martes, 8 de abril de 2025

Vagos

  

Dicen, que en el jardín del Edén, el único esfuerzo que se había de realizar para aprovisionarse de la manduca, era extender la mano y los frutos caían en ella - como por magia -  hasta no poder acabar con todos, por más hambre que tuvieses. Aunque – bien es verdad - que poca hambre puede tenerse, si te pasas el día tendido a la sombra sin otra preocupación, ni ejercicio, que el de extender la mano de vez en cuando.

Analizado lo anterior, no hay que ser un lince, para colegir que venimos de ancestros haraganes, gandules y vagos de solemnidad, por lo que no resulta nada extraño, que pese al tiempo transcurrido desde entonces, sean muchos los genes que - de cuando el hombre era marmota, por lo mucho que dormía - los humanos conserven, y que un pecado capital como es la pereza, esté mucho más justificado de lo que en principio parece.

Y si el no hacer nada es – para muchos - agradable por demás, solo faltaba para acabarlo de sacralizar, lo que sucedió en el Edén – o mejor dicho a sus puertas – cuando Yahvé, seguramente cansado de tanto zángano, y con la excusa de la manzanita, decidió poner de patitas en el mundo cruel a todo aquel fárrago de ociosos, no sin antes advertirles, que a partir de aquel momento, deberían ganarse el pan con el sudor de su frente, con lo que estableció - y ya para siempre jamás – el trabajo como castigo divino, y desde ese momento, el hombre – al que nunca le gustó ser castigado – procuró sustraerse cuando más pudo, a tal condena.

Claro que tampoco es que el Creador, se mostrase como un dechado de laboriosidad. La única vez de la que se tiene constancia que se coscase - que fue cuando hizo el mundo - tardó en esta tarea nada menos que seis días, que para alguien cuyos deseos son al momento realidades, se antoja harta tardanza. Para colmo, cuando al final acabó por concluir la labor – según dicen - el séptimo descansó. 

No queda claro si el cansancio fue provocado por el agotamiento, o por el respingo que debió tener al contemplar la chapuza final obtenida. De cualquier modo, y puesto que se afirma que el hombre esta hecho a su imagen y semejanza, visto el hombre y su impronta, quedo sumido en un  mundo de dudas e incertidumbre con  respeto a Dios.
   
Pero sigamos - querido lector- tras esta breve disquisición en voz alta - por la que ruego me disculpes - hablando de los vagos. Tiempos hubo, en los que el tener en las manos callos por realizar cualquier actividad física – excluyendo el arte de romper las cabezas a los semejantes que de siempre tuvo muy buena prensa - estaba socialmente mal visto, lo cual - de seguro - hizo feliz, a más de un espécimen de nuestra mal llamada raza de Homo Sapiens, porque si realmente fuésemos “Sapiens”, seguro que no seríamos como somos.

En la China milenaria - por ejemplo - era signo de distinción, tener las uñas largas, y se daba el caso de mandarines, nobles, gobernadores y demás prebostes, que llegaron a tener sus garras de hasta cuarenta centímetros de longitud, con lo que es de suponer, que les sería sumamente difícil realizar cualquier actividad, aunque esta fuese tan simple como hacer pipi.
 
Hay quien hasta llega a sostener, que las ideologías políticas, arraigan o no en determinados países, según el porcentaje de remolones, holgazanes y zánganos que en los mismos haya, así un conocido mio decía, que los movimientos ultraderechistas que se dieron en Europa en el primer tercio del pasado siglo, no tuvieron un excesivo predicamento en otros lugares, porque estar levantando el brazo para saludar aquí y allá, y cantar canciones en esa postura, eran unos ejercicios extremadamente cansados.

No obstante la teoría de mi amigo se queda corta, en cuando conoces – amigo lector – la historia del calé Pichano, porque no solo de posturas vive el hombre, y a veces hasta los símbolos cansan.

Pichano, apodo por el que era conocido en el pueblo nuestro personaje, debido el excelso tamaño de su órgano viril, músculo único de su cuerpo que usaba, al parecer  con asiduidad y, desde luego, con probada eficacia, pues tenía una caterva de hijos, era un gandul de carrera. 

Nuestro hombre consideraba que el trabajo, además de castigo divino, era nocivo para la salud, perjudicial para el espíritu y dañino para la naturaleza. Es decir, nuestro héroe era un vago, filosófico, teórico y práctico.

Cuando llegaron a España como fruto de la democracia los partidos políticos, una comisión del partido comunista - a modo de banderín de enganche - fue a casa de nuestro hombre con la intención de conseguir su afiliación, lo cual parecía lo lógico, dado el estado de absoluta indigencia en que vivía Pichano,  básicamente por el hecho, de que él no había dado en su vida, ni un palo al agua.

Cuando tras una extensa y dilatada charla, en la que los visitantes se esforzaron por demostrar las múltiples ventajas que tendría el hecho de afiliarse, nuestro héroe, arrellanado en el sillón del que pocas veces se movía, les espetó dé forma que no quedaba lugar a dudas.

-Quita hombre, quita... ¿cómo me voy yo a apuntar a un “partio”, que tiene “jerramientas” hasta en la bandera...?

Definitivamente, nuestro personaje siguió militando en el partido al que había pertenecido desde su nacimiento, el de los “vagos genéticos integrales”... y en él siguió - como fiel y destacado miembro – hasta su muerte.

J.M. Hidalgo // Historias de gente singular

El día que se anunció, la legalización del Partido Comunista de España

Tal día como hoy,  9 de abril de 1977, tenía lugar un importante y tenso paso, del proceso de transición española hacia la democracia, la legalización del Partido Comunista español.

El partido comunista, se fundó en el 14 de noviembre de 1921 a raíz de una escisión del Partido Socialista Obrero Español, y tras la guerra civil y posterior dictadura, se pasó más de cuatro décadas sobreviviendo, en la clandestinidad.

El 9 de abril de 1977, un sábado santo, el entonces presidente del Gobierno de España, Adolfo Suárez, anunció la legalización del Partido Comunista español, tras más de cuarenta años operando en la clandestinidad.

La legalización del Partido Comunista español,se produce después de que el partido presentase el 11 de febrero de 1977, la documentación para ser incluido en el Registro de Asociaciones y tras mantener, varias reuniones que el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y el líder del Partido Comunista español, Santiago Carrillo, y otros dirigentes mantuvieron de forma secreta.

El Partido Comunista español, ya era un partido político que contaba con el apoyo de miles de personas, que ansiaban el establecimiento efectivo del régimen democrático, prueba de ello son los 200.000 afiliados, con los que llegó a contar el partido el año en el que fue legalizado.

Su líder, Santiago Carrillo, era muy consciente de que el partido tenía que salir a la superficie, e imponer su legalización como parte del proceso de transición, hacia la democracia.

Es posible, que la legalización del Partido Comunista español fuese posible, gracias a la reacción ordenada que mantuvieron los militantes y simpatizantes, durante la jornada del entierro de los abogados de Atocha, que fueron asesinados, por un grupo de pistoleros de extrema derecha

La actitud de los militantes comunistas, en la conocida semana trágica de la Transición, fue clave para convencer al presidente del Gobierno de España, Adolfo Suárez, de legalizar el Partido Comunista español.

Finalmente, el 9 de abril de 1977, pocos días después de que el Gobierno disolviera la Secretaría General del Movimiento, se comunicó la legalización del Partido Comunista español, una decisión que suscitó una gran polémica y rechazo, por el sector más conservador de la sociedad, pero que supuso un acontecimiento imprescindible, para la normalización del proceso democrático.

Carrillo cumplió con las condiciones de Suárez, de conseguir que se contuviera la alegría comunista, para evitar confundirla con provocación. Y lo más importante: el Partido Comunista debería admitir la bandera nacional, roja y gualda, y aceptar la Monarquía como forma de Gobierno.

Y así lo hizo el 14 de abril, irónica y casualmente, el día conmemorativo del advenimiento de la República en 1931. Suárez y Carrillo habían ensamblado la pieza "maldita" que le faltaba al sistema democrático, por el que se regiría España.

Y la Historia les pasaría factura un tanto cruel: a la vuelta de unos años, ambos serían inmolados por sus respectivos partidos.

 

lunes, 7 de abril de 2025

El grave trastorno bipolar, en los últmos años del rey Felipe V de España

Tal día como hoy, 8 de abril de 1701, las Cortes españolas reconocían a Felipe V como Rey de España.

Felipe V, era el segundo hijo del gran delfín Luis de Francia y, por tanto, nieto de Luis XIV, el "Rey Sol", el perfecto ejemplo de monarca absolutista, y su modelo a seguir. Felipe V siguió sus pasos en España, tras proclamarse Rey, el 16 de noviembre de 1700 en el palacio de Versalles, una vez muere el último monarca español de la casa de Austria, Carlos II, Rey que le nombró heredero, del trono español.

Sus primeros años de reinado, no fueron fáciles. El miedo de muchas potencias europeas a una unión dinástica, entre Francia y España, acabó en un inevitable enfrentamiento por el trono español, entre Felipe V y el archiduque Carlos de Austria, que duraría catorce largos años y que pasaría a la historia, como la Guerra de Sucesión española.

Con el tratado de Utrecht y el posterior sitio de Barcelona, Felipe V es reconocido como Rey de España y de las Indias, por parte de todos los países firmantes, pero el precio es renunciar a cualquier derecho al trono francés.

Felipe V fue el primer Rey de España de la casa Borbón. También el primero de nuestro país en abdicar. Lo hizo de forma inesperada en enero de 1724. Los motivos de la abdicación de Felipe V en favor de su hijo Luis, no se saben a ciencia cierta.

En su momento se dijo, que el monarca esperaba acceder al trono de Francia, ante una posible muerte prematura de Luis XV y para ello, no podía ser Rey de España, según el Tratado de Utrecht. Otro motivo que pudiese explicar la abdicación de Felipe V, es que esta acción fuera la de un hombre enfermo que, consciente de que no se encontraba en condiciones de gobernar, eligió apartarse de las responsabilidades de Gobierno.

Su hijo Luis, no duraría mucho en el trono. Tan solo siete meses y medio, tras fallecer el 31 de agosto de 1724 victima de la viruela. Tras su muerte, Felipe V volvía a ocupar nuevamente el trono de España, para afrontar su segunda etapa como Rey, esta vez hasta su muerte.

Durante los últimos años de su reinado, la enfermedad mental y el deterioro físico de Felipe V, se fueron acentuando, se puede apreciar al rey en obras célebres de los pintores franceses, como Jean Ranc y Van Loo, se observa el cansancio que presenta, producto de problemas alimenticios y males psicológicos, hasta que en la noche del 9 de julio de 1746 murió de un ataque cerebrovascular.

El rey Felipe V,  padecía una severa depresión y trastorno bipolar, con síntomas psicóticos como alucinaciones y delirio. Tenía crisis con estado descuidado, con mala higiene personal, en algún momento se creyó una rana y croaba y saltaba por el Palacio de La Granja, o creía que le faltan las extremidades o estaba muerto.

En la mañana del 4 de octubre de 1717, como si fuera una locura programada para estallar de golpe, Felipe V sufrió un ataque de histeria, cuando salió a cabalgar y creía, que el sol le atacaba.

Pensó, que querían envenenarlo y no se cambiaba de ropa, durante días. Por ese motivo era recluido en sus habitaciones, con chequeo permanente y guardias, para impedirle escapar. Luego se recuperaba hasta la próxima crisis. 

El Rey sufría oscilaciones de euforia y depresión, Tenía una personalidad neurótica y sufría fobias, como miedo al ridículo, hipocondría y pánico al Infierno

En sus momentos más delirantes, trató de montar en los caballos de los tapices del palacio, y se creyó una rana, saltando como si lo fuera . Los estudios recientes, dejan al descubierto una vida truncada por un grave trastorno bipolar. La reina, siempre estuvo al tanto de su salud, hasta su muerte.


domingo, 6 de abril de 2025

TITO PEPE


Desde niño, se había dedicado a las faenas agrícolas, y como es normal en estas tareas, se acostaba cuando las gallinas, se levantaba a las cinco de la mañana, pasaba los días deslomado, mirando al cíelo por si llovía o ventaba, y acababa cada año más pobre que el anterior.   

Tras una efímera estancia en la Guardia Civil, que tampoco satisfizo sus aspiraciones, un día, Pepe decidió romper su dinámica vital, en la que no barruntaba futuro alguno, y tras entramparse con banco y amigos, optó por poner un bar – actividad a la que nunca antes había estado vinculado - en la plaza de la Fuente de Arriba,  de Álora mi pueblo,  en donde se ubicaba entre otros edificios emblemáticos, el ayuntamiento del municipio.

El bar - que llamaba la atención por sus pequeñas dimensiones -  estaba situado en una esquina de la plaza, y constaba de un pequeño mostrador y un salón, en donde, si se sentaban cinco personas, impedían el paso a la barra. Carecía - además - de cocina, por lo que las tapas – más frías que un  muerto - eran siempre de lata o embutido. 

Por todo ello, el establecimiento de nuestro héroe – y en mi tierra - reunía todos los requisitos necesarios para fracasar de la manera más estrepitosa, pero por algún misterioso designio del destino, el bar de “Tito Pepe” como se le conoció nada más abrir, siempre estaba lleno hasta los topes

.Pero, si sorprendente era este hecho, lo era muchísimo más, cuando se analizaba el servicio que allí recibía la clientela. Siempre he pensado, que los seres humanos - con escasas excepciones - tienen un altísimo componente masoquista en sus genes, y la dinámica de actuación del bar del Tito Pepe, acabó por convencerme de ello, de forma absoluta

Pepe, que había puesto el bar para escapar a la tiranía de la azada y el arado romano, y sus dotes como camarero dejaban mucho que desear, vio no obstante, como ese desconocimiento y lo desabrido y a veces hasta grosero de su trato hacia él publico, fue precisamente la causa de su éxito.

 No había nadie, que no recalase en el singular establecimiento y recibiese – de paso – su ración, y no precisamente de tapas.-Tito Pepe, sírveme otra cerveza – pedía por cuarta vez un cliente, y el aludido en su habitual tono contestaba; -¿Cuándo vas a dejar de beber, te largas de una puñetera vez, y me dejas tranquilo...?.

-¿Tienes calamares calientes…? - preguntaba otro parroquiano que sabía de sobra que el bar no disponía de cocina. El tito Pepe, mirándolo con desprecio, en mal estilo contestaba-¿Calamares calientes?.... vete  a tu casa si quieres comer caliente... ¿no te fastidia este...? -

¿Puedes ponernos un vermú...? Pedían las señoras que en grupo habían salido a pasear, Pepe, mientras servía de mala gana lo solicitado rezongaba -¿No es un poco tarde, para que andéis por la calle de pingoneo?... en vuestra casa fregando y cuidando de los niños y los maridos, es donde deberíais estar, y no de cachondeo por ahí...

Todas las fuerzas vivas de la localidad, pasaban por la barra del establecimiento de nuestro hombre y este, sin importarle su cargo, les trataba con su singular rasero.  

- Tito Pepe, quiero presentarte al nuevo juez de instrucción del pueblo – decía el secretario del juzgado, entrando con la primera autoridad judicial de la localidad recién llegado. Pepe, sin inmutarse lo más mínimo contestaba - Si viene contigo, seguro que es tan sinvergüenza como tú.... y seguía tan tranquilo con lo que estuviese haciendo.

La clientela – y esta era la base de su éxito - deliberadamente buscaba la provocación del personaje, al objeto de hacer chanza con sus ocurrencias. 

-Tito Pepe, ¿tú de pequeño cuidabas cerdos, verdad?... – le preguntaba uno de ellos - a lo que nuestro personaje aclaraba, mirando fijamente a su interlocutor, mientras limpiaba el mostrador...Y continúo.... y continúo... y sus palabras - lejos de enfadar a nadie - provocaban una carcajada general.

Un perote, poeta aficionado, escribió unos versos que se exponían en un cuadro colgado de unas de las paredes del local, y que la clientela del mismo, tarareaba con música del “Soldadito español”. Decía así;

        En este establecimiento, de solera y tradición,
        hay que seguir estas normas, “pa” no agarrar un tablón
        pedir las tapas fiambres y no mentar la cocina,
        aunque te mueras de hambre o te “jarten” de chacina,
        y si te mandan al sitio, que aquí no puedo nombrar
        aguántalo con paciencia, porque estás en el “luga”... 

Un mal día, el tito Pepe se sintió indispuesto y en poco más de diez minutos, había dejado el mundo de los vivos, sin que de nada valiesen sus desplantes ante la de la guadaña, que seguramente - y como suele pasarle siempre – no estaba para bromas. 

Con su muerte, se acabó la singladura del singular local, pero a los pocos meses de su deceso, un lagareño – apelativo con el que en mi tierra son conocidos los habitantes de las tierras de secano – pensó que si al tito Pepe le había ido tan bien, hora era ya, de hacer una nueva edición del establecimiento, y por supuesto en idéntica forma.

Buscó un local aparente, que aunque no en la plaza mayor - por no haber ninguno libre - estuviese céntrico, y tras reproducir lo más fielmente que supo y pudo el anterior, lo abrió al público, poniéndose él mismo, tras la barra. 

Uno de sus primeros clientes fue un camionero - grande como un armario - del cercano pueblo de Pizarra, que había estado toda la mañana cargando su camión de limones redrojos, y todo él – de pies a cabeza - era un río de sudor.

Resoplando como un tren de mercancías, se acodó en la barra del recién estrenado bar, y pidió una cerveza bien fría. Sintiéndose invadido por el espíritu de Tito Pepe, el lagareño miró con cara de asco al cliente mientras le decía -¿Una cerveza... una cerveza?... una mierda, es lo que voy a ponerte...

Al camionero se le pusieron los ojos como platos, y mientras juraba en arameo, agarró por el cuello al desprevenido camarero, y sacándolo por encima del mostrador, le descargó una ensalada de tortazos y mamporros, con unas manos tan grandes como palas de remero. 

Al día siguiente, el letrero de “cerrado por cambio de negocio”, estaba colgado en la puerta.

Mientras curaba sus hematomas y contusiones, el lagareño de nuestra historia, tuvo tiempo de comprender, que hacía falta ser algo más que descarado e insolente, para ser émulo del Tito Pepe.


  J.M.Hidalgo// Historia de gente singular
            
   

Pedro Téllez Girón y Velasco, el héroe español que arrinconó a los corsarios

Tal día como hoy, 7 de abril de 1621, el aristócrata Pedro Téllez Girón y Velasco, duque de Osuna, el olvidado héroe español que arrinconó a los corsarios, era apresado y acusado de corrupción

Nacido en la localidad sevillana de Osuna, Pedro Téllez Girón y Velasco fue descrito por Miguel de Cervantes, debido a su baja estatura como un “señor muy pequeño que era muy grande” y es que su instinto político y sus habilidades militares, eran incomparables.

Tras destacar en los ejércitos de Flandes, este noble sevillano fue nombrado virrey de Sicilia, por el Rey Felipe III en febrero de 1610. Cuando tomó posesión, del Reino de Sicilia este se hallaba en la más profunda miseria económica, al mismo tiempo que era acosado constantemente por corsarios.

El duque de Osuna, Pedro Téllez Girón y Velasco, restituyó el crédito de la hacienda pública siciliana, ajusto los impuestos y equilibró los presupuestos. Frente a la gran inseguridad de la isla, limpió los caminos de salteadores y reorganizó la marina, para defender Sicilia, de los corsarios turcos y berberiscos.

Osuna reorganizó la marina española en el Mediterráneo, con nuevas naves y estrategias, y desarrolló una política corsaria, altamente efectiva y rentable contra turcos, berberiscos y venecianos. Sus capitanes tuvieron éxitos militares como las batallas del cabo Celidonia, Ragusa y Constantinopla, además de un flujo constante de dinero, para las arcas reales, salido de sus botines de guerra y el comercio.

Los años de su mandato, lograron la hegemonía española en el Mediterráneo central, hasta el punto de que su poder naval combinado, llegaría a eclipsar al del propio sultán otomano

En 1616 fue designado virrey de Nápoles, un cargo de mayor importancia que el anterior. El Reino se encontraba en una situación similar a la de Sicilia, por la mala gestión de sus predecesores pero Pedro Girón, logró reconducir la situación. También fortaleció el ejército y la marina de esta parte del Imperio español, con cerca de 18.000 soldados, que le permitieron controlar el Adriático.

Durante su carrera, se enfrentó a las obstrucciones de la corte de Felipe III, que palió con grandes sobornos.​ Con la misma liberalidad, fue pionero en la administración naval, asegurando un continuo desarrollo y la estabilidad de los salarios, de la soldadesca y marinería, métodos que serían utilizados, por la Marina Real británica.

Sin embargo, sería acusado, probablemente con falsedad, de buscar alzarse contra la corona y de participar, en la oscura Conjuración de Venecia, tras lo cual el Conde-Duque de Olivares y su camarilla lo destituyeron y mandaron a prisión.

Tras la muerte del Rey Felipe III, los representantes del nuevo monarca, el Rey Felipe IV, pretendieron hacer una limpieza,.entre los elementos más insolentes, del anterior reinado como escarmiento, hacia los más notorios. Una política que iba a quedarse en amago pero que colocó al duque de Osuna en el punto de mira.

Solo un mes después, de la muerte de Felipe III, el duque de Osuna fue encarcelado y acusado de corrupción, parcialidad en la justicia, venalidad, aceptación de sobornos y otros tantos delitos. Fue apresado el 7 de abril de 1621, un miércoles santo, en el que fue conducido a la prisión madrileña, de la Alameda.

Sus últimos años de vida, fueron una lastimosa peregrinación por distintas prisiones españolas ,en las que mostrada cada día, mayores quebrantos físicos. Pedro Téllez Girón y Velasco falleció en prisión, en septiembre de 1624.

sábado, 5 de abril de 2025

Juan José de Austria, el "otro" Juan de Austria

Tal día como hoy, el 6 de abril de 1629, se cree que nació el militar y político español, Juan José de Austria.

Hijo natural del Rey Felipe IV y la actriz María Calderón, Juan José de Austria fue criado en secreto. Su destino fue en un comienzo la carrera eclesiástica pero, por consejo del conde-duque de Olivares, el Rey lo reconoció como su hijo para suplir la eventual falta, de herederos varones.

En 1643, fue elevado a la dignidad de Príncipe y se le nombró prior de la orden militar de San Juan, para los reinos de Castilla y León, sin embargo, el Rey rechazó en todo momento, su pretensión de ser legitimado y reconocido como Infante.

Con apenas 18, años empezó a emular las hazañas del primer Juan de Austria, al recibir el mando de la flota enviada a sofocar la revuelta de Nápoles. Su crédito aumentó al dirigir el sitio de Barcelona de 1652, sitio con el que puso fin a la rebelión de Cataluña. Un hecho por el que fue nombrado virrey de Cataluña.

Años más tarde, fue nombrado virrey de Flandes, cargo bajo el cual logró derrotar a los franceses, en el cerco de Valenciennes y en la toma de Condé.

A la muerte de su padre, el Rey Felipe IV, cambió la actividad militar por la política. Ante los problemas sucesorios y la debilidad de su hermanastro Carlos II, Juan José de Austria se esforzó por lograr una legitimación, que le facilitara el acceso a la gobernación de la Monarquía.

Incluso planeó casarse, con una hija del rey difunto y alarmó a la rama austriaca de la Casa de Habsburgo, con sus ansias de poder, ansias que le llevaron a enfrentar a la Reina Mariana de Austria, quien intentó alejarle de España, en reiteradas ocasiones.

Al cumplir Carlos II la mayoría de edad, en un intento del joven monarca de librarse de la regencia de su madre, Juan José de Austria, fue llamado para prestar juramento con honores de Infante.

El día 23 de enero de 1677 Juan José de Austria, hijo de Felipe IV, se convirtió en ministro de su hermanastro Carlos II. A pesar del entusiasmo inicial, su mandato fue breve y estuvo lleno de polémicas.

Tras hacerse con las riendas del gobierno, don Juan desarrolló una intensa actividad: decretos de repoblación, control de precios, penalización del lujo, reforma monetaria, protección de la producción, reducción de funcionarios y auditorías de cargos.

Pero los resultados fueron poco brillantes, quizá porque era difícil contentar a los grupos tan dispares, que le habían catapultado al poder. Agotado por su dedicación al trabajo, murió apenas dos años más tarde a causa de una repentina enfermedad,

Hubo grandes esperanzas sobre su administración, pero resultó decepcionante y corta; Juan murió, tal vez por envenenamiento, el 17 de septiembre de 1679, cuando tan solo tenía 50 años. .

Había representado bien su papel, pero dejaba a un rey voluble y frágil, en medio de una tormenta de ambiciones políticas desatadas.


viernes, 4 de abril de 2025

La fundación y trayectoria de la siniestra SS Hitleriana

Tal día como hoy, 5 de abril de 1925:Se funda las Schutzstaffel,(SS) organización militar, policial, política, penitenciaria y de seguridad al servicio de Adolf Hitler y del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, en la Alemania nazi y después por toda la Europa ocupada por los alemanes, durante la Segunda Guerra Mundial.

Desde sus modestos comienzos, la organización de las SS (Schutzstaffel o “escuadras de protección”), se convirtió en un estado virtual dentro del estado de la Alemania nazi, en el que trabajaban hombres, que se consideraban la “élite racial” del futuro nazi.

En el estado nazi, las SS se hicieron cargo de la seguridad, la identificación del origen étnico, la política de establecimiento demográfico, y la recopilación y el análisis de información de inteligencia. Controlaban las fuerzas policiales alemanas y el sistema de los campos de concentración. Además, concibieron e implementaron planes diseñados, para reestructurar la composición étnica de Europa oriental y la Unión Soviética, bajo ocupación.

A partir de 1939, las SS asumieron la responsabilidad de “resolver”, el llamado problema judío y después de 1941, sus líderes planificaron, coordinaron y dirigieron, la llamada “solución final”. Esta “solución” consistía en la aniquilación de los judíos europeos, lo que ahora conocemos como el Holocausto.

En 1925, Adolf Hitler, Führer del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, o partido nazi, fundó las SS. Esta organización, que estaba subordinada al jefe de personal de las SA, o tropas de asalto, tenía las siguientes obligaciones: proteger a Hitler y otros líderes y oradores nazis, proveer seguridad para las reuniones políticas, y conseguir suscriptores, para el periódico del partido nazi, llamado "El Observador del Pueblo".

El 20 de enero de 1929, cuando las SS contaban con 280 hombres, Hitler nombró a Heinrich Himmler líder de las SS del Reich. Himmler consideró que esta era una buena oportunidad, para desarrollar un cuerpo élite del partido nazi, basado en las visiones nacionalistas raciales de la “pureza racial”, y que la lealtad a Hitler, era la personificación del futuro de la nación alemana.

Mediante una rigurosa selección de candidatos, para el ingreso a las SS basada en la ascendencia “racial” y la fiabilidad política, transformó a las SS en una guardia de élite formada por el mejor “material racial”, disponible en Alemania con una absoluta lealtad al liderazgo de Hitler, del movimiento nazi y la nación alemana y a la visión de Hitler del futuro a largo plazo, del Tercer Reich.

Antes de que los nazis tomaran el poder en Alemania, Himmler introdujo dos funciones clave para las SS: seguridad interna y custodia de la pureza racial. Pocos meses después de que las SS, aplastaran un levantamiento contra el liderazgo de Hitler, iniciado por las SA de Berlín, inspirándose en el lema de las SS, “Mi honor es lealtad”, Himmler creó el Servicio de Seguridad, en el verano de 1931.

Adolf Hitler nombra en 1936 al jefe de las SS, a Heinrich Himmler, jefe de todas las unidades, de policía alemanas. Todos los poderes de la policía, ahora están centralizados. La Gestapo (policía secreta del estado alemán) queda bajo control de Himmler. Como responsable de la seguridad del estado, tiene la autoridad para mandar gente a los campos de concentración. Los miembros de la Gestapo suelen ser también miembros de las SS.

El SD - Servicio de Seguridad-  reunió información de inteligencia sobre los opositores de Hitler, dentro del partido nazi, los líderes y las actividades de otros partidos políticos, además de funcionarios del gobierno federal y local. En agosto de 1934, Rudolf Hess, segundo líder del partido nazi, anunció que el SD sería a partir de ese momento, la única agencia autorizada, para reunir y analizar, información de inteligencia política, en el Tercer Reich.

A fines de 1931, Himmler estableció una Oficina de Raza y Asentamiento de las SS, para evaluar las solicitudes de hombres de las SS que querían casarse, con un nuevo “decreto de matrimonio” interno. Esta “pericia”, desarrollada mediante el mantenimiento de la “pureza racial” en las SS, se utilizaría más tarde durante la guerra, para determinar si una persona era “alemana” o no.

Dicha determinación, como mínimo, podía significar trabajo y mejores raciones de alimentos, para los residentes en territorio bajo ocupación alemana, durante la Segunda Guerra Mundial. Para los polacos, que realizaban trabajos forzados en el Reich, acusados de tener relaciones sexuales, con mujeres alemanas, esta “evaluación racial” podía ser la diferencia, entre la vida y la muerte.

Cuando los nazis tomaron el poder en enero de 1933, las SS tenían más de 52.000 miembros. Como recompensa por su participación, en el asesinato de Ernst Röhm y el liderazgo máximo de las SA, entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934, Hitler anunció que las SS, era una organización independiente.

Himmler, el jefe de las SS, era ahora subordinado de Hitler, en la nueva función de este como Führer de Alemania. Como Führer, Hitler ya no era un político ni ejecutivo, regido por las limitaciones legales del estado alemán, sino más bien un símbolo de la supervivencia y la grandeza futura de Alemania, con autoridad para actuar más allá de las leyes del estado con el fin de garantizarlas. 

La subordinación de Himmler a Hitler dentro de esta cadena de mando, “Führer-Ejecutivo” fue la base del inmenso poder, que las SS acumuló durante el régimen nazi.

Como jefe de las SS, Himmler recibió autoridad directamente de Hitler, para llevar a cabo políticas ideológicas, que las leyes del estado no permitían. Esta “autoridad del Führer” basada en la ideología, permitió la autorización de la encarcelación indefinida, en el sistema de campos de concentración y el asesinato masivo.

Los líderes nazis, justificaron esta cadena legal de mando adicional y las políticas iniciadas con su autorización, con los decretos de emergencia nacional posteriores al Incendio del Reichstag en 1933 y, después de 1939, con la intensificada emergencia, generada por la guerra.

Después de la II Guerra Mundial, el Tribunal Militar Internacional en Núremberg declaró a las SS como organización criminal. Los integrantes de todas sus subdivisiones, incluyendo la Gestapo, las SD, las Unidades Calavera, las Waffen-SS y otras, fueron juzgados como criminales de guerra. Algunos fueron condenados a muerte o a cadena perpetua, pero muchos quedaron en libertad.

jueves, 3 de abril de 2025

Ignacio de Loyola, primer general de los Jesuitas

Tal día como hoy, 4 de abril de 1541, San Ignacio de Loyola era elegido en España, como primer general de los Jesuitas.

Ignacio de Loyola era el pequeño de un familia de trece hermanos. Hijo de Beltrán Ibáñez de Oñaz y Marina Sánchez de Licona y Balda, nació en el castillo de Loyola, en Azpeitia (Guipúzcoa). 

Llegaba al mundo casi al mismo tiempo, que Colón descubría América y el papa Borja se establecía en la Sede de San Pedro. Todavía era pequeño, cuando fue a Arévalo a servir a Juan Velázquez de Cuéllar, tesorero general de Castilla. Más tarde servirá al duque de Nájera, virrey de Navarra.

En el sitio de Pamplona, en mayo de 1521, un disparo de cañón le rompe la pierna derecha. Ignacio es un miembro de la nobleza y sueña con hazañas de caballeros, pero en su convalecencia, lee la vida de Jesús y vidas de santos y se convierte. 

Después de la herida en Pamplona y de la recuperación en Loyola, Ignacio decide ponerse en camino y peregrina de Loyola a Manresa, recorrido que ha dado lugar al Camino Ignaciano. Llega a Montserrat, el 21 de marzo de 1522, donde deja su espada a los pies de la Virgen de Montserrat y sustituye el vestido de caballero, por una tela de saco, símbolo del peregrino. 

El 25 de marzo, llega a Manresa donde tendrá que quedarse cerca de un año, ya que no puede emprender el viaje a Tierra Santa, que tenía previsto. La estancia de San Ignacio en Manresa -mucho más larga de lo que estaba previsto- tiene un gran relieve, en la biografía y obra del santo. 

En Manresa, tal y como él mismo escribe en su Autobiografía, vive una profunda experiencia espiritual, que lo transforma para siempre y que sería el origen de una serie de indicaciones metodológicas, para guiar experiencias similares: el Libro de los Ejercicios Espirituales, una ayuda para orientar, según Dios, la propia vida. 

Por este motivo, la ciudad de Manresa, donde hoy la Compañía de Jesús cuenta con el Centro Internacional de Espiritualidad , Cueva de San Ignacio, es uno de los lugares fundamentes, de la espiritualidad ignaciana. 

Peregrina a Montserrat y quiere llegar a Barcelona para embarcarse hacia Tierra Santa, pero la epidemia de peste que azota la ciudad, le obliga a quedarse en Manresa donde vive una profunda experiencia espiritual. Se entrega totalmente a la oración y a la pobreza y escribe las líneas fundamentales de sus "Ejercicios Espirituales".

En febrero de 1523, va finalmente a Tierra Santa y desea quedarse, pero a la vuelta de Jerusalén, entiende que debe hacer algo diferente, a lo que había previsto. Decide estudiar y lo hace en Barcelona, Alcalá, Salamanca y París. En esta última ciudad, reúne sus primeros compañeros y el año 1540, nace la Compañía de Jesús. Con sus compañeros marcha a Roma, para ponerse al servicio del Santo Padre. 

Algunos miembros del grupo (Laínez, Salmerón, Favre ...) tienen un papel muy importante en el Concilio de Trento. Su preocupación es la extensión y defensa de la fe, su empuje misionero y la educación de la juventud.

La Compañía crece por todo el mundo. Surgen colegios en Roma, España, Alemania, Francia y los Países Bajos. Aparecen las primeras universidades. Después de la muerte de Ignacio, se redacta la Ratio Studiorum en 1599, una guía o plan de estudios, que recoge la teoría y práctica docente de los jesuitas. 

Con el tiempo, la actividad de la Compañía se fue diversificando, hacia diferentes campos según los retos y problemas de cada generación. Ignacio de Loyola murió en Roma en julio de 1556, pero su labor perduraría. Su espíritu e ideal de acción quedaban asegurados.

San Ignacio hizo varias estancias, en la ciudad de Barcelona. En la Basílica de Santa María del Mar, la Capilla de San Ignacio, recuerda el lugar donde Ignacio pedía limosna entre 1524 y 1526. Está representado con una escultura de bronce, del artista Lau Feliu, que presenta Ignacio como un mendigo, con la mano extendida y los pies descalzos. 

La ruta por la Barcelona Ignaciana, recorre los principales lugares de interés vinculados al paso de Ignacio por la ciudad.

Muerto Ignacio, le sucedió como general de los jesuitas, su más estrecho colaborador, el castellano Diego Laínez. Años más tarde, en 1622, Ignacio fue canonizado por el Papa Gregorio XV.


 

miércoles, 2 de abril de 2025

Las ofrendas que Cristóbal Colón entregó a los Reyes Católicos, al volver de América

Tal día como hoy, 3 de abril de 1493, los Reyes Católicos recibían con todos los honores al hombre que había descubierto América, Cristóbal Colón.

Meses después del descubrimiento de América, Cristóbal Colón regresó a la Península Ibérica. Lo hizo en marzo de 1493, sin embargo, no fue hasta abril de 1493 que Colón fue recibido por los Reyes Católicos. El encuentro tuvo lugar el 3 de abril de 1493, en la ciudad de Barcelona.

Se desconoce el día, que el almirante Cristóbal Colón entró en la ciudad. Tampoco se sabe el lugar exacto en el que fue recibido. Es posible que el encuentro tuviera lugar, en el Salón del Tinell, en pleno centro de Barcelona, o en el monasterio de San Jerónimo de la Murtra, en Badalona.

El viaje del Almirante hasta la Ciudad Condal causó sensación. Colón llevaba siete indígenas americanos, así como papagayos, otros animales y plantas y frutos diversos, de modo que "la gente corría a los caminos para verle y a los indios y otras cosas y novedades que llevaba ", según escribía un cronista. 

En Barcelona los soberanos lo recibieron con alborozo y le prodigaron los mayores gestos de deferencia, permitiéndole sentarse ante ellos o paseándose con él por las calles de la ciudad.

Los detalles de la recepción, al igual que muchos asuntos de la vida de Cristóbal Colón, continúan siendo un misterio. El cronista Francisco López de Gomarra, llegó a decir en su crónica, sobre este acontecimiento en el S. XVI que:.

“Colón Presentó a los Reyes el oro y las cosas que traía del otro mundo; y ellos y cuantos estaban delante se maravillaron mucho en ver que todo aquello, excepto el oro, era nuevo como la tierra donde nacía. Loaron los papagayos, por ser de muy hermosos colores: unos muy verdes, otros muy colorados, otros amarillos, con treinta pintas de diversa color; y pocos de ellos parecían a los que de otras partes se traen.

Las hutias o conejos eran pequeñitos, orejas y cola de ratón, y el color gris. Probaron el ají, especia de los indios, que les quemó la lengua, y las batatas, que son raíces dulces, y los gallipavos, que son mejores que pavos y gallinas.

Marvilláronse que no hubiese trigo allá, sino que todos comiesen pan de aquel maíz. Lo que más miraron fue los hombres, que traían cercillos de oro en las orejas y en las narices, que ni fuesen blancos, ni negros, ni loros, sino como triciados o membrillos cochos. 

Los seis indios se bautizaron, que los otros no llegaron a la corte; y el rey, la reina y el príncipe don Juan, su hijo, fueron los padrinos, por autorizar con sus personas el santo bautismo de Cristo en aquellos primeros cristianos de las Indias y Nuevo Mundo”.

El 20 de mayo de 1493 los reyes Fernando e Isabel, entre los premios y dignidades otorgados a Colón, le concedieron esta ampliación de su escudo de armas primitivo:

"El Castillo de color dorado en campo verde, en el cuadro del escudo de vuestras armas en lo alto a la mano derecha; y en el otro cuadro alto a la mano izquierda un León de púrpura en campo blanco rampando de verde, y en el otro cuadro bajo a la mano derecha unas islas doradas en ondas de mar, y en el otro cuadro bajo a la mano izquierda las armas vuestras que soliades tener. Las cuales armas serán conocidas por vuestras, e de vuestros fijos e descendientes para siempre jamás"



martes, 1 de abril de 2025

Juan Ponce de León: El descubrimiento de la península de La Florida

Tal día como hoy, 2 de abril de 1513, el militar español Juan Ponce de León y sus marineros, son los primeros europeos en desembarcar en la península de Florida.

De ascendencia noble, Juan Ponce de León fue page en la corte del Rey Fernando "el Católico" y combatió en la conquista de Granada.,

Se duda, de si su primer viaje a América, lo llevó a cabo en el año 1493 o con Nicolás de Ovando en 1502. En todo caso, Juan Ponce de León, tuvo un importante papel en la empresa colonizadora, que prosiguió al descubrimiento de América, al colaborar en la conquista de La Española con Nicolás de Ovando, conquistador del que recibió el encargo, de ocupar la cercana isla de San Juan, actual Puerto Rico, en 1508.

Dos años después, a pesar de la oposición de Diego Colón, Juan Ponce de León logró ser nombrado gobernador de Puerto Rico en el año 1510. Gracias a la conversión del cacique Agüeibana, Puerto Rico fue sometido sin dificultad.

Juan Ponce de León, pudo dedicarse a la fundación de ciudades y a la explotación del oro, sin embargo, tras la muerte del líder indígena, la población local se sublevó contra la dominación española y el régimen de encomiendas, al que habían sido sometidos.

Tras una dura lucha, Juan Ponce de León se impuso a los nativos y tomó sangrientas represalias, aunque no duró mucho en el cargo tras someter a los indígenas, pues en 1511 fue destituido de su cargo como gobernador.

Fue entonces cuando Juan Ponce de León, se embarcó en una nueva aventura que le llevó a ser el primer europeo en pisar la península de Florida, territorio al que llamó "La Florida" por su abundante vegetación y por producirse el hallazgo, en fechas de Pascua Florida.

Ponce de León quiso organizar su propia expedición. En la isla de San Juan, no había medios para organizarla y Ponce decidió hacerlo, desde la isla de La Española. Fue con Pedro de la Mata. Se gastó 6 000 pesos de oro de su propio patrimonio.​

Ponce de León avisó de su expedición, a Carlos I, al cardenal Adriano y al secretario del Consejo de Indias Juan de Samano. Las dos primeras cartas, se conservan en el Archivo General de Indias de Sevilla.​

El propio Ponce, informó de que saldría de la isla de San Juan, hacia el 15 de febrero de 1521. Según Gonzalo Fernández de Oviedo, Ponce llevaba 200 hombres, 50 caballos, así como yeguas, terneras, cerdos, ovejas y cabras. La expedición también portaba semillas, arados, carretas y todo lo necesario, para la fundación de una población. Según Antonio de Herrera fueron solamente dos barcos. Fernández de Oviedo indica que en la expedición iban también algunos clérigos.

La flota llegó a la península de Florida, alrededor del 28 de febrero. Probablemente Ponce se dirigió al territorio del cacique Escampaba, con el cual ya había tratado de forma amistosa. Según la descripción del cosmógrafo Juan López de Velasco, este lugar era la bahía de San Carlos (Cayo Mound). 

Los indios calusa, terminaron por atacar a los españoles y estos organizaron una entrada de castigo. Oviedo cuenta, que hubo una batalla en que murió un grupo de españoles y el doble de indios. En esta reyerta Ponce fue herido por una flecha, en el muslo, y se dirigió a La Habana, donde murió recibiendo los sacramentos.

Es muy probable, que la península de Florida ya hubiese sido pisada con anterioridad por navegantes españoles o portugueses, pero en caso de ser así, su descubrimiento había quedado en el olvido.