Te sorprendió la muerte...

El teléfono sonó insistente en la mesilla de noche. Al otro lado, entre  sollozos, una voz de mujer solo pudo articular unas palabras: “Ha sido horrible,  Por favor, ven...” Luego, ya todo fue dolor y llanto...


Te sorprendió la muerte en madrugada,
 y te llevó consigo a su regazo,
ansiosa de querer estar contigo,
y tenerte para siempre en sus brazos.

Entiendo bien la muerte, viejo amigo,
compañero de charlas y vivencias.
Entiendo, que ella quiera estar contigo,
como quise yo estar, en tu existencia.

Ahora podrás, por tiempo indefinido,
hablar con ella de filosofía,
más no podrás jamás hablar de vida,
siendo el vivir, lo que te seducía,

Ahora sé bien, amigo y compañero,
porque te llevó a ti la muerte fría.
Estaba sola, como lo está siempre,
y quiso disfrutar tu compañía.

Ahora sé bien, a fuerza de pensarlo,
porque os vais los mejores los primeros.
Son los dioses, que por querer teneros,
os arrastran, celosos, a su seno.


J.M. Hidalgo  (Poemas de vida amor y muerte)