Tal día como hoy 9 de diciembre de 1759,
entra en Madrid, procedente de Nápoles, Carlos
III, para hacerse cargo del trono de España. Es coronado a los 43
años tras haberse convertido en una persona experimentada y madura
cuyo carácter combina la calma y la frialdad con la firmeza y la
seguridad en sí mismo. Reinará hasta su muerte en diciembre de
1788.
La muerte sin descendencia de Fernando VI, hizo
recaer en Carlos la Corona de España, que pasó a ocupar en 1759,
dejando el trono de Nápoles a su tercer hijo, Fernando IV. Una vez
superado el “motín de Esquilache” en 1766, que fue un estallido
tradicionalista, instigado por la nobleza y el clero, contra los aires
renovadores de Carlos III, se inició una larga y fructífera etapa
en su reinado.
En política exterior, el tercer Pacto de Familia
firmado con Francia en 1761 alineó a España con Francia en su
conflicto permanente con Gran Bretaña, lo cual llevó a España a
intervenir en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos de
América, y como resultado, España recuperó Menorca, pero no
Gibraltar,
En la línea del despotismo ilustrado, Carlos III
realizó importantes reformas, con ayuda de un equipo de ministros y
colaboradores ilustrados como el marqués de Esquilache, el conde de
Aranda, Pedro Rodríguez de Campomanes y el conde de Floridablanca,
entre otros.
Carlos III puso coto a los poderes de la Iglesia,
recortando la jurisdicción de la Inquisición y limitando la
adquisición de bienes raíces por la iglesia y en esa pugna por
afirmar la soberanía estatal, expulsó de España a los jesuitas en
1767.
Fomentó la colonización de territorios
despoblados, especialmente en Sierra Morena, donde las “Nuevas
Poblaciones” contribuyeron a erradicar el bandolerismo, facilitando
las comunicaciones entre Andalucía y la Meseta, reorganizando el
ejército, al que dotó de ordenanzas, destinadas a perdurar hasta el
siglo XX.
Protegió las artes y las ciencias; apoyó a las
Sociedades Económicas de Amigos del País, en donde se agrupaban los
intelectuales más destacados de la Ilustración española; sometió
las universidades al patronazgo real y creó en Madrid los Estudios
de San Isidro -1770 - como centro moderno de enseñanza media
destinado a servir de modelo. En esa misma línea, impulsó la
agricultura y el comercio colonial liberalizando el comercio con
América en 1778.
Cuando el rey murió en 1788 terminó la historia
del reformismo ilustrado en España, pues el estallido de la
Revolución francesa al año siguiente provocó una reacción de
terror que convirtió el reinado de su hijo y sucesor, Carlos IV, en
un periodo mucho más conservador.
Y la invasión francesa de Napoleón, arrastraría
al país a un ciclo de revolución y reacción que marcaría el siglo
siguiente, sin dejar espacio para continuar un reformismo sereno como
el que había desarrollado Carlos III.
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