viernes, 1 de agosto de 2025

La conquista de Toledo por Abderramán III

Tal día como hoy, 2 de agosto de 932: Tras un asedio de dos años, la ciudad de Toledo se rinde a las fuerzas del califa de Córdoba, Abderramán III.

La conquista de Toledo por Abderramán III ocurrió en el año 932. En ese año, Abderramán III, líder del Califato de Córdoba, sitió y finalmente tomó la ciudad de Toledo que se había revelado contra su autoridad, incorporándola a su califato. 

Este evento marcó un punto importante en la consolidación del poder de Abderramán III y la expansión del califato.

Esta victoria marcó un hito importante en la campaña de Abderramán, para someter la Marca Media.La rendición de Toledo, una ciudad que había sido un foco de resistencia, consolidó el poder del califato de Córdoba y reafirmó, su autoridad sobre la región.

Fue un proceso complejo, que no se limitó a la simple toma de la ciudad. Se extendió desde la primavera de 930 hasta el verano de 932, e incluyó la sumisión de varios enclaves fortificados cercanos, como Mora, Alamín y Canales.
 
La situación previa a la conquista, era de cierta tensión, con Toledo resistiéndose al poder centralizado del califa. Abderramán III envió varias expediciones militares para someter la ciudad, y finalmente, tras un asedio prolongado, Toledo se rindió.

El asedio de Toledo fue prolongado y arduo, pero finalmente, la ciudad capituló ante la presión de las fuerzas califales. La rendición de Toledo no solo aseguró el control del califato sobre la ciudad, sino que también envió un mensaje claro a otras posibles áreas de resistencia. 

La caída de Toledo marcó un antes y un después en la historia de al-Ándalus, reforzando el poderío del califato y consolidando la figura de Abderramán III como líder indiscutible.

La conquista de Toledo tuvo importantes consecuencias para el Califato de Córdoba. Permitió a Abderramán III consolidar su autoridad sobre la marca media y fortalecer su posición como líder indiscutible de Al-Ándalus. 

Además, la toma de Toledo fue un golpe simbólico para los cristianos del norte, quienes veían a la ciudad como un bastión de resistencia.

La conquista de Toledo también llevó a la construcción del Alcázar, la fortaleza principal de la ciudad, por orden de Abderramán III. Este hecho, junto con la propia conquista, contribuyó a la grandeza y esplendor, del Califato de Córdoba durante su reinado. 

La caída de Toledo ante Abderramán III significó el fin de una serie de rebeliones en la ciudad, que habían desafiado el poder del califato. El califa, conocido por su ambición y capacidad militar, había logrado someter a varias ciudades y territorios en la Marca Media, y la conquista de Toledo representó un paso crucial en su consolidación del poder.

Abderramán III no solo conquistó a los líderes rebeldes que se habían alzado contra su autoridad, sino que también extendió su influencia sobre los reinos cristianos del norte, consolidando su poder y llevando al califato de Córdoba, a su época de mayor esplendor. 


jueves, 31 de julio de 2025

La batalla de Simancas: la primera gran derrota del Califato de Córdoba

Tal día como hoy, el 1 de agosto del año 939, tuvo lugar la batalla de Simancas, entre las tropas del Rey leonés Ramiro II y las fuerzas de Abderramán III.

La batalla de Simancas, que tuvo lugar el 1 de agosto del año 939, representa un hito destacado en la Reconquista, ya que la victoria cristiana consolidó su dominio, sobre las tierras situadas al norte del río Duero, por un lado, y permitió un avance seguro de la repoblación hacia el sur, por otro.

Además, es preciso señalar que a diferencia de otros episodios bélicos entre las fuerzas cristianas y musulmanas, como Covadonga o Clavijo, con tintes de leyenda, el enfrentamiento registrado en Simancas, se halla perfectamente documentado desde el punto de vista histórico, porque fue un hecho real y tangible.

En la contienda se midieron las tropas sarracenas del califa Abderramán III, compuestas por 100.000 efectivos que pretendían mantener sus posiciones al norte del Duero, con el ejército cristiano comandado por el rey Ramiro II de León, en una coalición, que apoyaban Fernán González y los condes de Castilla, y que también incluía tropas de Navarra y Aragón.

El califa omeya, Abderramán III, quería acabar de una vez por todas con el Reino de León. Para conseguirlo, puso en marcha un proyecto gigantesco, al que denominó “gazat al-kudra”, traducido al castellano, como la campaña del Supremo Poder o de la Omnipotencia.

Abd al-Rahman III consiguió reunir a un gran ejército, alentado por la llamada a la yihad. Casi 100.000 hombres, entre los que se encontraban mercenarios andalusíes, militares profesionales, tribus bereberes, soldados de las provincias militarizadas, contingentes de las Marcas y un buen número de voluntarios.

Por su parte, el Rey leonés Ramiro II pudo reunir a su lado, además de a su propia hueste, las tropas de los condes castellanos Fernán González y Ansur Fernández, las fuerzas del Reino de Pamplona de García Sánchez I, así como las tropas gallegas y asturianas, aunque se desconoce el número total de efectivos con los que contó.

Ambos ejércitos se encontraron, en los campos de la ciudad amuralla de Simancas (Valladolid) el 1 de agosto del año 939, día en el que comenzó la batalla de Simancas.

La batalla duró varios días, hasta que el 6 de agosto ante la imposibilidad de conquistar la ciudad, el Califa ordenó la retirada y volver a Córdoba, para rehacer fuerzas y reacondicionar su ejército.

Al contemplar la retirada del ejército musulmán, todavía numeroso, el Rey Ramiro II decidió salir en su persecución, llegando incluso a emboscar días más tarde, a las tropas musulmanas.

Abderramán III tuvo que escapar, abandonando su lujosa tienda, donde se halló un gran botín, en el que cabe destacar su cota de mallas y el Corán que llevaba a las campañas (que recuperaría años más tarde). 

Después de esta derrota, la más grave probablemente que habían sufrido, hasta entonces, los musulmanes en España, Abderramán III no volvió a encabezar ninguna de las muchas expediciones, que ordenó en los veintidós años de reinado que le quedaban, (antes lo había hecho trece veces).

Abderramán III se dedicó a castigar con crueldad a los que consideró responsables,de la derrota del ejército que dirigía él. Afortunadamente, las fuentes árabes, a diferencia de las cristianas que eran muy lacónicas, se recrean en contar detalles, de las historias violentas.

La batalla de Simancas fue la primera gran victoria contra el Califato de Córdoba. Triunfo que permitió avanzar la línea de repoblación del Reino de León hasta el río Tormes, rebasando así el límite del río Duero.

miércoles, 30 de julio de 2025

El tercer viaje de Cristóbal Colón al nuevo mundo

Tal día como hoy, 31 de julio de 1498: En su tercer viaje a América, el navegante Cristóbal Colón se convierte en el primer europeo que llega a la isla de Trinidad, habitada por las tribus iñeri y Caribe.

En su tercer viaje a América, Cristóbal Colón llegó a la isla de Trinidad el 31 de julio de 1498, convirtiéndose en el primer europeo en hacerlo. En ese momento, la isla estaba habitada por tribus indígenas de habla arahuaca, principalmente iñeris, y un número menor de caribes.

El descubrimiento de Trinidad, ocurrió durante el tercer viaje de Colón, donde también avistó, la costa continental de Sudamérica por primera vez, aunque no llegó a desembarcar en ella. Colón, había invocado a la Santísima Trinidad antes de zarpar y decidió dedicarle, su primer descubrimiento del viaje a esta advocación, aunque también se ha sugerido que los tres picos visibles, en el sureste de la isla pudieron haber influido, en su decisión.

La isla de Trinidad, que forma parte del actual estado de Trinidad y Tobago, fue descubierta para los europeos por Colón, pero su colonización por parte de España fue lenta. No fue hasta 1592 que se fundó, el pueblo de San José de Oruña. ,

El 30 de mayo de 1498, zarpaba Cristóbal Colón desde Sanlúcar de Barrameda, al frente de seis navíos y 200 colonos, además de los marineros, destacando entre ellos la figura de Bartolomé de las Casas, por entonces un colono más y que se convertiría en fraile y posteriormente, en el primer obispo en Nueva España. Además escribiría varios libros sobre lo acontecido en las Américas, aunque en muchos pasajes incluye valoraciones subjetivas, pudiendo no ser fidedignas a la realidad.

Uno de los propósitos de Colón, era descubrir nuevas tierras en las Indias. Sabiendo que una flota de corsarios franceses, le estaba esperando en el Cabo de San Vicente, tomó otra ruta en dirección a Madeira, haciendo escala en Puerto Santo y posteriormente en la isla de Madeira. El 16 de junio zarpó en dirección a La Gomera, donde dividiría la flota en dos.

Tres barcos los mandaba directamente a La Española, para arribar a Santo Domingo, pues ya tenía conocimiento, de que se había establecido allí la colonia y otros tres, con él al mando, tomaban rumbo sur hacia Cabo Verde. A los once días llegaron a la isla de Buenavista, a donde mandaba Portugal, a los leprosos para curarse.

Allí se aprovisionaron, siguieron a la isla de Santiago y tras una semana zarparon en dirección sudoeste. Durante la travesía, padecieron ocho días de calor insoportable y sin viento, pudriéndose la comida y temiendo por sus vidas. 

Tras este suplicio, llegaron 7 días de lluvias. Continuaron navegando en dirección al poniente y cuando ya no les quedaba agua, avistaron tierra el 31 de julio. Acababa de descubrir una isla a la que le puso Trinidad.
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Estando en lo que hoy es el Canal de Colón, entre Trinidad y tierra firme, ocurrió un malentendido, que refleja claramente qué fácil es, que se produzca un choque cultural que termine en guerra. Estando las tres naves fondeadas, apareció una canoa con 25 indígenas, que fueron a interesarse por su presencia.

Como no se entendían con ellos, el Almirante mandó que subieran al castillo de popa, para que tocaran un tambor y bailasen algunos grumetes. Los nativos pensaron que era una declaración de guerra y empezaron a lanzarles flechas. Por suerte, no fue a mayores, pues Colón supo ver, lo que había provocado dicho acto y logró encauzar la relación.

El golfo de Paria era difícil de navegar, por las fuertes corrientes que provocan las desembocaduras, de los grandes ríos de Venezuela y que por entonces se desconocía, de forma, que atravesar el estrecho entre el norte de Trinidad y el Cabo de Paria, era muy peligroso. 

Al paso del norte entre las islas, los llamó Bocas del Dragón. Por entonces él pensaba que el Cabo de Paria era una isla. Habían entablado contacto con numerosas tribus, que iban ataviadas de ornamentos de oro y perlas

El 13 de agosto, por fin encontraron la salida del golfo a través del estrecho. Después de tanto tiempo en aquel golfo del que no encontraban salida, y al ver tanta agua dulce, empezó a sospechar que la tierra al oeste podría ser tierra firme, pues no existe isla, que pueda arrojar tanta cantidad de agua dulce al mar. 

Por tanto, hay que tener en cuenta, que la fecha exacta del descubrimiento de América del Sur, tuvo lugar el 1 de agosto de 1498.

 

martes, 29 de julio de 2025

La Expedición Malaspina, el viaje científico de la Ilustración Española

Tal día como hoy,  30 de julio de 1789, partía de Cádiz la Expedición Malaspina, el gran viaje político-científico de la Ilustración española.

En 1788, el teniente de navío de origen italiano Alessandro Malaspina, propuso al gobierno español, la realización de un "viaje científico alrededor del mundo", que le llevara por las colonias españolas en América y Asia, e imitara las expediciones científicas que habían emprendido en años anteriores, los franceses en 1785 e ingleses  en 1768. Pero, con mayor fortuna, porque ninguno de ellos, sobrevivió a sus viajes.

La misión recibió el nombre de Expedición Malaspina, debido al noble marino italiano al servicio de España y brigadier de la Real Armada que la encabezaba, Alejandro Malaspina.

El principal objetivo de la Expedición Malaspina, dado que en 1789 el Imperio español, aún se extendía por Europa, América y Filipinas, era dar la vuelta al mundo y hacer un estudio exhaustivo de la flora, la fauna, las minas y cartografiar todas las posesiones de la Corona, tal como ya había hecho el capitán James Cook, en su momento para la Corona británica.

En tan ambiciosa empresa, no se escatimaron recursos. Así, para llevar a cabo la aventura se construyeron dos corbetas: la "Atrevida" y la" Descubierta", equipadas con los instrumentos náuticos más novedosos y avanzados del momento, traídos de París y de Londres.

Malaspina, se encargó de conseguir todo el material científico necesario, para realizar los estudios que se proponía hacer durante la travesía y Bustamante, se ocupó de la logística y de contratar a la tripulación necesaria, para un viaje que les llevaría a surcar los mares de medio mundo.

Partieron de Cádiz el 30 de julio de 1789. A bordo iba la flor y nata de las ciencias y las artes, como el astrónomo y cartógrafo Juan Gutiérrez de la Concha, los pintores José Guío y Fernando Brambila, el botánico Luis Née, que donaría su herbario al Real Jardín Botánico, los naturalistas Antonio Pineda y Tadeo Haenke y el marinero Alcalá Galiano, que moriría heroicamente en 1805 en Trafalgar.

Desde Cádiz llegaron a las Canarias y de allí, cruzaron el Atlántico hacia el Río de la Plata. El 20 de septiembre llegaron a Montevideo, de donde partieron al sur, hacia las islas Malvinas. Desde allí doblaron el Cabo de Hornos y, ya en el Pacífico, (13 de noviembre) tomaron rumbo norte, explorando toda la costa americana occidental: Chiloé, Valparaíso, El Callao, Guayaquil, Panamá y Acapulco (abril de 1791).

Su objetivo era recorrer la costa americana por Montevideo, las islas Malvinas, el cabo de Hornos, Concepción, Santiago de Chile, América Central, México e incluso Alaska. Desde Acapulco, las dos corbetas partieron hacia el Pacífico pasando por Nueva Zelanda, Australia y Filipinas.

La  Expedición Malaspina, resultó todo un éxito, a pesar de no que no completó la vuelta al mundo y es que, tras cinco años de travesía, se recogieron gran cantidad de información y de material científico, al realizarse observaciones astronómicas, geográficas, etnológicas, lingüísticas, botánicas, zoológicas, cartográficas y de exploración. Además, se elaboraron informes económicos, se trazó un mapa del Imperio Español y se realizaron, una gran cantidad de cartas hidrográficas.

Asimismo, los científicos descubrieron más de 357 especies de aves, 124 de peces, 36 cuadrúpedos y 21 anfibios, desconocidos hasta la fecha y trajeron muestras de 14.000 plantas y una gran cantidad de semillas, la mayoría de las cuales, se encuentran a día de hoy en el Jardín Botánico y en el Museo de Ciencias Naturales de Cádiz.

Alcalá Galiano y Cayetano Valdés se separaron de la expedición para cartografiar el estrecho de Juan de Fuca. El resto puso rumbo al Pacífico, para alcanzar las demás colonias españolas. Pasaron por las Marianas y fondearon en Manila, en marzo de 1792.

Allí, las dos corbetas se separaron temporalmente. La Atrevida se dirigió a Macao y la Descubierta, exploró las Filipinas y sus alrededores. En noviembre de 1792, reunidas de nuevo, se dirigieron al sur de Nueva Zelanda, pasando por las islas Célebes y las Molucas. 

De allí marcharon a Sydney (colonia británica recién fundada) para regresar al Callao y emprender el viaje de regreso,  a través del cabo de Hornos y las Malvinas. Regresaron a Cádiz el 21 de septiembre de 1794.

La expedición Malaspina, trazó mapas y rutas y elaboró catálogos de flora y fauna, pero también entraron en contacto, con autoridades y científicos locales, para ampliar su conocimiento y hacer unos inventarios con la mayor exactitud posible. Consultaron los archivos locales de las colonias y estudiaron sus usos y costumbres, su situación política y sus necesidades. 

Al regresar a España, habían trazado al menos 70 cartas náuticas y habían descrito cientos de nuevas especies de plantas (y sus propiedades) y animales. Cartografiaron las costas americanas, con gran precisión y Alejandro Malaspina, elaboró planos preliminares para un canal en Panamá.

Malaspina, además, presentó un voluminoso informe a sus superiores, disponible en nuestra Biblioteca Digital Hispánica: "el Viaje político-científico alrededor del mundo". En él opinaba a favor de la concesión de mayor autonomía, a las colonias españolas para crear una especie de confederación, comercial de estados autónomos.

Estos comentarios, no sentaron bien al valido de Carlos IV,  Manuel Godoy, que le acusó de revolucionario y conspirador. Malaspina fue condenado a diez años de prisión, en el castillo de San Antón de La Coruña y, aunque no cumplió toda la condena, cayó en desgracia y sus descubrimientos y diarios de viaje, no fueron publicados hasta muy avanzado el siglo XIX

lunes, 28 de julio de 2025

La epidemia de fiebre amarilla ocurrida en Málaga

Tal día como hoy 29 de julio de 1804: En Málaga se inicia la epidemia de fiebre amarilla, debido a la cual morirán 11.464 personas.

Málaga ha sufrido el azote de las epidemias a lo largo de la historia. La peste, el tabardillo, el cólera, la gripe española o el tifus, han ocasionado muchas muertes entre la población, la última en los años 40 y 50 del siglo XX y que derivaron, en una mejora del abastecimiento del agua.

Sin embargo, ninguna alcanzó los niveles de mortalidad de la fiebre amarilla, a principios del siglo XIX. Fue el ébola de la época para Málaga. Sin tratamiento eficaz y con unas medidas preventivas rudimentarias, la fiebre amarilla se extendió rápidamente entre la población, que una vez que enfermaba sólo le quedaba, esperar si sanaba o moría. La vida de cada infectado se dirimía en dos semanas, muriendo uno de cada dos, aproximadamente.

El 29 de julio de 1804 se inició en Málaga la epidemia de fiebre amarilla, por la cual fallecieron 11.464 personas. También hubo otra epidemia igual un año antes, en 1803. La infección fue tal, que más del 35% de la población malagueña falleció, en esos dos años, y un 15% huyó del lugar. 

En noviembre de 1804 se dio por finalizada la epidemia y Málaga pasó, de tener casi 52.000 habitantes, a cerca de 25.000.

Por aquel entonces, no había tratamiento eficaz ni existían unas medidas preventivas rudimentarias, por lo que la fiebre amarilla se extendió, muy rápido entre la población. Cuando alguien enfermaba, solo se podía esperar si sanaba o moría, la vida de las personas infectadas se "solucionaba" en unas dos semanas, falleciendo uno de cada dos infectados.

Las autoridades de la ciudad, impusieron cordones militares, para evitar que la población huyese y se extendiese la enfermedad, por otras ciudades, aunque localidades de alrededor, sufrieron también una gran pérdida de la población.

La coincidencia de tantos contagios, asustó al gobernador, que mandó disparar cañones sin balas en El Perchel para limpiar con la polvora  las miasmas del aire. Con tan mala suerte, que un vecino murió en la calle San Pedro de un infarto producido por el susto por los cañonazos, ya que nadie le avisó.

Eso sirvió de poco. Septiembre fue un mes negro en 1803, propagándose la enfermedad en El Perchel, Trinidad y Capuchinos Alto. Esto se atribuyó a la coincidencia de muchos obreros, en la misa del "Conventico" -posiblemente en Santo Domingo, aunque no se especifica- y que se apunta, como causa de la extensión del mal.
 
Lo mismo ocurrió con los que acudieron a la misa del día de San Miguel , 29 de septiembre en San Pedro, parroquia vecina de Miguel Verduras y donde se enterró al sobrecargo de la urca de Batavia. De hecho, falleció el párroco, Pedro Parra, el sacristán, su esposa, el monaguillo y el médico que los atendió.

El brote de 1804, fue incluso más virulento que el del año anterior, afectando a una población, ya muy debilitada por el primer brote. Juan Manuel Aréjula, médico de la Corte española, fue enviado por Carlos IV para que determinara las causas, de esta epidemia.

Gracias a la ciencia hoy sabemos, que la fiebre amarilla es una enfermedad viral hemorrágica aguda, transmitida por los mosquitos  que es endémica en áreas tropicales de África y de América Central y del Sur. El "amarillo" en el nombre de fiebre amarilla se refiere a la ictericia que afecta a algunos pacientes.

Es una enfermedad de alto impacto y alta amenaza, con riesgo de propagación, representando una posible amenaza para la seguridad sanitaria global.

Grandes epidemias de fiebre amarilla ocurren cuando personas infectadas introducen el virus en áreas densamente pobladas con alta densidad de mosquitos y donde la mayoría de las personas tienen poca o ninguna inmunidad, debido a la falta de vacunación. 

En estas condiciones, los mosquitos infectados de la especie "Aedes aegypti" transmiten el virus de persona a persona.

domingo, 27 de julio de 2025

La sangrienta batalla de Talavera, en la Guerra de la Independencia Española

Tal día como hoy, 28 de julio de 1809, en plena Guerra de la Independencia, el ejército angloespañol dirigido por el general Gregorio García de la Cuesta y Arthur Wellesley, quien más tarde sería conocido como el duque de Wellington, vencían a las tropas del Rey José Bonaparte, en la batalla de Talavera, una de las más sangrientas, de la Guerra de la Independencia Española.

La batalla de Talavera, librada los días 27 y 28 de julio de 1809, fue un enfrentamiento clave en la Guerra de la Independencia Española, donde las tropas aliadas anglo-españolas, dirigidas por el general Gregorio García de la Cuesta y Arthur Wellesley, (futuro Duque de Wellington), derrotaron al ejército francés de José Bonaparte.

Esta victoria fue significativa, ya que marcó la primera vez que los aliados vencieron a los franceses en una batalla campal, y tuvo lugar en las cercanías de Talavera de la Reina, en Toledo.

Los preparativos de la batalla de Talavera, comenzaron el 27 de julio de 1809 en la localidad toledana de Talavera de la Reina, con pequeñas escaramuzas que anticipaban la batalla.

El ejército aliado estaba compuesto,por 35.000 españoles dirigidos por el general Gregorio Cuesta y 20.000 ingleses comandados por Arthur Wellesley, , El ejercito de  Bonaparte, contaba con unos 50,000 hombres y estaba comandado, por el general Jean-Baptiste Jourdan y el general Claude Víctor

A pesar de la superioridad numérica de las tropas angloespañolas, las fuerzas napoleónicas, bajo el mando del general Víctor, fueron las primeras en entablar el combate. 

La acción de Víctor, obligó a José Bonaparte y Jourdan a intervenir, pese a que estos preferían esperar a los refuerzos.

Así, comenzó la batalla de Talavera, enfrentamiento en el que los franceses, se lanzaron una y otra vez contra las posiciones aliadas, siendo repelidos durante las diecisiete horas que duró el combate, por el ejército angloespañol.

Tras ello, el ejército napoleónico, que llegó a perder 7.000 hombres en la batalla de Talavera, durante la noche ,se retiró del campo de batalla. . Al amanecer del 29 de julio, los aliados observan sorprendidos que el ejército francés se ha retirado dejando a los aliados solos en el campo de batalla.

El bando aliado había vencido en uno de los más sangrientos enfrentamientos de la Guerra de la Independencia Española, la batalla de Talavera, aunque la victoria había sido amarga, pues 5.000 británicos y 1.200 españoles perdieron la vida durante la contienda.

A pesar de la victoria y desoyendo la opinión de Cuesta, de atacar a los franceses replegados ahora en Cazalegas, Wellesley, en vista de la inminente llegada de Soult con su ejército y temeroso, de verse cortado de su base de operaciones en Portugal, decide una rápida retirada por Extremadura, hacia la frontera, encargando a las tropas españolas la protección de su retaguardia y dejando abandonada la ciudad el 4 de agosto.

El 8 de agosto, el ejército de Soult se encontraría con el español, que cubría la retaguardia de Wellesley, en .la Batalla del Puente del Arzobispo  fue una victoria francesa, que tuvo importantes repercusiones estratégicas, para el desarrollo del conflicto

Por los méritos de la batalla, Wellesley recibiría los títulos de Vizconde de Wellington y Vizconde de Talavera de la Reina. Por su parte, la Junta Central de Defensa concedió a García de la Cuesta, la gran cruz de la Orden de Carlos III. 

sábado, 26 de julio de 2025

Jaime I de Aragón, el conquistador de Mallorca y Valencia

Tal día como hoy, 27 de julio de 1276, fallecía el Rey de Aragón, conde de Barcelona, señor de Montpellier y monarca de Mallorca y de Valencia, Jaime I "el Conquistador".

Jaime I de Aragón, conocido como "el Conquistador", fue un rey medieval que reinó Aragón, Valencia y Mallorca, además de ser conde de Barcelona. Su reinado, que duró desde 1213 hasta 1276, se caracterizó por sus importantes conquistas militares, especialmente las de Mallorca en 1229 y Valencia  en 1238.

Hijo de Pedro II de Aragón y María de Montpellier, Jaime I "el Conquistador" subió al trono aragonés con tan sólo cinco años, tras la muerte de su padre en la batalla de Muret, pero no asumió el poder hasta alcanzar la mayoría de edad en 1225, año en el que intentó sin éxito conquistar Peñíscola.

Dos años después, la paz de Alcalá, rubricó el definitivo triunfo de la monarquía sobre los nobles de Aragón y proporcionó a Jaime I ‘el Conquistador’ la estabilidad necesaria, para iniciar sus campañas militares contra los musulmanes, del levante peninsular.

Ante el perjuicio, que la competencia comercial y la piratería de los sarracenos de las Baleares, ocasionaban a los mercaderes catalanes, Jaime I de Aragón, emprendió en 1229 la conquista de Mallorca, culminada con la victoriosa batalla de Portopí.

Tras la toma de la ciudad, Jaime I "el Conquistador", se apoderó en pocos meses de casi toda la isla, dejado tan solo un pequeño núcleo de resistencia musulmana, que logró mantenerse en la sierra de Tramontana hasta 1232. 

Además, estableció un protectorado sobre Menorca, rubricado por el tratado de Capdepera, por el cual los sarracenos menorquines aceptaron su soberanía en 1231, y cedió la sumisión de Ibiza a la alta aristocracia catalana, que la hizo efectiva en 1235.

Dominadas las Baleares, Jaime I inició en 1232 su campaña para conquistar Valencia, ciudad que cayó en 1238. Tras la toma de Valencia, este territorio, al igual que las Baleares, se convirtieron en Reinos autónomos, que se integraron en la Corona de Aragón.

En septiembre de 1269, salió de Barcelona con su armada para una expedición a Tierra Santa, pero dispersadas sus naves por las tormentas, tuvo que desembarcar en Aigües-Mortes, cerca de Montpellier. Renunció a aquella empresa debido, entre otros motivos, a su edad. Ya contaba con 61 años.

Su reinado de sesenta y tres años, es el reinado más largo de cualquier monarca en toda la historia de España. Murió en Alcira (Valencia) el 27 de julio de 1276. En el trance de su muerte, en la residencia real de esta ciudad, y como había dispuesto, Don Jaime fue amortajado con los hábitos del císter.

Los restos mortales del rey, permanecieron depositados en Santa María de Valencia, hasta mayo de 1278, en que fueron trasladados al monasterio de Poblet, para su sepultura definitiva.

No obstante, tras la desamortización de Mendizábal, el monasterio quedó abandonado y el cadáver de Jaime I, fue trasladado en 1843 a Tarragona, donde le fue construido un panteón, en la parte posterior de la catedral, que fue inaugurado en 1856. En 1952, los restos de Jaime I fueron restituidos a Poblet.​

Jaime I probablemente no sabía leer ni escribir, pero encargó a un funcionario real su biografía, "el Llibre dels feits", que se convirtió en la primera, de las cuatro grandes crónicas reales en catalán.

A su muerte, Jaime I "el Conquistador" dividió sus reinos entre sus hijos Pedro III de Aragón, al que le correspondieron Aragón, Cataluña y Valencia, y Jaime II de Mallorca, quien recibió las Baleares, el Rosellón y Montpellier.

viernes, 25 de julio de 2025

Álvaro de Bazán, el gran vencedor de la Batalla de la Isla Terceira

Tal día como hoy, 26 de julio de 1582:En las Islas Azores, la flota española dirigida por Álvaro de Bazán, derrota a Francia, e Inglaterra en la batalla de la Isla Terceira.

La batalla de la Isla Terceira, también conocida como la Batalla de Ponta Delgada, fue un enfrentamiento naval ocurrido el 26 de julio de 1582 en aguas de la isla Terceira, en las Azores. 

En esta batalla, una flota española comandada por Álvaro de Bazán, se enfrentó a una flota francesa que apoyaba las pretensiones al trono portugués de Antonio, Prior de Crato, y que buscaba tomar el control de las Azores. A pesar de la inferioridad numérica, la flota española, logró una victoria decisiva sobre la francesa.

La flota española estaba mandada por el gran marino militar Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz y capitán general de las Galeras de España. Mandaba dos galeones del rey, 10 naos guipuzcoanas, ocho portuguesas y castellanas, 10 urcas flamencas y una levantina, así como cinco pataches. Pero dos de las urcas desaparecieron en la noche del 24 de julio, tres naves se demoraron en Lisboa, la levantina llegó tarde y uno de los pataches había sido apresado, por lo que, en el momento del combate, solo tenía 25 bajeles de guerra.

El mando de la flota francesa lo tenía Felipe Strozzi, mariscal de Francia, y le secundaba Charles de Brisac, conde de Brisac,. Se encontraba en ella don Francisco de Portugal, conde de Vimioso. También había un pequeño contingente inglés, al mando de sir Howard of Effingham. Llevaban 60 navíos con 6000 a 7000 infantes y arbolaban la bandera de Francia blanca, con la flor de lis dorada.

El 21 de julio llega Bazan a la isla de San Miguel, con solo 27 naos y la mitad de la tropa prevista. Manda dos pataches, para notificar su llegada al gobernador y decir al almirante Peijoto, que se una a su escuadra, y fondea el 22 en Villafranca para hacer aguada. Le sorprende el recibimiento hostil de los lugareños, e incluso los esquifes recibieron algún arcabuzazo.

Pero le dicen, que son leales a Felipe II y que deberían dirigirse a Ponta Delgada. En esto llega una carabela, comunicando que había salido de Lisboa con otras dos carabelas y dos naos, que las dos carabelas habían sido apresadas por los franceses y que las naos, habían conseguido escapar como ellos. 

Uno de los pataches de descubierta, viene con las noticias del apresamiento de los dos pataches que se habían enviado a Ponta Delgada. Ante la evidencia de la presencia de la flota francesa, Bazan acelera la aguada y se hace a la mar, avistando más de 60 velas, que estaban ocultas al otro lado de la isla.

La falta de viento, deja a las dos escuadras inmóviles, y con la brisa del anochecer, los españoles se dirigen hacia la mar y los franceses hacia tierra.

A media noche llega a la capitana de Bazán, una pinaza con noticias de Ponta Delgada. El gobernador le comunica "que los franceses habían desembarcado con 3000 hombres en la isla el 15 de julio, saqueando la villa de La Laguna y tomando Ponta Delgada, salvo el castillo".

"Que el almirante Peijoto, en vez de hacerse a la mar, se arrimó al castillo, resultando apresadas las naves guipuzcoanas y varadas en los escollos dos carabelas y dos galeones". "Que la gente de los barcos se había refugiado en el castillo, por lo que pudo resistir con más de 500 hombres". Y "que al ver que los franceses se retiraban, en vez de hacerse fuertes en Ponta Delgada, supusieron que había llegado la escuadra española, por lo que despacharon la pinaza para avisarles".

Al amanecer, la flota francesa, que tenía barlovento (1), intenta romper la formación española sin conseguirlo. Repite el intento dos veces más durante la mañana, ya que por la tarde el viento vuelve a calmarse, dejando inmóviles a las dos flotas.

En la amanecida del 24, la situación sigue igual. A las cuatro de la tarde, los franceses, en tres columnas, atacan la retaguardia que manda Miguel de Oquendo, con sus cinco naves guipuzcoanas. La presteza de Bazán en cerrar la formación, hace que fracase el ataque, y los franceses se ven obligados a retirarse con daños, pero conservando el barlovento.

Bazán ordena a sus barcos que esa noche, al ponerse la luna, sin más órdenes y sin luces, viren para ganar barlovento, esperando así encontrarse al amanecer a barlovento de los franceses, como así fue.

En la mañana del 25, se encuentra por tanto Bazán a barlovento de los franceses, y además la formación francesa está desordenada, porque estaban reparando las averías del combate de la tarde anterior.

Sin embargo, Bazán no puede aprovechar esa oportunidad, puesto que a las nueve de la mañana, la nao de Cristóbal de Eraso, su segundo en el mando, pide auxilio pues se ha desarbolado.. Bazán le da remolque y se pierde la ocasión de atacar.

El 26 de julio, amanecen las dos flotas a tres millas una de otra, y a 18 millas de la isla de San Miguel, con la francesa situada a barlovento. Siguen navegando de orza,(2) y parece que tampoco va a haber combate.

Después del mediodía, el galeón San Mateo, que lleva de maestre de campo a don Lope de Figueroa, se aparta de la línea hacia barlovento. Los franceses creen que pueden aislarle de la línea española, y se dirigen hacia él la capitana, la almiranta y tres galeones.

Figueroa acepta el combate, y sin disparar sus cañones, se ve abordado por la capitana y la almiranta, mientras los otros tres galeones, le hacen disparos por proa y popa. Cuando las dos naves están muy cerca, dispara su artillería, produciendo grandes daños a los franceses, y repite la descarga antes del abordaje.

Pone tiradores escogidos en la gavias, para barrer las cubiertas francesas. Siendo el San Mateo ya una boya, sin jarcias ni velas, mantiene combate durante dos horas. Tuvo que dar orden D. Lope a sus hombres para que no pasasen a la capitana francesa, que se había rendido, para mantener el combate con la almiranta.

Los franceses atacan la línea española, que se mantiene en buen orden.  Bazán suelta el remolque que llevaba y se dirige a apoyar al galeón San Mateo, al igual que el grupo de retaguardia, que llega antes. La nao Juana, del capitán Garagarza, aborda a la capitana francesa,  mientras Villaviciosa lo hace con la almiranta.

Acuden naves francesas, que se amarran a estas últimas, y se forma un grupo de barcos en que los hombres combaten unos con otros encarnizadamente. Miguel de Oquendo se mete a toda vela entre el San Mateo y la almiranta francesa, disparando contra ella al estar en medio. Con esta maniobra, rompe las amarras y hunde el costado de la nave francesa, a la que se aferra.

Cuando llega  Álvaro de Bazan , viendo que sus barcos están dominando la situación y, al comprobar que la capitana francesa, que mandaba Strozzi, se separa del San Mateo, la aborda, al igual que la nave Catalina. En una hora, el navío francés se rinde.

Al dar por perdidas la almiranta y la Capitana, los franceses que no están trabados a naves españolas se retiran, y termina el combate a las cuatro horas, de haber empezado.

Por parte española, hubo 224 muertos y 550 heridos, y, aunque no se perdió ningún barco, todos quedaron con averías. Por parte francesa se perdieron 10 navíos grandes, y se calcula que hubo unos 2000 muertos, entre ellos el almirante Felipe Strozzi.

El día 30 fondea la escuadra española en Villafranca, desembarcando heridos y prisioneros y empezando sus reparaciones.

Se inicia un juicio contra los prisioneros, acusándoles de piratas, ya que España y Francia estaban oficialmente en paz. Los franceses alegaron no ser piratas, y que tenían despachos del rey de Francia, pero don Álvaro dio por falsos esos documentos, y los condena a muerte. 

El 1 de agosto, en Villafranca, fueron degollados 28 señores y 52 caballeros, y ahorcados los soldados y marineros de más de 18 años de edad.

El Prior de Crato huye de la isla Tercera, embarcando en las naves francesas fugitivas. Cabe destacar que en esta batalla participó el poeta y dramaturgo Félix Lope de Vega.

(1) En náutica y meteorología, barlovento se refiere al lado de donde proviene el viento, mientras que sotavento es el lado hacia donde se dirige el viento.

(2) Navegar "de orza" se refiere a la acción de orientar la proa del barco hacia la dirección de donde viene el viento, reduciendo el ángulo entre la dirección del viento y la línea de crujía del barco.

jueves, 24 de julio de 2025

Historia y Leyenda de Santiago Apóstol

Tal día como hoy, 25 de Julio y desde el 1132, se conmemora el día de Santiago Apóstol, patrón de España,

Este 25 de julio se celebra el día de Santiago Apóstol, discípulo de Jesucristo y uno de los máximos representantes, del cristianismo en todo el mundo. Además, es el patrón de España.

Esta jornada, que se celebra conmemorando a Santiago  Zebedeo, también conocido como Santiago el Mayor, se estableció en un 25 de julio, de forma anual, pero solamente como  "Año Santo o Xacobeo", cuando coincidiera en domingo, como sucedió en 2021. 

Hay que tener en cuenta que ser  conocido como Año Santo o Xacobeo,  es una circunstancia de lo más especial, ya que solo se conmemora 14 años por siglo.

Ello se debe a que el Papa Calixto II, consciente de la importancia que estaba adquiriendo la figura del apóstol, decretó la creación del Año Santo Compostelano en 1132.

De acuerdo con la tradición cristiana, Santiago  Zebedeo tenía la misión de evangelizar el Imperio Romano. En su camino, alcanzó la zona Bética de dicha región, para llegar a Galicia, más concretamente a la localización de Iría Flavia (Padrón).

Desde allí Santiago volvió a la Ciudad Santa,de  Jerusalén. Su regreso a Jerusalen  se debió a que, según los textos apócrifos, fue llamado a estar junto a la Virgen en su lecho de muerte, acompañando a los apóstoles, también presentes.

En el año 42, fue asesinado. Por orden del rey de Judea, Herodes Agripa , el santo fue torturado y decapitado. Sus restos fueron trasladados por los discípulos en barca, hacia Galicia, según cuentan los textos, y llegaron a Padrón. 

Tras ser martirizado por Herodes Agripa, sus discípulos llevaron sus restos en una barca sin timón que, guiada por designios divinos, llegó a las costas gallegas.

La leyenda de Santiago y su llegada a Galicia narra el traslado milagroso del cuerpo del apóstol Santiago desde Jerusalén hasta la costa gallega, donde fue enterrado en lo que hoy es Santiago de Compostela. 

La leyenda también involucra a la reina Lupa, quien inicialmente se resistió, pero finalmente se convirtió al cristianismo y ayudó en el entierro

Tras producirse varios milagros, la reina Lupa, quien les mandó al reino vecino, se convirtió al cristianismo, derruyó los templos en honor a los celtas, y cedió su palacio -actual catedral de Santiago de Compostela- para que el santo fuera enterrado.

Existe también la leyenda de Santiago Matamoros, que describe al apóstol Santiago el Mayor, como un guerrero que apareció montado en un caballo blanco, para ayudar a los cristianos, en la batalla contra los musulmanes, durante la Reconquista. 

La leyenda, que se originó en el siglo IX, asocia a Santiago con la victoria cristiana en la Batalla de Clavijo y lo convierte, en un símbolo de la lucha, contra los musulmanes y en patrón de España.

El 25 de julio es también el día de Galicia, que se celebra con actos litúrgicos pero también laicos (conciertos, fuegos artificiales, manifestaciones culturales, etc) en honor a la comunidad.

Finalmente, cabe destacar que Santiago Apóstol fue proclamado patrón de España como símbolo de unidad en la Edad Media

Como Patrono de España, Santiago Apóstol también lo es, de numerosos pueblos y ciudades, que el día 25 de julio, celebran en su honor fiestas religiosas. 

Santiago de Compostela, -A Coruña - es la ciudad que mayores fiestas organiza, en su honor. La catedral de la ciudad, acoge esos días, la mayor afluencia de peregrinos del año.

La batalla naval de Algeciras de 1278, entre cristianos y musulmanes

Tal día como hoy, 25 de julio de 1278: En Algeciras, en el marco de la Reconquista, el Emirato de Granada y la dinastía maránida, vencen al Reino de Castilla en la batalla de Algeciras.

La batalla de Algeciras fue un enfrentamiento naval, ocurrido el 25 de julio del año 1278 entre una flota de la Corona de Castilla, dirigida por el almirante Pedro Martínez de Fe, y otra de los benimerines, acaudillada por Abu Yaqub Yusuf, en el contexto de las expediciones de estos últimos a la península ibérica. 

El encuentro, que tuvo lugar en las aguas del estrecho de Gibraltar, se saldó con una victoria musulmana.

En 1275 el sultán merínida Abu Yusuf Yaqub ibn Abd Al-Haqq, desembarcó en la península al mando de un ejército, con el fin de ocupar la estratégica plaza de Tarifa.

En el 1278 el rey Alfonso X de Castilla, envió una potente flota desde Sevilla con el fin de someter a bloqueo dicha plaza. La flota, formada por más de cien barcos, de diferentes tipos y apoyada por la Orden de Santa María, fue puesta al mando del almirante Pedro Martínez de Fe.

Mientras tanto, el sultán benimerín se dispuso a formar una flota de 72 barcos, con la que contrarrestar a la flota castellana. A la flota merínida se unieron 12 barcos enviados por el sultán de Granada.

Una vez reunida dicha flota y tras averiguar el mal estado en el que se encontraba, la flota castellana y sus tripulaciones, sometidas a una epidemia de escorbuto, decidió lanzarse al ataque. 

El 25 de julio se libró frente a Algeciras una gran batalla naval, que concluyó con la práctica destrucción de toda la flota castellana.

Gran parte de la responsabilidad de la derrota castellana fue del infante Sancho, que al apropiarse de los fondos destinados a sufragar a la flota, la condenó a padecer graves problemas de abastecimiento.

Sin embargo, el rey Alfonso X, dejó sin castigo la actitud del Infante, haciendo recaer las responsabilidades de dicho acto, en el almojarife, el judío Yishaq de la Maleha com su  destitución y posterior ejecución.

El almojarife judío Yishaq de la Maleha, también conocido como don Çag de la Maleha, fue un importante funcionario de la corte castellana, durante el reinado de Alfonso X, actuando como almojarife mayor.

La palabra "almojarife", designaba a un oficial encargado de la recaudación de impuestos, especialmente el almojarifazgo (1), y a veces también como administrador, de las rentas reales.

Yishaq de la Maleha ocupó este cargo en un periodo significativo de la historia de España, donde los judíos desempeñaban, roles importantes en la administración real. Su posición como almojarife mayor, indica su influencia y responsabilidad en la gestión de las finanzas del reino. 

La figura del almojarife, como recaudador de impuestos, era crucial para el funcionamiento de la corte y del reino en general

(1)   El almojarifazgo era un impuesto  que se pagaba en la España medieval y moderna por el comercio de mercancías.

miércoles, 23 de julio de 2025

La Junta de Defensa Nacional. El gobierno militar en la Guerra Civil Española

Tal día como hoy, 24 de julio de 1936: se constituye en Burgos una Junta de Defensa Nacional, primer órgano de Gobierno creado en la zona sublevada, durante la Guerra Civil Española.

Se constituyó en Burgos la Junta de Defensa Nacional, el 24 de julio de 1936, poco después del inicio de la Guerra Civil Española. Esta Junta asumió todos los poderes del Estado, en la zona controlada por los militares sublevados. La Junta fue presidida por el general Miguel Cabanellas y actuó, como gobierno provisional de la zona rebelde.

La Junta de Defensa Nacional, se formó con la intención de organizar y dirigir la zona controlada por los militares sublevados, estableciendo un gobierno provisional mientras se desarrollaba la guerra. Entre sus miembros se encontraban generales como Miguel Cabanellas, Andrés Saliquet, Emilio Mola, Miguel Ponte, Fidel Dávila y Fernando Moreno.
 
La Junta de Defensa Nacional fue un órgano clave,en la organización de la zona controlada por los militares sublevados durante la Guerra Civil, marcando el inicio de la estructura de gobierno, de lo que luego sería la España franquista.

El 28 de julio la Junta hizo público un bando de guerra, en que extendía "el Estado de Guerra declarado ya en determinadas provincias» «a todo el territorio nacional". En él se calificaba la rebelión, contra el gobierno de la República que encabezaba como "movimiento redentor de nuestra Patria" cuya finalidad era "defender a la Nación".

Varias semanas después, el presidente firmó un decreto de la Junta por el cual la bandera tricolor (roja, gualda y morada) establecida por la Segunda República Española, fue reemplazada por la bicolor (roja y gualda) que fuera creada en tiempos de Carlos III como bandera de la marina de guerra, y posteriormente como bandera nacional, durante la Monarquía y la Primera República.

El 21 de septiembre de 1936 tuvo lugar en Salamanca, una reunión en la que la Junta debía tratar acerca del establecimiento de un mando militar único, que evitara ciertas fricciones, como las producidas en los dos meses ya transcurridos, lo cual fue aprobado por dicha Junta, con la oposición del general Cabanellas, su presidente.

A continuación se votó la designación y fue elegido Francisco Franco - que había estado a las órdenes de Cabanellas en África- como Jefe del Gobierno del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, manifestando Cabanellas, que se abstenía de votar, dada su posición contraria a la medida.

Por otra parte, debido al peso específico del ejército establecido en África, que se trasladaba para ocupar la península en los inicios de la guerra, Franco, que como general al mando, dirigía las operaciones de dicho ejército, se postuló para el mando único, estableciéndose así por resolución del 21 de septiembre, otorgando la Jefatura del Estado y el grado de "Generalísimo" a Franco el 30 del mismo mes y proclamándose el 1 de octubre, con un desfile militar en Burgos.​

Por el Decreto núm. 138 de la Junta de Defensa Nacional de 29 de septiembre de 1936, publicado el 30 nombraba Jefe del Gobierno y del Estado español, al general Franco, quien asumió, todos los poderes del nuevo Estado, incluyendo la condición de Generalísimo, de las fuerzas nacionales de Tierra, Mar y Aire y el mando supremo, de todas las operaciones.

La Junta de Defensa Nacional quedaba extinguida, con la transmisión de poderes a Franco. Para la administración del Estado, al margen de las cuestiones referidas a la marcha de la guerra, Franco constituyó inmediatamente, una Junta Técnica del Estado y otros organismos auxiliares, todos ocupados por militares.

Durante el período de la transición política y posteriormente, se ha denominado en diversas ocasiones Junta de Defensa Nacional,al órgano integrado por el presidente del Gobierno, el ministro de Defensa, el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) y los jefes del Estado Mayor de cada uno de los tres ejércitos, que asesoran al Gobierno en materia de Defensa, sin competencias ejecutivas. 

En 2005 desapareció finalmente la Junta, pasando sus funciones al Consejo de Defensa Nacional.


martes, 22 de julio de 2025

La conquista del Peñón de Vélez de la Gomera un importante núcleo pirata del Mediterráneo

Tal día como hoy, 23 de julio de 1508, el militar Pedro Navarro tomaba el Peñón de Vélez de la Gomera, siguiendo las ordenes de almirante castellano Garcia de Toledo. El peñón era uno de los más importantes núcleos de piratas del mar Mediterráneo, situado en el norte de África.

La conquista tuvo lugar, después de que el capitán español persiguiese a una flota de piratas berberiscos, en medio de una campaña contra el islam que respondía a un viejo anhelo, de la Reina Isabel "la Católica", la expansión del cristianismo por el norte de África.

La finalidad de la campaña era doble. Por un lado, la propia evangelización de los infieles y, por otro, la habilitación de una zona de seguridad que, en caso de conflicto, llevase la guerra a su propio continente.

Durante la campaña, Pedro Navarro descubrió por azar, el promontorio de Vélez de la Gomera, un importante refugio de piratas, que hostigaban en las costas del Mediterráneo y, sabiendo que contaban con la aquiescencia del cacique de Vélez, se decidió a tomar el Peñón, que contaba con unos 7.000 habitantes, y ganarlo para la Corona española.

Hasta la conquista de Pedro Navarro, las campañas en el Mediterráneo habían sido escasas y de suerte dispar. El alcalde de Los Donceles, había conquistado Mazalquivir en 1505, pero había sufrido un descalabro al intentar ocupar Tremecén dos años después, con un balance de 3.000 muertos.

Por esa razón, Fernando "el Católico", se decantó por un militar experimentado como Pedro Navarro, veterano en las campañas de Italia junto a Gonzalo Fernadez de Cordoba el "Gran Capitán".

La conquista de la estratégica atalaya de Vélez de la Gomera, trajo complicaciones con Portugal debido al Tratado de Tordesillas, que establecía como zona de dominio luso la región de Fez, a la que pertenecía Vélez.

No obstante, al tratarse de una plaza importante para la defensa de las costas españolas, Fernando "el Católico" acometió el asunto con diplomacia y buena disposición, llegando a un acuerdo el 18 de septiembre de 1509 mediante el Convenio de Cintra, pacto que establecía que Vélez de la Gomera era cedida a Castilla, así como toda la costa de allí a Melilla a cambio de la costa africana frontal a Canarias, entre los cabos Bojador y Num, con la excepción, de un pequeño enclave costero, de nombre Santa Cruz de la Mar Pequeña.

El peñón se sumó a las ya existentes plazas españolas en África,  Vélez de la Gomera sería atacado en varias ocasiones, entre las que destacaron las ofensivas de Muley Amet con 10.000 hombres en 1680 y por Muley Sidam con 14.000 en 1701, pero todos fueron repelidos y derrotados.

El sultán Solimán, ante la indignación en el mundo musulmán por la toma del peñón, creció en sus intenciones, de lanzar un ataque potente contra las posiciones cristianas en el Mediterráneo oeste. 

Tras deliberar entre apuntar a Sicilia o a Malta, se decidió por esta última, desembocando en el Gran Sitio de Malta del año siguiente, donde García de Toledo y Álvaro de Sande, comendador de la orden de Santiago, asistieron a la Orden de Malta para vencer a los turcos.


lunes, 21 de julio de 2025

La linde

Desde la más profunda noche de los tiempos, el hombre ha luchado, ha matado y se ha dejado matar, por una cosa sobre todas; la posesión de un trozo de tierra. Puede ser que esto se deba, al hecho de que la sentimos como nuestra madre, ya que de ella venimos y a ella - al final - volvemos, pese a que en este postrer retorno, poca necesitamos para fundirnos de nuevo - en íntimo abrazo - con ella.
        
Uno de los hombres que se correspondía a la perfección con esta descripción, era Zacarías. Era propietario de unas tierras de secano en su pueblo natal, heredadas de sus padres, que a su vez la habían recibido de los suyos, y así hasta donde la memoria alcanzaba.

Las tierras de Zacarías eran su alma, su razón de vivir, su identidad y su orgullo. Las atendía y mimaba con paternal solicitud, y todo a pesar de que ellas eran ingratas, con su enamorado dueño, y su producto hacía vivir a este, si no pobremente, sí con justeza. 

Una cosecha de almendras no demasiado generosa, unos algarrobos con más presencia que fruto y unas fanegadas de trigo o cebada - según los años - en los que se cifraba la esperanza de la familia, y que no pasaban de discretas, eran el fruto total de sus desvelos. 

En lo único en lo que las tierras de Zacarías, resultaban pródigas era en piedras, las había de todos los tamaños y formas imaginables. Pese a todo, Zacarías adoraba aquellas lomas, vivía para ellas, y siempre que podía se pasaba el tiempo, en la contemplación arrobada de su propiedad.
 
Una mañana que, como de costumbre, se recreaba admirando la hermosura de su finca, vio de repente algo que hizo que su razón se nublara. Lucas, el vecino de la propiedad contigua, había removido, seguramente con el arado, los mojones que marcaban el límite entre ambas heredades y ¡oh perfidia!, los había vuelto a levantar unos centímetros más allá, de su antigua ubicación y hacia el interior, de las tierras  de Zacarías.

Un ultraje a su amante esposa, no hubiese seguramente enfurecido tanto a nuestro hombre, como la invasión de que había sido objeto, su indefensa propiedad. Con el semblante demudado por la rabia, se dirigió en busca de su desaprensivo vecino, al que encontró poco más tarde, en su habitual tertulia del bar de la plaza.

Los hechos transcurrieron a velocidad meteórica.  De las palabras se pasó a los gritos, de los gritos a las manos, y ya en estas, a una estruendosa bofetada que - en presencia de medio pueblo - propinó Zacarías a su vecino, y que a poco estuvo de hacer a este, rodar por los suelos.

Después, todo se precipitó, Lucas, apenas repuesto, interpuso ante el Juzgado Municipal la correspondiente denuncia, y en el pueblo, no se habló durante días, sino del incidente. Como es lógico, la opinión pública local, se dividió en dos bandos radicalmente opuestos y totalmente irreconciliables: los seguidores de la postura de Zacarías y los de la de Lucas.

Con el tiempo todo se fue olvidando, pero una mañana la ciudadanía se despertó con la noticia, de que por fin se había fijado fecha para el juicio, por la disputa de “las lindes”, y este anuncio  hizo volver todo el asunto, a su punto de partida.

En la sala de Juzgado no cabía ni un alfiler. La sesión comenzó con las pruebas, y los testigos que habían visto los mojones removidos, y los que había presenciado la bofetada propinada, y por fin, acabando la mañana, se llegó al momento cumbre de la ansiada sentencia.
 
- “Vengo a condenar y condeno a Zacarías, - acabó el Juez con solemnidad tras su alegado - a la pena de cien pesetas de multa, por la bofetada inferida en el día de autos, a la víctima aquí presente...”.

 Lo que sucedió seguidamente, dejó a todos estupefactos. Nuestro hombre, que había permanecido sereno durante el transcurso de la sesión, se levantó de su asiento y dirigiéndose a Lucas, le agarró por las solapas y le propinó cuatro bofetadas de igual calibre a la que originó el juicio. Luego - ante el asombro general - se dirigió a su señoría, y tras extraer de su cartera, un billete de quinientas pesetas - que era mucho dinero para su débil economía - dijo:

“Ahí van quinientas pesetas, cóbrese Señor Juez, cien son por la bofetada de antes y el resto para pagar las cuatro de ahora. ¡No pensaba yo que me iba a quedar tan a gusto por tan poco dinero...!”

 El tumulto que se organizó fue mayúsculo, y en él apenas podía oírse la voz de su señoría reclamando, mientras golpeaba el estrado mazo en mano – y tan enérgica como inútilmente - silencio y orden en la sala.

J.M.Hidalgo //Historias de gente singular


La batalla de los Arapiles, punto de inflexión, en la Guerra de la Independencia Española

Tal día como hoy, 22 de julio de 1812, la alianza militar formada por españoles, portugueses e ingleses bajo el mando de Arthur Wellesley, quien más tarde se convertiría en el duque de Wellington, derrotó al poderoso Ejército napoleónico, dirigido por el  mariscal Marmont, en la batalla de los Arapiles, llamada así por el lugar en el que se batieron ambos ejércitos.

La batalla de los Arapiles, librada el 22 de julio de 1812, fue un punto de inflexión crucial en la Guerra de la Independencia española. Esta victoria del ejército anglo-portugués-español, liderado por el duque de Wellington, sobre las fuerzas francesas del mariscal Marmont, marcó un cambio significativo en el curso de la guerra y debilitó , considerablemente la ocupación francesa de España.

La mañana del 22 de julio de 1812, los franceses comenzaron a hostigar a las cuatro divisiones inglesas, que tenían enfrente en suelo castellano. El ruido de los cañones no cesó hasta las cuatro de la tarde, aunque los ataques no causaron demasiado daño al bando aliado.

Al mediodía, el grueso de tropas franceses se hizo visible, avanzando hacia el oeste, todavía tenían la esperanza de poder rodear al Ejército enemigo, para precipitar así su derrota.

Sin embargo, Marmont, al estar más preocupado por acelerar la marcha que por guardar la formación, perdió el control de sus tropas, y no solo eso, creyó que Wellesley estaba en plena retirada hacia Ciudad Rodrigo y confundió, el polvo que levantaba la reserva de caballería en Aldeatejada, con la retaguardia de este. Una grave torpeza, que decantó la batalla del bando aliado.

Aquel día 12.500 franceses y 5.220 aliados perdieron la vida en la batalla de los Arapiles. Además, generales como Bonnet, Desesgravier, Ferney, Marchand o Thomieres, auténticas leyendas de su Francia natal, dejaron su vida en los Arapiles o fallecieron horas después a causa de las heridas y, por si fuera poco, el bando aliado exhibió como trofeos de guerra,  a los casi 7.000 prisioneros capturados, junto a los 22 cañones y los 200 oficiales que también cayeron en sus manos.

Después de esta victoria, Wellington avanzó por el valle del Duero y tomó Madrid el 12 de agosto, donde fue aclamado como libertador por la población. Sin embargo, cuando se dirigió al norte en otoño, vio su avance interrumpido por la guarnición francesa de Burgos, que resistió el asedio y varios asaltos a la ciudad.

Amenazado por los refuerzos que llegaban de Francia, Wellington abandonó el asedio y se replegó en una retirada durísima, hacia sus bases de partida en la frontera de Portugal, recuperando los franceses la capital española el 2 de noviembre.

Aunque la campaña no fue decisiva, marcó un punto de inflexión en la guerra peninsular, y sumada a la catastrófica derrota francesa en Rusia, extendió por Europa la idea de que los días de gloria de Napoleón, podían estar acercándose a su fin.

El 24 de agosto el mariscal  Jean de Dieu Soult, ordena el fin del sitio de Cádiz por temor a que su ejército pueda ser aislado, siendo derrotado tres días después en la batalla del Puente de Triana. Lo que permite a las tropas anglo-españolas tomar definitivamente Sevilla y Málaga el 27 de agosto, Córdoba el 4 de septiembre y Granada y Jaén el 17 de septiembre.

domingo, 20 de julio de 2025

La complicada conquista de Túnez, por el emperador Carlos V

Tal día como hoy, 21 de julio de 1535: En Túnez,la expedición española organizada por el emperador Carlos V, frena la expansión de Barbarroja hacia Europa.

La conquista de Túnez por Carlos V, conocida como la "Jornada de Túnez", fue una campaña militar en 1535, que buscaba recuperar la ciudad tras su captura por el corsario otomano Barbarroja. La expedición, liderada por el propio emperador, resultó en la toma de la ciudad y la restauración, del rey hafsí Muley Hassan, como vasallo de la corona española

En la década de 1520, el corsario turco Hayreddín Barbarroja, se había convertido en la principal amenaza, para la monarquía española en el Mediterráneo occidental. Desde el sur de Italia hasta Andalucía, numerosas poblaciones costeras, sufrieron las incursiones de Barbarroja en busca de botín y de cautivos.

Las armadas cristianas, se veían impotentes para atajarlas, y hasta el almirante genovés Andrea Doria fue derrotado en 1533. Al año siguiente, Barbarroja, convertido ya en aliado del Imperio otomano, asaltó el puerto de Ostia, haciendo que las campanas de las iglesias de Roma doblaran, ante el peligro de una invasión islámica. Luego se dirigió a Túnez, donde expulsó al rey Muley Hassán, para instalarse como gobernador, al servicio del sultán de Constantinopla.

El ataque a Roma y la ocupación de la estratégica plaza de Túnez, convencieron al emperador Carlos V, de que había llegado el momento de intervenir. Desde 1533 el monarca residía en España, y fue allí, donde decidió enviar una gran expedición, para conquistar Túnez, la base de Barbarroja. 

El emperador, otorgó a la empresa la máxima importancia, hasta el punto de que él mismo se puso a su frente, para así cumplir su deseo de "espantar a sus enemigos y defender, la causa común de la Cristiandad»" Deseaba emular los tiempos de los cruzados, aun a riesgo de su persona y su fortuna.

Los preparativos se iniciaron en Andalucía y Cataluña, donde, a principios de 1535, se dieron las primeras órdenes, para armar una escuadra acorde con la ocasión. En Castilla y en los territorios del Imperio, resonaban los tambores que anunciaban las levas de soldados, castellanos y lansquenetes alemanes, a los que se sumó un nuevo contingente italiano, procedente de Sicilia y Nápoles. El emperador también contó con refuerzos proporcionados, por el rey de Portugal, el papado, la orden de San Juan y Génova.

En total, la Jornada de Túnez vio desfilar a unos 35.000 combatientes cristianos, organizados en un ejército variopinto e internacional. A su mando iban, además del Emperador, representantes de lo más granado de la nobleza castellana, –como el conde de Benavente o el duque de Alba, entre otros–, la portuguesa e, incluso, la flamenca y borgoñona. Para financiar tamaño despliegue de fuerzas, Carlos V contó con la oportuna llegada de oro y plata procedentes de las Indias.

El grueso de la armada partió de Barcelona, a principios de junio de 1535 y se unió al contingente italiano en Cerdeña. La imponente escuadra, estaba formada por unos cien barcos de guerra, a los que seguían otros 300 para labores de intendencia. Carlos V cedió el mando de la armada al príncipe Andrea Doria, su gran aliado genovés, mientras que la infantería, estaría comandada por el marqués del Vasto.

Desde Cerdeña la flota se dirigió al norte de África y, el 14 de junio, tocó tierra en las ruinas de Cartago. Barbarroja decidió, no hacer frente al desembarco de las tropas cristianas, que se completó muy fácilmente, en tan sólo 48 horas. 

El corsario turco, creyó que, para frenar el avance de los cristianos, sería suficiente la fortaleza de La Goleta, situada en la entrada de la laguna salada, en cuya orilla se encontraba la ciudad de Túnez. Barbarroja había situado allí a 8.000 soldados, al mando de uno de sus militares más afamados, Sinaí el Judío, confiando en que los cristianos, se desgastarían atacando el fuerte, bajo el tórrido verano africano.

Al llegar frente a la fortaleza de La Goleta, los generales españoles comprendieron, que sería necesario organizar un sitio en toda regla. Fue entonces cuando empezaron las dificultades. Los musulmanes, desde los alrededores, organizaban constantes emboscadas, y las altas temperaturas pronto empezaron a hacer mella, entre los cristianos, provocando deshidratación y disentería. 

El tiempo jugaba a favor de Barbarroja. Tras casi un mes de asedio, Carlos V, que compartió todas las penalidades de sus soldados –según un testigo presencial, luchó con los dientes ennegrecidos por la sed y el polvo–, comprendió que su única oportunidad, consistía en un ataque definitivo, un todo o nada.

Arengó a sus soldados, con proclamas religiosas y ordenó estrechar el cerco, para lanzar un intenso bombardeo, tanto desde tierra como desde la armada dirigida por Andrea Doria. Cuando la torre principal de la fortaleza se derrumbó, la infantería española y los caballeros de San Juan, se lanzaron al asalto, escalando la muralla y poniendo en fuga a la guarnición turca.

Tras la caída de La Goleta el 14 de julio, Carlos V no sólo se adueñó de la plaza, sino que, además, se apoderó de 85 barcos y 200 piezas de artillería propiedad de Barbarroja. Aunque algunos generales le aconsejaron retirarse en ese momento, considerando que ya se había cumplido el objetivo, de desarmar a Barbarroja, el emperador ordenó proseguir la ofensiva, y el 20 de julio el ejército se puso en marcha hacia Túnez.

La ciudad estaba situada a unos 10 kilómetros de distancia desde La Goleta, una travesía que a los españoles se les hizo interminable, a causa del calor y la sed y del esfuerzo que suponía, arrastrar los cañones ante la falta de caballos. 

El propio emperador, escribió líneas emocionantes a su hermana María: "nos moríamos de sed y de fuego", y añadía: "algunos soldados estaban tan acalorados, que habrían preferido morir junto a una fuente, antes que seguir en su fila".

Carlos V dirigió a su ejército, a unos pozos de agua próximos a la ciudad, pero allí los esperaban Barbarroja y sus tropas. Cansados y sedientos, casi desesperados, aunque siempre manteniendo la disciplina, los cristianos supieron hacer frente a la emboscada turca y dispersaron al enemigo. 

La posición de Carlos V, sin embargo, era muy frágil, porque esta vez no contaba con la ayuda de la flota de Andrea Doria, para rendir la ciudad y el calor haría estragos entre sus tropas. Barbarroja sabía, que sólo con resistir lograría la victoria.

Tenía que suceder casi un milagro, para evitar el fracaso del emperador. Y ese milagro ocurrió: miles de cautivos cristianos de Túnez, capturados por Barbarroja y otros piratas en sus correrías, aprovecharon la salida de los defensores musulmanes, para alzarse en armas. Un español, Francisco Medellín, y un italiano, Vicente de Cátaro, encabezaron la algarada. 

El panorama, de repente, se tornó oscuro para Barbarroja, que comprendió que no podía hacer frente a enemigos, externos e internos a la vez. El corsario huyó a Argel y los cristianos, por fin, pudieron tomar la plaza. Más de 20.000 cautivos quedaron libres.

El 21 de julio, Carlos V entró en la ciudad y, pese a los ruegos de los musulmanes, permitió que durante tres días, sus soldados la saquearan e hicieran miles de esclavos. A continuación el emperador firmó un tratado con Muley Hassán, al que repuso en el gobierno de Túnez, en calidad de vasallo suyo.

La propaganda oficial, hizo de la toma de Túnez, un acontecimiento de singular importancia para reforzar la impronta del emperador, a lo largo y ancho de Europa. El episodio, sin embargo, no tuvo grandes consecuencias, en el enfrentamiento entre Cristiandad e Islam, por el control del Mediterráneo occidental. 

Barbarroja había sido herido, pero pronto tuvo la ocasión de saborear la venganza. En Constantinopla organizó la flota otomana, que en los años siguientes mantuvo en jaque, a las fuerzas españolas en el Mediterráneo.

En 1541 el emperador decidió repetir la experiencia de Túnez atacando Argel, la nueva base de Barbarroja. A causa de una deficiente planificación, la expedición se retrasó hasta principios de otoño, de modo que cuando el monarca desembarcó en las inmediaciones de esta ciudad, una serie de temporales dispersó la flota. 

En esa ocasión, la fortuna se alió con los turcos, y Carlos V tuvo que huir por tierra, en condiciones lamentables hasta lograr embarcar y regresar a Europa, en época de tormentas.

Se había dejado en el camino hombres, embarcaciones, dinero y prestigio. Pero al menos Túnez seguía bajo control de la monarquía española.


sábado, 19 de julio de 2025

Cuando el político español José Borrell fue elegido presidente del Parlamento Europeo

Tal día como hoy, 20 de julio de 2004: El político español Josép Borrell ,es elegido presidente del Parlamento Europeo.

Josep Borrell nació en La Pobla de Segur (Lleida), el 24 de abril de 1947, y desde su llegada a la política en 1979 ha ocupado diversos cargos, entre ellos el de ministro de Obras Públicas. Fue uno de los representantes del Parlamento español, en la Convención para el futuro de Europa, encargada de elaborar el borrador de la Constitución europea.

Borrell es ingeniero aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid y doctor en Ciencias Económicas, por la Universidad Complutense de Madrid. Su vida política comenzó en 1979, con su elección como diputado responsable de Hacienda, en el Gobierno regional de Madrid. 

En 1982, fue elegido secretario general del Presupuesto y el Gasto Público en el Ministerio de Hacienda, para ser designado dos años después, secretario de Estado de Hacienda. En 1991 fue nombrado ministro de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente.

Josep Borrell, fue el tercer español que preside esta institución, tras Enrique Barón y José María Gil-Robles . El eurodiputado de más edad, el italiano Giovanni Berlinguer, que le correspondía presidir la sesión, anunció el resultado, que fue seguido de fuertes aplausos en el hemiciclo. "Le felicito mucho por su elección y le expreso los mejores deseos para su mandato y le invito a ocupar legítimamente este cargo", dijo en español

Las primeras palabras de Borrell fueron de "gratitud" y prometió "colaborar" tanto con Geremek como con Wurtz. "La mayoría que he recibido da estabilidad a esta institución pero el tiempo del debate ya ha pasado y me siento investido, de toda la legitimidad necesaria para dirigir, los trabajos de este parlamento", señaló, tras agradecer la labor de su antecesor en el cargo, el liberal irlandés Pat Cox.

Saludó también "a los diputados que representan a los 10 nuevos países miembros" y dijo esperar "que pronto se reúnan con nosotros los de Rumanía y Bulgaria". "En estos momentos para mí llenos de emoción, siento que la democracia reposa en una idea del hombre, que es anterior a los sistemas de gobierno", añadió. 

Su proyección dentro del PSOE, culminó con su designación en abril de 1998 como candidato socialista a la Presidencia del Gobierno. Sin embargo, en mayo de 1999 tuvo que presentar su renuncia, ante la implicación en un fraude fiscal de dos de sus colaboradores, en la Secretaría de Estado de Hacienda.

Desde 1986 hasta el final de la legislatura, Borrell  ocupó un escaño de diputado por Barcelona en el Congreso. Durante su estancia en la Cámara Baja  ocupó el cargo de presidente de la Comisión Mixta, Congreso-Senado para la Unión Europea.

Además, en febrero de 2002 fue elegido representante del Parlamento español en la Convención. Borrell participó dentro de ésta, en los grupos de trabajo de gobierno económico, Europa social, política exterior y defensa.

En la actualidad, Josep Borrell. es Vicepresidente de la Comisión encargada  de coordinar la Acción Exterior de la Unión Europea

viernes, 18 de julio de 2025

De moviles y siglas...

Los gitanos - que de siempre han andado reñidos con la justicia-  tienen un dicho que evidencia hasta que punto este singular pueblo, piensa como debe ser el contacto con  el estamento judicial y todo lo que al mismo rodea, como abogados, procuradores,  fiscales, policías y el largo etcétera que constituye su maquinaria.Tal expresión es “Tengas pleitos y los ganes…” y, si es una maldición ganar los juicios, que debe ser el perderlos...

La verdad es que no les falta razón a los calés,  y existen otras máximas pronunciadas por payos, en las que queda claro este mismo sentimiento, como es aquella que reza “Vale siempre más un mal acuerdo, que un buen pleito”, que en esencia viene a decir lo mismo que la anterior, dejando claro que por poco que ganemos con un arreglo amistoso, será mucho más lo conseguido, que si llevamos el asunto a los tribunales, aunque acabemos por obtener la razón, “ganando” finalmente el juicio.

Además de este sentimiento general, el mundo de lo jurídico, es extraño para el humano común y corriente, empezando por la terminología que usa, alejada del hablar ordinario, y continuando con las ceremonias que durante su ejercicio desarrollan.

La parafernalia de un tribunal de justicia, con jueces, abogados y fiscales enfundados en negras togas, impresionan al ciudadano, aunque bien es cierto que esa y no otra es la finalidad perseguida con el funcionamiento descrito. Ejemplos de esto que digo, son las anécdotas que seguidamente paso a contar y que tienen relación con las palabras usadas en los medios jurídicos.

Desde que se jubiló Genara - abuela de la familia - se pasaba el día oyendo la radio y por eso, estaba al tanto de todos los “chismes” llamados del corazón - aunque suelen ser casi siempre líos de  braguetas y braguitas - así como estaba enterada de otras muchas noticias – casi todas malas - que en el mundo sucedían.

Como la consideraban una persona al tanto de la realidad diaria, sorprendió sobremanera el hecho de que mostrase su más rotunda oposición, cuando con motivo del cumpleaños, la familia decidió regalar a su nieta un teléfono móvil.

-Pero ¿como se os ha podido ocurrir tal cosa…?- dijo poniendo el grito en el cielo - ¿Es que acaso no os dais cuenta de lo que pasa todos los dias…? Los móviles son la culpa de todo lo malo…Y así seguía, ante cualquier intento de razonar con ella, sobre que los tiempos cambiaban y que poseer un móvil no era nada negativo, sino estar de acuerdo con los tiempos.

-Eso lo dirás tú… espeto a su hija ante la insistencia en el regalo. -Si oyeses como yo la radio cada día, verías cuanta razón tengo. Todas las noticias de tragedias dicen lo mismo… Se está investigando el móvil del crimen, no está claro el móvil de la violación, parecen claros cuales fueron los móviles del robo….  Y con todo esto y más que podría decirte, ¿le queréis comprar un móvil a la niña…?.”

La segunda historia sucedió en una sala de justicia, en la que se sometía a juicio, a un ciudadano por una presunta denegación de auxilio, en un accidente de tráfico en el que estuvo - para su desgracia - presente.

Cuando tras las sesiones de prueba, y una vez oídas las declaraciones de los testigos, y las actuaciones, de la acusación y la defensa, el magistrado ofreció a nuestro hombre la posibilidad de manifestar, lo que creyese oportuno, nuestro héroe puesto en pie explicó:

Con el debido respeto al tribunal y a todos los participantes, tengo que manifestar mi más absoluta disconformidad, sobre como han transcurrido las sesiones. Desde que empezó este juicio, yo no he parado de oír la intervención en los hechos de una señora, a la que todos aquí han llamado “la Lecrim”(*).

-“Según establece la Lecrim, según dice la Lecrim, en base a lo sostenido por la Lecrim” …Y yo les aseguro que ni antes ni después e conocido, ni tenido que ver nada, ni recuerdo haber visto, en parte alguna y en toda mi vida, a la tal Lecrim,..

Tras oír el alegado, sin dejar de esbozar una sonrisa, y antes de dictar sentencia, su Señoría explicó pacientemente al acusado, quien era "la tal Lecrim".

J.M. Hidalgo/ Historias de gente singular

(*) Lecrim . Sigla usada, para referirse a la Ley de Enjuiciamiento Criminal