Tal día como hoy, 9 de julio de 1909, un capataz y 13 trabajadores españoles, fueron tiroteados por un grupo de bereberes del norte de África, cuando se disponían a iniciar su jornada laboral, en la construcción del puente sobre el barranco de Sidi Musa, a unos cuatro kilómetros de los límites de Melilla.
Cuatro trabajadores mueren en el acto. Los demás lograron escapar y regresar a Melilla, gracias a la utilización de una locomotora, de la Compañía del Norte Africano.
La guerra de Melilla, fue un conflicto que enfrentó a tropas españolas con las cabilas rifeñas, en los alrededores de la ciudad de Melilla, en la parte este del Rif, entre julio y diciembre de 1909. Su hecho más destacado fue el desastre del Barranco del Lobo. Las protestas, contra el envío de tropas de refuerzo desde la península, especialmente de reservistas, desembocaron en Barcelona y en buena parte de Cataluña, en la Semana Trágica.
El ataque bereber, desencadenó un conflicto armado que pasó a la historia como la "Guerra de Melilla". Si bien el Gobierno de Antonio Maura, planteó el enfrentamiento armado en un principio, como una operación de policía, este se transformó en una auténtica guerra sin cuartel, que contó con dos partes claramente diferenciadas en la que llegaron a intervenir, más de tres divisiones españolas.
La primera parte, que tuvo lugar durante el mes de julio, correspondió a una respuesta inmediata a la agresión bereber, que se detuvo desde el primer día de ataques, dada su precipitación y falta de preparación de las tropas españolas, especialmente las que llegaron apresuradamente de Madrid y Barcelona, ciudad esta última en la que las protestas, por la gran movilización de reservistas, desencadenaron en la Semana Trágica de Barcelona.
Cuando en la mañana del 9 de julio, los obreros que habían sido agredidos llegaron al hipódromo de Melilla, en donde se encontraban las fuerzas españolas previstas para la protección de los trabajos, inmediatamente salieron dos compañías del regimiento África 68 al mando del teniente coronel Baños, penetrando en el "campo moro" en auxilio de los españoles y haciendo diecinueve prisioneros, (de los que solo dos permanecieron en prisión acusados de haber participado en el ataque). El diario de Melilla "El Telegrama del Rif" tituló al día siguiente: "Cobarde agresión. Españoles muertos".
La segunda fase tuvo lugar , entre agosto y diciembre de 1909, fue más reposada, en ella se desarrolló un despliegue más amplio, de más de 30 km, con muchas más tropas y mejor preparadas, cuando las negociaciones con las cabilas, estaban más dispuestas a permitir, la presencia española en la zona.
En el mes de diciembre de 1909, todavía hubo algunos ataques, pero estos fueron poco importantes, ya que cesaron con el cambio de año. Durante los seis meses que duró la Guerra de Melilla, el número total de bajas españolas superó las 2.000, mientras que las bajas marroquíes, alcanzaron las 8.000.
El sultán Muley Hafid, máxima autoridad marroquí, cuya falta de control sobre esta parte del territorio, había quedado patente con la actuación autónoma de las cabilas, protestó por la permanencia del ejército español, en el Rif oriental, pero las tropas españolas no llegaron a evacuar en los años siguientes, los territorios ocupados (hasta el desastre de Annual, en julio de 1921), cuya presencia quedó asegurada, con el establecimiento del Protectorado en 1912.
El resultado final sobre el territorio, se tradujo en una importante extensión del control de las tropas españolas, en el norte de África, especialmente sobre dos zonas de la Región del Rif: la Guelaya y la Quebdana.
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