Tal día como hoy, 9 de junio del año 68: El emperador romano Nerón, es forzado al suicidio, con ayuda de su secretario Epafrodito, que lo apuñaló. El suicido forzado era una forma habitual de ejecución, en las antiguas Grecia y Roma,
Loco, tirano, extravagante, cruel, azote de los cristianos, pirómano, matricida y muy querido por el pueblo: así ha sido descrito Nerón Claudio César Augusto Germánico, cabeza del Imperio Romano entre los años 54 y 68 de nuestra era. su reinado se caracterizó por las ejecuciones sistemáticas, de cuantos se interpusieron en su camino, incluidos su hermanastro Británico y su antiguo preceptor, el filósofo Séneca.
Sobrino del también controvertido Calígula, Nerón llegó al trono tras la muerte de otro de sus tíos, el emperador Claudio, que lo había adoptado y nombrado sucesor, en detrimento de su hijo, Británico. Se convirtió así en el último gobernante de la dinastía Julio-Claudia, -descendiente de Julio César- iniciada por Augusto.
No todo fueron sombras en su reinado: los historiadores actuales destacan que venció al Imperio parto, sofocó la rebelión de los britanos y mejoró las relaciones con Grecia. Asimismo, promovió la diplomacia, el comercio, el deporte y la cultura, sobre todo el teatro –hizo construir muchos– y la música. Él mismo era músico aficionado: cantaba y tocaba la lira, como se ha visto en muchas películas.
Lo que hoy día se pone en duda, es que fuera él quien ordenara el famoso incendio de Roma de julio del año 64, y que contemplara la ciudad en llamas, mientras se entregaba a su pasatiempo favorito: tañer su instrumento interpretando el poema épico Iliupersis, según cuenta el historiador Suetonio, que lo odiaba.
El devastador fuego, fue probablemente accidental y Nerón, al tener noticias del mismo, viajó rápidamente a Roma desde su ciudad natal, Anzio,donde se hallaba, para encargarse del desastre. Según Tácito, utilizó su propio tesoro, para entregar ayuda material y abrió las puertas de su palacio.
Con ello volvió a ganar el favor del pueblo, que lo adoraba, no así los gobernadores, el Senado el ejército, que tras muchas conspiraciones y tensiones, dieron un golpe de Estado, colocaron a Galba en el trono y declararon “enemigo público” a Nerón. El Senado lo condenó a muerte, por crucifixión y la guardia de su casa lo abandonó.
Éste huyó de Roma y, al verse rodeado por soldados, pidió a su secretario Epafrodito que lo apuñalase. Nerón tenía solo 30 años. Sucedió el 9 de junio del año 68 y, según otro historiador del período, Dion Casio, sus últimas palabras fueron: “¡Qué gran artista muere conmigo!”.
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