Mariana se casó con quince años con un militar retirado, once años mayor que ella, que acababa de abandonar el ejército y la boda se celebró - octubre de 1819- de forma “sigilosa”, debido a la condición de hija ilegítima de Mariana.
Dos años después, en agosto de 1822, falleció su esposo dejándola viuda con dieciocho años y dos hijos pequeños y fue en esos años, coincidentes con el Trienio Liberal, cuando Mariana se adhirió a la causa liberal y tras la restauración del absolutismo por Fernando VII en 1823, acogió en su casa a liberales perseguidos.
El 18 de marzo de 1831 la policía irrumpió en su domicilio y al encontrarse “dentro de la casa una bandera, señal indubitada del alzamiento que se forjaba”, fue detenida y considerada legalmente “autora del horroroso delito”, según el relato que presentó el fiscal en el juicio al que fue sometida.
Al principio, fue confinada en su propio domicilio, de donde escapó tres días después aprovechando un descuido del vigilante, lo cual serviría al fiscal para imputarle un nuevo delito, además del de preparar un alzamiento contra “la soberanía del Rey Nuestro Señor”.
Hoy día parece claro, que no la consideraban una de los dirigentes de la conjura liberal que creían en marcha en Granada, y que la detuvieron para que denunciara a sus cómplices, verdaderas cabezas de la conspiración en la que ella sería solo una figurante.
Con la prueba, de la supuesta bandera a medio bordar, el fiscal le imputó el delito de “rebelión contra el orden y el monarca”, que según decreto de Fernando VII, estaba castigado con pena de muerte. “Toda maquinación en el interior del reino para actos de rebeldía contra mi autoridad soberana o suscitar conmociones populares que lleguen a manifestarse por actos preparatorios de su ejecución, será castigada en los autores y cómplices con la pena de muerte”.
A pesar de la convincente defensa de su abogado, Mariana fue condenada a la pena capital y aunque el día de su ejecución se preparó una operación para liberarla, durante el trayecto que conducía hasta donde estaba montado el garrote vil, por motivos desconocidos, esto no tuvo lugar.
Se dice, que mantuvo su dignidad hasta la hora de la ejecución, negándose a que le quitasen las ligas para no “ir al patíbulo con las medias caídas” y el 26 de mayo de 183, cuando tenía 26 años, fue ejecutada
Su muerte la convirtió en una mártir para los liberales, pero también en un símbolo popular de la lucha contra la tiranía, como consecuencia de lo cual pasó a ser personaje de obras dramáticas, poemas y ensayos, reposando hoy sus restos en la cripta de la catedral de Granada, bajo una sencilla lápida.
Su figura llevó a García Lorca en 1925, a escribir la obra de teatro Mariana Pineda, romance popular con escenografía de Dalí, en la que el autor huye del mito liberal y muestra, la inconformidad histórica de Mariana, su imposibilidad de plegarse al absolutismo de Fernando VII y su rebelión, que la lleva al suplicio público.
La lucha por la libertad, casi siempre en la Historia, ha sido ahogada en sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario