domingo, 14 de abril de 2024

Historia de la Real Academia de Guardias Marinas

Tal día como hoy, 15 de abril de 1717 en España, se crea la Real Academia de Caballeros Guardias Marinas, antecesora de la Escuela Naval Militar española

En 1717 se fundó la denominada Real Academia de Guardias Marinas, un centro formativo que tenía como propósito, instruir a los futuros oficiales navales y, al mismo tiempo, puso las bases del nuevo modelo de servicio. Sus principales impulsores, Guilio Alberoni y José Patiño, idearon una escuela que aplicaba una fórmula mixta: por un lado, los guardiamarinas se instruirían en cuestiones científicas, en la misma Academia; y por otro lado, tendrían una educación práctica militar, formando una compañía. 

Durante los primeros años, solo se impusieron tres requisitos para aquellos jóvenes que quisieran ingresar: tener entre 14 y 16 años, ser parte del estamento noble -gozar del privilegio de hidalguía- y saber leer y escribir.

A mediados de siglo XVIIIm el marqués de la Ensenadam incentivó un nuevo plan naval de grandes proporciones. Además del aumento considerable de los buques de guerra, las nuevas directrices buscaban, la profesionalización del cuerpo de oficiales, de modo que se acometieron sendas reformas y se estableció, un nuevo sistema formativo. Las Ordenanzas Generales de la Armada de 1748, dejaron por escrito todo lo relativo a los guardiamarinas y a la Real Academia.

El nuevo sistema establecía tres fases de formación. Una teórica, en la que los guardiamarinas, se instruían como militares y como oficiales navalesm en materias como aritmética, geometría, trigonometría, cosmografía, náutica, mecánica, astronomía, teoría y práctica de la artillería, construcción de navíos, maniobra de navíos, fortificación y dibujo, esgrima, danza y lenguas extranjeras. La segunda fase era teórico-práctica y debía realizarse en una fragata, donde los cadetes serían aleccionados, en maniobra y construcción de bajeles. Y por último, una fase totalmente práctica, a bordo de un buque de guerra.

En 1769 la Academia se trasladó desde Cádiz a Isla de León, en donde se estaba construyendo, una ciudad naval anexa al arsenal de La Carraca. Años más tarde, en 1776, la urgente necesidad de nuevos oficiales, hizo que se fundaran dos nuevas academias, una en Ferrol y otra en Cartagena. De este modo, cada Departamento Marítimo, contaría con una escuela naval de oficiales, aunque las tres siguieron la misma estructura y un plan, formativo idéntico.

La segunda mitad del siglo XVIII, fue el periodo de esplendor de la Real Academia. Se convirtió en un referente educativo, dentro y fuera de la Monarquía española, y gracias a ella, la Real Armada contó con un cuerpo de oficiales preparado y diligente. De este modo, los guardiamarinas tuvieron que instruirse, en numerosas materias científicas y técnicas, y además se formaron, en numerosas expediciones por Europa, América y Asia.

La situación cambió drásticamente, nada más comenzar el siglo XIX. La reducción del presupuesto asignado a la Marina, la crítica situación que vivió la Monarquía española y el   inestable contexto político internacional, provocaron que las Academias de Guardias Marinas, entraran en una fase de crisis y decadencia. El número de aspirantes decreció rápidamente, e incluso hubo años de superávit de oficiales. La situación no hizo más que empeorar, durante la Guerra de Independencia, cuando las academias cerraron de facto y no se admitieron nuevos alumnos.

Una vez concluido el conflicto contra los franceses, la situación no mejoró. La decadencia de la Armada, cronificó los problemas de las Academias y provocó la casi inactividad de las mismas. Los criterios educativos y profesionales, comenzaron a relajarse y la menor necesidad de oficiales, hizo que las promociones fueran casi automáticas.

Tras varios años de inestabilidad, el Ministerio de Marina tomó una decisión drástica y contundente: cerrar las Academias de Guardias Marinas. La medida se hizo efectiva en 1824, y a partir de entonces la educación de los cadetes navales, experimentó numerosos cambios. Sin embargo, el modelo creado en 1717 perduró en el recuerdo, como un ejemplo de instrucción y formación científica y militar. 


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