sábado, 23 de febrero de 2019

El asesinato del presidente Francisco Madero

Tal día como hoy 22 de febrero de 1913, asesinan en México al presidente del país Francisco Madero, junto con el vicepresidente José María Pino.

Francisco Ignacio Madero Gonzalez, fue un político mexicano, cuya proclamación en contra del gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, suele considerarse el inicio a la Revolución mexicana de 1910.

Elegido candidato a la presidencia, Madero fue encarcelado por orden del dictador en San Luis Potosí, bajo los cargos de conato de rebelión y ultraje a las autoridades.

De la cárcel se evadió a Texas, desde donde promulgó el “Plan de San Luis”, una llamada a las armas que provocaría la renuncia del presidente Díaz en 1911, seguida de una guerra civil de diez años en la que morirían más de un millón de mexicanos.

Una vez derrotado el dictador, se celebraron elecciones en las que triunfó Madero, que en sus quince meses de gobierno quiso reconciliar la Revolución con los restos del antiguo régimen, pero la división del movimiento revolucionario dio al traste con sus planes.

Su mandato se caracterizó porque, aunque estableció un régimen de libertades y democracia parlamentaria, no satisfizo las aspiraciones de cambio social de las masas revolucionarias y su gobierno, aún siendo democrático, se identificó poco con las clases marginadas, lo que provocaría varios alzamientos armados, entre el que destaca el del campesino Emiliano Zapata.

Ante estas rebeliones, el general Victoriano Huerta, comandante en jefe de las fuerzas que debían defender México, depuso a Madero y pese a la promesa de respetar su vida y facilitar su exilio a la isla de Cuba, le hizo asesinar simulando su fuga.

Madero fue trasladado al Palacio de Lecumberri, junto al vicepresidente y a su llegada se les informó que debían entrar por la puerta trasera, en ese momento Madero advierte que atrás no había ninguna puerta. Seguidamente los automóviles se detuvieron y se obligó a bajar a Madero y en cuanto bajó se le disparó en la cabeza, muriendo instantáneamente.

El vicepresidente Pino, también fue obligado a bajar de su auto, al bajar el teniente que le custodiaba le disparó y al ver el fin de Madero trató de huir, herido por el primer balazo, gritando "¡Socorro, me asesinan!", tras esto el teniente y los soldados que los acompañaban le dispararon.

La versión oficial del suceso fue: “Al llegar al tramo final del camino a la Penitenciaría, fueron atacados por un grupo armado, en medio del ataque los prisioneros trataron de huir por lo cual resultaron muertos”.

Los cadáveres, fueron enterrados en fosas en la parte trasera de la Penitenciaría, además se disparó contra los automóviles para confirmar la versión oficial de los hechos y al día siguiente se difundió la noticia.

Sin embargo irónicamente, Madero que no había conseguido en vida mantener unidos a los revolucionarios, se convirtió tras su muerte en símbolo contra el usurpador Victoriano Huerta, hasta que este fue derrocado.

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