sábado, 9 de enero de 2021

Cuando Kodak plagió a Polaroid

 

Tal día como hoy, 9 de enero de 1986, Kodak, el gigante de la cámaras, fue llevado a los tribunales por la compañía Polaroid por usar su patente y se vio obligado a compensar a sus clientes que habían comprado las cámaras y no podían comprar la película.

A mediados de siglo XX, y ante el asombro general, la compañía Polaroid logró reducir el tiempo de espera para obtener una foto en papel a unos pocos segundos, algo nunca visto hasta entonces. Sus cámaras instantáneas supusieron un hito en la historia de la fotografía y marcaron toda una época, convirtiéndose en un auténtico icono popular del siglo XX.

Estos convirtieron la fotografía instantánea en un medio artístico en sí mismo. La empresa estadounidense supo ganarse el favor de estos creadores nutriéndoles gratuitamente de todo el material fotográfico para que, con sus experimentos, contribuyeran a la masificación del invento.

Polaroid es sinónimo de fotografía instantánea y algunos tal vez recuerden como en su niñez los eventos familiares y otras celebraciones significativas eran inmortalizadas con una fotografía de este tipo. Lo curioso es que, en muchos casos, aquella “polaroid”, en realidad, no era una “polaroid”.

La explicación a esta paradoja es una larga historia que termina el 9 de setiembre de 1985 con la sentencia de un tribunal federal de Boston que condenaba a la firma Kodak por plagio. Para muchos el plagio tecnológico más descarado de la historia. .

Fue precisamente un químico e inventor estadounidense llamado Edwin Herbet Land, conocido por aquel entonces el mundo de la fotografía por haber creado el primer filtro polarizador, quien en 1947 encontró la “fórmula mágica” de la fotografía instantánea. Un año después lanzó al mercado una cámara capaz de revelar una fotografía en tan sólo 60 segundos.

A pesar de su elevado precio se convirtió en un inesperado éxito. Hacía 1963 se habían vendido más de 5 millones de unidades en todo el mundo. El lanzamiento ese mismo año de una película instantánea a color hizo a la empresa líderes absolutos de un mercado sin competencia. El mundo estaba rendido a sus pies y hasta los teleñecos anunciaban sus productos.

Kodak, que hasta el ascenso de Polaroid había dominado la producción fotográfica en los Estados Unidos, observa con incredulidad y recelo este gran éxito. Habiendo estado encargados de producir las películas de Polaroid entre 1963 y 1969, no les resultaba demasiado difícil producir películas y equipos propios que, en muchos aspectos técnicos, mejoraban los de su competidora.

Inmediatamente, Polaroid, que estaba convencida de que se habían infringido sus patentes, puso una demanda y, tras un largo y costoso litigio, el fallo de la corte federal de Boston determinó que, efectivamente Kodak había plagiado siete de las 12 patentes en disputa, prohibió a la firma la fabricación y comercialización de material instantáneo y la condenó a indemnizar a su demandante y a compensar a los millones compradores de los equipos Kodak que ahora resultaban completamente inservibles.

Libre de competencia, Polaroid siguió creciendo hasta convertirse en un gigante mundial. Kodak logró recuperarse pronto y continúo liderando el mercado fotográfico durante muchos años. Pero, finalmente, incapaces de adaptar sus mastodónticas estructuras a la nueva era digital, las dos firmas terminaron quebrando al comienzo del nuevo milenio.


 

 

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