lunes, 15 de febrero de 2016

El asesinato del último emperador azteca. Una vileza del gran Hernán Cortes

Tal día como hoy, 15 de febrero de 1525, Hernán Cortés decide asesinar a Cuauhtémoc, último emperador azteca, lo cual tuvo lugar varios días después.

Cuauhtémoc asumió el poder en 1520, un año antes de la toma de Tenochtitlan por Hernán Cortés y cuando lo hizo, los conquistadores ya habían sido expulsados de la ciudad, aunque esta estaba devastada por el hambre, la viruela y la falta de agua dulce.

Su primera tarea, fue la de reorganizar el ejército mexica, reconstruir la ciudad y fortificarla para la guerra contra los españoles, pues suponía – como así sucedió -que éstos regresarían contra ellos, para lo cual envió embajadores a pueblos vasallos solicitando ayuda, disminuyendo sus contribuciones y eliminándolas a algunos.

Tal como suponía, los españoles regresaron un año después y con ellos un contingente de más de cien mil aliados indígenas, la mayoría de ellos tlaxcaltecas, enemigos de los mexicas y tras sitiar Tenochtitlán durante tres meses, el 13 de agosto de 1521, los españoles, comandados por Cortés, lo capturaron en Tlatelolco.

Una vez en su presencia, pidió que lo mataran, pues no habiendo sido capaz de defender su ciudad prefería morir a manos del invasor, pero a Cortés no le interesó en ese momento su muerte y prefería usarlo ante los mexicas, para asegurar la colaboración de estos.

En los cuatro años que siguieron, la administración codiciosa de los españoles, la desconfianza de Cortés y sus temores a conspiraciones contra él, le llevaron repetidamente a tomar decisiones indignas y finalmente a aprobar el tormento y la muerte del último emperador azteca.

El oro que habían obtenido, no era suficiente para repartir entre toda la tropa, por lo supusieron que después de la batalla, los aztecas lo habían escondido y lo habían echado a la laguna, y al parecer, fueran los oficiales de la Real Hacienda, y no Cortés, los que ordenaron el tormento de Cuauhtémoc, aunque la responsabilidad de este, no fue menor al consentirlo.

De acuerdo a los textos “fue tortura mojándole los pies y las manos con aceite y quemándoselos”, hasta que Cuauhtémoc confesó que echaron oro en la laguna, y fueron a donde señaló, “de donde  sacaron de una como alberca grande de agua un sol de oro como el que nos dio Montezuma".

Tras el episodio de la tortura, Cuauhtémoc quedó tullido pero de manera sorprendente, volvió a ser considerado noble mexica y bien tratado, aunque esto era solo por su prestigio y autoridad, que utilizó Cortés para el gobierno de los vencidos,
  
En 1524, Cortés emprendió la persecución de Cristóbal de Olid, confabulado con su viejo enemigo, Diego Velázquez, para obtener oro en el sur, sin contar con él y en la expedición, como ocurrió a lo largo de la conquista, había más indígena que españoles y posiblemente como embajador iba Cuauhtémoc .

Una vez más, el miedo hizo que Cortés tomase una decisión indigna, criticada por sus propios soldados, pues tras un año de viaje y en un momento crítico para la expedición, le llegaron rumores de que Cuauhtémoc estaba conspirando en contra suya y decidió asesinarlo.

No se sabe si Cortés magnificó la conspiración, para justificar la ejecución del azteca una vez consumada, pero el hecho es que decidió mandar ahorcar a Cuauhtémoc el 28 de febrero de 1525, en un lugar del estado de Campeche identificado como Taxahá, actual municipio de Candelaria y hoy día, tanto las fuentes españolas como las indias cuestionan los motivos alegados por Cortés.

Cuauhtémoc es uno de los personajes más reconocidos por los mexicanos como héroe nacional y su asesinato fue una muerte inútil, que ensombrece la figura del conquistador.


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