martes, 23 de marzo de 2021

SUPERSTICIOSOS

 

Hace ya algún tiempo, una persona a quien yo tengo por ponderada, mesurada e inteligente, me confesó - sin sonrojo- que pocos días antes, al salir de casa por la mañana, encontró la acera de su calle flanqueada por dos escaleras, al estar adecentando la fachada.

-Con harta prevención- me dijo - acabé por pasar bajo uno de tales artilugios, que no sabes la mala suerte que eso da... pero lo que me turbó – continuó diciendo - fue que, al llegar a la esquina, salió de un portal un gato negro que atravesó ante mí, y además, me miró a la cara...

-Entonces – argumentó como la cosa más normal del mundo – como es natural, volví a casa, llamé a la oficina para decir que no me encontraba bien - cosa que era cierta – y me volví a meter en la cama de la que no salí, hasta el día siguiente...

Mientras me relataba la “terrorífica” historia de la escalera y el gato, debió advertir en mi cara algún gesto de chanza, lo que ofendió a tal extremo, que se negó a seguir hablando de “una cosa tan seria, con alguien que se lo tomaba a broma”.

Lo cierto – amigo lector – es que hay mucha gente que, sin llegar a los extremos dichos, actúan cada día en el mundo conforme a la superstición, y algunos, que no creemos en esas cosas, acabamos por vernos arrastrados consciente u inconscientemente a ello.

Recuerdo que hace ya algún tiempo, habíamos quedado en reunirnos un grupo de amigos. Estábamos concertando la cita, cuando uno de ellos comentó al saber el lugar – Pero... ¿como vamos a hacer la reunión en casa de Paco...? ¡Ni pensarlo!, ¿Pero tú has visto la pecera que tiene en el salón...? con la mala suerte que da eso... y ante la imposibilidad de convencerlo de lo contrario, hubimos de cambiar el lugar del encuentro.

No obstante, los supersticiosos no lo ven todo siempre con “mal fario”, sino que el augurio, puede también ser positivo, por eso, tengo catalogado, tanto lo temido como lo deseado, llegando a establecer una “lista” de infortunios y otra de bienaventuranzas, que afectan de modo absoluto a los que en esto creen y que, seguidamente comento:

Entre las cosas malas, es de muy, pero que muy malísimo augurio, el tener un bolsillo agujereado, porque – de seguro - algo malo va a sucederte. Yo pienso que si en él llevas el dinero, desde luego que tienen razón.

Pero, en esto de la mala suerte, los gatos, se llevan la palma. Así, es de muy mala fortuna, ver un gato negro, mucho peor si este te mira a los ojos, y de no salir a la calle, si cruza por delante saliendo de tu izquierda...

Siempre me llamó la atención, que si lo hace por la derecha, no cause el mismo efecto, pero parece que no es así... También es de suicidio para arriba, mirar el culo a una monja, ¡hay que ser retorcido para hacer una cosa así, les está bien empleado lo que les pase!

Una ocasión fui a visitar una bodega vinícola, y me sentí intrigado por la primera pregunta del dueño, que fue saber si vendría conmigo alguna mujer. Al informarle de que no respiró tranquilo, porque según me confesó, si una mujer entraba en la bodega teniendo la regla, se picaba todo el vino. He conocido y conozco, a muchas mujeres que regentan bodega, no sé como no están todas en la ruina…

Sentarse a la mesa con trece comensales, es una desgracia segura... eso debe ser cierto, desde luego, no hay más que pensar lo que le sucedió a Jesucristo por hacerlo…

Por el contrario hay otras cosas que benefician – y por eso digo que no todas las supersticiones son negativas –al que las vive, así es de buena suerte y debemos fomentar el que suceda:

El pisar mierda sin verla, porque - según dicen- es signo de que una ventura va a sucederte. Con tres perros sueltos, que tengo en el jardín, no sé como no soy ya millonario...

También es positivo, ponerse una prenda al revés y llevarla todo el día. Yo no sé si eso será bueno hacerlo, lo que si me parece es bastante ridículo...

Es también preludio de mucha suerte, si cuando ves un camión lleno de muebles, das un pellizco a quien tengas en ese momento a tu lado. Para esto, es conveniente mirar primero que no se trate de un guardia, en cuyo caso, lo que tienes seguro es ir a la Comisaría y si es una mujer, o un niño, puede que a la cárcel…

El remedio infalible para cuando una asignatura se atraganta, y no hay manera de aprobarla, es poner los libros en la ventana y el aprobado es seguro, y digo yo, ¿no sería mejor estudiarlos...?

Y acabo con una bienaventuranza campestre, porque hay quien sostiene, que es también buenísimo, mancharte en las eras, con boñigas de vaca... aunque algo falla aquí, porque, en mi infancia, a mi padre le sucedía eso con frecuencia, y los juros se oían desde kilómetros.

Yo - querido lector - después de todo lo dicho, sostengo para mi lo que hace años me decía un amigo, cuando se hablaba de estas cosas.

Yo nunca he sido supersticioso, porque creo que eso da malísima suerte...”

Pues eso…

J. M. Hidalgo ( Historias de gente singular)

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