Tal día como hoy, 10 de febrero de 1258, se produjo el fin del Califato Abasí, después de la Batalla de Bagdad, que concluyó con la victoria del mongol Hulagu kan, nieto de Gengis kan, y el posterior saqueo e incendio de la ciudad.
Desde la actual Irak, el Califato Abasí, gobernó en todo el mundo musulmán, excepto en Al-Ándalus, desde el 750 hasta el 1258. Su poder nació con la derrota de los Omeya, a los que casi exterminó, con el asesinato de 300 miembros de este linaje. Los Omeya habían ejercido, desde Damasco, el poder entre los años 650 y 750.
La corrupción de sus dirigentes, las luchas internas y la rivalidad con los abasíes, por comprobar quiénes eran los verdaderos descendientes de Mahoma, les llevaron a la destrucción. La familia Abbas derrotó a Marwan II y persiguió sin piedad a los Omeya. Solo Abd al-Rahman, consiguió escapar de la matanza y llegar hasta Córdoba, donde los qaysíes y los yemeníes, luchaban por el poder, y fundó su emirato, independiente del nuevo Califato Abasí.
El Califato Abasí, cambió su capital de Damasco a Bagdad, y desde allí se expandió por toda Asía, dando lugar a una auténtica Edad de oro del Islam. Comenzaron a fabricar papel, revolucionaron la astronomía, crearon el álgebra e impulsaron las artes, la medicina y las ciencias.
El califato, perdió territorios e importancia de forma gradual, sobre todo después de la gran crisis del siglo X. Bagdad continuó siendo una ciudad muy importante para el comercio, pero el poder político y militar de los abasíes, era cada vez más testimonial, dominados cada vez más por los mamelucos y caudillos otomanos. Sin embargo, el Califato Abasí, siguió conservando su liderazgo espiritual, lo que le permitió continuar, con su influencia en el Islam.
Los mongoles, fueron los encargados de acabar con el Califato Abasí. No solo destruyeron Bagdad —donde asesinaron al califa Al-Mu’tásim e incendiaron y saquearon la ciudad—, también hicieron lo propio con Damasco —aunque no pudieron destruir sus posesiones en Egipto—, y acabaron con la rica agricultura, de la zona de Mesopotamia.
Desde su sangriento inicio, hasta su abrupto final, los abasidas consiguieron expandir su religión por varios continentes, pero no pudieron conservar esos territorios unidos, que fueron dominados, por diferentes dinastías: Omeyas, Idrisíes, Aglabíes, Tuluníes, Buyíes, Samaníes…
Con el fin del Califato Abasí ,surgió un nuevo dominador en Eurasia, el Imperio mongol, que ocupó más de 24 000 000 kilómetros cuadrados de extensión. Su sucesor en el siglo XV fue otro gran imperio, el otomano.
Relación efemérides históricas; cuentos, reflexiones, poesias...
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