lunes, 16 de enero de 2017

Arturo Pomar, la frustración de un niño prodigio

Tal día como hoy 16 de enero de 1946, el niño prodigio español Arturo Pomar gana el torneo de ajedrez de Londres.

Cuando surgió este niño, que jugaba al ajedrez como un maestro, eran tiempos difíciles para España y este fenómeno social maravilló al país, pues su cabeza apenas asomaba por encima de la mesa donde estaba el tablero.

Con sólo 8 años ya era capaz de jugar “a la ciega”, sin ver el tablero ni las fichas, algo realmente increíble pues nunca tuvo entrenador ni acceso a publicaciones ajedrecísticas. 

Poseía facultades para haber estado en la cima del ajedrez, pero la España de posguerra no era el escenario más adecuado para su preparación, si no que sus cualidades fueron aprovechadas por el régimen para exhibirlo como muestra de una supuesta “superior inteligencia española” en este juego. 

El juego de Arturo Pomar hizo que el ajedrez aparecía en periódicos y televisión, que la gente se agolpase en torno a su mesa para verle jugar y que la venta de tableros se disparase hasta cifras nunca conocidas y la presencia del “niño prodigio” en reportajes del NO-DO y otros medios, elevó el interés por el ajedrez en España como nunca ningún otro jugador lo había logrado antes.

Pomar practicaba un juego posicional, que intentaba siempre complicar para llevarlo al tramo final, donde fue un auténtico maestro, escribiendo el libro "Las pequeñas ventajas en el final".

Consiguió el título de Maestro Internacional a los 22 años y el de Gran Maestro Internacional a los 30, pero ante la carencia de ayudas hubo de trabajar en Correos, ya que aunque el régimen se había aprovechado de su imagen, le negaron luego cualquier subvención y le pusieron trabas a la hora de competir en el extranjero, sobre todo en países del este o contra jugadores soviéticos.

Seguramente se desaprovechó un enorme talento para el ajedrez, pues varios de sus rivales opinaban que podría haber alcanzado un nivel similar al de los mejores jugadores mundiales.

Después de una vida dedicada al estudio y desarrollo del ajedrez, Pomar falleció el 26 de mayo de 2016 en Barcelona, a los 84 años.

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