Tal día como hoy 21 de diciembre de 1959, llegó a Madrid el presidente de EEUU, Dwight D. lo que supuso el comienzo del reconocimiento internacional del régimen de Franco.
El presidente Eisenhower, hizo aquel día a Franco un fantástico regalo de Navidad con su visita, ya que esta suponía el aval al régimen franquista, hasta ese momento rechazado por todas las democracias occidentales, en el plano internacional.
Eisenhower – "Ike", como era popularmente conocido desde la II Guerra Mundial - descendió como un deseado “míster Marshall” del Boeing 407 que le transportaba en gira de buena voluntad por once países, entre los que se encontraba, por primera vez, España.
Franco, que casi no podía creer la suerte que le llegó con la visita, le recibió a pie de avión, aunque es cierto que antes de su llegada la “guerra fría” entre bloques, había hecho que las relaciones entre España y Estados Unidos tuviesen ya historia, con el pacto de Madrid de 1953, acuerdo defensivo, que culminó con la construcción de las bases de Torrejón de Ardoz, Rota, Morón de la Frontera y Zaragoza.
España había sido excluida del “plan Marshall” de reconstrucción europea, pero la geo-política descubría que el dictador del estratégico país del sur de Europa, era un furibundo anticomunista y los Estados Unidos contaron con él.
Hasta ese momento, en julio de 1945, la ONU había condenado el régimen negándole la entrada en la organización y Franco sólo contaba con la Argentina de Perón, el Portugal de Salazar y el Concordato con la Santa Sede, como únicos apoyos en el mundo.
Tras el apoyo estadounidense, la ONU aceptó a España y después de la visita de Eisenhower, la Organización Europea de Cooperación Económica y el Fondo Monetario Internacional avalaron el plan de estabilización económica de España.
Las democracias occidentales, habían empezado a hacer “la vista gorda” hacia la dictadura y en ese clima se produce la visita, que Franco explotó al máximo durante las 18 horas que permaneció en España su invitado y la raquítica TVE, envió imágenes a Eurovisión, que transmitió la “bendición estadounidense” al régimen.
Trescientos corresponsales – entre españoles y extranjeros - cubrieron el encuentro, ya que, además, era el primer presidente norteamericano que visitaba España, por lo que Franco y Eisenhower viajaron desde Torrejón a Madrid juntos en coche descubierto, ovacionados por un millón de personas y la capital se engalanó con 60.000 banderas, 20.000 retratos de ambos, un millón de bombillas y 360 proyectores para iluminarla.
"Ike", al que hicieron “alcalde honorario de Marbella” y miembro de honor de la Federación Española de Béisbol, se alojó en el palacio de la Moncloa, y se le agasajó con una cena en el palacio de Oriente, en la que Franco, llegó a usar la palabra libertad, en su discurso: "Nuestros dos países están alineados en el mismo frente de la paz y de la libertad".
El comunicado oficial conjunto, ejemplo de vaguedad diplomática, hablaba de “la nueva política de coexistencia pacífica" y de que las conversaciones mantenidas "pueden ser beneficiosas para mejorar el clima de las relaciones internacionales, sin perjuicio de que se mantenga siempre una firme actitud defensiva".
Desde ese día, el franquismo empezó a respirar en el mundo...
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