Ervigio,
acto seguido, como buen cristiano, recibe del la penitencia pública de
su “fiel” cronista el obispo Julián de Toledo. Es vestido con
los hábitos de un monje y tonsurado, es decir, el rapado de la
coronilla necesario para ingresar en una orden religiosa de la época,
luego estaba por fin preparado para morir.
Pero para sorpresa
de todos, a los pocos días despertó, aunque ya era demasiado tarde,
Ervigio se había convertido en el nuevo rey visigodo. Además Wamba
no podía reclamar el puesto, como buen cristiano debía acatar las
normas dictadas por los padres conciliares. El canon 17 del Concilio
VI, que señala la exclusión de la posibilidad de convertirse en
rey, a aquellos que hubiesen tenido contactos previos con la
iglesia.
En el siguiente
concilio, es decir el XII, los seguidores de Wamba llevaron a debate
el asunto, de que personas en estado de inconsciencia no debían ser
responsables de las leyes aplicadas a los tonsurados. Pero los
padres conciliares se opusieron, tras comparar el caso de la tonsura
de Wamba, con un niño pequeño, que recibe el bautismo antes de tener
conciencia de ello.
En definitiva
Wamba tuvo los mismos dos enemigos que el resto de reyes visigodos,
nobleza y clero. Aunque ello no fue óbice para que pasara sus
últimos ocho años de vida junto a estos últimos, como monje del
monasterio de Pampliega, hoy desaparecido.