lunes, 29 de febrero de 2016

Gente Singular (Presentación)


Hace pocos años, un amigo por mi muy querido, José Antonio Sancha, Consejero Delegado de la Asistencia Médica Asmedit, propuso recopilar los cuentos que entonces escribía para editarlos, y obsequiar a los amigos, he hizo una edición, de varios cientos de ejemplares - costeada a sus expensas – cuya portada ilustra este artículo, que se agotó hace tiempo y, hoy es imposible facilitar ningún libro.

Por este motivo, desde ahora y conviviendo con la efeméride, se publicará diariamente en este blog un artículo de dicho libro - iniciado hoy con su prólogo - respetando lo que en su día decían.

Espero y deseo que os guste.



 A MODO DE INTRODUCCIÓN

Antes de que empieces, amigo lector - si es que empiezas - con la lectura de estos cuentecillos, quiero decirte algo sobre ellos. Comenzaré por hablarte de su título, que de entrada, puede parecer un tanto rimbombante, pues la gente que suele tenerse por singular son, los grandes hombres y las grandes mujeres, y sin embargo, la corriente, la que en realidad hace historia cada día, no merece nunca - o casi nunca - ese calificativo.

Por contra, y porque pienso que todos somos singulares, e incluso a veces especialmente singulares, es por lo que he titulado así estas historias, que, a pesar de su futilidad e intrascendencia, intentan expresar la genialidad del ser humano, su impronta, y su peculiaridad.

Y llegados aquí, creo que debo decir, porqué y como fueron escritos. Lo primero sucedió en los inicios de 1992, año Olímpico para Barcelona y España, cuando mi buen amigo Jaime Monés, a la sazón director de la revista “Delta del Llobregat” editada en el Prat de Llobregat, me propuso escribir unos artículos de opinión sobre asuntos diversos, con la condición, de que tratasen temas de actualidad, y no superasen el espacio de un folio. Todo ello – naturalmente - "amore et gratia dei", es decir, sin remuneración económica alguna.
  

Estaban ya acabados los juegos, cuando un día Monés - hablando de la revista - me dijo: “Tus artículos me gustan  - que iba él a decir - pero siempre me dejan pensativo.. – y luego continuó -¿ No podrías escribir unas historias que hagan reír, que de eso estamos todos faltos...?

Y así, sin otra preparación, e idéntica remuneración a la pactada para los artículos precedentes, comenzaron a surgir esta serie de cuentecillos, todos auténticos. 

Inicialmente los que me había contado mi padre, en mi infancia y adolescencia, como “El Canónigo Morales”, que fue el primero en escribirse. Recuerdo que cuando lo leyó Jaime – aún en prueba – me preguntó, tras reír más de lo que yo hubiese esperado. ¿Pero este personaje ha existido...?  Poco conoces  - pensé yo - a las gentes del sur.

Y así, desde entonces, mes tras mes, han ido apareciendo "Historias de Gente singular", a las que siempre se han tratado con delicadeza, en su descripción.

Un amigo de Badalona, que se aficionó a la lectura de estos cuentos - lo que prueba una vez más, el aserto "filosófico" del torero Lagartijo de que - “En er mundo, habemos de to...”  - me confesó, que los personajes estaban tratados de una forma, que incluso los "malos", caían simpáticos.

Con el tiempo, se fueron acabando las historias oídas de boca de mi progenitor, y se hubo de recurrir a las de los amigos, a algunas de infancia, a anécdotas profesionales, y sobre todo, a lo que cada día el mundo enseña; la maravilla de sus gentes, de su talento y de su donaire.

Estas historias, sin embargo, han tenido siempre un lugar recurrente, al que he acudido y acudo con frecuencia en busca de inspiración, y que jamás me ha defraudado al hacerlo, me refiero a mi patria chica, Álora, en la provincia de Málaga, pueblo de poco más de trece mil habitantes, en la orilla del – en otro tiempo – caudaloso Guadalhorce.

Los “perotes”, como son llamados desde tiempo inmemorial sus habitantes, son singulares, dentro de la singularidad que el ser andaluz significa.

A ellos, a su chispa, a su inagotable ingenio, a su permanente gracejo, se deben mayoritariamente estas historias, ingenio, chispa y gracejo, que sé perpetúan generación tras generación, con gentes geniales que hacen cada día – en esto - pequeños a sus mayores.

Te lo intentaré explicar - querido lector - con dos breves anécdotas de perotes, uno ya fallecido, y otro actual y vivo, ambas oídas este verano, mientras me encontraba  allí.

Sucedió la primera, en la década de los años cincuenta del pasado siglo en Málaga, con algo tan trivial como tomar un café en un bar. El diálogo se desarrolló así:

-¿Que desea el señor?- preguntó el camarero
-Un café – respondió nuestro hombre.
¿Solo?- volvió a inquirir el empleado.
- Si, solo... a mi no me da susto... - concluyó el perote, como la cosa más natural.

En la segunda - ocurrida hace poco tiempo – hablaba nuestro personaje con un vecino, sobre el mal fario que últimamente le perseguía, en cuantas cosas se proponía hacer.

No le iba bien ni la salud, ni el trabajo, ni la familia, ni el dinero, y aunque nada de ello era irreparable, en todas las facetas había alguna cosa, que le producía desasosiego.

Cuando, tras la charla, se despidió de su contertuliano, le dijo, a modo de colofón de lo expuesto, durante su parrafada.

 - “Mira, yo no digo que lo que me pasa a mí, sea como para tirarme desde un sexto piso, pero para hacerlo cuatro o cinco veces desde un primero, si que lo es... ”- concluyó.

Con estas anécdotas – moneda común entre mis paisanos – seguramente intuirás, lo que vas a encontrar en la lectura, y también porqué han sido ellos - y siguen siendo - la principal fuente de inspiración de estas historias.

J.M. Hidalgo (Historias de gente singular)

Cuando Colón salvó a sus hombres, por sus conocimientos astronómicos.

Tal día como hoy el 29 de febrero de 1504, Cristóbal Colón, en su cuarto y último viaje a América,  en la isla de Jamaica pronosticó un eclipse total de luna.

A su llegada, los nativos recibieron a los españoles con amabilidad, ofreciéndoles comida y refugio, pero conforme los días se convirtieron en semanas, la tensión aumentó hasta que, tras más de seis meses allí, la mitad de la tripulación de Colón se amotinó, saqueando un almacén de alimentos, asesinando a algunos hombres y secuestrando mujeres, por lo que los nativos, furiosos, mataron a los rebeldes y capturaron a otros españoles, que no habían tenido nada que ver en la rebelión.

Las explicaciones de Colón fueron en vano, y en medio de la desesperación, formuló un ingenioso plan.

Con sus barcos inutilizados para navegar y, ante la negativa de los indígenas de proporcionarles víveres, lo hizo valiéndose del “Almanaque Perpetuo” del astrónomo judío-veneciano Abraham Zacuto, y otros dicen que fue con el de Johannes Müller von Königsberg, destacado matemático, astrólogo y astrónomo de origen alemán.

Sea como fuese, Colón, tenía una copia en sus tablas astronómicas con información sobre el Sol, la Luna y los planetas, así como de las estrellas y constelaciones para la navegación y, estudiando estas tablas, descubrió que la tarde del jueves 29 de febrero 1504, habría un eclipse total, que tendría lugar poco después del nacimiento de la Luna, y días antes de que sucediera anunció dicho eclipse.

Colón pidió  reunirse con el jefe de los nativos, al  que dijo que su Dios estaba muy enojado con ellos, por mantener a los marineros cautivos y que su rabia era tal, que de allí a tres noches, borraría la luna naciente, volviéndola  en “rojo sangre”.

El cacique, debió consultar a sus hechiceros, pues la Luna de Sangre o eclipse total lunar, era considerado uno de los presagios más temidos, pese a lo cual ordenó que los marineros permanecieran encerrados hasta que él tomara una decisión.

La noche prevista, cuando el Sol se ponía y la Luna comenzaba a surgir en el horizonte y se colocaba por encima de la línea del horizonte, aparecia incompleta.

“En la tarde anunciada, cientos de indígenas se congregaron ante los barcos. Cuando salió la luna ya estaba parcialmente oscurecida y el pánico cundió entre los nativos al verla menguar. Rogaron al almirante que la hiciera volver y éste pidió a cambio la reanudación de los suministros.” (Anotación del cuaderno de bitácora).

Colón y los suyos, sin tener ningún otro problema, permanecieron en Jamaica hasta finales de junio, cuando fueron rescatados por un navío español.

domingo, 28 de febrero de 2016

Juan de la Cosa, autor del primer mapamundi.

Tal día como hoy 28 de febrero de 1510, muere, luchando contra los indios, el viajero y geógrafo Juan de la Cosa, que confeccionó el primer mapa de las tierras de América.

Juan de la Cosa fue un navegante y cartógrafo español, conocido por participar en los primeros viajes a América y sobre todo por haber dibujado el mapa más antiguo conservado en el que aparece el continente americano.

No se sabe con exactitud dónde nació, aunque se cree que en Santoña – Santander - pero en 1490 Juan vivía en El Puerto de Santa María y poseía una nao llamada Marigalante con la que en 1492, participó en el Primer Viaje de Colón a las Indias a bordo de esta, que según los cronistas fue rebautizada “Santa María”, en la que ejerció como maestre.

La embarcación naufragó frente a Haití y Colón le acusó del incidente, diciendo que ocurrió durante su guardia y que huyó en vez de socorrer al barco, aunque historiadores posteriores afirman, que Juan de la Cosa no tuvo culpa de la pérdida de su barco, por el que recibió una compensación de los Reyes Católicos y, posiblemente, estas disensiones hicieron que participase en el segundo viaje de Colón, como simple marinero a sueldo.

En 1499 la Corona puso fin al monopolio de Colón sobre las Indias y abrió el negocio a otros navegantes, y Juan de la Cosa, participó como piloto mayor y cartógrafo en el primero de estos viajes, recorrieron la costa caribeña  hasta la actual Colombia y tras su regreso a Cádiz, elaboró para los Reyes Católicos, el mapamundi más antiguo conservado del continente americano, sobre dos pieles de pergamino, que refleja los resultados de los descubrimientos realizados en América durante el siglo XV y donde Cuba aparece como una isla, en contra de la opinión de Colón.

Por cédula real, la reina Isabel, en 1503 le nombró Alguacil Mayor de Urabá, en la actual Colombia, y oficial de la recién creada Casa de la Contratación, como recompensa por los servicios prestados, hasta que al año siguiente efectuó su primer viaje autónomo como capitán general y piloto, gracias a una capitulación otorgada por la Corona.

Juan de la Cosa, nuevamente en La Española, recibió el cargo de “teniente gobernador” y una importante ayuda económica, pues iba a instalarse allí con su familia, pero siguiendo órdenes del gobernador Alonso de Ojeda, desembarcó donde se ubicaba una belicosa tribu y al poco fueron atacados con victoria española, lo que les incitó a adentrarse imprudentemente en la selva, persiguiéndolos hasta su poblado, donde fueron emboscados y atacados con flechas envenenadas, resultado la Cosa muerto y la mayoría de sus hombres, aunque Ojeda pudo huir.

Al escapar, Ojeda se encontró con su rival Nicuesa y juntos los hombres de ambas expediciones, destruyeron el poblado asesinando a casi todos sus habitantes y algunas crónicas afirman que cuando hallaron el cadáver de La Cosa parecía un erizo de tantas flechas que tenia clavadas, mientras otras dicen que el cuerpo había sido devorado por los indios.

El mapamundi de Juan de La Cosa, es una de las obras más importantes de la cartografía de inicios del siglo XVI, que se perdió siendo re-descubierto, subastado en 1853 y adquirido por el gobierno español por 4.321 francos, estando expuesto desde entonces en el Museo Naval de Madrid.

Con motivo del IV Centenario del Descubrimiento de América, en 1892 se publicó un estudio biográfico con una copia facsímil del mapamundi y cada año, en agosto, se celebra una regata llamada Juan de la Cosa, en la Bahía de Cádiz organizada por el Club Náutico de El Puerto de Santa María.

En 2006, el Instituto Social de la Marina botó en su honor un buque hospital, bautizado como Juan de la Cosa.

sábado, 27 de febrero de 2016

La expulsión de los jesuitas por el rey Carlos III

Tal día como hoy 27 de febrero de 1767, por una Pragmática Sanción el rey Carlos III, decide expulsar a los jesuitas de todos los dominios de la monarquía española.

La subida al trono de Carlos III en 1759, supuso un golpe para el poder de los jesuitas, pues el nuevo rey no era favorable a ellos, influido por su madre Isabel de Farnesio, que “siempre les tuvo prevención”, así como por el ambiente antijesuítico imperante en Nápoles de donde venía.

La causa primera, fue el llamado “Motín de Esquilache” de 1766, iniciado a causa de un decreto del “extranjero” marqués de Esquilache, que pretendía reducir la criminalidad y renovar Madrid, en limpieza de calles, alumbrado público, alcantarillado etc. y exigía el abandono de las capas largas y sombreros de grandes alas, pues además del rostro, ocultaban armas y contrabando, aunque la causa real de esta revuelta, fue una crisis de subsistencias por el precio del pan, debido a un decreto de 1765 que eliminaba los precios tasados.

Durante el motín, la gente se dirigió al Palacio Real, donde la Guardia Real para restablecer el orden, causó muchos heridos y cuarenta muertos, por lo que finalmente el rey prometió la destitución de Esquilache y el abaratamiento del pan, aunque pese a ello, el motín se extendió a otras ciudades y alcanzó gran virulencia e incluso en algunos lugares, se convirtieron en “revueltas antiseñoriales”, duramente reprimidos hasta restablecer el orden.

El rey, encargó al fiscal del Consejo de Castilla - furibundo antijesuita - abrir unas “pesquisas secretas” para averiguar quién habían sido los instigadores y este dirigió su atención hacia los jesuitas, debido a la participación de algunos de ellos en la revuelta y aunque la documentación  era “de sospechoso origen y escasa fuerza probatoria”, en 1767 elaboró su Dictamen, en el que acusó a los jesuitas de los motines, alegando que pretendían cambiar la forma de gobierno.

Un Consejo extraordinario, consideró probada la acusación y propuso la expulsión de estos “de España y sus Indias”, aunque Carlos III para mayor seguridad, convocó una junta especial presidida por el duque de Alba, que ratificó la expulsión y recomendó al rey no dar explicaciones sobre los motivos.

Así pues, tomado el acuerdo, en abril de 1767, las 146 casas de los jesuitas fueron cercadas por los soldados del rey, y se les comunicó la orden de expulsión, siendo deportados 2,641 de España y 2.630 de las Indias, que finalmente, el Papa Clemente XIII - contra su voluntad - se vio obligado a admitir en los Estados Pontificios, donde vivieron de la escasa pensión que les asignó Carlos III por el dinero de la venta de sus bienes.

Hoy día, está descartado que la medida de expulsión fue tomada para permitir el triunfo de “las luces” sobre el “fanatismo” jesuita y las causas reales parecen motivarse, en hacer recaer en ellos la exclusiva responsabilidad del Motín de Esquilache, en el ambiente creado tras las expulsiones de la orden de Portugal y Francia o los intereses económicos e incluso discrepancias entre órdenes religiosas y los obispos con los jesuitas.

Respecto a los resultados de la expulsión en la política y la cultura, ha habido opiniones diversas, ya que hay quien piensa que su salida produjo el inicio de la expansión del espíritu ilustrado, mientras otros opinan que se perdieron brillantes cabezas para la ciencia, ya que las otras órdenes religiosas, beneficiadas con la expulsión y los bienes de los jesuitas, no fueron más progresistas, en sus planteamientos religiosos o políticos.

La lucha de Carlos III contra la Compañía, continuó tras su expulsión y una vez nombrado papa Clemente XIV, conocido por su poco aprecio por esta Orden, este promulgó la supresión de la Compañía de Jesús y decretó la conversión de sus miembros en clero secular.


viernes, 26 de febrero de 2016

Los problemas de Galileo con la Inquisición

Tal día como hoy 26 de febrero de 1616, el Santo Oficio prohíbe a Galileo manifestar su idea de que el sol no es el centro del Universo y que la Tierra gira en torno a él.

Galileo Galilei fue un astrónomo, filósofo, ingeniero, matemático y físico italiano, relacionado con la revolución científica, hombre del Renacimiento, mostró interés por casi todas las ciencias y artes

Su trabajo se considera una ruptura de las teorías de la física aristotélica y su enfrentamiento con la Inquisición de la Iglesia católica, suele presentarse como ejemplo de conflicto entre religión y ciencia en la sociedad occidental.

Su teoría heliocéntrica, le atrajo enemigos encarnizados y los ataques contra él fueron furiosos por los que no podían permitir perder y no querían ver su ciencia puesta en cuestión, pues los métodos de Galileo, basados en la observación y la experiencia estaban en oposición completa a los suyos.

El cardenal Belarmino, que había hecho quemar al astrónomo Giordano Bruno por hereje, ordenó en junio de 1611, que la Inquisición realizase una investigación sobre Galileo, y las querellas se iniciaron cuando un dominico, pronuncia un sermón opuesto a su teoría de la rotación de la Tierra, que marcó los comienzos de los ataques religiosos, al utilizar el pasaje bíblico en el cual Josué “detiene el movimiento del Sol y de la Luna”.

Galileo fue obligado a presentarse en Roma para defenderse y para tratar de evitar una prohibición de su doctrina, aunque le falta la prueba irrefutable de la rotación de la Tierra para apoyar sus requerimientos, pero a pesar de intentar impedir lo inevitable, fue convocado en febrero de 1616 por el Santo Oficio para el examen, lo cual era una catástrofe, pues su teoría es condenada como “una insensatez, un absurdo en filosofía, y formalmente herética”.

El  26 de febrero de 1616, la censura es ratificada por la Inquisición y el papa Paulo V y aunque no se le molesta personalmente, se ordenó a Galileo exponer su tesis como hipótesis y no como hechos comprobados, cosa que él no hizo.

Los años siguientes fueron tranquilos a pesar de los ataques de los aristotélicos, pero aunque lo tenía prohibido presentó nuevas pruebas de carácter experimental a favor de la teoría copernicana, lo que motivó la inmediata intervención de la Inquisición, que sólo le permitía  presentar la teoría como hipótesis.

El proceso se inició bajo la acusación de “violar la prohibición de 1616” y comenzó con un interrogatorio donde Galileo fue conminado a confesar, bajo amenazas de tortura si no lo hacía y una vez obtenida tal confesión, se le condenó  a prisión perpetua, y a abjurar de sus ideas, cosa que hizo  y  tras esto, el Papa conmutó la prisión por un arresto domiciliario vitalicio.

Se afirmó, que después de la abjuración Galileo dijo la famosa frase: “Eppur si muove” - Y sin embargo se mueve -, pero al  parecer no la pronunció en ese momento, ya que eso hubiese sido un dasafío al tribunal de cardenales de la Inquisición, y que la dijo en otro momento.

Galileo permaneció confinado en su casa de Florencia desde diciembre de 1633 hasta 1638 cuando pierde la vista, recibida autorización para vivir cerca del mar, en San Giorgio, donde estará hasta su muerte, el 8 de enero de 1642, a los 77 años.

Hasta 1939, la iglesia, por boca del papa Pio XII, no comenzó a rendirle homenaje a Galileo, como “el más audaz héroe de la investigación ... sin miedos a lo preestablecido y los riesgos a su camino, ni temor a romper los monumentos”.

En la actualidad, clérigos musulmanes mantienen en sus universidades, que la tierra no gira alrededor del sol y, tal vez haya que esperar otros 400 años, hasta que empiecen a entender una realidad tan simple.

La Humanidad,  no tiene remedio...

jueves, 25 de febrero de 2016

Nithard, otro valido nefasto en la Historia de España

Tal día como hoy 25 de febrero de 1669, el jesuita austriaco Juan Everardo Nithard es deportado y enviado a Roma como “embajador extraordinario”, después de que se aprobase la expulsión exigida por Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV

Nithard fue un religioso austríaco, de la Compañía de Jesús y miembro de una familia católica del Tirol, que  tomó parte en la guerra de los Treinta Años en 1625, como militar en las filas de la “Liga Católica” y luego se convirtió en un jesuita, renombrado por sus conocimientos de teología.

Vino a España en 1649 con la archiduquesa Mariana de Austria, en calidad de su confesor, cuando ésta llegó para contraer matrimonio con  Felipe IV.

A la muerte del rey  Felipe IV, en 1665, Mariana quedó como regente del reino durante la minoría de edad de su hijo y futuro rey Carlos II, y desde los primeros momentos de su regencia, se dejó llevar por los consejos de su confesor.

Nithard, pasó a ser el valido de la reina regente, obteniendo del papa para el jesuita, gracias a su intervención, el apetecido cargo de Inquisidor General, siendo nombrado para el puesto en 1666, lo que le permitió  formar parte del Consejo de regencia como primer ministro, convirtiéndose en el personaje más influyente de la Corte.

Sin embargo, su gestión al frente del Estado que ejerció durante tres años, fue desastrosa para España, ya que en el orden interno, contribuyó a la división de los españoles, seguidores unos de Juan José de Austria y otros de la reina madre Mariana, siendo además, mal visto por las clases populares, ya que una de sus medidas fue suprimir las corridas de toros y el teatro, lo cual unido a su condición de extranjero, y el excesivo valimiento ante la reina, le ganó también las antipatías de la nobleza.

En cuanto a la política exterior, fueron sonoros sus fracasos en la firma de la paz de Aquisgrán y la de Lisboa de 1668, todo lo cual  le granjeó la enemistad de Juan José de Austria, que apoyándose en el descontento popular generalizado y por medio de un levantamiento militar, exigió la expulsión de Nithard del país, a lo cual la reina - no sin resistencia - finalmente accedió, bajo la excusa política de enviarlo a Roma como embajador, en febrero de 1669.

Una vez en Roma, fue nombrado además obispo de Agrigento, y más tarde arzobispo titular de Edesa con las rentas que tales cargos llevaban aparejados, obteniendo por último el capelo cardenalicio en 1672 de manos del Papa Clemente X, mientras con intención de justificar su desafortunado paso por España, escribió sus memorias, publicadas en París en 1677.

Aunque se convirtió en líder  de la oposición a su gobierno, la reina Mariana siguió considerando al bastardo Juan José de Austria, con desconfianza y desagrado, que se vio obligado a contentarse con el virreinato de Aragón.

En 1677, la Reina se decantó por un nuevo valido, Fernando de Valenzuela, lo cual despertó una oposición universal por sus favores hacia el valido, pero don Juan al fin logró establecerse él como primer ministro, lo cual despertó al principio esperanzas sobre el éxito de su administración, pero bien pronto esta resultó decepcionante y corta, ya que murió, tal vez por envenenamiento, el 17 de septiembre 1679.

La imparable decadencia española estaba ya en su recta final...


miércoles, 24 de febrero de 2016

Pavía, cuando Carlos V era el dueño de Europa

Tal día como hoy 24 de febrero de 1525, las tropas imperiales de Carlos V vencen a las francesas de Francisco I, en la batalla de Pavía.

A comienzos del siglo XVI, Francia estaba rodeada por territorios de Carlos V, que acababa de obtener en 1519, el título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, por lo que el rey francés, que también había optado al título, intentó compensarlo con la anexión del ducado de Milán, produciéndose la lucha desde 1521 al 1524.

El primer encuentro armado fue la batalla de Bicoca, donde los tercios españoles obtuvieron tan aplastante victoria, que el nombre de la batalla se convirtió en una palabra castellana, de tal manera que “ una bicoca” pasó a ser sinónimo de una cosa sencilla, lucrativa, fácil o barata.

Los franceses, volvieron de nuevo con un ejército de 40.000 hombres, que invadió el Milanesado, pero fue rechazado y en octubre de 1524, el propio rey Francisco I cruzó los Alpes y entró en la ciudad de Milán, tras arrasar a su paso varias plazas fuertes.

Ante el arrollador avance, los españoles evacuaron Milán y se atrincheraron en  Pavía, que fue sitiada por un ejército de unos 30.000 franceses con  poderosa artillería, aunque los españoles mandados por Antonio de Leyva, veterano de la Guerra de Granada, supo organizarse para resistir más allá de lo que el enemigo esperaba.

Mientras los franceses aguardaban la capitulación de Leyva, recibieron noticias de un ejército venia desde Alemania para apoyar la plaza sitiada, con órdenes expresas de Carlos V de poner fin al sitio y expulsar los franceses.

Mientras, en Pavía, los mercenarios alemanes y suizos se sublevaron porque no recibían sus pagas y los generales españoles empeñaron sus fortunas personales para pagarlas, mientras los arcabuceros españoles decidieron que seguirían defendiendo Pavía aún sin cobrar.

En vista de la situación, los franceses decidieron resguardarse y esperar, pensando que pronto los sitiados serían víctimas del hambre y se rendirían, pero las tropas desabastecidas, hábilmente arengadas por Leyva, comprendieron que los recursos se encontraban en el campamento francés.

Ante la llegada de las tropas imperiales, en una arriesgada decisión, Francisco I ordenó atacarlas con toda su caballería, pero los arcabuceros españoles dieron buena cuenta de ella,  y en este momento de la batalla, Leyva sacó a sus hombres de la ciudad, de forma que los franceses se vieron atrapados entre dos fuegos, lo cual no pudieron superar.

Aunque agotados y hambrientos, los sitiados en Pavía constituían una respetable fuerza de combate y cundió el pánico en las filas francesas, mientras los cadáveres comenzaban a amontonarse, hasta que finalmente las bajas francesas ascendieron a 8.000 hombres.

El rey francés, rodeado con su escolta combatía a pie y de pronto, se encontró con el estoque en su cuello del soldado vasco Juan de Urbieta, que lo hacía preso con dos más y aunque no sabían a quién acababan de apresar, por las vestimentas supusieron  se trataría de un gran señor.

Tras la batalla, Francisco I fue llevado a Madrid, donde quedó custodiado en el Alcázar de los Austrias, donde Carlos V se mostró exigente con él, firmando el francés en 1526, el Tratado de Madrid, renunciando al Milanesado, Nápoles, Flandes, Artois y Borgoña.

Francisco I no aprendió la lección, y se alió con el Papa Clemente VII para luchar contra Carlos V, lo que ocasionó que este atacara y saqueara Roma en 1527 - Saco de Roma- tras lo cual el papa, nunca en su vida, oso contradecir de nuevo al emperador


martes, 23 de febrero de 2016

La tentativa de golpe de Estado de Antonio Tejero.

Tal día como hoy 23 de febrero de 1981, el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, realizó un intento fallido de golpe de estado, conocido como 23-F.

El golpe del 23 de febrero, fue un intento de algunos mandos militares, que se materializó en el asalto al Palacio de las Cortes por un grupo de guardias civiles al mando del teniente coronel Antonio Tejero, durante la investidura del Presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo y la ocupación de Valencia, tras proclamar el estado de guerra, el capitán general Milans del Bosch.

La intentona, está relacionada con la Transición Española y sus problemas, derivados de la crisis económica, dificultades en la nueva organización territorial del Estado, acciones terroristas de ETA y resistencia de ciertos sectores del ejército a aceptar el sistema democrático.

En noviembre de 1978, tuvo lugar la “Operación Galaxia”, otra intentona golpista, en la que su principal responsable, Antonio Tejero, fue condenado a siete meses de prisión, pero eso no hizo ceder su voluntad golpista y la debilidad de Suárez en su propio partido, dio lugar a su dimisión como presidente del Gobierno el 29 de enero de 1981, por lo que se puso en marcha el proceso de sustitución y Leopoldo Calvo-Sotelo fue nombrado candidato a presidente del Gobierno.

Calvo-Sotelo, presentaba su gobierno el día 20, pero no obtuvo la mayoría para la investidura, por lo que se produjo otra votación el día 23, el cual elegirían los golpistas, para su golpe de Estado.

Así, a las 18:22 horas de ese día, se inició la operación "Duque de Ahumada" y según el plan, un grupo de guardias civiles, entró en Congreso al frente del teniente coronel Tejero que desde la tribuna, gritó “¡Quieto todo el mundo!”, ordenando que se tirasen al suelo.

El teniente general Gutiérrez Mellado, se levantó y ordenó a Tejero que le entregase su arma, pero este tras un brevísimo forcejeo efectuó un disparo al aire, seguido por ráfagas de las armas de los asaltantes y solo el anciano general, Santiago Carrillo y el presidente Suárez se mantuvieron impasibles, sentados en sus escaños.

Televisión Española, grabó más de media hora del momento, sin que fuese advertido por los golpistas, siendo recordada la noche como “la de los transistores”, debido a que la Cadena SER continuó emitiendo y la población la pasó conectada a la radio siguiendo los acontecimientos.

El único capitán general que se sublevó fue Jaime Milans del Bosch, quien sacó  la calle 1800 hombres, decenas de vehículos militares y 40 tanques en Valencia, mientras se formaba un “gobierno provisional” con los subsecretarios de todos los ministerios.

A la una y catorce minutos de la madrugada del 24 de febrero, el Rey intervino en televisión contra los golpistas, con uniforme de Capitán General, para defender la Constitución, llamando al orden a las Fuerzas Armadas y a partir de ese momento el golpe se dio por fracasado.

El asalto al Congreso, fue condenado con dureza por la Comunidad Económica Europea, con quien España estaba negociando su adhesión, mientras Estados Unidos se mantuvo oficialmente neutral, considerándolo “un asunto interno de los españoles” lo que le valió severas críticas internacionales,  y luego rectificó.

En el posterior juicio militar, fueron condenados a 30 años de reclusión,  Milans del Bosch, Alfonso Armada y Antonio Tejero Molina, mientras la trama civil del golpe nunca fue investigada de modo riguroso, siendo el único civil condenado el antiguo dirigente de los Sindicatos de la dictadura franquista Juan García Carrés.

La identidad del conocido como "Elefante Blanco", militar promotor de la intentona, que Tejero esperaba y que nunca apareció, no ha trascendido y sigue siendo un misterio, aunque el golpe no logró cambiar la forma de gobierno de España.


lunes, 22 de febrero de 2016

La muerte de Antonio Machado en el exilio.

Tal día como hoy 22 de febrero de 1939, muere en el pueblo fronterizo francés de Colliure, Antonio Machado Ruiz.

Machado, fue un poeta español, que escribió una poesía de compromiso humano y de contemplación de la existencia, que en su voz se hace eco de la sabiduría popular más ancestral.

En octubre de 1931, el Gobierno de la República le concedió una cátedra de francés en Madrid, donde a partir de 1932 pudo vivir en compañía de su familia y durante los siguientes años, Machado escribió menos poesía pero aumentó su producción en prosa, publicando con frecuencia en el Diario de Madrid y El Sol.

Desde los primeros días de la guerra civil, Madrid se convirtió en un lugar donde sufrir privaciones o morir, por lo que la “Alianza de Intelectuales” decidió, evacuar a zonas más seguras a una serie de escritores y artistas, entre ellos Machado, el cual al principio se resistió a marchar.

Finalmente cedió y él y su familia, en noviembre de 1936 se instalaron en la localidad de Rocafort -Valencia - hasta abril de 1938, fecha en que fueron evacuados a Barcelona, debido al curso negativo de la guerra para la República y durante estos años, pese al deterioro de su salud, escribió comentarios, artículos, análisis, poemas y discursos y asistió al Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura organizado por la Alianza de Intelectuales Antifascistas y celebrado en la capital valenciana, donde leyó su obra "El poeta y el pueblo".

Ante el peligro de que Valencia quedase aislada, se trasladaron a Barcelona, donde tras una breve estancia en el Hotel Majestic, ocuparon la finca de "Torre Castañer", donde permanecieron desde mayo del 1938 hasta enero del siguiente año.

El 22 de enero de 1939, y ante la inminente ocupación de la ciudad por los franquistas, el poeta y su familia salieron de Barcelona en una interminable caravana, de cientos de miles de españoles y el grupo cubrió el último tramo hacia el exilio a pie, pues tuvieron que abandonar los coches en el colapso de la huida y hubieron de andar bajo la lluvia y el frío hasta la aduana francesa, y en coche hasta la estación de Cerbère, donde se les permitió pasar la noche en un vagón.

A la mañana siguiente, se trasladaron en tren hasta Colliure -Francia- donde el 28 de enero, el grupo encontró albergue en el Hotel Bougnol-Quintana, alojándose en espera de una ayuda que no llegaría a tiempo, pues murió a las tres y media de la tarde del miércoles de Ceniza, el 22 de febrero de 1939.

Tras su muerte, Machado fue expulsado “post mórtem”, en mayo de 1941, del cuerpo de catedráticos de Instituto, no siendo rehabilitado hasta 1981, por orden ministerial de un gobierno democrático.

La poesía para Machado es, el diálogo del hombre con su tiempo, que el poeta pretende eternizar, sacándolo fuera, como peces que puedan vivir después de ser pescados.

De su obra Campos de Castilla, “Proverbios y cantares", me quedo con su diálogo interior:

    “Ayer soñé que veía
    a Dios y que a Dios hablaba;
    y soñé que Dios me oía...
    Después soñé que soñaba.”

Soberbio y genial, Don Antonio...


domingo, 21 de febrero de 2016

Memoria de una pasión

Al leer estos versos, me da la impresión de estar hablando de otras gentes, pero eso no es cierto, porque no hace mucho, esta realidad era nuestra.

Tú - que sé que esto lees - de sobra sabes, que nada quito, ni nada pongo...   



Me gusta ver tu cuerpo estremecerse,
cuando desnudo entero lo poseo.
Me gusta ver tu cara transformarse,
en ese clímax interminable y lento.

Me excitan esas frases inconexas,
que dices, mientras te vas del mundo.
Me enerva, cuando aspiro de tu boca,
ese olor a pasión, fuerte y profundo.

Me enciende ver tus pechos anhelantes,
suplicando los besos de mi boca.
Es locura, tu sexo ilusionante,
que me sugiere mil experiencias locas.

Me motiva tú cara trastornada,
tras horas de pasión profunda y ciega.
Me relaja, por fin, ver tu mirada,
cuando, tras el ciclón, la calma llega.

Eres pasión voraz e interminable,
esa pasión por mí siempre buscada,
que me estimula, complementa y llena.
Eres pasión sin fin, a mi pasión eterna...


J. M. Hidalgo. (De los versos prohibidos)

La publicación del Manifiesto Comunista

Tal día como hoy 21 de febrero de 1848 se publica en Londres el Manifiesto del Partido Comunista.

Estaba escrito en alemán y su título era; “Manifest der Kommunistischen Partei” imprimiéndose en un pequeño taller para enviarlo con urgencia al continente europeo, convulsionado por levantamientos y disturbios en la mayoría de sus ciudades.

En Europa, pequeños núcleos de revolucionarios,  recibieron la declaración como guía para su lucha y como toque para movilizar a las masas a un movimiento rotundamente revolucionario.

En las primeras líneas del folleto se decía: "Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma... ya es hora de que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus aspiraciones; que opongan a la leyenda un manifiesto del propio Partido".

En poco tiempo, se tradujo a los idiomas europeos siendo un texto visionario que fundó el comunismo moderno, siendo la primera declaración de la ideología que se conoce ahora como el marxismo-leninismo-maoísmo.

El Manifiesto se recibió con gran entusiasmo, pues en 1848, los comunistas ya no eran solo un "fantasma", sino un incipiente movimiento internacional, que ha influido en la historia humana y en la vida de millones de personas.

Las palabras finales del documento representaban el credo del movimiento: “Los objetivos comunistas solo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Que las clases dominantes tiemblen ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar". ¡Proletarios de todos los países, uníos!”

Bajo estas brillantes y vibrantes palabras, se ha escondido - una vez más en la Historia – otra forma  de represión y tiranía.

Con la caída del muro de Berlín, en la noche del jueves 9 al viernes 10 de noviembre de 1989, del que sostenían los soviéticos, que fue levantado, según la propaganda comunista; “para proteger a su población de elementos fascistas que conspiraban para evitar la voluntad popular de construir un Estado socialista en Alemania del Este”.

En realidad, sirvió para impedir la emigración masiva a Alemania del Oeste, después de la Segunda Guerra Mundial, y con su caída, quedó al descubierto toda la miseria que escondía el sistema.


sábado, 20 de febrero de 2016

Historia breve del Archivo General de Simancas.

Tal día como hoy 20 de febrero de 1540, el rey Carlos I, mediante real cédula, crea en Valladolid, el Archivo General de Simancas.

El Archivo General de Simancas ubicado en esta localidad vallisoletana, inició su auténtica andadura en 1540, tratándose del primer archivo oficial de la Corona de Castilla, instalado en el castillo de Simancas y desde su fundación, se ha convertido en uno de los ejes centrales de la Península en lo que se refiere a conservación y custodia de documentos, emplazándose en Simancas, por la existencia allí de una  fortaleza fácilmente defendible.

Durante la Reconquista, Simancas adquirió importancia como zona fronteriza y posteriormente, su situación estratégica le confirió papel relevante en la política peninsular, pero perdió tal importancia y en el siglo XIII y pasó a ser una de muchas ciudades, aunque recibió relevancia con el archivo que ha marcado el devenir de la Corona de Castilla y se reflejan en él los momentos de pujanza o de retraimiento de la monarquía, en forma de llegada de documentos o de carencia de recursos.

En la actualidad, el archivo es una institución dependiente del Ministerio de Cultura y en él se desarrollan no sólo tareas de conservación y catalogación de documentos, sino además es lugar en el que se puede investigar, a partir de sus fondos documentales.

Carlos I fue el fundador del archivo de Castilla, algo que intentaron infructuosamente algunos reyes precedentes como Juan II o Enrique IV, siendo el primer archivo de la Corona, aproximadamente dos siglos después de que la Corona de Aragón tuviese el suyo, lo cual se explica debido al nomadismo de la corte castellana, la guerra contra los moros y las luchas internas de los Trastámara.

El Estado moderno del siglo XVI necesitaba rodearse de un aparato burocrático perfectamente articulado y el archivo fue crucial, planteándose desde el primer momento que estuviese en una fortaleza, por una cuestión de seguridad para custodiar los documentos del Estado.

Hasta tiempos recientes, el Archivo no fue destinado a tareas culturales, sino solo era punto de apoyo para el buen gobierno del monarca, pues en él se hallan físicamente los documentos que legitiman su mandato, pero con el tiempo, la fundación del Archivo de Simancas se ha encumbrado a la categoría de “hito de la archivística española”.

La fecha de construcción de la actual fortaleza, se puede situar entre los años 1467 y 1480 aunque está tan reformado que es casi imposible saber cómo era en origen, pues desde su misma  fundación  se produjeron todo tipo de obras de acondicionamiento y ampliación.

Por otra parte, el castillo no era lugar idóneo para albergar un archivo, lo cual hace que existan inconvenientes que han preocupado a lo largo de la historia, como el riesgo de incendios, por el hecho de que en tiempos, compartió espacio con una cárcel lo que incrementaba el riesgo.

Por otro lado, el ser una fortaleza militar, le hizo objeto de ataques en el desarrollo de los conflictos armados, lo cual causó estragos en los fondos de la institución durante la Guerra de la Independencia Española, entre 1808 y 1814.

Por eso en la actualidad y desde el siglo pasado, se han efectuado propuestas de traslado de los documentos de Simancas, sugiriendo como ubicación más idónea su traslado completo al Archivo Histórico Nacional de Madrid, a lo que como es lógico, toda la ciudad de Simancas se opone.

viernes, 19 de febrero de 2016

La misteriosa muerte del virrey del Perú, Diego López de Zúñiga

 
Tal día como hoy 19 de febrero de 1564, muere - al parecer asesinado - el cuarto virrey de Perú, Diego López de Zúñiga, conde de Nieva.

Diego López de Zúñiga y Velasco, caballero de Santiago, fue el IV Virrey del Perú, de 1561 hasta su muerte en 1564, hecho que hasta hoy día está rodeada de misterio.

Desde niño, se inició en  ejercicios caballerescos, participando al lado de Carlos V en la “Jornada de Túnez” en 1535 y luego en la campaña italiana, incorporándose al séquito de Felipe II y cuando este subió al trono en 1555, le nombró Capitán General de Galicia y  más tarde Virrey del Perú.

Hizo su entrada en el Virreinato, en abril de 1561 y desde su inicio se distinguió por sus hábitos cortesanos, su desidia en los negocios públicos y su codicia, transformando su gobierno en una suntuosa corte, con ceremonias de gran boato y lucimiento de trajes ostentosos, dentro de una administración marcada por la polémica.

Las resonancias de tal polémica, llegaron hasta la corte de Madrid, lo que determinó el envío de visitadores al Perú, para averiguar el enfrentamiento entre él y los encomenderos y los curacas – caciques locales - por el reparto de las tierras.

Pese a todo, Zúñiga hizo mejoras en la capital, como portales de la Plaza Mayor de Lima; un primitivo sistema de alcantarillado y desagüe, e inició la obra de traer a la ciudad agua potable que llegó, cuando ya él había fallecido, siendo el hecho un acontecimiento.

Sin embargo, adquirió fama de despilfarrador de dinero público, hasta el punto que el Rey en 1563, prohibió que se pagaran libramientos sin su previa licencia, así como por sus constantes actos de infidelidad conyugal, que obligó a que se emitiera una Real Cédula en febrero de 1563, que conminaba al virrey a vivir con “más recatamiento”.

El descrédito ante el Consejo de Indias fue en aumento, al saberse que él y su hijo recurrían a la corrupción y el cohecho para incrementar sus caudales y, que los mejores cargos públicos eran confiados a su séquito, lo cual desató el odio de los conquistadores, que veían al virrey como un arrogante advenedizo.

Su muerte tuvo lugar la madrugada del 19 de febrero de 1564, y al principio se afirmó que había muerto de un “ataque cerebrovascular”, cuando dormía en su lecho, pero luego se dijo que su muerte no había sido natural y circuló la versión de que lo habían encontrado agonizante en la calle.

Según esta versión, había sido golpeado tras bajar desde un balcón con una escala de cuerdas, después de un encuentro amoroso con una mujer casada, a la vez prima suya y que los asesinos serían los criados del esposo burlado, siendo recogido por los criados de un caballero, que lo llevaron a su Palacio acostándole en su lecho, donde falleció.

Muchas otras versiones, surgieron en torno a su extraña muerte y actualmente parece ser falsa la teoría de la escala del balcón, porque ni el presunto burlado ni su mujer, estaban aquellos días en Lima, pero eran tantos sus enemigos que cualquiera podía haber sido.

El gobernador que vino a reemplazarlo, decidió no continuar las investigaciones iniciadas por la Audiencia, al ver que el asunto comprometía al prestigio del virrey y también a algunas poderosas familias de Lima.

Hoy día existe otra investigación histórica, que sostiene que la descripción de los síntomas, permite suponer razonablemente, que se trató de un ataque vascular cerebral lo que mató al virrey, pero como tantas otras veces, jamás sabremos la verdad.



jueves, 18 de febrero de 2016

"El séptimo sello", una película que en España marcó época.

Tal día como hoy 18 de febrero de 1961, se estrena en Madrid, "El séptimo sello" primer filme del director sueco Ingmar Bergman autorizado en España por la censura.

La película era un drama fantástico, rodada en 1957 dirigida y escrita por Ingmar Bergman, con ambientación en la Europa medieval durante la peste negra, en la que se relata el viaje de un caballero cruzado y una partida de ajedrez que él juega con la muerte, la cual viene a tomar su alma.

El título, hace referencia a un pasaje del Apocalipsis, que se utiliza al principio y al final del filme, ya que empieza con las palabras: "Y cuando el Cordero rompió el séptimo sello del rollo, hubo silencio en el cielo durante una media hora." (Ap 8:1), haciendo alusión al "silencio de Dios", el cual es el tema principal de la película.

La cinta, está considerada un gran clásico del cine universal e hizo de Bergman un director de culto, conteniendo escenas que se han convertido en ícono a lo largo del tiempo.

Su argumento, se basa en la historia de un caballero, que regresa a su pueblo después de 10 años en las Cruzadas, encontrando una comarca asolada por la peste, en la que la muerte aparece para llevárselo y él decide retarla a una partida de ajedrez para ganar tiempo y encontrar algo que dé sentido a su vida antes de morir.

Confiesa a su escudero su estrategia en la partida, pero advierte que él es la muerte y continúa jugando hasta que, inevitablemente, al final la muerte gana, anunciándole que se lo llevará a él y a todos cuantos estén con él en su próximo encuentro.

Finalmente, llega a su castillo donde le recibe su esposa, que lleva diez años esperando su regreso, y todos comparten una última cena antes de que la muerte llegue a por ellos, lo cual sucede a la mañana siguiente en que los invita a danzar y los lleva en fila, hacia la oscuridad, mientras la lluvia lava sus rostros, llenos de lágrimas.

El argumento transcurre en dos planos, el real y el alegórico y Bergman sostiene que la idea le vino contemplando pinturas medievales: juglares, la peste, los flagelantes, la muerte,  hogueras, brujas y Cruzadas, intentado hacer poesía moderna, traducida en experiencias de un hombre moderno, ya que él piensa que mientras en el Medievo los hombres vivían con el temor a la peste, hoy lo hace  ante las bombas nucleares, pues no hay que olvidar que cuando rodó su película, la guerra fría estaba en su apogeo y todo el mundo temía un holocausto nuclear en cualquier momento.

“El Séptimo Sello” es una alegoría con un tema muy sencillo: el hombre, su eterna búsqueda de Dios y la muerte como única seguridad.”

Lo que hace singular esta efeméride, es que, aunque hoy pueden verse en España todas las películas de Bergman, hubo un tiempo en que era casi un milagro conocerlas, tal como habían sido concebidas, ya que la censura, personificada por el jesuita Carlos María Staehlin, no dudó en introducir diálogos, músicas o textos que distorsionaran su significado, llegando a convertir a Bergman “en un católico practicante”.

El cine de Bergman era por ello, más respetado que comprendido y solo cuando comenzaron a verse sus películas prohibidas, se descubrió que también podía ser divertido, como sucedió  con “Sonrisas de una noche de verano” de 1955, a causa de la cual, unos curas escolapios clausuraron su cine-club en Madrid, al no responder la película al "apostolado catequístico" que ellos pretendían.

Hoy son muchos sus admiradores y lo que resalta en su cine, son las dudas, ansiedades, cobardías y temores de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, que la censura nunca quiso ni supo entender.
 


miércoles, 17 de febrero de 2016

Damborenea y el GAL, un escándalo político en la democracia

 Tal día como hoy, 17 de febrero de 1995, Ricardo García Damborenea ingresa en prisión por el caso GAL.

García Damborenea es un político español, que fue Secretario General del Partido Socialista de Euskadi y  resultó condenado por el "Caso GAL" junto con otros importantes dirigentes socialistas.

Aunque era médico nefrólogo, es mucho más conocido por su actividad política y, sobre todo, por su implicación en el caso de los GAL.

Dentro del Partido Socialista de Euskadi, pertenecía al ala crítica, denominada "Democracia Socialista" que le llevó a duros enfrentamientos con los líderes del partido como Txiki Benegas, con el que fueron notorios y en los que perdió la batalla por la secretaría general e inició un camino hacia su escisión del partido, que le llevó aparejado enemistades y simpatías, hasta que en 1990, acabaría constituyéndo otro partido político.

En sus declaraciones, su estilo era polémico, llegando a enfrentarse con organizaciones como Amnistía Internacional sobre la que afirmó: "No he visto a Amnistía Internacional preocuparse por los derechos de una sola víctima del terrorismo, sin embargo, son capaces de alborotar a redoble de tambor si a un terrorista que tiene catorce muertos a la espalda, un guardia civil le da una bofetada"

Tras las declaraciones del policía José Amedo, sobre la existencia de una “guerra sucia” contra ETA desde el Estado, fue procesado en el juicio por los crímenes de los Grupos Antiterroristas de Liberación, (GAL) y  tras el escándalo ingresando en prisión preventiva en febrero de 1995.

Celebrado el juicio, en mayo de 1998 fue condenado por el secuestro del ciudadano francés Segundo Marey, cuya relación terminó admitiendo y afirmó que no se arrepentía de lo que había hecho, declarando que dado el contexto, la suya era la única forma de respuesta posible.

En sus manifestaciones, declaró que el entonces presidente del gobierno Felipe González, había estado en todo momento al corriente de los hechos por los que se le enjuiciaba y condenaba y tras su colaboración con la justicia, salió pronto de la cárcel, antes que lo hicieran otros implicados en la trama, como el general Rodríguez Galindo o el ex ministro José Barrionuevo.

El “caso Marey" tocaría de muerte al Gobierno de Felipe González, y también  a Damborenea, que fue condenado a siete años de prisión y durante el juicio, afloraron datos sobre sus relaciones con Aznar, aunque aseguró que no le influyeron para imputar, al expresidente Felipe González como máximo impulsor de los GAL.

Ya retirado de la política, sorprendió en el año 2000 con la publicación de un ensayo sobre “el arte del razonamiento lógico” en una pequeña editorial, que incluía un diccionario de falacias lógicas.

La obra, titulada “Uso de razón” está dividida en tres partes y examina con rigor y sencillez los principales conceptos que intervienen en los razonamientos cotidianos, proponiéndose de forma divertida y amena, facilitar y señalar los errores más frecuentes en el modo de razonar.

En la actualidad Damborenea carece de actividad política alguna, y algunas de sus frases respecto al pensamiento lógico son, las siguientes:

“Si un político, un comerciante o un enamorado argumentaran con el formalismo de la lógica académica, perderían el debate, el cliente y la novia.”

“Con los terroristas en activo no cabe una negociación digna: o se conserva la dignidad y no se negocia, o se negocia y se pierde la dignidad. Hay que escoger.”


martes, 16 de febrero de 2016

El general Juan Pablo Morillo, otro héroe olvidado.

Tal día como hoy 16 de febrero de 1815, sale de Cádiz la mayor fuerza expedicionaria española realista para acabar con la rebelión en Colombia y Venezuela, mandada por el teniente general Juan Pablo Morillo.

Pablo Morillo y Morillo, conde de Cartagena, conocido como “El Pacificador”, fue un militar y marino español, de humilde cuna y pastor en su niñez, que a los trece años de edad, se alistó como soldado en la  Infantería de Marina y con quince, participó en las guerras revolucionarias francesas.

El 2 de junio de 1808, iniciada la guerra de la Independencia Española, se incorporó a la milicia y concurrió el 19 de julio a la victoria en la batalla de Bailén, donde sobresalió por su valentía, llamando la atención del general Castaños, que desde entonces se convirtió en su protector.

Castaños, propuso a Morillo para organizar una fuerza en Galicia contra los franceses, siendo promovido a capitán del regimiento de Voluntarios de España y al mando de estas guerrillas, participará contra el francés y por su destacada intervención en la Batalla de Puentesampayo, fue ascendido a brigadier en 1811.

En 1813 se unió al ejército inglés del duque de Wellington, y en julio de 1813, este le asciende a mariscal de campo por méritos de guerra, y tras la Batalla de Vitoria, fue nombrado teniente general y su prestigio aumentó en toda España como uno de sus más brillantes militares.

A finales de 1814, Morillo es designado por el felón rey Fernando VII jefe de la “Expedición pacificadora” con destino a América, formado por 10.612 hombres, el último esfuerzo militar que haría España en el curso de la guerra de independencia americana.

El 5 de julio, se dirige al Virreinato de Nueva Granada donde tras tomar la plaza concluyó el asedio a Cartagena de Indias, que le valió el título de Conde de Cartagena y por instrucciones del gobierno de España, se entrevista con Bolívar en noviembre de 1820, firmando un armisticio que dio fin al periodo histórico venezolano denominado de “Guerra a Muerte”.

Finalmente, Morillo consiguió su retiro, regresando a España en diciembre de 1820, pero es de nuevo requerido por el monarca y nombrado Capitán General de Castilla la Nueva, durante el periodo de mayor furor revolucionario y para no participar en la represión política, dimitió de su cargo, una vez advirtió la condición vil del rey, simpatizando a partir de entonces con los liberales.

En 1823, por su afinidad al bando constitucional fue sentenciado por un tribunal "de purificación",  perdiendo todos sus cargos, en un ambiente de intrigas y purgas en el gobierno y en ejército español, por lo que se exilió a Francia, de donde no regresó hasta 1832, participando en la Primera Guerra Carlista en apoyo de la reina regente y en contra de los absolutistas.

No tardó en retirarse por problemas de salud y falleció, tan rico en honores, como pobre en hacienda, hasta el punto de no poder, a su muerte, otorgar la dote de viudedad a su mujer, habiendo consagrado toda su vida a su patria y al servicio leal y desinteresado al Rey, que tan mal le pagó.

Inicialmente fue enterrado en el cementerio de Luz-Saint Sauveur de París, hasta que por mediación del gobierno constitucional de Isabel II, fue trasladado al cementerio de San Isidro de Madrid, el 8 de agosto de 1843, donde desde entonces reposan sus restos.

Morillo fue - como tantos hombres ilustres - honesto en su hacer y por lo tanto, murió pobre, siendo reconocido solo tras su muerte.

lunes, 15 de febrero de 2016

El asesinato del último emperador azteca. Una vileza del gran Hernán Cortes

Tal día como hoy, 15 de febrero de 1525, Hernán Cortés decide asesinar a Cuauhtémoc, último emperador azteca, lo cual tuvo lugar varios días después.

Cuauhtémoc asumió el poder en 1520, un año antes de la toma de Tenochtitlan por Hernán Cortés y cuando lo hizo, los conquistadores ya habían sido expulsados de la ciudad, aunque esta estaba devastada por el hambre, la viruela y la falta de agua dulce.

Su primera tarea, fue la de reorganizar el ejército mexica, reconstruir la ciudad y fortificarla para la guerra contra los españoles, pues suponía – como así sucedió -que éstos regresarían contra ellos, para lo cual envió embajadores a pueblos vasallos solicitando ayuda, disminuyendo sus contribuciones y eliminándolas a algunos.

Tal como suponía, los españoles regresaron un año después y con ellos un contingente de más de cien mil aliados indígenas, la mayoría de ellos tlaxcaltecas, enemigos de los mexicas y tras sitiar Tenochtitlán durante tres meses, el 13 de agosto de 1521, los españoles, comandados por Cortés, lo capturaron en Tlatelolco.

Una vez en su presencia, pidió que lo mataran, pues no habiendo sido capaz de defender su ciudad prefería morir a manos del invasor, pero a Cortés no le interesó en ese momento su muerte y prefería usarlo ante los mexicas, para asegurar la colaboración de estos.

En los cuatro años que siguieron, la administración codiciosa de los españoles, la desconfianza de Cortés y sus temores a conspiraciones contra él, le llevaron repetidamente a tomar decisiones indignas y finalmente a aprobar el tormento y la muerte del último emperador azteca.

El oro que habían obtenido, no era suficiente para repartir entre toda la tropa, por lo supusieron que después de la batalla, los aztecas lo habían escondido y lo habían echado a la laguna, y al parecer, fueran los oficiales de la Real Hacienda, y no Cortés, los que ordenaron el tormento de Cuauhtémoc, aunque la responsabilidad de este, no fue menor al consentirlo.

De acuerdo a los textos “fue tortura mojándole los pies y las manos con aceite y quemándoselos”, hasta que Cuauhtémoc confesó que echaron oro en la laguna, y fueron a donde señaló, “de donde  sacaron de una como alberca grande de agua un sol de oro como el que nos dio Montezuma".

Tras el episodio de la tortura, Cuauhtémoc quedó tullido pero de manera sorprendente, volvió a ser considerado noble mexica y bien tratado, aunque esto era solo por su prestigio y autoridad, que utilizó Cortés para el gobierno de los vencidos,
  
En 1524, Cortés emprendió la persecución de Cristóbal de Olid, confabulado con su viejo enemigo, Diego Velázquez, para obtener oro en el sur, sin contar con él y en la expedición, como ocurrió a lo largo de la conquista, había más indígena que españoles y posiblemente como embajador iba Cuauhtémoc .

Una vez más, el miedo hizo que Cortés tomase una decisión indigna, criticada por sus propios soldados, pues tras un año de viaje y en un momento crítico para la expedición, le llegaron rumores de que Cuauhtémoc estaba conspirando en contra suya y decidió asesinarlo.

No se sabe si Cortés magnificó la conspiración, para justificar la ejecución del azteca una vez consumada, pero el hecho es que decidió mandar ahorcar a Cuauhtémoc el 28 de febrero de 1525, en un lugar del estado de Campeche identificado como Taxahá, actual municipio de Candelaria y hoy día, tanto las fuentes españolas como las indias cuestionan los motivos alegados por Cortés.

Cuauhtémoc es uno de los personajes más reconocidos por los mexicanos como héroe nacional y su asesinato fue una muerte inútil, que ensombrece la figura del conquistador.


domingo, 14 de febrero de 2016

La ignominiosa derrota española en el Cabo San Vicente.

Tal día como hoy 14 de febrero de 1797 la escuadra española es derrotada de manera vergonzosa, en la batalla del Cabo San Vicente.

La batalla del Cabo de San Vicente, se desarrolló frente al cabo de este nombre, en la costa portuguesa del Algarve, entre la escuadra española, en aquel momento aliada a Francia por el Tratado de San Ildefonso, y la inglesa dentro de las Guerras Revolucionarias Francesas.

La escuadra española, la formaban 27 navíos de línea, 11 fragatas y un bergantín, con un total de 2.638 cañones, entre los cuales estaba el “Santísima Trinidad”, el mayor buque de guerra del mundo entonces, con 136 cañones y el único con cuatro cubiertas de artillería.

Poco antes de su llegada a Cádiz en medio de un fuerte temporal, fue interceptada por la flota inglesa, con solo 15 navíos de línea, cuatro fragatas, dos balandros y un total de 1.430 cañones al mando de John Jervis.

Aunque el almirante ingles vio clara su inferioridad numérica - dos barcos españoles por cada inglés - se decidió a atacar para tratar de impedir que se unieran a la flota francesa, pues advirtió que la escuadra española estaba mal dispuestos para el combate, mientras los ingleses conservaban sus líneas y en una audaz maniobra, separó a los españoles en dos grupos, lo que le permitió el uso de los cañones de sus barcos, mientras impedía que los españoles pudieran usar todos los suyos.

La batalla, se desarrolló durante todo el 14 de febrero, y acabó con una vergonzosa derrota para la armada española, pues de los 27 navíos con que contaba, solo entraron en combate siete, perdiendo cuatro de estos, y estando a punto de perder el “Santísima Trinidad” a no ser por la actuación de Cayetano Valdés, que acudió en su socorro cuando ya había arriado su bandera rindiéndose, y amenazó al buque insignia español con cañonearlo, si no levantaba de inmediato su pabellón y seguía luchando.

Valdés, actuando por propia iniciativa, apareció en un momento crucial en medio de los ingleses, y a toda vela entre la niebla, exhortó a su gente a salvar el barco o perecer en el intento y secundado por sus hombres izó de nuevo la bandera en el Trinidad, y salvó al buque insignia de caer en manos inglesas, por lo que fue ascendido a capitán de navío, llegando a convertirse con los años, en Capitán General de la Real Armada, donde dejó memoria por sus grandes cualidades de carácter.

Cuatro buques españoles más, quedaron muy seriamente dañados, y los británicos apresaron a cinco, siendo el  balance de la batalla de un total de 390 muertos y 454 heridos, lo que hacen un total de 844 bajas españolas.

La flota británica, demostró que, a pesar de estar en inferioridad numérica, la disciplina y el entrenamiento de sus marinos eran fundamentales para ser un arma de guerra imbatible.

El resto de la escuadra huyó hacia Cádiz, donde entró el 3 de marzo, siendo objeto de burla y escarnio de los gaditanos por su humillante derrota, la cual motivo que su almirante José de Córdoba, hubiese de  enfrentarse a un consejo de guerra, donde fue degradado.

Su falta de decisión y cobardía, hizo que pese a poder hacerlo, no atacase a los navíos ingleses, varios de ellos destrozados y a remolque y habría podido evitar que se llevaran cuatro barcos españoles, dado que los ingleses estaban dañados y casi sin municiones, mientras la escuadra española, salvo los siete barcos que combatieron, estaba intacta.

sábado, 13 de febrero de 2016

Nicolás de Ovando, el primer traficante de esclavos de América.

 
Tal día como hoy, 13 de febrero de 1502 Zarpa de Sanlúcar de Barrameda una flota de 30 bajeles, 24 carabelas y 1500 personas, al mando de Nicolás de Ovando, nombrado Gobernador de las Indias.

Nicolás de Ovando y Cáceres, hijo de una dama de la Reina Isabel “la Católica”, fue gobernador y administrador colonial de La Española desde 1502 hasta 1509, sucediendo en el cargo a Francisco de Bobadilla.

Fundó pueblos y reconstruyó la ciudad de Santo Domingo, además de fundar conventos y promover la agricultura en la isla.

Cuando partió, era su flota la más grande que había salido con destino hacia el continente americano y en ella se embarcaron unos 1500 colonizadores, que a diferencia de Cristóbal Colón, estos colonizadores fueron elegido para representar a la sociedad española en el Nuevo Mundo.

Fue la primera gran armada, financiada fundamentalmente con capital privado, aunque también la Corona participó, ya que lo se pretendía era desarrollar tanto la economía de La Española como establecer estructuras políticas, sociales, religiosas y administrativas de la colonia.

Entre los pasajeros iba Francisco Pizarro, que más tarde conquistaría el Imperio inca, así como fray Bartolomé de las Casas, luego conocido como "El Protector de los Indios".

Cuando Ovando llegó al Nuevo Mundo, se encontró a la población nativa en estado de rebelión, la cual fue sofocada mediante una serie de campañas sangrientas, y la llegaba masiva de españoles contribuyó a la propagación de una serie de epidemias, para los que los indios carecían de defensas, como la viruela, que redujeron la población de la Hispaniola de forma alarmante, de manera que cuando Colón llegó en 1492, se cree que era habitada por casi 500.000 personas y en 1507, los nativos habían sido reducidos a tan sólo 60.000 habitantes.

Ovando fundó varias ciudades, desarrolló la industria minera, así como la agricultura mediante la  introducción del cultivo de la caña de azúcar, con plantas traídas desde las Islas Canarias.

Asimismo, introdujo “la encomienda”, es decir, el repartir indios en régimen de “asignaciones”, que era una institución mediante la cual un grupo de individuos debía retribuir a otro en trabajo, para disfrutar de una prestación, es decir, existía una relación de dependencia por la que el más fuerte daba protección al más débil a cambio de comprometerse a guardar fidelidad y entregarle por ello, determinados servicios..

El resultado inmediato del repartimiento de indios, no fue su cristianización, que era el objetivo pretendido, como luego denunció fray Bartolomé de las Casas, sino su progresivo exterminio, pues los indios morían masivamente no sólo por el agotamiento en el trabajo, sino por las nuevas enfermedades que les transmitían los españoles, hasta el punto, que la disminución de la población nativa condujo a que el valor de la misma aumentase y a que, con el pretexto de la falta de brazos para la agricultura, se importasen esclavos

Así pues, como estaba prohibida la esclavitud de los indios, Nicolás de Ovando importó por primera vez esclavos africanos en La Hispaniola y a partir de 1502, fueron solicitados por los miembros de la élite española para trabajar como sirvientes en sus casas particulares, aunque en realidad la mayoría de ellos fueron enviados para trabajar en los campos de caña de azúcar.

Ovando volvió a España en 1509, sucediéndole en el gobierno Diego Colón y  murió el 29 de mayo de 1511 en Sevilla, siendo enterrado en  la localidad de Alcántara, en Extremadura.


viernes, 12 de febrero de 2016

Agradecimiento a todos los lectores y seguidores

 Queridos amigos.

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Muchas gracias por leerlo y un afectuoso abrazo de reconocimiento a todos.

El último intento de Hitler, para que España entrara en la Segunda Guerra Mundial.

Tal día como hoy 12 de febrero de 1941 Franco se entrevista con Mussolini en la ciudad italiana de Bordighera, durante la Segunda Guerra Mundial.

La entrevista de Bordighera, fue un encuentro que tuvo lugar en esta localidad transalpina italiana, en la que Franco se entrevistó con Benito Mussolini, por indicación de Adolfo Hitler.

La reunión fue instada por Hitler, ante la desastrosa invasión de Grecia por Mussolini, lo que  le hizo plantearse la necesidad del asalto de Gibraltar, para cerrar el Mediterráneo a los británicos que  apoyaban a los griegos.

Hitler ordenó el inicio de los preparativos de la operación, denominada “Félix”, e invitó al ministro español Serrano Suñer, para que se entrevistara con él en Berchtesgaden, lo que tuvo lugar el 19 de noviembre, en donde Hitler habló de la total necesidad de “cerrar el Mediterráneo” a los británicos, para lo que era imprescindible que España permitiera el paso de las tropas alemanas para atacar Gibraltar.

Siguiendo instrucciones de Franco, Serrano Suñer respondió que España debía contar con suministros antes del inicio de hostilidades y que exigía el cumplimiento de las reivindicaciones  planteadas en la entrevista de  Hendaya, por lo que todo acabó sin acuerdo.

Hitler envió entonces a Madrid al almirante Canaris para que se entrevistara con Franco, planteando idénticas demandas y prometiendo los suministros mas tarde, lo cual no fue aceptado por Franco que los exigió con carácter previo y “la lista de la compra” del Caudillo resultó inadmisible, pues se incluyeron enormes territorios coloniales franceses.

Ante el fracaso de la misión, Hitler ordenó interrumpir la operación Félix, pero no desistió de su empeño, aunque empezaban a pesar en su ánimo las derrotas italianas del norte de África, a partir de las cuales habían comenzado a retroceder hacia Trípoli empujados por los británicos.

El penúltimo intento tuvo lugar el 20 de enero de 1941, cuando el embajador alemán se entrevistó con el Generalísimo, para transmitirle que en un plazo máximo de veinticuatro horas entrara en la guerra del lado del Eje, pero Franco volvió a pedir más tiempo y aunque manifestó que “su fe en la victoria de Alemania aún era la misma” y expuso que “España deseaba contribuir a la victoria”,  siguió sin fijar una fecha para hacerlo.

Hitler, pidió entonces a Mussolini que intentara convencer a Franco y por ello se propició un encuentro entre los dos en Bordighera que “Franco aceptó a regañadientes”, pero al objeto de no enfadar a sus poderosos aliados, prefirió acudir a Italia por tren, cruzando la Francia de Vichy en un  viaje secreto.

La entrevista se celebró en el pueblecito fronterizo de Bordighera, y duró cuatro horas y media en dos sesiones, en las que Franco expuso a Mussolini que si no recibía de Alemania los suministros que había solicitado, entrar en la guerra era imposible y dependía de Alemania más que de España.

Mussolini no insistió demasiado y el gobierno alemán, consideró que el fracaso de la entrevista significaba la negativa definitiva de Franco a entrar en la guerra, por lo que dio instrucciones a su embajador para que abandonara el tema de una manera definitiva.

Tras Bordighera, el peligro de entrada en la Segunda Guerra  Mundial, se alejaba para España.