Tal día como hoy, 4 de septiembre de 1886, en Estados Unidos, Gerónimo y su tribu. se rinden al ejército estadounidense.
Gerónimo nació el 16 de junio de 1829, en un campamento cercano al río Gila, que por aquel entonces formaba parte del territorio de Sonora, en México. Bautizado en su lengua nativa como Goyaalé, "el que bosteza", ha pasado a la historia como Gerónimo. Algunos sugieren que el nombre surgió, como una mala pronunciación por parte de los mexicanos, de su auténtico nombre indio.
Quienes le odiaban y temían creían firmemente, que Gerónimo poseía atributos místicos, entre los que destacaban, que era capaz de hacer encasquillar los rifles, de sus enemigos y que hacía inmunes a las balas, a todos aquellos que cabalgaban junto a él. Creían que era un hombre "medicina", un adivino, un experto en hierbas y en curación, que no luchó contra los "pieles blancas" por apego a su tierra, como los miembros de otras tribus indias, sino para vengar la muerte de su madre, de su primera esposa y de sus hijos, a manos de los mexicanos en Sonora en 1858.
La principal diferencia entre Gerónimo y otros célebres jefes indios, como Toro Sentado o Caballo Loco, fue su campo de actuación, que en su caso fue México, en torno a la Sierra Madre, más que al territorio estadounidense. De hecho, su enemigo por antonomasia fue el ejército mexicano, del mismo modo que para los apaches del sur, lo fueron los españoles.
En 1861, el ejército de Estados Unidos comenzó una guerra contra Gerónimo, con la intención de acabar con él y sus incursiones. Para lograr su objetivo, durante diez años las tropas norteamericanas, perpetraron atrocidades de todo tipo contra las poblaciones apaches. En supuestas reuniones de paz, el ejército de EE. UU. asesinó a sus caudillos y les impuso como condición, para poder salvar sus vidas, la reclusión de su tribu en reservas.
En 1871, el jefe apache Cochise aceptó rendirse y su pueblo, fue confinado en cuatro reservas situadas en Nuevo México y Arizona. Aquella "paz" duró poco ya que en 1877, las autoridades norteamericanas, dieron la orden de trasladar a los apaches a la reserva de San Carlos. Aquella decisión también enviaba un mensaje a Gerónimo, que acudió a parlamentar.
Sin embargo, no se respetó la tregua: los soldados estadounidenses lo atraparon, cargaron de cadenas y encerraron en una prisión militar, durante cuatro meses. De allí salió sólo para ser trasladado a la reserva de San Carlos, junto con sus compatriotas.
El 30 de septiembre de 1881, hubo una sublevación en la reserva ante el miedo a una supuesta operación, para arrestar a los elementos más beligerantes. En aquella revuelta, 375 apaches, entre ellos 74 guerreros, escaparon de San Carlos y sembraron, con Gerónimo a la cabeza, el terror allí por donde pasaron.
Instalado en la Sierra Madre, Gerónimo buscó la manera de liberar a los que se habían quedado en San Carlos. Para ello propuso una expedición para sacar de allí a los descontentos, que en realidad eran una minoría, y robar de paso todo el ganado que pudieran. El 16 de abril, el líder apache atacó la reserva al grito de: "¡Cogedlos a todos! ¡Disparad a todo aquel que se niegue a venir con nosotros!".
En realidad, muchos de los 179 apaches chihenes "liberados" que se vieron obligados a partir con el grupo de Gerónimo, lo hicieron a punta de rifle. En aquella época, los apaches llevaron a cabo la más violenta razia de su historia, robando, quemando a mujeres, arrojando a niños blancos contra cactus y torturando a blancos e indios, sin excepción.
Durante los años siguientes, el escurridizo Gerónimo esquivó a mexicanos, estadounidenses y caza-recompensas que se cruzaron en su camino. En mayo de 1883, el Gobierno de EE. UU. ordenó realizar operaciones en México, sin contar con la autorización de aquel país, para dar caza a los saqueadores. Una interminable hilera de exploradores apaches, se ofreció a unirse a la captura de Gerónimo, que finalmente fue cercado por el general Crook en la Sierra Madre.
Crook prometió tratar como amigo al líder apache, si se rendía y le acompañaba a Estados Unidos de forma pacífica, a lo que Gerónimo, temeroso de que llegaran los mexicanos, accedió. Con las raciones de comida bajo mínimos y sin la capacidad de hacer tantos prisioneros, a Crook no le quedó más remedio, que confiar en la palabra dada por el caudillo apache.
Pero en una cosa sí tenía razón Gerónimo. Los mexicanos estaban muy cerca. En enero de 1883, éstos sorprendieron a uno de los lugartenientes de Gerónimo. En la escaramuza murieron 14 hombres y numerosas mujeres fueron capturadas, entre ellas una esposa del líder indio. Como consecuencia, el general Crook esperó a Gerónimo durante meses.No fue hasta finales de 1883 cuando Gerónimo, apareció por sorpresa, en la reserva de San Carlos.
Durante algún tiempo, Gerónimo dio algún que otro problema en la reserva, debido a su adicción al alcohol. Cansado de aquella vida y de las prohibiciones del "Gran Padre Blanco", el líder organizó una nueva revuelta y huyó, con un pequeño grupo de partidarios. Sorprendido en la Sierra Madre occidental, por un grupo de soldados estadounidenses, que habían realizado otra incursión ilegal en territorio mexicano, Gerónimo y sus lugartenientes ,prometieron verse con Crook en la frontera.
El 25 de marzo de 1886 fueron fieles a su cita, aunque lo hicieron completamente borrachos. El general permaneció con gesto pétreo y se limitó a lanzarles un ultimátum: "O se rinden o les mataré aunque me lleve 50 años". A lo que Gerónimo respondió: "Me entrego. Una vez fui como el viento. Ahora me entrego ante ti, y eso es todo".
Al final, como apuntó Crook, "la rendición final de Gerónimo y su reducido grupo se consiguió, sólo gracias a los chiricahuas, que permanecieron fieles al Gobierno". Gerónimo todavía viviría 23 años más, reasentado como un pacífico granjero en Fort Sill, Oklahoma.
El mito del gran jefe Gerónimo proviene de esa época, cuando el antiguo caudillo, empezó a ser invitado como si de una gran celebridad, se tratase a ferias y festivales dedicados al Viejo Oeste. En 1905, incluso participó en el desfile inaugural del presidente Theodore Roosevelt y dictó su autobiografía en términos casi legendarios. Gerónimo también se convirtió al cristianismo, pero nunca renunció, a sus creencias apaches ancestrales.
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