martes, 1 de agosto de 2023

La batalla de Simancas, el inicio de la Reconquista

Tal día como hoy 1 de agosto de 939 las tropas del rey leonés Ramiro II, vencen a las musulmanas de Abderramán III,en la batalla de Simancas.

Las tropas de una coalición cristiana comandada por el rey Ramiro II de León, se enfrentó a las del califa de Córdoba Abderramán III, en las proximidades de dicha ciudad, en la actual provincia de Valladolid, para acabar en un desconocido paraje denominado Alhándega, según los cronistas musulmanes de aquellos tiempos.

El califa cordobés decidió proclamar la Guerra Santa, convocando a sus fuerzas en una campaña denominado del Supremo Poder, con un objetivo determinado, conquistar el centro del reino cristiano de León, es decir la ciudad de Zamora.

Desde los minaretes del Califato y del norte de África, se llamó a la guerra santa a la Yihad. Miles y miles de fieles, acudieron para alistarse en el ejército y aportar dinero, comida, armas, caballos con los que combatir al infiel leonés. 

No se trataba a las denominadas aceifa, sino de una campaña plenamente definida, siendo así que Abderramán incluso ordenó que, desde los minaretes de la mezquita mayor se cantase la oración de la campaña, así como la de acción de gracias, adelantándose a lo que se consideraba el anuncio de una gran victoria.

Algunos historiadores consideran el mayor de los ejércitos, con soldados pertenecientes a todas las provincias del califato, Zaragoza, Mérida, el Algarve y del norte de África, y con un gran número de fuerzas eslavas, conformando una tropa de más de 100.000 hombres.

La batalla se inició el 1 de agosto del 939 cuando ambos ejércitos se encontraron en los campos de la ciudad amuralla de Simancas. La inicial embestida del ejército de Abderramán obligó a retroceder a las fuerzas cristianas, que empero lograron superar el envite. 

Según las crónicas, las desavenencias entre los jerarcas musulmanes producían verdaderos desórdenes en sus ataques y embestidas. Llegado el 6 de agosto, y pese a las enormes bajas en las filas cristianas, se mantenían intactas las murallas de la ciudad. El Califa decidió ordenar la retirada, levantar el campamento y retornar a Córdoba para rehacer fuerzas y reacondicionar su ejército.  

Sin embargo, Ramiro II, al contemplar la retirada del ejército musulman,  decidió salir en su persecución. Un hostigamiento que se prolongó durante  días, provocando el normal desconcierto,  en un ejercito en retirada. Todo ello perduró durante varios días, hasta que los musulmanes, con Abderramán a la cabeza, alcanzaron los barrancos de Alhándega. 

Allí, sin poder precisar su ubicación a ciencia cierta, los ejércitos del Califa cayeron en una terrible emboscada el 21 de agosto por entre los barrancos y gargantas, alcanzándose la mayor victoria por parte del rey Ramiro II de León y el mayor de los desastres en las tropas musulmanas desde inicio de la invasión de las tierras visigodas.

La victoria de Simancas tuvo enormes consecuencias favorables para el reino de León, pero no tanto para los generales y oficiales musulmanes, trescientos de los cuales, acusados de traición, fueron crucificados nada más llegar a las tierras del califato cordobés. 

Mientras tanto, en el orbe cristiano, la noticia de la derrota de los más de 100.000 musulmanes se extendió, llegando incluso a Bagdad. Tras esta batalla Ramiro II ordenó la repoblación de Salamanca, Peñaranda de Bracamonte, Sepúlveda, Ledesma y Vitigudino.  Y, fundamentalmente, consolido las fronteras durante mucho tiempo permitiendo la repoblación hasta el rio Tormes.

La batalla de Simancas, pues, es considerada como el inicio de la Reconquista, de la península ibérica. 


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