miércoles, 19 de noviembre de 2025

El día que murió Francisco Franco

Tal día como hoy, 20 de noviembre de 1975, se conocía la noticia de la muerte del dictador, Francisco Franco Bahamonde.

Francisco Franco, muere en el hospital de La Paz el 20 de noviembre de 1975 y la larga dictadura, llega a su fin. Aunque no está claro en qué momento, ni cómo se tomó la decisión, fue finalmente enterrado, en el Valle de los Caídos el 23 de noviembre, tras un funeral de Estado, cuidadosamente diseñado y muy militarizado, al que acudieron todas las autoridades políticas, religiosas y militares del régimen.

Por el contrario, la representación diplomática de altos dignatarios extranjeros, tuvo un perfil bajo, al que sin duda contribuyó el escándalo internacional, por el fusilamiento de tres miembros del FRAP y dos de ETA, apenas tres meses antes. Solo destacó la presencia en los lugares de honor, del dictador chileno Augusto Pinochet, del Rey Hussein de Jordania, de Rainiero de Mónaco, de la primera dama filipina Imelda Marcos y del vicepresidente de Estado Unidos, Nelson Rockefeller.

El cadáver de Franco, vestido en su uniforme de capitán general, fue velado primero de manera privada, en una capilla ardiente en El Pardo y posteriormente, ya para el público, en el Salón de Columnas del Palacio Real, por donde pasaron decenas de miles de personas. Todos los actos funerarios, fueron retransmitidos en directo, por Televisión Española. 

El día 23 por la mañana, una vez cerrada la capilla ardiente, el obispo de Toledo y cardenal Primado de España, Marcelo González oficia un funeral de “corpore insepulto”, en la Plaza de Oriente de Madrid, presidido por los Reyes. Posteriormente, Franco es trasladado al Valle en un cortejo fúnebre, en un ataúd colocado, sobre un vehículo militar adaptado para la ocasión, escoltado primero por lanceros de la guardia y posteriormente, por un escuadrón motorizado de la Guardia Civil.

En el Valle, en cuya explanada se agolpaba una importante multitud, tuvo lugar una misa de campaña, en el exterior. A la llegada del cortejo funerario, fue recibido a cruz alzada, por el abad mitrado de la comunidad benedictina del Valle. Tras atravesar la explanada, a hombros de sus familiares y allegados, fue entregado en custodia a los benedictinos, en la puerta de la Basílica, mientras en el exterior se coreaban el Cara al sol, el Oriamendi, el Himno de la legión y otras canciones emblemáticas del régimen. 

Ya en el interior de la basílica, fue en procesión hasta el altar acarreado a hombros, por miembros del Regimiento de la Guardia de Honor, mientras la escolanía y el coro de los benedictinos entonaban, la antífona In Paradisum.

A continuación, el órgano de la basílica interpreta el himno de España. En el momento de la bendición del sepulcro, suenan en el exterior las salvas de ordenanza. 

El locutor de Televisión Española que comentaba en directo el acto acaba: “En la historia quedará escrito que a las 14:11 del domingo 23 de noviembre de 1975 en la Basílica del Valle de los Caídos fue inhumado Francisco Franco (…) La losa, con forma de trapecio semicircular, realizada en granito y con un peso de 1.500kg, es colocada sobre la fosa”.

La coincidencia en la fecha, de la muerte de José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco, con 39 años de diferencia, fortaleció el eje memorial del 20 de noviembre, que se había establecido en el Valle, con el traslado de Primo de Rivera, poco antes de la inauguración del monumento. 

Franco ocupó durante 44 años, una posición simétrica al enterramiento de Primo de Rivera, aunque en la parte trasera del altar, delante del coro, hasta que fue exhumado en 2019, para ser trasladado al cementerio de Mingorrubio, en El Pardo.

martes, 18 de noviembre de 2025

La construcción de Medina Azahara por Abderramán III

Tal día como hoy, 19 de noviembre del año 936, el Califa Abderramán III, iniciaba la construcción de la ciudad palatina, de Medina Azahara.

Abderramán III construyó Medina Azahara, para simbolizar su poder como primer califa de al-Ándalus. La ciudad-palacio, ubicada a las afueras de Córdoba, fue concebida como la capital administrativa y residencial del califato, destacando por su grandeza arquitectónica y su impresionante infraestructura. 

Su construcción se basó en tres niveles, (alcázar, zona administrativa y zona popular) y utilizó materiales de lujo. La ciudad fue saqueada y destruida, durante las guerras civiles que acabaron con el califato, pero su legado sigue vivo, gracias a las excavaciones arqueológicas. 

Los motivos de la construcción de Medina Azahara, fueron de índole político e ideológico. La nueva dignidad, del Califa Abderramán III y la necesidad de mostrar su superioridad, sobre sus grandes enemigos, el recién instaurado Califato fatimí de Ifrigiya en el norte de África, exigían la fundación de una nueva ciudad, que representase su poder y estatus.

De esta forma, Abderramán III, inició a finales del año 936, la construcción de la ciudad palatina de Medina Azahara. Esta se llevó a cabo, a los pies de Sierra Morena y a tan solo ocho kilómetros, de la ciudad de Córdoba, durante cuarenta largos años.

Aprovechando la orografía del terreno, se diseñó una ciudad a partir de las alturas existentes, donde la terraza superior estuvo ocupada, por la función privada y residencia de la familia real, así como la función gubernativa.

En la altura inferior, es donde se desarrolló propiamente la ciudad, con los servicios propios. El abastecimiento de agua, se desarrollaba utilizando la antigua canalización, de época romana. La conexión con la ciudad de Córdoba, se realizaba a partir de tres puentes, que salvaban los arroyos existentes. De estos puentes aun se conserva, el puente de los Nogales

Los materiales que se utilizaron en su construcción, nos hablan del gran interés por parte del monarca, de mostrar su gran poder y supremacía. Los fastos de la corte, se desarrollaban, en un escenario con piedras areniscas, mármoles portugueses, estanques y jardines. Debieron ser impresionantes, las recepciones en el llamado Salón Rico de al-Hakam II,con el protocolo de palacio y los jardines

La ciudad palatina de Medina Azahara, todavía sin terminar, se convirtió en la residencia oficial del Califa y de toda su corte, hasta que en el año 1010, como consecuencia de la guerra civil, que puso fin al Califato de Córdoba, la ciudad fue destruida entre incendios y saqueos, hasta desaparecer de todos los mapas.

Los restos arqueológicos de Medina Azahara, quedaron en el olvido y no volvieron a ver la luz, hasta 1911 gracias a las excavaciones realizadas en la zona, una vez descubierto su emplazamiento.

El yacimiento arqueológico de Medina Azahara, se trata de un Bien de interés cultural desde el año 1923 y es, desde el 1 de julio de 2018, Patrimonio de la Humanidad.



lunes, 17 de noviembre de 2025

La conquista de Huesca por el rey Pedro I de Aragón

Tal día como hoy,  18 de noviembre del año 1096, el Rey Pedro I de Aragón y Pamplona, arrebataba a la poderosa taifa de Saraqusta, (Zaragoza) la ciudad de Wasqa (Huesca).

La conquista de Huesca por Pedro I de Aragón, ocurrió en 1096 tras la decisiva batalla de Alcoraz, donde las tropas aragonesas y navarras, derrotaron al ejército musulmán de Zaragoza, reforzado por tropas castellanas. 

Tras la victoria, Pedro I entró en la ciudad y la incorporó al Reino de Aragón, convirtiéndola en su segunda capital y sentando las bases, para futuras expansiones hacia el valle del Ebro. 

El asedio de la ciudad, había comenzado en junio de 1096, dos años después del último intento, por parte del Reino de Aragón de tomar la ciudad. En aquella ocasión, era Rey de Aragón,  Sancho Ramírez, quien dirigía el ataque pero este murió en el intento, al ser alcanzado por una flecha.

Tras la muerte de Sancho Ramírez, su hijo mayor, Pedro I, le sucedió en el trono. El nuevo monarca, consciente de la escasa extensión de su Reino, mantuvo las ideas expansionistas de su padre y puso su mirada en el sur  de la península , en los territorios musulmanes.

De esta forma, en junio de 1096, Pedro I de Aragón  inició el asedio de la ciudad, que había acabado con la vida y el reinado de su padre, Huesca. Una ciudad perteneciente, a la poderosa taifa, de Saraqusta (Zaragoza), a cuyo frente se encontraba el Rey musulmán Al-Mustaín II.

Los combates se extendieron durante meses, hasta que, con Huesca al límite de su resistencia, los defensores, abandonaron la ciudad y pusieron rumbo al norte, hacia los territorios del Reino de Aragón. La lucha, ya no sería tras los muros, de la ciudad de Huesca sino a campo abierto.

Ambos ejércitos, se encontraron frente a frente, el 15 de noviembre, en un enfrentamiento que pasó a la historia como la "batalla de Alcoraz", una lucha encarnizada, de la que saldría ganador, el ejército de Pedro I de Aragón.

Tras esta victoria, finalmente la ciudad de Huesca fue conquistada, el 19 de noviembre de ese año, siendo la primera ciudad musulmana, incorporada al Reino de Aragón. Esta conquista se extendió, a "gran parte de la tierra llana altoaragonesa".

Aunque las fuentes documentales, emanadas de Pedro I en los meses siguientes, hablan de treinta o cuarenta mil muertos musulmanes, sin duda una exageración, cargada de propaganda, esto no impide considerar, con todo, que las pérdidas sufridas por la taifa zaragozana, fue lo suficientemente contundente, para que, en los años siguientes, tanto el propio Pedro I, como luego su hermano, Alfonso I, se movieran con bastante libertad, por todo el norte del valle del Ebro.​

Este afianzamiento territorial, del joven reino de Aragón, servirá de preludio, una generación después,  de la toma de ciudades como, Zaragoza, Tudela, Tarazona, Calatayud o Daroca. 


domingo, 16 de noviembre de 2025

Los moriscos y la Rebelión de Las Alpujarras

Tal día como hoy, 17 de noviembre de 1566, el Rey Felipe II promulgaba una serie de rigurosas medidas, en contra de los moriscos de Granada, que afectaban tanto al uso del idioma árabe, como a sus costumbres musulmanas.

La Rebelión de las Alpujarras,fue un levantamiento morisco en el Reino de Granada contra las políticas de Felipe II, que prohibían sus costumbres y prácticas religiosas. La insurrección, iniciada por la promulgación de una pragmática en 1568, que reducía sus derechos, fue brutalmente reprimida por las fuerzas comandadas, por don Juan de Austria. 

Como resultado, los moriscos fueron expulsados de las Alpujarras y se dio un gran número de muertes, lo que generó una vasta literatura, sobre el conflicto y marcó el fin del morisco, como entidad social y cultural significativa. 

El Rey Felipe II, aceptó lo acordado en el Concilio de Trento y, animado por el Papa Pio V, llevó a la práctica, una serie de recomendaciones, que hizo que la política morisca, retrocediese a la utilizada en el año 1500.

En 1566, Felipe II promulgaba una Pragmática, que establecía la nulidad de los contratos redactados en árabe, e impuso un plazo de tres años, para que los moriscos aprendiesen el castellano, entre otras medidas. ,

En esta línea restrictiva, se encuadraba la decisión de arrebatar las tierras a todos aquellos, que no tuvieran un título de propiedad, un serio problema para una comunidad que, en su mayor parte, no disponía de dicho título.

Las duras medidas de Felipe II contra los moriscos, causaron una rebelión en el año 1568 en las Alpujarras, rebelión que terminó con la coexistencia pacífica de ambas comunidades, durante más de 50 años y a la que se sumaron, los territorios de Ronda, el norte de Granada y de Almería.

La Rebelión de las Alpujarras, se prolongó durante dos años. Ni el propio Rey Felipe II, disimuló la gravedad de los acontecimientos, en la corte y llamó a su hermanastro, Don Juan de Austria, para sofocar la Rebelión de las Alpujarras. 

Lo consiguió en el verano de 1570. Ese mismo año, el 1 de noviembre, Felipe II firmó un Decreto de expulsión, de todos los moriscos del Reino de Granada, incluidos los nuevos conversos cristianos. 

Todos los moriscos del Reino de Granada, fueron desterrados en 1571 y dispersados a lo largo de los territorios de la Corona de Castilla, excepto aquellos pertenecientes a la administración pública, los esclavos, los menores de 14 años y los mayores de 70.

Sin embargo, las medidas de represión no solo afectaron a los rebelados, también al resto de los moriscos que no apoyaron la revuelta. En febrero de 1571 fueron deportados en masa, repartidos por Castilla y vieron confiscados sus bienes, que a la postre serían repartidos entre nuevos pobladores, procedentes de diferentes puntos de Castilla, al objeto de repoblar aquellas áreas, que se vieron más afectadas, por la expulsión. 

La salida forzosa de los moriscos del reino de Granada, representaba el fracaso de la política de asimilación, emprendida por la Monarquía, desde principios de siglo y preparaba el camino, para la futura expulsión de todos los moriscos de España, decretada en 1609 por Felipe III. 

Y, lo más importante, conllevó un grave proceso de despoblamiento, de regiones donde la mayoría, o la totalidad de la población era morisca, y el inicio de un período de crisis económica en el reino, cuya tierra, como recordaba Diego Hurtado de Mendoza, había quedado “despoblada y destruida”. 

La política de repoblación de Felipe II, no solucionó el problema y el territorio, tardaría mucho tiempo en recuperarse del impacto social, económico, religioso y cultural de lo que, al decir de los cronistas más importantes del conflicto, fue una auténtica guerra civil. La más importante, producida en suelo peninsular en el siglo XV

sábado, 15 de noviembre de 2025

El fin de la batalla del Ebro, la más sangrienta de la Guerra Civil Española

  

Tal día como hoy, 16 de noviembre de 1938, se daba por concluida, tras 115 días de combates, la más sangrienta batalla, de la Guerra Civil Española, la batalla del Ebro.

La Batalla del Ebro,fue la más larga y sangrienta de la Guerra Civil Española, con un resultado desfavorable para el bando republicano, que sufrió enormes bajas. 

El ejército republicano, se vio forzado a la retirada, lo que marcó el principio del fin, del conflicto y de la República. 

La contienda se desarrolló, durante los meses de julio y noviembre de 1938, en el cauce bajo del valle del Ebro, entre la zona occidental de la provincia de Tarragona, y la zona oriental de la provincia de Zaragoza.

La batalla del Ebro, fue el enfrentamiento decisivo de la Guerra Civil Española. Un enfrentamiento cuyo triunfo, a pesar de que el ejército republicano, logró obtener una importante victoria inicial, terminó decantándose a favor del bando nacional.

La batalla del Ebro, la más sangrienta batalla de la Guerra Civil Española, acabó convirtiéndose en un duelo entre Francisco Franco y Vicente Rojo Lluch, como ya había ocurrido en las batallas de Brunete y de Teruel. 

El empecinamiento de Franco, en acabar con el Ejército del Ebro, mediante asaltos frontales, en un terreno propicio para una defensa republicana bien organizada, alargó la lucha durante meses y, aunque quebrantó, a las fuerzas republicanas de la zona, lo hizo a un elevado precio, para el ejército sublevado.

Se trató de la batalla, más sangrienta de la Guerra Civil. Unos 10.000 soldados republicanos perdieron la vida, 34.000 fueron heridos y casi 20.000 hechos prisioneros. Por su parte, el bando sublevado,sufrió unas 6.500 bajas, 30.000 heridos y unos 5.000 hombres hechos prisioneros.

La batalla del Ebro, significó  la derrota decisiva de la República en la guerra y preparó el camino, para la caída de Cataluña. 

Con la frontera francesa cerrada, desde junio y diezmado el ejército republicano, que se batía en retirada, el 17 de noviembre de 1938, el final de la Guerra Civil Española, no tardó en llegar.

viernes, 14 de noviembre de 2025

Cuando el conquistador Francisco Pizarro tomó la ciudad de Cuzco

Tal día como hoy, 15 de noviembre de 1533, el conquistador español Francisco Pizarro entraba en la capital del Imperio Inca, la ciudad de Cuzco.

Pizarro lo conseguía, casi tres años después, de iniciar la expedición, en enero de 1531, al mando de 180 hombres.

Francisco Pizarro tomó la ciudad de Cusco , tras derrotar al ejército inca liderado por Quizquiz y aprovechando las divisiones, políticas internas del imperio. Las tropas españolas y sus aliados indígenas, entraron a la ciudad después de la ejecución, de Atahualpa

Informado de la guerra, que sostenía el emperador inca Atahualpa y a su hermanastro Huáscar, Pizarro se reunió con Atahualpa, en la ciudad de Cajamarca. 

Allí, tras invitar sin éxito, al líder inca a convertirse al cristianismo, así como a someterse a la autoridad del Rey Carlos I de España, Pizarro capturó a Atahualpa, en un sangriento ataque por sorpresa.

El emperador inca, acordó con los extranjeros llenar de oro, plata y piedras preciosas una habitación, a cambio de su libertad. De nada le sirvió cumplir la parte del pacto, ya que Pizarro, reforzado por la llegada de Almagro, al frente de un centenar de arcabuceros, acusó a Atahualpa, de haber ordenado el asesinato de su hermanastro Huáscar, desde la prisión y de preparar, una revuelta contra los españoles. Por ello, Pizarro ordenó su ejecución, que tuvo lugar el 29 de agosto de 1533.

Muerto Atahualpa, Pizarro se alió con la nobleza inca, la cual permitió completar, sin apenas resistencia la conquista de Perú. Pizarro entró en la capital del Imperio Inca el 15 de noviembre  de 1533. Cuzco pronto sucumbió ante Pizarro, quien nombró como soberano inca, a Manco Cápac II, hermano del fallecido Atahualpa.

El nuevo soberano inca, se reveló contra Pizarro en 1536. La rebelión fue aplacada por los españoles, soldados cuyas ansias de poder y riqueza, les llevaría a enfrentarse entre sí dos años más tarde, en la batalla de las Salinas. 

Una vez asentados, en la capital del Imperio incaico, los españoles iniciaron las prácticas habituales,de transformar los territorios conquistados, en un estado de ultramar. Sin embargo, la situación requería la debida cautela. El territorio era vasto y muy poblado. 

En su mayoría,estaba inexplorado y lejos de ser sumiso. Las fuerzas organizadas hostiles como los ejércitos de Quizquiz y Rumiñahui, continuaron operando, sin ser molestados y las estructuras del imperio, se disolvieron rápidamente.

El líder de los españoles, que se habían amotinado contra Pizarro, Diego de Almagro, fue procesado, condenado a muerte y ejecutado, el 8 de julio de 1538. Su muerte fue vengada años más tarde por su hijo, Diego de Almagro "el Mozo", quien asesinó a Pizarro en su palacio de Lima, el 26 de junio de 1541. 

jueves, 13 de noviembre de 2025

Cuando el rey Carlos I quiso nombrar al flamenco Guillermo de Croy arzobispo de Toledo

 

Tal día como hoy, 14 de noviembre de 1517: El rey Carlos I naturaliza castellano al flamenco Guillermo de Croy, sobrino de su consejero, con la intención de nombrarlo arzobispo de Toledo.

El rey Carlos I quiso nombrar a Guillermo de Croy, arzobispo de Toledo en 1517, poco después de su llegada a España. Esta decisión provocó una gran oposición y revuelta en Castilla, ya que el nombramiento de un extranjero, en lugar del candidato elegido por los castellanos, fue visto como una injerencia, en sus asuntos y una muestra del predominio, de las políticas flamencas. 

La resistencia de las Cortes a la medida, desató el levantamiento de las Comunidades, que se opuso a las políticas del monarca, y al gobierno de sus consejeros flamencos. 

Guillermo de Croÿ fue un privado, político y consejero de Carlos I de España de origen flamenco. Fue hecho caballero de la Orden del Toisón de Oro en 1491.

Cortesano de prestigio, ya en la corte de Maximiliano I de Habsburgo, fue hombre de confianza de su joven nieto Carlos y el principal protagonista, del tratado de Noyon con los franceses, firmado en agosto de 1516. 

También acompañó al rey Carlos I de España en su primer viaje a España, en septiembre de 1517. Una vez en Castilla, los cortesanos flamencos con Chièvres, a la cabeza, aprovecharon su ascendencia con el rey, para copar cargos y rentas en el reino. 

Esto tuvo mucho que ver, con el posterior levantamiento de los Comuneros, al ser acusado por los castellanos de nepotismo y corrupción, entre otras cuestiones por ser el promotor de que el rey designara como arzobispo de Toledo, con ingresos de rentas riquísimos, a su sobrino, de 20 años de edad, también llamado Guillermo de Croy. 

Naturalizado como tal arzobispo, desde octubre de 1519, mediante un Breve de acuerdo favorable, del papa León X.

El arzobispo, murió el 6 de enero de 1521 por caída de caballo, a los 23 años de edad. Y su poderoso tío Chièvres también murió en la ciudad renana de Worms, apenas cuatro meses después que su sobrino. 

Fue probablemente  envenenado, según constó en las investigaciones sobre su muerte, tres días después de haber aparecido el Edicto de Worms, el 25 de mayo de 1521, en perjuicio de los seguidores protestantes de Martín Lutero.

Tras Guillermo de Croy, el arzobispo de Toledo fue el castellano, Alonso de Fonseca y Ulloa, quien asumió el cargo el 31 de diciembre de 1523. Esto ocurrió después de su viaje a Roma en 1522, debido al nombramiento recibido del propio papa.