sábado, 25 de abril de 2015

Manuel Hedillla, el falangista disidente.


Tal día como hoy 25 de abril de 1937, es detenido en “zona nacional”, el hasta entonces segundo Jefe Nacional de Falange Española, Manuel Hedilla.

Federico Manuel Hedilla Larrey, obrero maquinista, fue un político falangista español y sucesor en la jefatura del partido de José Antonio Primo de Rivera, tras su fusilamiento en Alicante.

En 1934 ingresó en Falange, destacando por su  gran actividad de proselitismo y en marzo de 1935, José Antonio, le nombra jefe provincial de Falange en Santander y posteriormente consejero nacional.

En mayo de 1936, Hedilla participó en los preparativos de la sublevación del 18 de julio y, estando   el  fundador en la cárcel, se convierte de hecho en el jefe nacional de Falange, puesto en el que fue confirmado en Valladolid. en septiembre de 1936 como su máximo dirigente.

Hedilla, inicia la reorganización de la Falange como “fuerza de combate al servicio de los sublevados”, pero cuando en abril de 1937 se produce en Salamanca un enfrentamiento entre distintas facciones del partido, con el resultado de dos muertos, Franco decide llevar adelante la creación de un nuevo gran "partido único" dentro del bando nacional.

El 19 de abril de 1937, se publica el Decreto de Unificación con los Tradicionalistas, bajo la jefatura de Franco, lo que implicaba en la práctica la desaparición de la Falange, tal como la había concebido su fundador y Hedilla, que habían insistido en mantener posturas sindicalistas y de reforma social, oponiéndose a que sus mandos fuesen ocupados por aristócratas, monárquicos o tradicionalistas, no admitió el cambio impuesto por el decreto franquista.

Ante su postura, fue arrestado con algunos de sus incondicionales y acusado de conspirar contra Franco, siendo juzgado y condenado a dos penas de muerte, las cuales no se ejecutaron, pues Franco y los militares, consideraron necesario el apoyo de la Falange en la guerra, designándose como su sucesor al falangista Raimundo Fernández-Cuesta, que continuó la "unificación" ordenada.

La penas de muerte, les fueron conmutadas  y tras cumplir cárcel en Canarias hasta 1943, fue confinado en Mallorca, donde encontró un empleo burocrático que le permitió hacer frente a sus necesidades familiares,.

En 1946, fue puesto en libertad y desde entonces hasta el final de sus días, luchó en vano por conseguir su rehabilitación, aunque no volvió a desempeñar ningún papel político en la España franquista, ni a integrarse en Falange, retirándose a la vida privada y viviendo en el ostracismo hasta su muerte en Madrid el año 1970.


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