sábado, 10 de octubre de 2015

Una historia breve de la Isla de Pascua.

Tal día como hoy 10 de octubre de 1770, una expedición, al mando de Felipe González de Ahedo, toma posesión de la isla de Pascua en nombre del rey de España.

La isla de Pascua fue avistada en primer lugar por el holandés Jakob Roggeveen en 1722, sin que tuviese ninguna repercusión y fue González de Ahedo, un cartógrafo de la Armada española, conocido por ser el primero en cartografiarla y tomar posesión en nombre del Rey Carlos III, rebautizándola como “isla de San Carlos” en honor del monarca.

Ahedo, dejó documentos en los que aparecen por primera vez los moáis y después la isla fue visitada por otros europeos que utilizaron los mapas españoles, convirtiéndose en un punto de recalada para los marinos que partían de Sudamérica en ruta hacia Oceanía.

La historia de la isla de Pascua se inicia en el siglo V, en que construyen los centros ceremoniales, iniciándose luego luchas entre linajes y el culto al “hombre pájaro”, hasta el contacto con los navegantes europeos.

Según tradición oral, el pueblo rapanui habría llegado a esta isla hacia el siglo IV, desde una mítica isla Hiva, guiados por Hotu Matu'a, su primer rey, ya que conforme a las investigaciones arqueológicas, el origen de esta provendría de la Polinesia, posiblemente de las islas Marquesas.

La sociedad rapanui, gobernada por el ariki - rey - que decía tener ascendencia directa de los dioses, estaba dividida en tribus con clases estratificadas, ocupando cada tribu una zona con franja costera, aunque la mayor parte de la población vivía hacia el interior, junto a las áreas de cultivo.

Se estima que la isla sufrió una crisis de sobrepoblación en los siglos XV y XVII, que provocó guerras entre las tribus con la destrucción de altares y el abandono del tallado de los moái, comenzando a vivir en cuevas para protegerse de los grupos enemigos, que en ocasiones practicaban el canibalismo.

Otros estudios creen, que las diversas tribus iniciaron una competición levantando el mayor número de estatuas, para lo que usaron la madera utilizada para construir canoas, causando una desforestación y un abandono de la pesca, desatándose una guerra civil.

Buscando solucionar al problema, surgió el ceremonial, del “hombre-pájaro”, una competición anual de clanes para ser el primero en volver del islote Motu Nui con un huevo de el gaviotín pascuense y así convertirse en “hombre pájaro” por un año y darle a su clan una posición preeminente durante ese periodo.

Especialmente dura para los isleños fue la visita de esclavistas que los vendían en el puerto del Callao y entre 1859 y 1863, se llevaron más de 1000 isleños, causando además el exterminio de la clase sacerdotal, lo que significó una enorme pérdida, al ser los únicos que sabían su escritura.

Las expediciones trajeron también enfermedades a la isla, y la tuberculosis y viruela, redujeron la población a un mínimo de 110 personas en 1877.

En 1888 Chile consiguió la firma de un tratado, que le otorgaba la soberanía, pero se reservaba el derecho sobre sus tierras, aunque los habitantes siguieron encerrados en la isla, de la que no pudieron salir hasta 1966, viéndose desprovistos de sus tierras, administradas por la Armada Chilena,  que sólo comenzaron a recuperar al final del siglo XX.

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