lunes, 21 de julio de 2025

La batalla de los Arapiles, punto de inflexión, en la Guerra de la Independencia Española

Tal día como hoy, 22 de julio de 1812, la alianza militar formada por españoles, portugueses e ingleses bajo el mando de Arthur Wellesley, quien más tarde se convertiría en el duque de Wellington, derrotó al poderoso Ejército napoleónico, dirigido por el  mariscal Marmont, en la batalla de los Arapiles, llamada así por el lugar en el que se batieron ambos ejércitos.

La batalla de los Arapiles, librada el 22 de julio de 1812, fue un punto de inflexión crucial en la Guerra de la Independencia española. Esta victoria del ejército anglo-portugués-español, liderado por el duque de Wellington, sobre las fuerzas francesas del mariscal Marmont, marcó un cambio significativo en el curso de la guerra y debilitó , considerablemente la ocupación francesa de España.

La mañana del 22 de julio de 1812, los franceses comenzaron a hostigar a las cuatro divisiones inglesas, que tenían enfrente en suelo castellano. El ruido de los cañones no cesó hasta las cuatro de la tarde, aunque los ataques no causaron demasiado daño al bando aliado.

Al mediodía, el grueso de tropas franceses se hizo visible, avanzando hacia el oeste, todavía tenían la esperanza de poder rodear al Ejército enemigo, para precipitar así su derrota.

Sin embargo, Marmont, al estar más preocupado por acelerar la marcha que por guardar la formación, perdió el control de sus tropas, y no solo eso, creyó que Wellesley estaba en plena retirada hacia Ciudad Rodrigo y confundió, el polvo que levantaba la reserva de caballería en Aldeatejada, con la retaguardia de este. Una grave torpeza, que decantó la batalla del bando aliado.

Aquel día 12.500 franceses y 5.220 aliados perdieron la vida en la batalla de los Arapiles. Además, generales como Bonnet, Desesgravier, Ferney, Marchand o Thomieres, auténticas leyendas de su Francia natal, dejaron su vida en los Arapiles o fallecieron horas después a causa de las heridas y, por si fuera poco, el bando aliado exhibió como trofeos de guerra,  a los casi 7.000 prisioneros capturados, junto a los 22 cañones y los 200 oficiales que también cayeron en sus manos.

Después de esta victoria, Wellington avanzó por el valle del Duero y tomó Madrid el 12 de agosto, donde fue aclamado como libertador por la población. Sin embargo, cuando se dirigió al norte en otoño, vio su avance interrumpido por la guarnición francesa de Burgos, que resistió el asedio y varios asaltos a la ciudad.

Amenazado por los refuerzos que llegaban de Francia, Wellington abandonó el asedio y se replegó en una retirada durísima, hacia sus bases de partida en la frontera de Portugal, recuperando los franceses la capital española el 2 de noviembre.

Aunque la campaña no fue decisiva, marcó un punto de inflexión en la guerra peninsular, y sumada a la catastrófica derrota francesa en Rusia, extendió por Europa la idea de que los días de gloria de Napoleón, podían estar acercándose a su fin.

El 24 de agosto el mariscal  Jean de Dieu Soult, ordena el fin del sitio de Cádiz por temor a que su ejército pueda ser aislado, siendo derrotado tres días después en la batalla del Puente de Triana. Lo que permite a las tropas anglo-españolas tomar definitivamente Sevilla y Málaga el 27 de agosto, Córdoba el 4 de septiembre y Granada y Jaén el 17 de septiembre.

1 comentario:

  1. Estimado José María, sé que no soy tu mejor corresponsal, pero te veo y te leo con frecuencia. Viajo por la Ruta de la Plata varias veces al año y paso por la señal hacia Arapiles. Solo una vez paré para conocer el sitio. Es un pueblo pequeño y quedé ciertamente decpcionado. No creo que seamos muchos los que nos hemos parado allí en honor y recuerdo de la Historia. Saludos.

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