Tal día como hoy, 18 de julio de 1936, tiene lugar en España un golpe de Estado, contra el gobierno de la República española, que dio comienzo a la Guerra Civil, y tuvo en Sevilla uno de sus episodios decisivos.
Durante la Segunda República, la provincia de Sevilla fue una de las más conflictivas de todo el país. Ya en julio de 1931, durante una huelga general que llevó a la declaración del estado de guerra. Poco después el general Sanjurjo, eligió Sevilla para sublevarse contra la República, en un fallido golpe de Estado conocido como "la Sanjurjada".
En las elecciones generales de febrero de 1936, triunfó ampliamente el Frente Popular, coalición de partidos de izquierdas, tanto en la ciudad de Sevilla como en el resto de la provincia. Dentro de la izquierda, los partidos principales eran la Unión Republicana del sevillano Diego Martínez Barrio y el Partido Comunista de España, que era mayoritario entre los obreros.
Al igual que en el resto del país, a partir de ese momento la tensión política y social fue en aumento y haciéndose cada vez más violenta. Únicamente durante el mes de febrero, se contabilizaron 34 asesinatos en la provincia de Sevilla, que fue superada solo por la de Madrid con 67. El gobernador civil, José María Varela Rendueles, prohibió toda manifestación y reunión pública.
El día 18 de julio a las dos de la tarde, una parte de la guarnición de Sevilla se sublevó contra el Gobierno. El día anterior los golpistas del Ejército de África, se habían apoderado del protectorado español de Marruecos, pero en la Península no había habido, aún ninguna sublevación.
Los golpistas sevillanos arrestaron al general José Fernández de Villa-Abrille, que estaba al mando de todo el Ejército en Andalucía, y pusieron en su lugar al general Gonzalo Queipo de Llano. Rápidamente se hicieron con el control, de los principales regimientos de la ciudad y de instalaciones estratégicas, como el Parque de Artillería.
Solo permanecieron leales al Gobierno, representado en Sevilla por el gobernador civil José Mª Varela Rendueles, la Guardia de Asalto y la base aérea de Tablada, así como algunos voluntarios de partidos de izquierda.
Los sublevados intentaron apoderarse del gobierno civil, pero se encontraron con una dura resistencia por parte de los guardias de asalto, a los que solo lograron doblegar cuando se incorporó al combate, una batería de artillería.
El gobernador Varela se rindió a las ocho de la tarde y en las horas siguientes, se rindieron sucesivamente el cuartel de la Guardia de Asalto y la base de Tablada. Entre tanto otras guarniciones de Andalucía, se habían sublevado tras recibir la señal de Queipo de Llano. El golpe triunfó en Córdoba y en la provincia de Cádiz, y fracasó en Málaga.
Dos días más tarde se sublevó la guarnición de Granada, logrando hacerse con el control de la ciudad, tras vencer una dura resistencia.
Un número desconocido de milicianos, levantó barricadas en los barrios populares de Triana, la Macarena y San Bernardo y se dispuso a resistir con armas ligeras. Desde la provincia de Huelva, el Gobierno envió refuerzos: unos 120 guardias civiles y de asalto y una columna de mineros, con dinamita.
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Sin embargo, el jefe de los guardias de asalto se pasó a los sublevados y el 19 por la mañana tendió una emboscada a los mineros, a los que aniquiló en la Pañoleta. Por su parte los sublevados, sí que recibieron refuerzos: tropas de la Legión y de Regulares llegadas por tierra y por aire.
El día 20 de julio, los militares golpistas lanzaron ataques contra Triana, que fueron ambos repelidos. Al día siguiente una nueva ofensiva sobre Triana, con más tropas y más organizada, acabó con la resistencia del barrio.
El día 22, los golpistas asaltaron y tomaron la Macarena y los restantes barrios, controlados por las milicias. Durante estos combates los sublevados fusilaron a todo resistente o sospechoso de serlo, muriendo un número desconocido de combatientes y de civiles.
En los meses siguientes, continuaron los fusilamientos; se estima que fueron ejecutadas entre 2000 y 4000 personas. En el bando opuesto murieron un total de 13 personas, incluyendo tanto bajas en combate, como civiles linchados por los partidarios del Gobierno.
Sevilla se convirtió, en una de las bases principales de los sublevados, que desde allí lanzaron ofensivas sobre Huelva en julio 1936 de , Madrid y Málaga en enero de 1937.
En 1936 el Ejército de tierra español ,estaba organizado territorialmente en "divisiones orgánicas". La 2.ª División Orgánica tenía su cuartel general en Sevilla y jurisdicción, sobre todas las guarniciones de Andalucía.
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