Tal día como hoy, 23 de mayo de 1823, el ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, entraban en la ciudad de Madrid, sin encontrar ninguna resistencia.
Dos años después, de la exitosa sublevación del general Rafael de Riego en Cabezas de San Juan, el felón rey Fernando VII pedía ayuda a la Santa Alianza, con el propósito de restaurar el absolutismo en España.
El Trienio liberal de 1820 a 1823, es el primer periodo en el que se pone en vigor la Constitución de Cádiz. Al haberse producido un fenómeno regresivo en la política europea, tras la derrota de Napoleón en 1815,
España se convierte en un mal ejemplo, para las potencias conservadoras del continente. El Congreso de Verona reúne a las potencias europeas, que deciden enviar un ejército para poner fin, al proyecto liberal español y devolver el poder absoluto al ahora rey constitucional, Fernando VII. El propio monarca, se había encargado de promover levantamientos antiliberales y había solicitado, la ayuda de las potencias europeas.
Fernando VII pidió ayuda a través de su amigo el diplomático, ministro y militar Vargas Laguna, quien logró ponerse en contacto con el Rey de Nápoles, la figura que actuaría como portavoz del Rey Fernando VII, ante los aliados de la Santa Alianza.
Tras una difícil tarea diplomática, tuvo lugar entre el 20 de octubre y el 14 de diciembre de 1822, el Congreso de Verona, que autorizó al Rey Luis XVIII de Francia, a enviar a España a los Cien Mil Hijos de San Luis.
El ejército absolutista, al mando del duque de Angulema, entró en la Península Ibérica en el año 1823, sin encontrar apenas resistencia. Este hecho permitió la restauración del absolutismo en España bajo la Corona de Fernando VII.
De esta forma se iniciaba la última etapa del reinado de Fernando VII, la "Década Ominosa". Un periodo caracterizado por la represión contra el liberalismo, en el que el Rey Fernando VII, restableció el absolutismo.
El duque de Angulema, hizo su entrada triunfal en Madrid el 23 de mayo, siendo acogido por la población al grito de "¡Viva el ejército francés!" y "¡Viva el Rey absoluto!". En la capital instituyo una Regencia, en la que entraron destacados absolutistas y que anulo, la obra legislativa del Gobierno liberal.
Pronto, la esperanza de ver en España una versión moderada de monarquía absoluta, como en Francia, se empezó a esfumar, al permitirse que el sector más intransigente, tomara las riendas del gobierno. Las pasiones triunfaron sobre la moderación y las tropas realistas, vengaron los excesos revolucionarios previos, cometiendo innumerables atropellos, sobre los partidarios del Gobierno liberal.
Así, el 1 de octubre de 1823, poco menos de seis meses, después del inicio de la intervención militar, el duque de Angulema se arrodillaba para recibir a su primo Fernando VII, en su cuartel general del Puerto de Santa María. La operación había sido todo un éxito, pero los más avisados intuían, que se inauguraba un periodo sombrío para España.
El problema sucesorio y la aparición del carlismo, hizo que Fernando VII cambiase de parecer con el liberalismo, en los últimos años de su reinado, con el fin de coronar a su hija Isabel como Reina de España. Esta realidad consolidará de forma definitiva, el Estado Liberal en España durante el Siglo. XIX.
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