Tal día como hoy, 2 de julio de 1606, el español Jerónimo de Ayanz registró la primera patente, de una máquina de vapor moderna.
Jerónimo de Ayanz y Beaumont,fue un polifacético español,que destacó como militar, pintor, cosmógrafo y músico, pero, sobre todo, como inventor.
Fue el precursor del uso y diseño de la máquina de vapor, así como en sistemas de ventilación en minería, mejoró la instrumentación científica, desarrolló molinos de viento y nuevos tipos de hornos, para operaciones metalúrgicas, industriales, militares e incluso domésticas. Quizá su obra más destacada fue la máquina de vapor, ya que registró en 1606 la primera patente, de una máquina de vapor moderna.
Hijo de Carlos de Ayanz, capitán de la guarnición de Pamplona, y Catalina de Beaumont, fue el segundo de los hermanos varones. La crianza de Jerónimo y sus hermanos estuvo a cargo de su madre, Catalina de Beaumont, que inculcó en sus hijos, los principios de una educación propia de su rango. Pasó la infancia en el señorío de Guenduláin, hasta que en 1567 fue a servir al rey Felipe II como paje.
En la Corte se instruyó en el oficio militar, en las letras y las artes, y también en el manejo de las matemáticas que, posteriormente, le servirían para sus estudios de cosmografía.
Las minas de la época tenían problemas graves: la contaminación del aire en su interior y la acumulación de agua en las galerías. La máquina de vapor creada por Ayanz, tenía como finalidad la de elevar el agua de las minas, utilizando la fuerza expansiva del vapor. La máquina más sencilla consistía, en un depósito cerrado al que se llevaba el agua de la mina, a través de una tubería con una válvula al final.
Una vez lleno las dos terceras partes del depósito, por la parte superior se introducía el vapor procedente de una caldera. Un tubo que se introducía hasta casi el fondo, con dos orificios que servían de filtro; cuando el vapor entraba en el depósito y la válvula estaba cerrada, el agua se veía obligada a subir por el tubo, debido al aumento de presión interior. Una vez vaciado el depósito; se abría la válvula, volviendo a llenar el depósito de agua y se repetía la operación indefinidamente, hasta desaguar por completo la mina.
Este invento supone, la primera aplicación práctica del principio de la presión atmosférica, principio que no iba a ser determinado científicamente, hasta medio siglo después. Y si este hallazgo es realmente prodigioso, lo que eleva a Ayanz al rango de talento universal, es el empleo de la fuerza del vapor.
La fuerza del vapor de agua era conocida, desde hacía muchísimo tiempo. El primero en utilizarla fue Herón de Alejandría, en el siglo I. Mucho después, en el siglo XII, consta que en la catedral de Reims había un órgano, que funcionaba con vapor.
Los trabajos sobre la materia, prosiguieron tanto en España como en Francia e Inglaterra. Lo que se le ocurrió a Ayanz fue emplear la fuerza del vapor, para propulsar un fluido —el agua acumulada en las minas— por una tubería, sacándola al exterior en flujo continuo. En términos científicos: aplicar el primer principio de la termodinámica —definido dos siglos después— a un sistema abierto.
Además, aplicó ese mismo efecto para enfriar aire, por intercambio con nieve y dirigirlo al interior de las minas, refrigerando el ambiente. Ayanz había inventado el "aire acondicionado". Y puso en práctica estos inventos, en la mina de plata de Guadalcanal, en Sevilla, desahuciada precisamente por las inundaciones cuando él se hizo cargo de su explotación.
La Universidad Pública de Navarra (UPNA), ha rendido homenaje a este inventor polifacético, al bautizar con el nombre de Jerónimo de Ayanz, la sede de sus institutos de investigación en el campus de Arrosadia, en Pamplona.
El 11 de diciembre de 2019, se estrenó en la sala de conferencias del Instituto Jerónimo de Ayanz, de la Universidad Pública de Navarra, un documental sobre su persona titulado "Jerónimo de Ayanz, inventor navarro"
No hay comentarios:
Publicar un comentario