Tal día como hoy, 12 de diciembre de 1526, nacía en Granada el marino español Don Álvaro de Bazán, el invicto héroe de la Armada española.
Álvaro de Bazán, fue un militar y almirante español del siglo XVI. Ofició como comendador mayor de León y de Villamayor, Alhambra y La Solana en la Orden de Santiago, miembro del Consejo de su Majestad Felipe II, y capitán general del Mar Océano y de la gente de guerra del Reino de Portugal.
Fue un Almirante líder, tanto en el Mediterráneo como en el Atlántico, se le considera el mayor comandante naval de la historia de España. Fue pionero en el desarrollo de la guerra anfibia, y el uso de los galeones ibéricos como buques de guerra, además de otras técnicas y embarcaciones, diseñadas por él mismo, lo que haría posible muchos de los éxitos logísticos y militares, de la Monarquía Hispánica.
Ostenta así mismo el logro, de no haber perdido jamás una batalla bajo su mando, habiéndose enfrentado a franceses, ingleses y musulmanes en una carrera militar, de casi cincuenta años.
Siguiendo la tradición familiar, Álvaro de Bazán ingresó en la Armada española. Su padre, de igual nombre que él, ya había sido capitán general de las galeras de la monarquía hispánica.
Sus primeras acciones navales, fueron proteger la flota de Indias de los corsarios, que actuaban en aguas del golfo de Cádiz, socorrer a Mazalquivir y Orán del ataque de los berberiscos, reconquistar y fortificar el peñón de Vélez de la Gomera, y socorrer a los caballeros de la Orden de Malta, frente a un ataque turco.
En 1568 fue nombrado capitán general de las galeras de Nápoles. Cargo que le llevó a combatir a los piratas en el norte de África, y con el que realizó su primera acción ofensiva, al participar en el mayor enfrentamiento naval de la historia moderna, la batalla de Lepanto, enfrentamiento en el que sus órdenes, salvaron la situación de la flota cristiana en tres momentos críticos, actuando en todos ellos de la forma correcta, al maximizar los pocos recursos que tenía.
La batalla de Lepanto supuso, la pérdida de la hegemonía del Imperio Otomano en el Mediterráneo. Con los turcos cada vez más debilitados, el Océano Atlántico se convirtió en el nuevo escenario naval prioritario, escenario en el que Álvaro de Bazán jugó un papel clave.
Tras la Batalla de Lepanto, Álvaro de Bazán participó en la ofensiva que Juan de Austria dirigió con éxito sobre Túnez. En diciembre de 1576, fue nombrado capitán general de las Galeras de España.
Como capitán general de las Galeras de España, participó en la ocupación de Portugal, destacándose en la conquista de las Islas Azores, tras la batalla de la Isla Terceira, el último reducto de la resistencia lusa, contra Felipe II.
La batalla de la Isla Terceira terminó con la victoria española. Las tropas de Álvaro de Bazán, sufrieron doscientas veinticuatro bajas y quinientos treinta y tres heridos, siendo la nao María y el galeón San Mateo, con cuarenta y cinco y cuarenta muertos y cincuenta y dos y setenta y cuatro heridos, los que más bajas sufrieron, por parte española.
Las bajas francesas, ascendieron a entre mil doscientos y mil quinientos muertos, perdiendo diez buques (dos incendiados, cuatro hundidos y cuatro abandonados). Por esta acción, el Rey le hizo grande de España, y capitán general de la Mar Océana.
Su último encargo, fue comandar la invasión de Inglaterra en 1588. Sin embargo, Don Álvaro de Bazán, falleció en la ciudad de Lisboa mientras preparaba la que con el paso de los años, sería la mal llamada Armada Invencible.
Álvaro de Bazán falleció en Lisboa el 9 de febrero de 1588. Sus restos fueron depositados en la iglesia de Nuestra señora de la Asunción, de Viso del Marqués, hasta que se trasladaron en 1645 al panteón familiar, situado en el convento de San Francisco de la misma localidad.
En 1836, con motivo de la desamortización de Mendizábal, sus restos fueron trasladados a la iglesia nuevamente y en 1988 la Armada Española, le organizó un funeral que ubicó nuevamente el féretro, en el Palacio del Marqués de Santa Cruz.
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