lunes, 9 de octubre de 2023

Carlomagno, primer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico


Tal día como hoy 9 de octubre de 768, Carlomagno es coronado rey de los francos.

Carlomagno, fue un monarca germánico,, que restauró el Imperio en Europa occidental. Hijo primogénito del rey de los francos, Pipino el Breve, heredó el trono al morir su padre en 768 y lo completó con los territorios orientales concedidos a su hermano Carlomán, al morir éste en el año 771.

Su política expansiva, continuó con la conquista y anexión del reino lombardo, del norte de Italia, realizada en el 774, mediante una alianza de los francos con el Papado. Carlomagno concentró sus energías en la conquista de Sajonia -norte de Alemania-, empresa que le exigió, dieciocho campañas sucesivas, entre los años 772 y 804.

Carlomagno dominaba así, el más importante reino de la Europa de su época; pero para mantenerlo, tuvo que combatir continuamente: unas veces contra rebeliones o resistencias internas y otras para asegurar las fronteras, contra enemigos exteriores. Entre estas últimas cabe destacar la guerra contra los ávaros en la frontera oriental, que le llevó a dominar, los territorios actuales de Hungría, Croacia y parte de Serbia; y también,  intento penetrar en España, abortado por la derrota que le infligieron los vascos, en la batalla de Roncesvalles, pero que le sirvió para crear una Marca Hispánica, sometida al reino franco, que iba desde Pamplona a Barcelona.

La extensión geográfica del reino de Carlomagno, correspondía a la totalidad de lo que hoy son Francia, Suiza, Austria, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, y la mayor parte de Alemania, Italia, Hungría, la República Checa, Eslovaquia y Croacia. Ha sido considerado por ello, un predecesor de la unidad europea. Ningún monarca había reunido en su mano, un territorio tan extenso, desde la caída del Imperio Romano.

El día de Navidad, del año 800, el papa León III, coronó a Carlomagno emperador, dando comienzo así un nuevo Imperio germánico, que perviviría hasta comienzos del siglo XIX. La restauración de la idea imperial, significaba una aspiración a un poder universal, por encima de los distintos reinos, que sería la contrapartida temporal, de la supremacía del papa en lo espiritual. Esta peculiar alianza, del emperador con el papa, daría lugar a una pugna por la supremacía, entre ambos poderes, a lo largo de la Edad Media.

En una época, caracterizada por la violencia y de anarquía, que presidía la vida social, el Imperio carolingio, fue un gran esfuerzo de organización político-administrativa. Aunque no había una capital fija, la ciudad germánica de Aquisgrán cumplió esas funciones de manera casi permanente. Desde allí, una Cancillería, a cuyo frente se encontraba un clérigo culto, dirigía los asuntos tanto civiles como eclesiásticos; el control del territorio estaba en manos de los condes, salvo en las marcas fronterizas, organizadas militarmente; y unos enviados del emperador, supervisaban la administración, en cada rincón del territorio.

La religión cristiana, constituía un elemento cultural de integración, de estabilidad y de orden social, que el emperador se encargó de cultivar: protegió a los monasterios y procuró extender la fe cristiana, hacia el norte ,imponiéndola por la fuerza a los sajones.

Sin embargo, aquel gran conglomerado territorial, no sobrevivió mucho tiempo. El propio Carlomagno había previsto que,a su muerte, el Imperio se repartiera entre sus tres hijos; pero la muerte de dos de ellos, retrasó la fragmentación hasta el momento, en que murió el único sucesor superviviente, Ludovico Pío, que también dividió el Imperio, entre sus tres hijos. La dinastía Carolingia siguió al frente del Imperio hasta comienzos del siglo X, y en el Trono de Francia, hasta el 987.

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