viernes, 20 de diciembre de 2019

El asesinato de Carrero Blanco

Tal día como hoy 20 de diciembre de 1973, a las 9:36 de la mañana, el coche en el que el almirante Luis Carrero Blanco viajaba salió despedido por los aires.

Un comando de la banda terrorista ETA había activado un potente artefacto explosivo colocado bajo la calle que acabó con la vida del entonces presidente del Gobierno, su escolta y su chófer en la llamada ‘Operación Ogro’.Fue un magnicidio sin precedentes en España y un hecho que cambiaría el devenir de los acontecimientos en los años siguientes.

Carrero Blanco era el hombre fuerte de Franco desde antes de su nombramiento en junio de ese mismo año y muchos le veían como el sucesor natural del caduco dictador, además de ser el muro de contención contra cualquier tipo de política aperturista dentro del régimen.

El atentado fue meditado y planeado con una maestría impropia tanto de los trabajos previos de la banda como de los miembros del comando que se encontraban en Madrid, jóvenes de menos de 30 años que difícilmente podrían haber tenido todos los conocimientos técnicos necesarios para construir el túnel bajo la calle y montar el complejo dispositivo explosivo, lo que suscitó la aparición de numerosas teorías que hablaban de una conspiración en la que podía estar implicada la CIA o el propio gobierno franquista.

Los terroristas estuvieron más de un año en Madrid sin ser detectados, lograron acercarse a Carrero Blanco para buscar puntos ciegos en su seguridad y rutina e hicieron un despliegue de medios y recursos nunca visto en la banda. Los trabajos fueron realizados bajo el disfraz de unos obreros y la explosión fue camuflada, al menos en un primer momento, como un escape de gas.

Si bien es cierto que la muerte de Carrero Blanco supuso un endurecimiento en las medidas del régimen, el propio gobierno intentó cubrir los hechos con un tupido velo y una investigación mucho más relajada de lo que podría haberse esperado teniendo en cuenta la gravedad de los hechos.

Arias Navarro fue elegido presidente poco tiempo después y, sin una figura que igualara a Carrero Blanco, el peso de la sucesión recayó definitivamente sobre el príncipe Juan Carlos de Borbón.

Muchos expertos consideran que la muerte del almirante abrió el camino hacia una transición democrática.

Fuente: Muy Historia

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