lunes, 13 de abril de 2015

El atentado anarquista de Rafael Sancho Alegre

 
Tal día como hoy, 13 de abril de 1913, se produce un atentado frustrado contra Alfonso XIII, cometido por el anarquista Rafael Sancho Alegre.

Ese año de 1913, entraba en vigor en nuestro país una nueva Ley de Reclutamiento, motivada por las revueltas de independentistas marroquíes, cada vez más violentas, centradas sobre todo en la cordillera del Rif, un lugar estrategicamente muy importante por encontrarse allí, minas de hierro, muy codiciadas.

La ley significaba, enviar a la muerte millares de jóvenes españoles, lo cual parecía lógico por defender una supuesto prestigio, siglos antes perdido, a los gobiernos dinásticos alternantes en el poder, tanto conservadores como liberales.

Sin embargo, la gente estaba cansada de una guerra interminable, que causaba millares de muertes y heridos, así como su secuela de viudas y huérfanos, que quedaban en la miseria, representando además una sangría económica imposible de asumir.

Las calles estaba llenas de gentes, pues muchos antiguos soldados, pedían limosna inútilmente; entre mutilados de guerra, desatendidos por el gobierno, sin posibilidad de empleo y para pretender animar al pueblo, justo ese año, se quiso dar mayor relevancia al acto anual de la jura de banderas.

Tras la misa de campaña, los nuevos reclutas desfilaron bajo la bandera y Alfonso XIII, a caballo, avanzaba a solas, ante su Estado Mayor.

Tras pasar la Cibeles y ante el Banco Español Río de la Plata, un joven anarquista Rafael Sancho, después de sortear el cordón de seguridad, se acercó al monarca y le disparó.

Las dos primeras balas no alcanzaron el objetivo y el rey encabritó la caballería y lanzó a tierra el agresor, que realizó un tercer disparo, que hiere al caballo del rey en el cuello, mientras la policía, se lanza contra el anarquista que, desde tierra, dispara nuevamente hiriendo a un sargento.

Detenido de inmediato, la multitud quiere lincharlo, lo que ha de evitar a duras penas, la policía que lo custodiaba.

Pocos meses después, en julio de 1913, se realiza el juicio contra Rafael Sancho, en el cual, fue condenado a muerte, aunque en septiembre de aquel año fue indultado por el rey y, la condena conmutada por cadena perpetua, juicio en que también se había juzgado a otro anarquista, como cómplice del atentado, siendo absuelto por falta de pruebas

Pocos días después, se hizo pública la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, en la que se le reconocía culpable de un delito frustrado de regicidio, con las agravantes especificas de “premeditación conocida y alevosía”,sin que durante el sumario ni el juicio, demostrarse tener perturbadas sus facultades mentales, como alegó en su momento la defensa, por lo que el tribunal no estimó causa alguna de exención o atenuación de la pena.

Durante el juicio, alegó que había actuado así, porque el rey era culpable de la guerra africana y de los fusilamientos de 1909 y que sólo había realizado un acto de venganza y, cuando se leyó la sentencia, al preguntarle si tenía algo que alegar contestó simplemente: “No, está bien.” y se negó a firmarla, por lo que lo hubieron de hacerlo dos vigilantes de custodia, que actuaron como testigos.

Al proclamarse la Segunda República Española, consiguió la libertad bajo fianza, estableciéndose en Terrassa – Barcelona – y otros dicen que, tras huir al final de la guerra civil, cuando se le calculaban unos 70 años de edad murió, poco después en Marsella

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