domingo, 17 de noviembre de 2024

La conquista de Huesca por el Rey Pedro I de Aragón y Pamplona

Tal día como hoy, el 18 de noviembre del año 1096, el Rey Pedro I de Aragón y Pamplona, arrebataba a la poderosa taifa de Zaragoza, la ciudad de Huesca.

Pedro I era hijo de Sancho Ramírez e Isabel de Urgel. Su padre Sancho Ramírez decidió confiarle, siendo aún príncipe, Ribagorza y Sobrarbe​ a título de rey,​ bajo su suprema autoridad.

Era una fórmula que ya utilizaba Sancho el Mayor, que concedía en vida títulos de regulus a sus hijos, para que rigieran como tenencias, parte de sus dominios regios. 

No se conservan documentos del nombramiento, ni se conoce el día exacto del inicio de su gobierno sobre estas tierras, pero ya figura como tal a partir de junio de 1085.

Desde 1089, su padre le cedió el dominio en tenencia del curso medio del Cinca, a título de "rey de Monzón", tierras fronterizas muy expuestas a los ataques musulmanes, de la taifa de Lérida.

Seguía así Sancho Ramírez, la costumbre navarro-aragonesa de delegar tierras, gobernadas con títulos reales entre los infantes, para colaborar en las tareas de gobierno y comenzar a ejercer, responsabilidades regias.

El 4 de junio de 1094, tras la muerte de su padre, heredó el trono de Aragón y de Pamplona. El reinado de Pedro I significó la expansión del territorio aragonés en sus tramos central y oriental, llegando hasta la Sierra de Alcubierre y los Monegros. Conquistó Huesca en 1096, después de derrotar a Al-Musta'in II de Zaragoza, en la batalla del Alcoraz.

El asedio de la ciudad de Huesca, había comenzado en junio de 1096, dos años después del último intento por parte del Reino de Aragón, de tomar la ciudad. En aquella ocasión, era el Rey Sancho Ramírez, quien dirigía el ataque pero este murió en el intento, al ser alcanzado por una flecha.

Tras la muerte de Sancho Ramírez, su hijo mayor, Pedro I, le sucedió en el trono. El nuevo monarca, consciente de la escasa extensión de su Reino, mantuvo las ideas expansionistas de su padre y puso su mirada al sur, en los territorios musulmanes.

De esta forma, en junio de 1096, Pedro I de Aragón y Pamplona, inició el asedio de la ciudad que había acabado con el reinado de su padre, Huesca. Una ciudad perteneciente a la poderosa taifa de Zaragoza, a cuyo frente se encontraba el Rey Al-Mustaín II.

Los combates se extendieron durante meses, hasta que, con Huesca al límite, los defensores abandonaron la ciudad y pusieron rumbo al norte, hacia los territorios del Reino de Aragón. La lucha ya no sería tras los muros de la ciudad de Huesca, sino a campo abierto.

Ambos ejércitos se encontraron frente a frente, el 15 de noviembre en un enfrentamiento que pasó a la historia, como la batalla de Alcoraz, una lucha encarnizada, de la que saldría ganador Pedro I de Aragón y Pamplona, que le permitió conquistar la ciudad de Huesca.

Tres días después, el monarca cristiano entraba de forma triunfal, en la ciudad de Wasqa ciudad que rebautizó como Huesca y que convirtió en la nueva capital, del Reino de Aragón.

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