Tal día como hoy, 7 febrero, 1852, el sacerdote Martín Merino, atentó contra la vida de la reina Isabel II
Martín Merino y Gómez ,fue un sacerdote republicano que acabó sus días ajusticiado en el garrote vil, al haber intentado asesinar a la reina Isabel II de España en 1852. Un cura que se vio envuelto en muchos problemas, debido a sus radicales posturas políticas y sobre todo, por su intento de regicidio.
Merino nació en Arnedo, La Rioja, en 1789 y con tan solo 19 años ingresó en los franciscanos. Aunque su formación sacerdotal tuvo un parón, debido a la Guerra de la Independencia, en la que participó como guerrillero, permaneció hasta 1821 al servicio de la religión católica. Fue entonces cuando tomó partido, de la revolución de 1822, intentando librar a España de Fernando Vll.
El 7 de febrero de 1852, cuando la reina Isabel ll se disponía a ir a la basílica de Atocha, para agradecer el nacimiento de su primogénita, Isabel "la Chata", El cura, 'escondido' tras su hábito, se coló en la basílica de Atocha, donde la reina tenía intención de presentar a su hija. Fue sorprendida por Merino, que se arrodilló frente a ella, como si quisiera pedir algún tipo de clemencia y al hacer la reina el gesto de agacharse, para ver qué era lo que le ocurría,al religioso, recibió una cuchillada en el costado derecho.
La reina Isabel ll se desplomó y fue rápidamente socorrida por los guardias, mostrando su preocupación por su hija, nada más cobrar la conciencia. En un primer momento se pensó que la reina fallecería, pues se desvaneció y permaneció inconsciente durante unos minutos, tras recibir el impacto del estilete. Sin embargo, y para sorpresa de todos, la reina salió totalmente ilesa, ya que los hierros que mantenían firme el corsé que llevaba, le salvaron la vida.
Acto seguido, todos los asistentes, se encargaron de detener al autor del intento de regicidio, que fue arrestado por la Guardia Real. Según explicaría posteriormente, su verdadero objetivo eran la madre y regente María Cristina, o el general Ramón María Narváez, pero se conformó con Isabel II.
El cura Merino, calificado por la mayoría de los historiadores, como un perturbado, no tardó en ser ajusticiado. Se organizó rápidamente para que el juicio al regicida se celebrase al día siguiente, quedando demostradas todas las prueban e imponiéndole el tribunal la pena capital, como condena.
Cuatro días después, Merino fue ejecutado a garrote vil en el Campo de Guardias. No obstante, la reina pidió que le perdonaran: "Que no lo maten por mi causa". Pero la sentencia fue firme, condenándole a la pena de muerte.
Finalmente, con el fin de que los restos mortales de Merino ,no se convirtieran en ningún tipo de reliquia para aquellos enemigos de la corona, se decidió incinerarlo y esparcir sus cenizas, por la fosa común, del madrileño cementerio del norte.
La reina donó los vestidos que llevaba, el día del atentado ,a la Virgen de Atocha, pero el corsé permaneció guardado casi treinta años en el Palacio Real de Madrid, considerado una reliquia, al haber salvado la vida de Isabel II. Finalmente, fue donado al Museo Arqueológico Nacional en 1871, por el rey Amadeo de Saboya.
Actualmente, el corsé que le salvó la vida a la reina Isabel ll de España, se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Sorprendentemente, la prenda todavía tiene manchas de sangre ribeteando la punzada.
Relación efemérides históricas; cuentos, reflexiones, poesias...
No hay comentarios:
Publicar un comentario