martes, 20 de mayo de 2025

El nacimiento de Felipe II, el Rey "prudente"

Tal día como hoy, el 21 de mayo de 1527, nacía en la localidad de Valladolid el Rey Felipe II, el gran defensor de la fe católica.

El nacimiento de Felipe II, hijo del emperador Carlos V y su heredero, fue largo y doloroso, pero también fue una prueba de la entereza y fortaleza de la emperatriz, Isabel de Portugal, a la que apenas se escuchó gritar durante el trance.

El nacimiento del heredero del emperador Carlos V, el futuro Felipe II, aconteció el 21 de mayo de 1527 y de él contamos una curiosidad y  es,  que la emperatriz Isabel apenas gritó durante las 16 horas que estuvo de parto. Parto que comenzó en la madrugada de aquel 21 de mayo.

A diferencia de lo que suele ser habitual, Isabel demostró una fortaleza inaudita. Incluso cuando le recomendaron que lo hiciera, pues se trataba de una ayuda, contestó en su lengua natal, el portugués, que “Eu morrerey, mais no gritarey”. Es decir, moriré, pero no gritaré.

En consecuencia, a las 4 de la tarde de aquel día, la emperatriz dio luz a un varón, lo que llenó de alegría al padre, al emperador Carlos V, dado que sólo entonces es cuando se conocía el sexo del recién nacido. 

Por eso mandó cartas a todo el mundo para noticia de la buena nueva, cartas en las que manifestaba “porque sé el placer y alegría que dello haréis”, refiriéndose a su nueva condición de padre; y también como progenitor del heredero de sus dominios, lo que le llevó a manifestar en aquellas mismas cartas, que “espero en Dios que sea para su servicio y gran bien destos reynos”.

En cambio, Isabel estuvo dos días en los que su vida corrió peligro. Fue entonces cuando el emperador pudo anunciar que tanto madre como hijo se encontraban en buen estado de salud Sobre todo, la madre, “la cual, aunque ha pasado harto trabajo, queda ya, loores a Dios, muy buena”.

Durante toda su vida, Felipe II fue un hombre austero, profundamente religioso y preparado para las labores de gobierno, a las que consagró todas sus energías, Felipe asumió la tarea de defender de la fe católica. 

Por ello combatió tanto la propagación de la Reforma protestante en Europa, como los avances del Imperio Otomano en el Mediterráneo. De este modo, Felipe II hizo de nuevo frente a los turcos, a los que derrotó en la batalla de Lepanto.

A pesar de que nunca tuvo la aspiración de su padre, el Emperador Carlos V, de formar un Imperio cristiano universal, Felipe II logró extender los dominios del Imperio español, hasta dimensiones nunca vistas, con la incorporación de Portugal y sus colonias africanas y asiáticas a la corona.

Sin embargo, al igual que había sucedido durante el reinado del Emperador Carlos V, sus intentos por consolidar la hegemonía en Europa,se toparon con la expansión del protestantismo y la oposición de Francia e Inglaterra. 

Estos conflictos mermaron gravemente, las arcas públicas y marcarían los reinados de sus descendientes.


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