miércoles, 23 de diciembre de 2015

Cuando Alfonso XIII fue elegido árbitro entre Honduras y Nicaragua.

Tal día como hoy 23 de diciembre de 1906, el rey Alfonso XIII dicta el laudo, por el que se resuelve el pleito fronterizo entre Honduras y Nicaragua.

El origen del dictaminen, estuvo motivado por el hecho de que aunque en la llamada  “Convención Membreño-Castillo” de 1888, Honduras y Nicaragua delimitaron gran parte de su frontera común, sin embargo, quedaron fuera del tratado la del Caribe, y en 1889, ambos países firmaron la convención Zelaya-Zavala, acordando someter el nuevo acuerdo al Presidente de El Salvador, pero Honduras no se mostró conforme con ello.

Cinco años más tarde, ambos países suscribieron un nuevo tratado, el Bonilla-Gámez, nombrando una comisión mixta, para que demarcase la linea fronteriza, la cual en 1900 inició sus trabajos,, quedando la frontera definida en parte, pero desde el territorio de Teocacinte, hasta el mar Caribe no fue posible llegar a un acuerdo, pues Honduras pretendía que siguiese el curso del río Coco y luego hasta Sandy Bay, y Nicaragua, reclamaba el curso del río Patuca y luego hasta el cabo Camarón.

Para resolver las diferencias, en 1904 ambos países nombrados dos comisionados, uno por cada parte, que decidieron que la cuestión se sometiese al arbitraje del Rey de España.

El monarca español Alfonso XIII, aceptó la función de árbitro, nombrando a su vez una comisión, para examinar los argumentos de ambas partes y entre 1905 a 1906 se desarrolló en Madrid un juicio arbitral, con un laudo en el cual Alfonso XIII, señaló como frontera el río Coco, hasta su desembocadura cerca del cabo Gracias a Dios, que el gobierno de Nicaragua dio por bueno, felicitando a Honduras por la victoria en el litigio.

Sin embargo, en 1912, cuando solo faltaba marcar los limites fronterizos, Nicaragua anunció que consideraba nulo el laudo del rey español, porque en 1904 los comisionados se habían apartado por su cuenta de lo dispuesto en el tratado, aunque esto era falso, pues Nicaragua en su día, había dado por bueno ese cambio y había concurrido al litigio arbitral sin objetar nada, al conocer el laudo.

Honduras por su parte sostuvo la validez del mismo, y aunque se efectuaron en Washington varias rondas de negociaciones, estas no registraron ningún resultado y, aunque en 1930 aceptó el fallo de Alfonso XIII, las cámaras nicaragüenses negaron su aprobación y la disputa continuó.

En agosto de 1937, Nicaragua emitió sellos de correos, en los que figuraba un mapa, mostrando como territorio propio la región que había pretendido en el juicio arbitral, ante lo cual Honduras protestó enérgicamente y hasta tal punto llegaron las declaraciones, que pareció que iba a estallar una guerra entre los dos países.

Para evitarlo, Costa Rica, Estados Unidos y Venezuela se ofrecieron como mediadoras y tras una serie de reuniones, el 10 de diciembre se llegó a la firma de un convenio, que puso fin a las tensiones entre los dos países, aunque no resolvió la disputa de fondo, que siguió en las mismas condiciones.

Finalmente, en 1957, tanto Honduras como Nicaragua, acordaron someter la validez de la frontera marcada por el laudo de Alfonso XIII, a la Corte Internacional de Justicia, que el 18 de noviembre de 1960 falló a favor de Honduras y confirmó la validez de la sentencia del rey de España, cincuenta y un año después de ser dictada.

2 comentarios:

  1. ¡Qué lío, para terminar en el mismo punto de inicio!

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  2. Ese es el arte de la política Pepe. Crear un problema donde no lo hay y decir luego, que gracias a sus buenos oficios, ha sido resuelto.

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