Tal día como hoy, 29 de mayo de 1379, fallecía el Rey castellano Enrique II, el primer monarca de la casa de Trastámara.
Hijo bastardo del Rey Alfonso XI de Castilla y adoptado por el conde de Trastámara, Rodrigo Álvarez, de quien tomaría nombre su dinastía, Enrique II mostró siempre su oposición al reinado de hermano paterno Pedro I de Castilla. Se sublevó en Asturias en 1352 y, más tarde, en Ciudad Rodrigo.
Derrotado, Enrique II de Castilla huyó a Francia y a Aragón para establecer alianzas con ambos Reinos. Apoyado por ambos Reyes, Enrique de Trastámara encabezó una nueva rebelión nobiliaria, que comenzó al entrar en territorio castellano, secundado por las Compañías francesas lideradas, por Bertrand Du Guesclin y proclamarse Rey en Calahorra.
Tras ello comenzaron nuevamente las hostilidades, entre Enrique de Trastámara y Pedro I de Castilla y León. La guerra se decantó en un primer momento del bando de este último, tras derrotar a las tropas de Enrique de Trastámara, en la batalla de Nájera.
Las cosas cambiaron cuando los ingleses, aliados de Pedro I de Castilla y León, dejaron de participar en el conflicto. A partir de ese momento Enrique de Trastámara, comenzó a llevar la iniciativa. Puso cerco a la ciudad de Toledo y derrotó a las tropas reales en Montiel.
Pedro I había reunido un gran ejército de castellanos adeptos, moros y judíos para compensar la deserción de Eduardo de Lancaster. Consciente de que su medio hermano gobernaba ya de facto la mitad del reino, recorrió el país hasta encontrarlo y enfrentar a su ejército bajo las almenas, del castillo de Montiel.
La batalla fue sangrienta, pero gracias a la infantería mercenaria de Enrique, logró reducir a las tropas de Pedro a la impotencia y obligarlos, a refugiarse en el interior de la fortaleza, el 14 de marzo.
Ya bajo sitio por las fuerzas de su hermano, Pedro el Cruel, intentó una salida desesperada, negociando una rendición por separado (según creía) con Du Guesclin, a quien consideraba más accesible.
El militar francés pareció acordar con él y le prometió la fuga, pero, en vez de sacarlo a campo abierto, lo condujo directamente al campamento de Enrique. Una vez frente a frente ambos hermanos, se arrojaron el uno contra el otro con intenciones homicidas: Pedro logró derribar a Enrique y se disponía a matarlo cuando Du Guesclin —hombre de gran fortaleza física— tomó al rey de los pies y consiguió hacerlo caer.
Ya Enrique encima de su hermano, apuñaló al monarca repetidamente. Ante la muda acusación de traición en los ojos de Pedro, el general francés pronunció sus célebres palabras: "Yo no pongo ni quito rey, solo ayudo a mi señor".
Ya muerto Pedro, su hermano cortó la cabeza al cadáver, (la cual arrojó a un sendero) y, colocando el cuerpo mutilado, entre dos tablones de madera, lo colgó en las murallas del castillo de Montiel, para desazón de los oficialistas que aún resistían allí. Viendo el cariz que tomaban los acontecimientos, estos se rindieron de inmediato.
Así, Enrique de Trastámara fue nombrado rey de toda Castilla en reemplazo del hermano que había asesinado y fue coronado con el nombre de Enrique II.
Enrique II mantuvo, al llegar al trono, la alianza con Carlos V de Francia y ayudó a los franceses a liberar el puerto de La Rochela (1372), que había sido tomado por tropas inglesas.
A pesar de los temores de que se vengara de los moros y judíos que habían luchado por su hermano y contra él, Enrique se reveló como un monarca justo que perdonó a ambos grupos y les permitió vivir en paz en adelante.
El afianzamiento en el poder resultó muy difícil pues Enrique II de Castilla tan sólo contaba con el apoyo de Francia para defenderse de los ataques de Inglaterra, Portugal, Navarra y Aragón.
Incluso había regiones enteras como Galicia, Zamora, Ciudad Rodrigo o Carmona, que permanecían fieles a la memoria del Rey asesinado.
Enrique fue proclamado rey en Calahorra en 1366, pero a cambio tuvo que conceder a sus aliados títulos y riquezas sin medida, como pago por la ayuda recibida.
Ello le valió el sobrenombre de "el de las Mercedes". debido a las numerosas mercedes o donaciones de tierras, privilegios y rentas que otorgó a sus aliados y nobles para asegurar su apoyo tras su ascensión al trono.
Las "mercedes" eran donaciones de tierras, privilegios, títulos y otras ventajas económicas, que se utilizaban para ganar la lealtad de los nobles.
Enrique II de Castilla murió, asentando una nueva dinastía en el poder, dejando el Reino en manos de su hijo Juan I de Castilla.
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