viernes, 4 de marzo de 2016

Félix María Calleja, un cruel perseguidor de los patriotas mejicanos.

 
Tal día como hoy 4 de marzo de 1813, se hace cargo del virreinato de México, Félix María Calleja, quien se distinguirá como sanguinario perseguidor de los patriotas insurgentes.

Félix María Calleja del Rey, fue un militar y político español, Jefe Político de Nueva España y luego virrey, durante la Guerra de Independencia de México, que se distinguió por sus métodos expeditivos contra los rebeldes a los que prácticamente desarticuló.

Ingresó muy joven al servicio de las armas, donde se distinguió por su inteligencia, interviniendo en la reconquista de Mahón en 1782 y también, en el infructuoso sitio de Gibraltar, estando conceptuado como hombre serio y riguroso, que en México, reprimió con severidad las rebeliones del virreinato, luchando también contra indios y filibusteros que se infiltraban en Tejas.

El ejército rebelde mexicano, en 1810 comandado por el cura Miguel Hidalgo, cometió vandálicos excesos en Guanajuato, por lo que el virrey ordenó a Calleja, marchar contra él, siendo esta por primera vez su enfrentamiento con los insurgentes, a los que derrotó por completo.

Capturó a unos seiscientos rebeldes, así como armamento y pertrechos infligiéndoles terribles bajas y capturando a sus principales líderes, como Hidalgo, Allende y otros, juzgados en consejo de guerra y fusilados en Chihuahua, siendo recompensado con el título de conde de Calderón.

Después de fracasar en el sitio de Cuautla, regresó a ciudad de México, conspirando contra el Jefe Político, a quien consideraba incapaz de someter a los rebeldes, por lo que el 4 de marzo recaería el cargo en su persona y de manera inmediata, se puso a reorganizar el gobierno, la hacienda y el ejército mal pertrechado, al que se debían sueldos, confiscando propiedades de la Inquisición, abolida en España en 1812 e hipotecando las alcabalas, con lo cual organizó un ejército poderoso, bien equipado, pagado y disciplinado, de 39.000 hombres y 44.000 milicianos y restableció el libre comercio y reorganizó el servicio postal.

Con la llegada del “Deseado” el rey Fernando VII, se abolió la constitución de Cádiz y  como él era un convencido absolutista, pasó de ser Virrey de la Nueva España, venciendo a Morelos en la batalla de las Lomas de Santa María, siendo este  también  fusilado en 1815.

Sin duda fue un hombre brillante y resuelto, pero de nulos escrúpulos, que para acabar con los rebeldes hizo ahorcar a uno de cada diez o cada cinco, de los varones de aldeas y pueblos que les habían apoyado, por lo que fue profundamente odiado a causa de sus medidas brutales, que hábilmente exageradas por los rebeldes, provocaron al final un rebrote de la insurgencia, pues se empezó a ver en estos actos, una muestra de la injusticia del gobierno realista, e incluso algunos de los mismos realistas, temerosos de perder sus lucrativas posiciones, lo acusaron de ser la causa principal por la que seguían en armas algunas partidas de rebeldes tras la muerte de Morelos.

Las quejas contra su gobierno, llegaron a las Cortes de Cádiz, por lo que fue relevado del gobierno virreinal en septiembre de 1816.

A su regreso a España en 1818, se le concedieron las más altas distinciones siendo nombrado capitán general de Andalucía y Fernando VII le encargó, organizar un ejército para reconquistar los territorios americanos, que sería el que se alzó en Las Cabezas de San Juan en enero de 1820, lo cual inició el “Trienio Constitucional” y acabó con la posibilidad de restaurar el dominio en América.

Hecho prisionero por Rafael de Riego, estuvo encarcelado en Mallorca hasta la restauración absolutista de 1823, cuando volvió al servicio como capitán general de Valencia, puesto en que  murió en 1828.


3 comentarios:

  1. Un genocida más, como tantos.

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  2. Rápidamente queda clasificado: Un criminal más de los mucho que hemos tenido los españoles. Aunque muchos les llamarán conquistadores. Por mi parte son criminales. El conquistador es la persona que cultiva a los pueblos y se gana su confianza, recibiendo autoridad necesaria para disponer y organizar. Puede que mi forma de equiparar, sea errónea ante muchos, pero es la que es.

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