jueves, 16 de abril de 2020

Harriet Quimby, pionera de la aviación

Tal día como hoy, 16 de abril de 1912, la aviadora norteamericana Harriet Quimby, es la primera mujer en cruzar el Canal de la Mancha, al tripular su monoplano, fabricado por el pionero francés de la aviación Louis Bleriot, desde las costas de Dover, en Inglaterra, hasta las playas de Hardelot, en Francia.

Dotada de una brillante inteligencia, radiante belleza y un espíritu audaz, supo hacer sabio uso de todas esas cualidades y consiguió cuanto se propuso. En una época en que las mujeres no podían votar, fue actriz, periodista, guionista y fotógrafa pero, por encima de todo, su vocación era la de aviadora.

En 1911 se convirtió en la primera norteamericana en obtener la licencia de vuelo y tan solo un año después, el 16 de abril de 1912, consiguió cruzar el Canal de la Mancha pilotando un Blériot-Eindecker equipada con un reloj, una brújula que apenas sabía manejar y una bolsa de agua caliente, en un vuelo de apenas una hora sin incidencias.

Corre el año 1900 y la familia Quimby abandona su Michigan natal para trasladarse a San Francisco, California, donde se dedican a la agricultura, pero no les resulta rentable y deciden buscar nuevos horizontes. El matrimonio tiene dos hijas, Harriet, la mayor, de 25 años, alta, delgada y de estilizada figura.

Harriet es una mujer avanzada a su tiempo y en unos años en los que las sufragistas pugnan por defender sus derechos ella, emprende su particular cruzada “feminista” en pos de sus metas personales.

Consciente del poder que su belleza le otorga, decide abandonar el hogar paterno y probar suerte como actriz y tras interpretar un pequeño papel en el cine mudo, decide escribir guiones cinematográficos y despues dedicarse al periodismo. Así, en 1904 se traslada a Nueva York, donde es contratada como reportera y como crítico teatral, y consigue fama en el gremio.

En 1906 cubre la información sobre la celebración de un rally y decide conducir su propio automóvil y empieza a destacar por su glamour entre la “jet set”. Fuma, es autosuficiente y proyecta la imagen de mujer moderna y liberada.

En 1910, Harriet Quimby asiste a un torneo aéreo internacional en Long Island y allí se despierta su fascinación por el vuelo. Decidida a probarlo, acude a la escuela de los hermanos Wright, que la rechazan por su sexo. Pero Harriet no se da por vencida y acude a un instructor privado de vuelo, consiguiendo su licencia en 1911 y demuestra poseer una capacidad innata para volar.

Hábilmente, cultiva su imagen cuando realiza una proeza: vuela ataviada con un elegante traje de satén que ella misma diseñó y se convierte en la primera mujer en realizar un vuelo nocturno  y  concibe la idea de cruzar el Canal de la Mancha.

Acude en Londres al periódico Daily Mirror y consigue la financiación de su proyecto a cambio de la exclusiva. El escepticismo de aquellos que la despiden en el hangar es total. Su propio instructor le ofrece ocupar su lugar ataviado con sus ropas.

Una hora después aterriza en la playa de Calais y es recibida por los alborozados pescadores de la zona. Había marcado un hito en la historia de la aviación.

Pero la gloria es efímera y Harriet no pudo escapar a su trágico destino: un accidente aéreo segó su vida solo dos meses después, cuando la aviadora salió despedida de su aparato, durante una competición aérea tras perder a su copiloto, cuando tenía 37 años. La experimentación aeronáutica se hallaba en ciernes y no llevaban puestos cinturones de seguridad y esto les costó  la vida.



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