Tal día como hoy 29 de julio de 1804: En Málaga se inicia la epidemia de fiebre amarilla, debido a la cual morirán 11.464 personas.
Málaga ha sufrido el azote de las epidemias a lo largo de la historia. La peste, el tabardillo, el cólera, la gripe española o el tifus, han ocasionado muchas muertes entre la población, la última en los años 40 y 50 del siglo XX y que derivaron, en una mejora del abastecimiento del agua.
Sin embargo, ninguna alcanzó los niveles de mortalidad de la fiebre amarilla, a principios del siglo XIX. Fue el ébola de la época para Málaga. Sin tratamiento eficaz y con unas medidas preventivas rudimentarias, la fiebre amarilla se extendió rápidamente entre la población, que una vez que enfermaba sólo le quedaba, esperar si sanaba o moría. La vida de cada infectado se dirimía en dos semanas, muriendo uno de cada dos, aproximadamente.
El 29 de julio de 1804 se inició en Málaga la epidemia de fiebre amarilla, por la cual fallecieron 11.464 personas. También hubo otra epidemia igual un año antes, en 1803. La infección fue tal, que más del 35% de la población malagueña falleció, en esos dos años, y un 15% huyó del lugar.
En noviembre de 1804 se dio por finalizada la epidemia y Málaga pasó, de tener casi 52.000 habitantes, a cerca de 25.000.
Por aquel entonces, no había tratamiento eficaz ni existían unas medidas preventivas rudimentarias, por lo que la fiebre amarilla se extendió, muy rápido entre la población. Cuando alguien enfermaba, solo se podía esperar si sanaba o moría, la vida de las personas infectadas se "solucionaba" en unas dos semanas, falleciendo uno de cada dos infectados.
Las autoridades de la ciudad, impusieron cordones militares, para evitar que la población huyese y se extendiese la enfermedad, por otras ciudades, aunque localidades de alrededor, sufrieron también una gran pérdida de la población.
La coincidencia de tantos contagios, asustó al gobernador, que mandó disparar cañones sin balas en El Perchel para limpiar con la polvora las miasmas del aire. Con tan mala suerte, que un vecino murió en la calle San Pedro de un infarto producido por el susto por los cañonazos, ya que nadie le avisó.
Eso sirvió de poco. Septiembre fue un mes negro en 1803, propagándose la enfermedad en El Perchel, Trinidad y Capuchinos Alto. Esto se atribuyó a la coincidencia de muchos obreros, en la misa del "Conventico" -posiblemente en Santo Domingo, aunque no se especifica- y que se apunta, como causa de la extensión del mal.
Lo mismo ocurrió con los que acudieron a la misa del día de San Miguel , 29 de septiembre en San Pedro, parroquia vecina de Miguel Verduras y donde se enterró al sobrecargo de la urca de Batavia. De hecho, falleció el párroco, Pedro Parra, el sacristán, su esposa, el monaguillo y el médico que los atendió.
El brote de 1804, fue incluso más virulento que el del año anterior, afectando a una población, ya muy debilitada por el primer brote. Juan Manuel Aréjula, médico de la Corte española, fue enviado por Carlos IV para que determinara las causas, de esta epidemia.
Gracias a la ciencia hoy sabemos, que la fiebre amarilla es una enfermedad viral hemorrágica aguda, transmitida por los mosquitos que es endémica en áreas tropicales de África y de América Central y del Sur. El "amarillo" en el nombre de fiebre amarilla se refiere a la ictericia que afecta a algunos pacientes.
Es una enfermedad de alto impacto y alta amenaza, con riesgo de propagación, representando una posible amenaza para la seguridad sanitaria global.
Grandes epidemias de fiebre amarilla ocurren cuando personas infectadas introducen el virus en áreas densamente pobladas con alta densidad de mosquitos y donde la mayoría de las personas tienen poca o ninguna inmunidad, debido a la falta de vacunación.
En estas condiciones, los mosquitos infectados de la especie "Aedes aegypti" transmiten el virus de persona a persona.
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