Tal día como hoy 3 de mayo de 1808, durante la madrugada, los españoles que en Madrid se levantaron el día anterior contra los franceses, son ejecutados cerca de la montaña del Príncipe Pío.
Esta montaña se encuentra en el centro de Madrid, entre la plaza de España y las calles de la Princesa, Marqués de Urquijo y Ferraz y fue el lugar donde Francisco de Goya situó los fusilamientos del tres de mayo.
Aunque Carlos IV, - abúlico y desinteresado del gobierno - era el rey de España, en realidad era su esposa María Luisa de Parma y su supuesto amante, Manuel Godoy, quienes manejaban el reino.
Godoy, negoció con Napoleón, partirse Portugal entra España y Francia y esto permitió a los franceses, penetrar en territorio español, aunque las verdaderas intenciones de Napoleón era conquistar ambos reinos simultáneamente y poner a su hermano José, al frente de ellos.
Más de 20.000 soldados franceses entraron a España en 1807, con la misión de “reforzar al ejército hispano para atacar Portugal” y los españoles permitieron su libre tránsito, hasta que en febrero de 1808, los auténticos planes de Napoleón comenzaron a saberse.
El dos de mayo, Napoleón decretó la salida de los últimos miembros de la familia real, pero al percatarse de ello, el pueblo de Madrid, comenzó un levantamiento armado y el mariscal Murat, esa noche, comenzó una implacable persecución de presuntos sublevados y cualquiera que llevase una simple navaja, era arrestado y condenado a muerte sin previo juicio.
Las ejecuciones, se realizaron a las cuatro de la mañana en Recoletos, Príncipe Pío, la Puerta del Sol, y La Moncloa, donde se dieron los sucesos que inspiraron a Goya la obra que emprendería un lustro más tarde.
No se sabe a ciencia cierta, si Goya presenció o no los fusilamientos, pero entonces habitaba una casa en la esquina de la Puerta del Sol, lugar de la más brutal matanza, por lo que se supone que presenció desde ella los hechos, siendo probable que sea verídico, cuando el describió a “un personaje temeroso y mordiéndose los puños” y “un charco de sangre”, que en el cuadro Goya refleja con gran realismo.
La represión fue cruel, pues Murat, creó una comisión militar para sentenciar a muerte a todos cuantos hubiesen sido cogidos “con armas en la mano”, en la que colaboraron militares españoles ya que, al principio, las clases pudientes preferían el triunfo de Murat antes que el de los patriotas, compuestos solo por clases populares.
En el Salón del Prado y en los campos de La Moncloa, se fusiló a centenares de patriotas, tal vez un millar durante el levantamiento y la represión posterior
Los franceses, creyeron haber acabado así con el ardor de los españoles, pero la sangre derramada no hizo sino inflamar los ánimos, siendo el comienzo de la lucha en toda España contra los invasores.
El mismo día 2 de mayo por la tarde, en la villa de Móstoles, ante las noticias traídas por los fugitivos de la brutal represión en Madrid, los alcaldes del pueblo Andrés Torrejón y Simón Hernández, firmaron un bando, declarando la guerra a Francia y llamando a los españoles a empuñar las armas.
El levantamiento general contra los franceses se había iniciado y con él, el comienzo de la Guerra de la Independencia.
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