Nicolás Maquiavelo fue un escritor y estadista florentino. Nacido en el seno de una familia noble empobrecida, que vivió en la Florencia de los Médicis, en tiempos de Lorenzo el Magnífico y Pedro II de Médicis.
Tras la caída, en 1498, de Girolamo Savonarola, predicador italiano y fanático integrista, Maquiavelo fue nombrado secretario de la segunda cancillería, encargada de los Asuntos Exteriores y de la Guerra de la ciudad, cargo que ocupó hasta 1512 y que le llevó a realizar, importantes misiones diplomáticas, ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I de Habsburgo y César Borgia, entre otros.
Su actividad diplomática, desempeñó un papel decisivo en la formación de su pensamiento político, centrado en el funcionamiento del Estado, y en la psicología de sus gobernantes. Su principal objetivo político, fue preservar la soberanía de Florencia, siempre amenazada por las grandes potencias europeas, y para conseguirlo, creó la milicia nacional en 1505.
Intentó sin éxito, propiciar el acercamiento de posiciones, entre Luis XII de Francia y el papa Julio II, cuyo enfrentamiento terminó, con la derrota de los franceses y el regreso de los Médicis a Florencia, en 1512.
Como consecuencia de este giro político, Maquiavelo cayó en desgracia, fue acusado de traición, encarcelado y levemente torturado. Tras recuperar la libertad, se retiró a una casa de su propiedad en las afueras de Florencia, donde emprendió la redacción de sus obras, entre ellas su obra maestra, "El príncipe", que Maquiavelo terminó en 1513 y dedicó a Lorenzo de Médicis.
En 1520, el cardenal Julio de Médicis le confió varias misiones y, cuando se convirtió en Papa, con el nombre de Clemente VII, Maquiavelo pasó a ocupar el cargo, de superintendente de fortificaciones.
En 1527, las tropas de Carlos I de España tomaron y saquearon Roma, lo que trajo consigo la caída de los Médicis en Florencia y la marginación política de Maquiavelo, quien murió poco después, de ser apartado de todos sus cargos, el 21 de junio de 1527 a la edad de 58 años.
Sus libros hechos desde las reflexiones, inspiradas en tan turbulento periodo, han quedado para la Historia. La guerra es recurrente en su pensamiento, toda vez que "esta es la actividad política más relevante que pueda emprender un Estado".
De hecho, este llega a afirmar en su gran obra clásica, "El Príncipe" escrita en 1513: "Un príncipe no debe tener otro objeto, otro pensamiento, ni cultivar otro arte más que la guerra, el orden y disciplina de los ejércitos, porque es el único que se espera ver ejercido por el que manda".
Clausewitz, el intérprete de Napoleón y apóstol de la naturaleza política de la guerra, muy crítico con otros tratadistas, reconoció expresamente que Maquiavelo "tenía buen sentido para analizar los temas militares". Maquiavelo dotó a la guerra de un nuevo marco interpretativo, al considerarla una "herramienta de la política", algo que superaba cualquier norma, código o ética.
Considera la guerra una actividad, en la que lo decisivo es la voluntad. Se está derrotado cuando se acepta tal cosa y nunca antes. Vencer es convencer, sobre la inutilidad de la lucha; pretende que la parte contraria, abandone cualquier expectativa y, consecuentemente, acceda a una negociación que le permita, satisfacer sus objetivos.
"Son necesarias las armas cuando no hay esperanza fuera de ellas". Esta frase que utiliza Maquiavelo en El Príncipe es una cita literal de Tito Livio y es la primera justificación moral de la guerra, que se ha hecho en la historia de Occidente.
Los modelos de héroes que oferta Maquiavelo, los toma del mundo clásico: Alejandro Magno, Aníbal, Escipión el Africano… son líderes de éxito más que virtuosos, más conocidos por su valentía, que por su honradez.
No es gente siempre violenta sino sólo cuando conviene. El príncipe debe ser capaz de "no alejarse del bien, pudiendo hacerlo, sino saber entrar en el mal, si es necesario". La propuesta de Maquiavelo por la violencia, es así una opción racional y se suma a un tipo de liderazgo íntimamente ligado, a la acción. Maquiavelo cultiva la osadía.
En cuanto al liderazgo, los ejemplos de los que nos dota Maquiavelo son claros: Alejandro Magno y Cesar Borgia o Fernando el Católico, hay discrepancias, que tal vez fuera Fernando el Católico ese "príncipe de nuestro tiempo, cuyo nombre no conviene mencionar, predica continuamente la paz y lealtad, siendo en realidad enemigo de ambas; de hecho, sí hubiese observado tanto la una como la otra, habría perdido repetidas veces el prestigio y el Estado".
Una de sus frases mas célebres es: "Quien tolera del desorden para evitar la guerra, tiene primero el desorden y después la guerra, porque acabamos no evitándola; la diferimos únicamente: y no es nunca más que con sumo perjuicio nuestro". Napoleón la consideraba, una regla básica de su conducta.
La aportación de Maquiavelo, a la problemática de la guerra, es precursora, se adelanta a Clausewitz y describe algunos de los paradigmas más relevantes, de las Ciencias Militares. También se adelantó al pensador Max Weber, solicitando para el Estado el monopolio de la violencia legítima.
Maquiavelo, al igual que otros pensadores de la época, creía que la naturaleza humana tenía una tendencia hacia la violencia y el conflicto. Por lo tanto, la guerra era vista como una manifestación inevitable de esta naturaleza humana.
Si bien reconocía la importancia de la ley, también entendía que en ocasiones es necesario recurrir a la fuerza para asegurar la supervivencia y el poder de un Estado.
En resumen, Maquiavelo veía la guerra como una herramienta crucial para los gobernantes, una actividad inherentemente política y natural, y una fuente de conocimiento y desarrollo personal para aquellos que la comprenden y la utilizan con habilidad y estrategia,
No hay comentarios:
Publicar un comentario