Tal día como hoy 2 de febrero de 1518, las Cortes de Valladolid acuerdan la incorporación de “las Indias” a la Corona de Castilla.
La incorporación a la corona castellana, precisó de un largo y complejo trámite jurídico, que tiene que ver con la forma que en aquellos tiempos se entendían las propiedades de los reyes y la preponderancia del poder de la iglesia en toda la vida pública.
En la Baja Edad Media, los papas se consideraban los únicos árbitros competentes para resolver los conflictos y como efecto práctico de esto, existe una bula - título de donación pontificia - del Papa Borgia Alejandro VI a favor de los reyes de Castilla sobre las Indias, las cuales se concedieron a título de "descubrimiento o terra nullius”.
La discusión sobre esta donación, a los Reyes Católicos, era si esta había sido hecha a Fernando como rey consorte de Castilla o si fue hecha a Fernando e Isabel en su calidad de Reyes de Castilla y Aragón, lo que planteaban la cuestión – dado el sentido patrimonial que entonces los reinos tenían – de a qué Reino se incorporan las Indias, si a la Corona de Aragón o a la Corona de Castilla.
En esto, los reyes no estaba de acuerdo, pues Isabel entendía que debía adscribirse a la de Castilla, y Fernando pensaba que al ser una donación del Papa a una pareja en régimen de sociedad conyugal, una vez, disuelto el matrimonio por la muerte de Isabel en 1504, correspondía a él una mitad de dichos bienes.
Sin embargo, el testamento de Isabel en el que establecía “que las Indias no pueden dividirse ni cederse a otra potencia”, generó la polémica, pues salió al paso de la interpretación de Fernando, estableciendo que las tierras descubiertas o por descubrir donadas por el Papa, pertenecían a Castilla, cediendo a Fernando – como señor - la mitad de lo que produjeran, más una pensión por parte castellana, en recompensa por sus servicios en la conquista de Granada.
Tras la muerte de Isabel, fue nombrada reina de Castilla su hija Juana I “La Loca” pero al poco se le declaró incapaz de reinar por "locura", y sería su hijo, el infante Carlos, quien pasó a ocupar el trono, aunque al tener tan sólo siete años, se hizo cargo de la regencia, su abuelo Fernando “El católico”.
Durante todo este período, las Indias fueron gobernadas por Fernando, aunque en todos los documentos oficiales figuraban Juana y su padre Fernando como reyes, recibiendo este - como señor - la mitad de las Indias.
Una vez nombrado rey el infante Carlos, pasó a ser Carlos I de España quedando definitivamente incorporadas las Indias a la Corona de Castilla, ya que según el derecho tradicional castellano, cuando un rey adquiría un señorío, tenía la facultad de disponer de este a su libre albedrío y, de no hacerlo como fue el caso, el señorío quedaba incorporado definitivamente a la corona.
Aunque Carlos I fue rey de toda España, hizo en varias ocasiones, expresa manifestación de las Indias estaban unidas a Castilla “que no se va a separar de ellas y que pertenecerán para siempre a la corona castellana”.
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