Tal día como hoy, 28 de octubre de 1905:en aguas próximas a Finisterre -España- naufraga el acorazado español, Cardenal Cisneros.
El Cardenal Cisneros fue un acorazado de la Armada Española, líder de su clase que recibía su nombre en memoria de Francisco Jiménez de Cisneros, Cardenal, Arzobispo de Toledo y Primado de España, tercer Inquisidor General de Castilla y tras la muerte de Fernando el Católico, regente de Castilla.
Los bajos de Meixidos, en el litoral de Muros, eran escenario hace mas de un siglo, de un naufragio histórico. Un acorazado de la Armada española, el Cardenal Cisneros, se hundía por completo después de chocar, contra dicha zona rocosa.
El impacto fue tal, que se abrió una gran vía de agua en el casco, lo que provocó que el buque se fuera a pique en poco tiempo. Por fortuna, todos los miembros de la tripulación, pudieron abandonarlo y fueron rescatados, por una decena de botes, que se dieron cita en el lugar.
El Cardenal Cisneros, formaba parte de una escuadra, junto con tres embarcaciones más, que se habían desplazado a la ría muradana, para realizar diversos ejercicios.Habían estado atracados en Muros, donde incluso bajó a tierra la banda de música de la Armada, y se montó un improvisado baile festivo.
Concluida la estancia en este puerto, sus tres compañeros de travesía, partieron rumbo a Vigo, mientras que el acorazado zarpó hacia Ferrol, donde tenía previsto realizar unas reparaciones.
Pero acabó en el fondo del mar de Muros, tras chocar contra los bajos de Meixidos. Ante semejantes daños, la inundación no pudo ser controlada, dando tiempo sin embargo a que se salvara toda la dotación, hundiéndose el buque por proa.
Al olvidar el oficial de derrota, recoger el cuaderno de bitácora, no pudo precisarse con exactitud el lugar, donde el casco impactó con la roca, ya que la inercia le hizo alejarse unas 2,5 millas, del lugar del impacto.
El hundimiento del barco, causó gran consternación en la zona y despertó una ola de solidaridad. Fueron muchos los vecinos de Muros, que se ofrecieron para acoger en sus casas a los náufragos, más de medio centenar. Semanas después, se constató que el acorazado había chocado contra una piedra, que estaba sin cartografiar.
Un Consejo de Guerra, sentenció al comandante del buque, el capitán de navío Manuel Díaz Iglesias a un año de suspensión de empleo, según el artículo 198 del Código Penal de la Marina de Guerra, por negligencia al no haberse recogido el cuaderno de bitácora, quedando libre de cargos sin embargo, por la pérdida del buque.
En septiembre del año 2006, los buzos José Manuel Silva, Juan Montero y Unai Artaloitia, consiguieron localizar los restos del acorazado Cardenal Cisneros.
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