sábado, 23 de septiembre de 2023

Narciso Monturiol e Isaac Peral: cuando España abrió caminos bajo el mar

Tal día como hoy, 23 de septiembre de 1859, en aguas del puerto de Barcelona, tiene lugar la primera inmersión pública, del submarino "Ictíneo", de Narcís Monturiol, que permanece sumergido en el agua, durante dos horas y media, obteniendo su inventor un gran éxito popular. Se tuvo que probar en aguas tranquilas, ya que estaba propulsado, por la fuerza de dos personas y no alcanzaba la potencia necesaria, para contrarrestar la fuerza, de las corrientes marinas.

Narciso Monturiol, a pesar de sus carencias, en formación científica, logró en 1859 sumergir un prototipo 18 metros de profundidad durante más de dos horas. Sin embargo, sus tentativas de que el gobierno, financiara su invento, se dieron de bruces una y otra vez, porque según los prebostes aquello “no tenía ninguna utilidad práctica". Pero este testarudo e ingenioso inventor catalán, no arrojaría la toalla y pediría a través de una cuestación particular, ayuda al mundo del arte de la Ciudad Condal, movilizando a la ciudadanía, hasta conseguir la financiación necesaria.

Un lustro después, el Ictíneo, el primer submarino digno de tal nombre, y sin duda el más avanzado de su época, por su revolucionario sistema anaeróbico, para eliminar el dióxido de carbono y reponer el oxígeno en el interior, surcaría las aguas próximas, al puerto de Barcelona.

Tras un sinfín de decepciones, por las muchas promesas incumplidas, por parte de la administración estatal, allá por el año 1885,arruinado y olvidado, su cuerpo iría a parar donde todos somos más homogéneos que nunca. El Cementerio del Este de Barcelona albergaría a este revolucionario intelectual e inventor de pro en su postrer viaje hacia la eternidad. 

Actualmente sus restos descansan, en el panteón de hombres ilustres, del cementerio de Figueras, en el que nunca faltan flores.

Por otra parte, el 8 de septiembre de 1888, el submarino torpedero de Isaac Peral, había sido botado en la bahía de Cádiz, gracias al enorme compromiso y apoyo de la reina regente María Cristina, y tras sufrir todo tipo de sospechosas zancadillas y boicoteos, de diferente índole, hoy todavía sin aclarar.

El buque, medía 22 metros de eslora y desplazaba 77 tn en superficie y 85 tn en inmersión. La propulsión, la proporcionaban dos motores eléctricos, de 30 caballos cada uno. Un tubo lanzatorpedos, con tres torpedos y uno incorporado al tubo, era todo el armamento, que integraba la nave. El periscopio, permitía al submarino, navegar en inmersión, a una cota de profundidad, al arbitrio de su comandante.

El inventor, había propuesto una prueba –en aquel tiempo muy osada–, para atravesar el estrecho de Gibraltar, desde Algeciras hasta Ceuta, prueba que le fue denegada. A pesar de lo cual, demostró que podía navegar en inmersión, a voluntad con rumbo y cota predeterminada, en mar abierto. Podía atacar a cualquier buque de superficie, pasando absolutamente desapercibido. La Comisión Técnica nombrada a tal efecto avaló el éxito de las pruebas del primer submarino de la historia.

Una copia de este submarino, se encuentra en el Museo Naval de Cartagena y la Armada española, a lo largo de su historia reciente, ha honrado la memoria de este adelantado, poniendo a varias de sus naves, el nombre de este ilustre español, grande donde los haya.

Diez años después, cuando corría la primavera del año 1895, otro grande de España, de los españoles hechos a sí mismos, Isaac Peral, dejaría su postrera huella en Berlín. Tras ser operado de cáncer, una mala praxis en las curas, le produce una meningitis que acaba con su vida.

 


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