Tal día como hoy 26 de febrero de 1935, a pesar de que el Tratado de Versalles prohíbe expresamente la aviación militar en Alemania, Adolf Hitler organiza secretamente, bajo la dirección de Hermann Goering, la moderna fuerza aérea de la Alemania nazi, la temible Luftwaffe.
Formando parte de la Wehrmacht, la Luftwaffe - literalmente “Arma Aérea” en alemán - era la fuerza aérea de Alemania en la época nazi, creada en 1924 y reorganizada tras la llegada de los nazis al poder en una clara violación del tratado de Versalles, con el propósito de apoyar la “guerra relámpago” de Hitler a través de Europa.
Los aviones que iban a servir en la Luftwaffe eran de una nueva era y técnicamente superiores a la mayoría de las aeronaves de otras naciones en los años 1930 y modelos como el Junkers Ju 87 Stuka y el Messerschmitt Bf 109 - absolutamente novedosos por su tecnología - pasaron a simbolizar el poder aéreo alemán.
Fue probada en combate durante la Guerra Civil Española, la Luftwaffe era una de las fuerzas aéreas más fuertes, avanzadas y experimentadas en combate del mundo en el momento que estalló la Segunda Guerra Mundial en Europa en septiembre de 1939.
La Luftwaffe se convirtió en un componente esencial en las campañas militares alemanas, en apoyo de las fuerzas terrestres y ayudó a que los ejércitos alemanes conquistaran la mayor parte del continente europeo en una serie de cortas y decisivas campañas en los nueve primeros meses de la guerra.
Sufrió su primera derrota ante la Real Fuerza Aérea Británica -RAF - durante la Batalla de Inglaterra en 1940, pero a pesar de este revés la Luftwaffe siguió resultando formidable y en junio de 1941 se embarcó en la búsqueda de un imperio en Europa oriental por medio de la invasión de la Unión Soviética en la denominada “Operación Barbarroja”, con un gran éxito inicial.
Sin embargo, las victorias de la Luftwaffe en la Unión Soviética se vieron frenadas por el frio del invierno ruso de 1941-1942.
Habiendo fallado en la consecución de la victoria sobre la Unión Soviética en 1941 y 1942, la Luftwaffe se vio envuelta en una gran guerra de desgaste que se extendía desde el Norte de África hasta el Frente del Canal de la Mancha.
Con la entrada de los Estados Unidos en la guerra y el resurgimiento del poder ofensivo de la RAF se creó el frente en terreno alemán, y la fuerza de la Luftwaffe se fue erosionando lentamente y a mediados de 1944 prácticamente había desaparecido de los cielos de Europa Occidental dejando al Ejército alemán indefenso sin apoyo aéreo.
No obstante, continuó luchando hasta los últimos días de la guerra con una nueva generación de aviones propulsados por motores de reacción turborreactor, como los Messerschmitt Me 262 y Heinkel He 162, e incluso con aviones cohete como el Messerschmitt Me 163.
Terminado el conflicto, investigadores militares norteamericanos, usando sistemas propios de FBI se dieron a la tarea de examinar los archivos de la Luftwaffe, pues no podían creer las cifras de aviones derribados por los ases de Alemania, diez veces mayor que las de sus mejores hombres.
Sin embargo tuvieron que rendirse ante la evidencia, y aún consideraron que el número de aviones abatidos por los principales pilotos de Hitler era superior al realmente declarado.
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