jueves, 17 de agosto de 2023

La batalla por la conquista de Gibraltar en 1462

Tal día como hoy, 17 de Agosto del año 1462, el reino castellano-leonés emprendió la batalla por la conquista de Gibraltar, territorio que en la época pertenecía a los nazaríes. Esta recuperación supuso todo un logro para la corona castellano-leonésa,  pues este fue arrebatado por el Imperio Meriní en 1333.

El sitio de Gibraltar de 1462 fue una victoria castellano-leonesa que permitió reconquistar a los nazaríes la plaza de Gibraltar, que había sido tomada por los benimerines en 1333. Fue el octavo de los grandes sitios sufridos por Gibraltar.

Convencido de lo factible de tomar la plaza, Alfonso de Arcos,  Alcaide de Tarifa, tomó la iniciativa de atacar Gibraltar. La oportunidad se la brindó un tornadizo gibraltareño que le informó sobre la debilidad de la guarnición. Así, partió con toda diligencia de Tarifa junto con 80 caballeros y 180 peones el 15 de agosto de 1462, mientras pedía refuerzos a las ciudades de Jerez, Arcos, Medina y Cádiz y rogaba al duque de Medina Sidonia, así como al conde de Arcos, que acudieran con todas sus tropas.

En los días siguientes, a medida que fueron llegando más refuerzos, la caída de la plaza parecía inmediata, sospecha que se confirmó con la captura de algunos moros que trataban de huir de la plaza. Poco después la guarnición propuso entregar la plaza a cambio de que se les permitiera retirarse a Granada con sus bienes y se les pagara el precio de los que no pudieran transportar.

Los cristianos recibieron con alborozo la oferta pero Alonso de Arcos, les dijo que carecía de autoridad para aceptarla y debían esperar hasta la llegada de su señor, el duque de Medina Sidonia o,el conde de Arcos. El primero en llegar fue el hijo del Conde, Rodrigo Ponce de León, con 300 lanzas. Informado de la situación, pasó a inspeccionar las defensas de Gibraltar. Los defensores, alarmados por la llegada de tropas enemigas, salieron a parlamentar. Pretendieron entregarse a don Rodrigo, que les dijo que también él carecía de autoridad y que al día siguiente llegarían su padre, el conde de Arcos, y el duque de Medina Sidonia para tomar el mando.

Al retirarse Rodrigo, el corregidor de Jerez, Gonzalo de Ávila, conminó a los gibraltareños a rendirse de inmediato, diciéndoles que en cuanto llegara el Conde procederían a conquistar la ciudad a la fuerza, y todos serían muertos o esclavizados. De tal modo le abrieron las puertas para entregarse a él en vez de a los nobles. Rodrigo, avisado de estas negociaciones, dio media vuelta y, antes de que los jerezanos se apoderaran de la plaza, asaltó las puertas, colocó sus banderas en las torres y se apoderó con rapidez de la ciudad, mientras los moros huían o eran matados. Sin embargo, el castillo aún resistió.

Llegado al día siguiente el duque de Medina Sidonia, los gibraltareños enviaron una embajada declarándose dispuestos a entregarse únicamente a Medina Sidonia, por respeto a su persona y la memoria de su padre, muerto ante Gibraltar en 1436, según las condiciones ya expuestas, a cambio de su libertad y sus bienes, ya que estaban en condiciones de resistir cierto tiempo. Rodrigo, enojado, pidió al Duque que no aceptase, que el castillo ya estaba ocupado, que él había tomado la ciudad y que esperara a la llegada de su padre, el conde de Arcos para que ambos tomaran posesión de la fortaleza.

El Duque decidió que las banderas de ambos, cada una escoltada por cien soldados, fueran enviadas para tomar posesión de la plaza. Los gibraltareños pretendieron aceptar únicamente la bandera del duque de Medina Sidonia, y al ver que el alférez del Duque les daba la bandera, Rodrigo Ponce de León, creyéndose engañado, le golpeó con su espada, lo que enfadó sobremanera al Duque.

No obstante, contuvo su ira y se avino a continuar según lo acordado. Ambas banderas entraron juntas en el castillo de Gibraltar. Pero las tropas de Medina Sidonia entraron poco a poco y se apoderaron de toda la fortaleza. Enterado de ello, un desairado Rodrigo hizo retirar su bandera y sus hombres. 

El Duque le envió una carta afirmando que no entendía su proceder, a lo que le contestó que sabía de sobra cuáles eran sus motivos, pues no iba a tolerar que la bandera de su padre se hallara bajo un poder ajeno y custodiada por soldados que no fueran los suyos, en vez de en las condiciones de igualdad que habían acordado. Comenzaba así la larga y amarga enemistad de las casas de Arcos y Medina Sidonia.

De tal modo, el viernes 20 de agosto de 1462, y entre discordias nobiliarias, Gibraltar pasó al dominio castellano, que se dilataría, hasta la conquista inglesa de 1704. 



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