domingo, 21 de septiembre de 2025

La batalla de Truillás,durante la Guerra del Rosellón

Tal día como hoy, 22 de septiembre de 1793, en plena Guerra del Rosellón, tuvo lugar un enfrentamiento, en la comuna francesa de Truillás, entre las tropas del Rey Carlos IV de España y las fuerzas de la República Francesa, que pasó a la historia como la batalla de Truillás.

La Guerra del Rosellón, también denominada Guerra de los Pirineos o Guerra de la Convención, fue un conflicto que enfrentó a España y la Francia revolucionaria, entre 1793 y 1795 (durante la existencia de la Convención Nacional francesa), dentro del conflicto general, que enfrentó a Francia, con la Primera Coalición.

La batalla de Truillás, también conocida como batalla de Trouillas, fue un enfrentamiento clave durante la Guerra del Rosellón, (también llamada Guerra de los Pirineos). Tuvo lugar el 22 de septiembre de 1793,entre las tropas españolas, comandadas por el general Antonio Ricardos, y las tropas francesas de la República Francesa. Aunque las tropas españolas lograron la victoria, no pudieron recuperar el Rosellón

La batalla fue significativa, porque marcó la primera vez que las fuerzas francesas se enfrentaron a las españolas, en una batalla campal durante este conflicto,

Desde que los franceses invadieron el Rosellón, en abril de 1793, el Capitán General español Antonio Ricardos y sus hombres, apoyados por tropas portuguesas e inglesas, obtuvieron una serie de éxitos, contra la Primera República Francesa.

Para revertir esta situación, el 22 de septiembre de 1793, el general francés Dagobert, al mando de 22.000 hombres, atacó en la comuna francesa de Trouillás, al ejército español dirigido por el general Ricardos.

El ataque fue repelido por los españoles, que no solo lograron resistir, el propio general Ricardos revirtió la situación y consiguió, que el enemigo huyera del campo de batalla, tras romper la columna francesa, con una carga de caballería, que el mismo dirigió.

Los franceses, superiores en número, perdieron la batalla. De los 22.000 soldados con los que contaba general el Dagobert, 6.000 perdieron la vida y unos 1.500, fueron hechos prisioneros. Por si fuera poco, 10 de sus cañones fueron capturados, y de los 17.000 valientes que lucharon bajo las órdenes del General Antonio Ricardos, unos 2.000 fueron heridos o cayeron en combate.

La batalla de Truillás, fue un enfrentamiento importante en la Guerra del Rosellón, donde las tropas españolas, lideradas por el general Antonio Ricardos, vencieron a las francesas, aunque sin lograr, la reconquista completa del territorio.

Tras la victoria española en la batalla de Truillás la guerra continuó hasta que el 22 de julio de 1795 con la Paz de Basilea, se puso fin a los enfrentamientos entre Francia y España .

España, que estaba representada por el diplomático, Domingo de Iriarte y Francia por  el embajador francés Barthélemy, cedió a la República Francesa, los dos tercios orientales de la isla de La Española, al tiempo que reconocía a Francia, como república y restablecía las relaciones comerciales, entre ambas naciones


sábado, 20 de septiembre de 2025

Historia y leyenda, de la conquista de Cuenca, por el rey Alfonso VIII de Castilla

Tal día como hoy, 21 de septiembre de 1177: El Rey Alfonso VIII conquista Cuenca tras el asedio de la localidad.

Alfonso VIII fue rey de Castilla, y también se le conoce como rey de Toledo. Su reinado transcurrió, en la segunda mitad del siglo XII y las primeras décadas del siglo XIII, siendo una figura clave, en la consolidación de Castilla y en la lucha, contra el poder musulmán.

La conquista de Cuenca por Alfonso VIII, tuvo lugar el 21 de septiembre de 1177, tras un largo asedio, de nueve meses.

Alfonso VIII,  lideró las tropas cristianas, que sitiaron y finalmente tomaron la ciudad, entonces bajo dominio musulmán.

La conquista de Cuenca, fue un hito importante en la Reconquista, consolidando el avance cristiano en la península ibérica, marcando un avance significativo, en la expansión territorial de Castilla.
 
La leyenda cuenta, que un pastor llamado Martín Alhaja, jugó un papel crucial al guiar a las tropas cristianas, a través de un acceso secreto a la ciudad,

Martín Alhaja, quien también participó, en la batalla de las Navas de Tolosa, ayudó a los cristianos a acceder a la ciudad, abriendo la puerta de Aljaraz, hoy conocida como Puerta de San Juan, según algunas crónicas

La leyenda del pastor Martín Alhaja lo describe como una figura decisiva en la batalla de Cuenca y la batalla de Las Navas de Tolosa de 1212, ambas ganadas por el rey Alfonso VIII. 

En ambas leyendas, Martín Alhaja guía a las tropas cristianas por caminos secretos, y en Las Navas de Tolosa, también se le asocia con el origen del linaje de los Cabeza de Vaca, por haber señalado el camino, usando las calaveras de vacas comidas por lobos

Se dice también que Alfonso VIII, interpretaba las luminarias celestiales, que veía en la zona como señales divinas, que respaldaban su campaña.

Según relata la leyenda, tras la conquista, el rey Alfonso VIII ordenó la construcción de una ermita, bajo el puente de San Antón, a orillas del río Júcar, con una imagen de la Virgen de la Luz, como muestra de agradecimiento,

Las tropas de Alfonso VIII, acamparon en Jábaga durante el asedio, según informan los cronistas oficiales  

La conquista, ha sido representada en diversas ocasiones, como en la exposición "Alfonso VIII y Leonor: tiempo de conquista" en la Iglesia de San Andrés, de la localidad.

La frase "Alfonso VIII y Leonor: tiempo de conquista" se refiere al reinado de Alfonso VIII de Castilla y su esposa Leonor Plantagenet, un período caracterizado, por la expansión territorial y las tensiones militares, contra los almohades, en la península ibérica.

Alfonso VIII, conocido como "el de las Navas" o "el Noble", fue un rey clave, en la Reconquista, destacando su victoria en la Batalla de las Navas de Tolosa, en 1212.

Su esposa Leonor, hija de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania fue reina consorte de Castilla, entre 1170 y 1214 por su matrimonio con el rey Alfonso VIII. 

Fue una figura influyente, fundadora del Monasterio de las Huelgas en Burgos y madre de varios reyes, incluyendo a Enrique I y Berenguela de Castilla. 

Jugó un papel importante,como reina consorte y fue mediadora, en las relaciones internacionales

 

viernes, 19 de septiembre de 2025

La repentina muerte del rey de Castilla, Felipe I "el hermoso"

Tal día como hoy, 20 de septiembre de 1506: El estado de salud de Felipe I "el Hermoso’" empeora bruscamente, tras padecer unos días de fiebre. Los médicos, temiendo por su vida, le aplican sangrías, aunque el Rey acabaría muriendo, cuatro días después.

En 1501, los esposos Felipe y Juana de viaje hacia Castilla, para jurar como príncipes de Asturias, se detuvieron en Blois. Allí el rey Luis XII de Francia, los recibió, y al verle exclamó: "He aquí un hermoso príncipe". La frase ,provocó el apodo, por el que fue conocido Felipe.

Felipe I de Castilla, conocido como "el Hermoso", murió repentinamente en Burgos el 25 de septiembre de 1506, a los 28 años, tras enfermar después de jugar a la pelota. Aunque se sospechó de envenenamiento, la causa más probable fue una enfermedad repentina, posiblemente la peste.

Su muerte desencadenó, una crisis política en Castilla, dejando a su esposa, Juana I,"La loca" como reina, pero incapaz de gobernar, en un estado de profunda tristeza y demencia  y a su suegro, Fernando "el Católico", asumiendo la regencia.

Felipe enfermó el 16 de septiembre, con fiebre alta, escupiendo sangre, y finalmente murió en la madrugada del 25 de septiembre. La súbita muerte generó sospechas, de que Fernando el Católico lo había envenenado, aunque no hay pruebas concluyentes.

La muerte de Felipe I dejó a Juana I, quien se creía mentalmente inestable, como única reina de Castilla, lo que llevó a una disputa por la regencia, entre Fernando y la nobleza castellana, que apoyaba a Felipe. 

El cardenal Cisneros asumió su primera regencia de la Corona de Castilla, a la espera de la llegada del rey Fernando. desde Aragón, para que tomara, el control del gobierno. 

Siguiendo la costumbre flamenca, el corazón de Felipe fue enviado a Brujas, su ciudad natal, y su cuerpo, fue embalsamado y sometido a un largo cortejo fúnebre, por las tierras de Castilla, donde Juana I se negaba a sepultarlo.

Según la leyenda y la cultura popular en torno a  "Juana la Loca",se  afirma que ella insistía en que su esposo, Felipe el Hermoso, estaba simplemente "dormido" después de su muerte y se negaba a aceptar su fallecimiento, lo que alimentó la narrativa de su demencia. 

Aunque esta idea es un elemento clave de la historia popular, las evidencias históricas sugieren que su "locura" fue utilizada como pretexto político, para apartarla del trono, y los relatos sobre su comportamiento, con el cadáver de su marido, a menudo mezclan hechos con exageraciones legendarias.

Un cortejo fúnebre, encabezado por la reina Juana, emprendió un viaje con su cadáver hasta Granada, a pesar de encontrarse Juana embarazada. El 14 de enero de 1507, Juana dio a luz a Catalina, la hija póstuma de Felipe "El hermoso".

La muerte de Felipe I, marcó el inicio de una nueva etapa, en la historia de España, con la consolidación del poder, de su suegro, Fernando "el Católico" y la posterior ascensión al trono, de su  primogénito, Carlos I

Su hijo, Carlos I, se encontró con una herencia grandiosa: los reinos de sus cuatro abuelos: Castilla, con sus dominios del Nuevo Mundo, Aragón con los Estados Italianos, los Países Bajos y el Sacro Imperio Romano Germánico, además de otros títulos simbólicos, que lo convirtieron, en uno de los más importantes monarcas, que han existido. 


jueves, 18 de septiembre de 2025

El Tratado de los Toros de Guisando

Tal día como hoy, 19 de septiembre de 1468, era ratificado en la provincia de Ávila, el Tratado de los Toros de Guisando, en el que Enrique IV de Castilla, reconocía a su hermanastra Isabel, como heredera al trono castellano.

El Tratado de los Toros de Guisando, firmado en 1468, marcó un punto de inflexión, en la sucesión al trono de Castilla, reconociendo a Isabel I como heredera al trono, en lugar de Juana "la Beltraneja". 

Este tratado, aunque no fue un tratado formal en sí, sino más bien un acuerdo o juramento, se realizó junto a los famosos verracos, de piedra de Guisando, en Ávila .

Este Tratado fue una de las grandes causas, de la Guerra de Sucesión Castellana, entre Isabel de Trastámara y Juana "la Beltraneja". Un conflicto cuya semilla, ya se había plantado, varios años antes.

Las sospechas de que la hija de Enrique IV, fuese ilegítima y el trato de favor del Rey con nobles, como los Mendoza o su valido Beltrán de la Cueva, hizo que un grupo de nobles castellanos, se revelase en la conocida "Farsa de Ávila", ceremonia en la que depusieron simbólicamente, a Enrique IV y entronizaron en su lugar a su hermanastro, el infante Alfonso de Castilla.

Tras la muerte de Alfonso - tal vez envenenado- en 1468, este grupo de nobles, comenzó a apoyar las pretensiones de su hermana Isabel, quien prefirió pactar con su hermanastro, el Rey Enrique IV. Isabel llegó a un acuerdo, que se formalizó el 19 de septiembre de 1468, al ratificar el Tratado, de los Toros de Guisando.

Mediante este acuerdo, Isabel era proclamada princesa de Asturias y reconocida, como heredera de la Corona de Castilla, situándose en la línea sucesoria, por delante de la hija del Rey, Juana "la Beltraneja", además de recibir un amplio patrimonio. 

A cambio, Isabel debía permanecer leal a Enrique IV y casarse, con el consentimiento previo del Rey, condición esta última que no llegó a cumplir, al casarse en secreto, con Fernando II de Aragón en 1469.

Tras contraer matrimonio, sin el permiso del Rey, Isabel fue repudiada y Enrique IV volvió a reconocer, los derechos de su hija Juana, en la Ceremonia de la Val de Lozoya. Un cambio de parecer, que a su muerte sumió a Castilla, en una cruenta guerra civil.

Este pacto fue crucial, en la lucha por la sucesión al trono de Castilla y marcó un punto de inflexión, en la vida de Isabel, allanando su camino al reinado. No se conserva el documento original del pacto, lo que ha generado debate entre los historiadores, sobre su existencia y autenticidad

El lugar exacto, donde se firmó el pacto también es discutido, aunque se sabe que fue en las cercanías de los Toros de Guisando,  en la Venta Juradera, cerca del monumento de los toros de Guisando .

Aunque hoy en día, solo se conservan vestigios de la venta, el lugar fue estratégico y sirvió de escenario, para este trascendental acuerdo, que sentó las bases para el reinado, de Isabel la Católica y, por ende, de la España moderna.

 

miércoles, 17 de septiembre de 2025

La "revolución Gloriosa": fin del reinado de Isabel II de España

Tal día como hoy, 18 de septiembre de 1868, debido al gran descontento popular, contra el régimen monárquico de Isabel II, estallaba en la ciudad de Cádiz, un golpe de Estado encabezado por los generales Serrano, Prim y Topete, que acabaría con el reinado de Isabel II y pasaría a la historia como "La Gloriosa" o "Revolución del 68".

La "Revolución Gloriosa" en España, también conocida como la Revolución de 1868, fue un levantamiento militar y civil, que culminó con el derrocamiento y exilio de la reina Isabel II. Este evento marcó, el fin del reinado de Isabel II y el inicio del Sexenio Democrático, un período de cambios políticos y sociales en España.

Existía un amplio descontento popular, hacia el reinado de Isabel II, debido a la corrupción política, la inestabilidad económica, y la falta de libertades.

El origen del pronunciamiento, que acaba con el reinado de Isabel II, tiene lugar dos años antes, en agosto de 1866 cuando el general progresista Juan Prim, consigue en Bélgica un acuerdo entre progresistas y demócratas, para derrocar a la Reina, acuerdo que se conoce como el Pacto de Ostende.  

Dos años después, en marzo de 1868, Prim conseguía un nuevo aliado para su lucha, al firmar un acuerdo con el general Serrano, por el cual la Unión Liberal, se sumaba al Pacto de Ostende.

Tras llegar a estos acuerdos, los actores implicados comenzaron sus preparativos. Todo estaba preparado, a principios de septiembre. También el plan que se iba a llevar adelante y el 18 de septiembre de 1868, los generales Serrano, Prim y Topete se sublevaron contra la Reina Isabel II, en la ciudad de Cádiz.

La revolución fue liderada por militares, como el general Prim y el almirante Topete, quienes se sublevaron en Cádiz, marcando el inicio del movimiento. La Armada se sublevó en Cádiz el 18 de septiembre de 1868, seguido por el ejército

En los días posteriores, el levantamiento se extendió, por el resto del país como la pólvora. Tanto fue así que el por aquel entonces presidente del Consejo de ministros, el general José Gutiérrez de la Concha, no recibió respuesta de ningún general, tras llamar al ejército a combatir la revolución.

El general de la Concha, se las ingenió para organizar un pequeño ejército, para enfrentarse  a los sublevados. Dicho ejército fue derrotado por los revolucionarios, en la "Batalla del Puente de Alcolea", en  Cordoba 

La victoria significó prácticamente, el triunfo del levantamiento, que el 29 de septiembre de 1868 se hizo con la ciudad de Madrid y terminó obligando, a la Reina Isabel II a huir del país y exiliarse en Francia. 

A partir del triunfo de la revolución y durante seis años conocidos como el Sexenio Democrático, de 1868 a1874 ,se intentará crear en España un nuevo sistema de gobierno.  

La coalición de liberales, moderados y republicanos, se enfrentaba a la tarea de encontrar un mejor gobierno, que sustituyera al de Isabel. Al principio las Cortes, rechazaron el concepto de una república para España, y Serrano fue nombrado regente, mientras se buscaba un monarca adecuado, para liderar el país. Previamente se había aprobado una constitución de corte liberal que fue promulgada por las cortes en 1869.

La búsqueda de un rey apropiado, demostró finalmente ser más que problemática, para las Cortes. Juan Prim, el eterno rebelde contra los gobiernos isabelinos, fue nombrado dirigente del gobierno en 1869 y el general Serrano sería regente, y suya es la frase: "Encontrar a un rey democrático en Europa es tan difícil como encontrar un ateo en el cielo!" 

Se consideró incluso la opción de nombrar rey a un anciano general Baldomero Espartero, aunque no quiso serlo pese a que, no obstante, obtuvo muchos votos en el recuento final. 

Finalmente, a instancias de Prim, las Cortes decidieron en 1870 ofrecer la corona a la dinastía Saboya: Amadeo, el segundogénito del rey italiano Víctor Manuel II, tenía un perfil liberal, que parecía satisfacer un punto medio, entre los deseos de las diversas facciones, que habían instigado la revuelta.

Sin embargo, resultó ser todo lo contrario: logró unirlas pero solo contra él y, harto de la imposibilidad de reinar, en un país dividido, en constantes luchas por el poder, abdicó al cabo de dos años.



martes, 16 de septiembre de 2025

La muerte de Felipe IV de España, el llamado "Rey Planeta" y "Rey Pasmado"

Tal día como hoy, 17 de septiembre de 1665, fallecía en Madrid, tras 44 años de reinado, el Rey Felipe IV de España, también llamado Felipe el Grande o el "Rey Planeta’"en referencia a la extensión de sus dominios, a lo largo de cuatro continentes.

Felipe IV es conocido también, como el "Rey Pasmado",por el gesto impasible de su rostro, debido a una percepción popular, que contrastaba con su carácter real, ya que se le consideraba, una figura de gran cultura y sensibilidad, además de un rey responsable y afectado, por la pérdida de sus seres queridos. 

Este apodo, también dio nombre a una novela de Gonzalo Torrente Ballester y una posterior película, consolidando la imagen de un monarca, que vivió en un periodo de contrastes: un siglo de grandes logros artísticos, en la época del Siglo de Oro, pero también de crisis políticas y pérdidas personales. 

Felipe IV, también conocido como "el Rey Planeta", murió en Madrid el 17 de septiembre de 1665, tras 44 años de reinado. 

Su muerte marcó el fin de un reinado extenso, pero también el inicio de una etapa de declive para la Monarquía Hispánica, que dejaba un heredero, Carlos II, "el "hechizado" aún niño. 

Felipe IV falleció en su cuarto de verano, en el Alcázar de Madrid, a los 60 años.

La muerte inesperada de su padre, el Rey Felipe III, en 1621 iniciaba un periodo lleno de incertidumbres, en el que un joven Felipe, de tan solo 16 años, ascendía al trono. 

Su apodo, "Rey Planeta", se debe a la extensión de sus dominios y al poder, que se le atribuía, similar a la influencia de un planeta, sobre su órbita. 

Su reinado, que comenzó en 1621, fue uno de los más largos de la Casa de Austria en España, fue una mezcla de luces y sombras, para la monarquía hispánica. Estuvo marcado por conflictos bélicos, especialmente contra Francia y las Provincias Unidas, que contribuyeron al declive, del poderío español. En lo político, pasó más pena que gloria, 

No se puede decir lo mismo en el ámbito cultural, que vivió el periodo de mayor esplendor de las artes y las letras, periodo que pasó a la historia como el Siglo de Oro.

Esa mezcla de luces y sombras, del reinado de Felipe IV son perfectamente visibles, en su forma de gobierno. 

En un primer momento, al contrario que su padre, Felipe IV, tomó las riendas de sus Reinos y asumió, todas las responsabilidades, que implican gobernar. Sin embargo, pronto quedó patente, su escasa capacidad al mando, así como su poco interés, por los asuntos de Estado. 

Asuntos de los que se empezó a ocupar, una de las figuras más importantes de su reinado, su valido el Conde-duque de Olivares, figura que ejerció un tremendo poder de influencia, sobre Felipe IV.

Si había algo que a Felipe IV le atormentaba era su deseo sexual. El rey estaba convencido de que todos los males del imperio español, eran por su culpa, por su desenfreno amoroso.

Si su adolescencia la había dedicado a la caza y las fiestas, su juventud y el resto de su vida, el sexo fue el motor de su existencia. Su primera compañera fuera del matrimonio, fue la hija del conde de Chirel, y a partir de ahí, la lista se hizo eterna. El monarca no solo buscaba amantes en la corte, también en los burdeles.

Su intensa vida amorosa, era conocida por el pueblo y se compusieron hasta canciones, que hablaban de sus aventuras de alcoba. Su ímpetu sexual, le llevó a engendrar más de una veintena, de hijos bastardos —Juan José de Austria fue el más famoso de ellos—, cuyas madres acababan ingresando, en diferentes conventos. 

Su segundo matrimonio con Mariana de Austria —que tenía 14 años cuando se desposaron, y con quien tuvo al enfermizo Carlos II, con quien despareció la casa de los Austria en España— no logró aplacar la furia del rey, que continuó con sus infidelidades y flagelándose, por el castigo divino, que él y España recibían, por su hiperbólico libido.

Dejó un reino en declive, con un heredero menor de edad, Carlos II, que heredó una monarquía debilitada y con problemas, internos y externos.

A principios de septiembre de 1665, Felipe IV comenzó a sentirse mal, y cayó gravemente enfermo, probablemente de disentería. Aunque se menciona que sufría de problemas de salud, como dolencias reumáticas, hepáticas, renales y venéreas, no se especifica, una causa única de su muerte

Un duro golpe, del que el Rey Felipe IV no se pudo recuperar, pues la enfermedad acabó con su vida el 17 de septiembre de ese mismo año, tras 44 años de reinado. Fue enterrado, en la Cripta Real del Monasterio de El Escorial, según su voluntad. 

lunes, 15 de septiembre de 2025

El general Baldomero Espartero: el hombre que no quiso ser, Rey de España

 

Tal día como hoy, 16 de septiembre de 1840, finalizada la Primera Guerra Carlista, y el general Espartero asumía, la presidencia del Consejo de Ministros.

Hijo de un carretero de La Mancha, Espartero se hizo un nombre ascendiendo, desde lo más bajo en el Ejército español. Su carrera militar comenzó al estallar la Guerra de la Independencia, al abandonar la carrera eclesiástica y tomar las armas.

En la ciudad de Cádiz sitiada por los franceses, realizó sus primeros estudios militares. Ya acabada la Guerra de Independencia fue destinado a América, donde combatió hasta que España, perdió sus colonias en 1824.

Tras la muerte del Rey Fernando VII, se decantó por el bando liberal y apoyó la causa de Isabel II. Por ello luchó contra la reacción absolutista, en la Primera Guerra Carlista, conflicto en el que desempeñó un papel fundamental, que le llevó a ocupar el rango de jefe del Ejército del Norte y recibir el título, de conde de Luchana.

Al término de la Primera Guerra Carlista, sus ideales progresistas le hicieron enfrentarse a un nuevo enemigo, el conservadurismo de la Reina regente María Cristina de Borbón. Que le nombró presidente del Consejo de Ministros y a la que, debido a su oposición al programa liberal que había diseñado, obligó a abdicar y a hacer que las Cortes le nombraran regente.

Su modo de gobernar: autoritario, personalista y militarista, le generaron muchas enemistades al  "espadón progresista" que, en 1843, se vio obligado a exiliarse en Inglaterra, debido al pronunciamiento militar, encabezado por Narváez y Serrano.

Espartero regresó a España en 1849, para vivir retirado en Logroño.  Hasta que en 1854 un pronunciamiento militar, le lleva nuevamente a la presidencia del Gobierno, durante dos años, pero las dudas que se volvían a cernir sobre su liderazgo, se materializaron en un pronunciamiento militar, que le arrebataba de nuevo el poder.

Tras este pronunciamiento, Espartero regresó a Logroño, ciudad de la que no se movió ni participo  en la revolución de 1868,  que destronó a la Reina Isabel II

Espartero, no participó en la revolución de 1868, porque era partidario de no sustituir a los Borbones, nombrar una regencia y esperar a la mayoría de edad, del príncipe Alfonso. Ante la carencia de un sucesor inmediato, las Cortes Constituyentes de 1868, decidieron buscar candidatos, al trono de España .

Entre todas las candidaturas a rey de España, la de Baldomero Espartero, fue la más popular. Conservaba la imagen de un hombre del pueblo, defensor de la nación y la libertad, que atesoraba las grandes virtudes del patriota: honestidad, amor a la patria y sacrificio.

"Pacificador de España" en la guerra carlista, reinventada como buena su regencia del reino, entre 1840 y 1843, y era el símbolo del progresismo. Y todo a pesar, de que no quiso participar en la revolución de 1868, y de la que rechazó el acta de diputado, en 1869.

A pesar de esto, sus partidarios, peregrinaban hasta su retiro en Logroño, presentaban peticiones en Cortes, y organizaban manifestaciones. Los republicanos dijeron, que era la mejor opción por su pasado liberal, su avanzada edad y carencia de descendencia, ya que aseguraban un reinado corto, que podría dar paso a la República.

Así, el 13 de mayo de 1870, el general Prim redactó una carta, para que una comisión nombrada al efecto, fuera oficialmente a pedir a Espartero, que aceptara la corona. Dos días después, Espartero recibía a los emisarios y rechazaba la oferta, con el buen tono que le caracterizaba, no por su salud y edad, como se dijo, sino por su actitud crítica, con la revolución.

Amadeo de Saboya, ya en España tras ser elegido rey, fue a visitarle a Logroño. Allí le hizo Príncipe de Vergara, en reconocimiento a la importancia, que los liberales daban al personaje. Espartero se excusó, por no haber ido a Madrid a felicitarle, y le reiteró su acatamiento, como hizo luego en 1873, cuando se proclamó la República.

Espartero murió el 8 de enero de 1879, sin descendencia, tiempo después de que lo hiciera su mujer, Jacinta.