sábado, 17 de mayo de 2025

Historia de Alonso de Ojeda, el olvidado descubridor español

Tal día como hoy, 18 de mayo de 1499, el conquistador español Alonso de Ojeda, parte del Puerto de Santa María (Cádiz), con una sola carabela.

Alonso de Ojeda, es uno de esos conquistadores desconocidos, al que la historia ha enterrado. Fue el segundo gran descubridor, Viajó con Colón en su segundo viaje y participó, en el descubrimiento de oro y en las primeras acciones, para dominar los indígenas de la isla La Española.

Fue encargado por los Reyes Católicos, para supervisar que los descubrimientos del genovés  eran totalmente ciertos. Siguió al tercer viaje de Colón, siendo su segunda singladura a las nuevas tierras. Fue el descubridor de la costa venezolana y colombiana, fundador de Santa Cruz -primer emplazamiento español en Suramérica- y gobernador de Urabá, una de las primeras gobernaciones de Tierrafirme, de la que se desglosó la fundación de Santa María la Antigua del Darién, primera ciudad hispana en América.

Había nacido en Torrejoncillo del Rey, en Cuenca, en  1466 y falleció en Santo Domingo, en 1516. Perteneció en una familia noble y fue paje y criado del duque de Medinaceli,  Luis de la Cerda.

Participó en la toma de Granada, donde destacó como soldado valiente y combatió, contra las guerrillas moras en las montañas, al mando de su señor. Estas tácticas aprendidas, son las que usaría en América. 

Las crónicas nos lo describen como “pequeño de estatura, ágil hasta causar sorpresa y en todos los ejercicios de las armas, maestro consumado; tenía el genio pronto y la vista perspicaz; era valiente hasta la temeridad, vengativo hasta la crueldad, tierno de corazón con los débiles y cortés con las damas; pendenciero y duelista, pero hondamente creyente y por extremo observante de sus deberes religiosos”.

Durante el segundo viaje de Colón, exploró la región de Cibao - actual Haití y República Dominicana-, donde obtuvo las primeras muestras del oro de las Indias, enviadas por Colón a los Reyes Católicos, junto con un memorial donde ensalzaba, la riqueza de las islas descubiertas. 

En 1498 se enemistó con Colón y regresó a España. Aquí el Obispo Fonseca le asignó la misión, en nombre de los reyes , de comprobar y certificar las actuaciones y descubrimientos de Colón. Fue la segunda persona, a la que se le autorizó el viaje a las Indias.  

Partió del Puerto de Santa María (Cádiz) el 18 de mayo de 1499. Llevaba una sola carabela y le acompañaban, el cosmógrafo Juan de la Cosa y Américo Vespucio, un comerciante oportunista, que hacía entonces su primer viaje al Nuevo Mundo y cuyo nombre fue dado a todo el continente descubierto, aunque injustamente,

Ojeda costeó África, donde se apoderó de una carabela de Huelva, pasó a Canarias y finalmente, siguió la ruta del tercer viaje colombino para arribar, a la costa suramericana por la Guayana venezolana. Desde aquí subió a la isla de Trinidad, donde había estado antes Colón. A partir de este momento realizó su verdadero descubrimiento: Toda la costa de Venezuela hasta Maracaibo.

Allí los españoles, hallaron unas viviendas tipo palafitos que a Vespucio le recordaban la Venecia italiana y por ello, bautizaron el lugar como Venecia Chica o Venezuela. Siguieron costeando hasta el Cabo de Vela, ya en la costa colombiana. Regresaron a Cádiz a mediados de junio del 1500, después de explorar cerca de 3.000 km. de costa. Los resultados de estos descubrimientos, dibujaron en el famoso mapa de Juan de la Cosa, elaborado ese mismo año.

Ojeda fue nombrado Gobernador de Coquibacoa (tierras entre Venezuela y Colombia), sin conocimiento de Colón, y organizó una expedición colonizadora, con dos socios llamados Juan de Vergara y García de Ocampo. Partió en enero de 1502 con cuatro navíos repitiendo la ruta anterior. En este viaje fundó Santa Cruz, en la Bahía de los Castilletes, a orillas de la laguna de Cosinetas, en la Guajira venezolana.

En 1503 regresaron a La Española, por desavenencias entre los socios, siendo apresado Ojeda, aunque salió absuelto en el juicio subsiguiente. Santa Cruz fue abandonado.

En 1508 se celebró la famosa Junta de Burgos, en la que se acordó la colonización de Tierrafirme, dividiéndola en dos gobernaciones, la de Veragua (actual Panamá y donde se fundó Santa María la Antigua del Darién) y la de Urabá o Nueva Andalucía. La última de estas le correspondió a Ojeda (Veragua fue para Nicuesa) y es la actual costa colombiana, comprendida entre el Cabo de la Vela y el Golfo de Urabá.

Ojeda reunió cuatro barcos y 220 hombres y partió de Santo Domingo el 10 de noviembre de 1509 en compañía de Juan de la Cosa. Cerca de la actual Cartagena de Indias desembarcaron, siendo emboscados en el poblado de Turbaco, donde murió el famoso cartógrafo Juan de la Cosa. Más adelante, en el Golfo de Urabá, fundó el cuarto emplazamiento español, en Tierrafirme, el fuerte de San Sebastián de Urabá. 

En Urabá, las condiciones de vida eran pésimas y fueron atacados por los indios, armados con flechas impregnadas en curare, un veneno mortal-. El propio Ojeda fue herido en una pierna, aunque pudo salvar su vida, tras obligar al cirujano a que le aplicara sobre su herida, dos hierros al rojo vivo. Para contener la hemorragia fue necesario gastar una pipa de vinagre.

De los 300 hombres iniciales, solamente quedaron con vida 45. Ojeda partió en una nao en busca de víveres, dejando al mando a Francisco Pizarro .  La nave que acogió a Ojeda iba llena de bandidos, dirigidos por Bernardino de Talavera, que decidieron ir a Cuba en vez de a Santo Domingo, para eludir la justicia.

Allí naufragaron y cruzaron a pie toda la isla, desde el oeste hasta el oriente, donde fueron acogidos por los indios. Desde allí se pidió ayuda al gobernador de Jamaica, Juan de Esquivel, que envió una nave con Pánfilo de Narváez. Se ejecutó a Talavera y a sus seguidores y Ojeda viajó hasta Santo Domingo. 

Ojeda vivió alli,  como monje, hasta el año 1516, cuando murió pobre y mandó que le enterraran bajo la entrada de la iglesia de San Francisco, para expiar sus pecados al ser pisada su lápida, por los creyentes que acudían a misa. Su tumba despareció en 1963, durante unos disturbios, en la República Dominicana.


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