Tal día como hoy 27 de abril de 1951, muere en un enfrentamiento con la Guardia Civil, Antonio Barabán Jiménez, bandolero de Alpandeire (Málaga)
Antonio Barabán natural de Alpandeire, pequeña villa de la Serranía de Ronda, era jefe de una cuadrilla de, por lo menos, catorce crueles bandidos, entre los que destacó “Zamarra”, que consiguieron - debido a las salvajadas y tropelías cometidas de forma continuada - que los viajeros hubiesen de ir escoltados por guardias, ante el temor de ser asaltados.
Mucha culpa de esto, lo tenían también las gentes de la zona; posaderos, arrieros y tratantes de ganado, que contaban deliberadamente historias truculentas exagerando los hechos, que dejaban aterrados a los viajeros, para luego ofrecerles sus conocimientos a cambio de dinero y viajar por lugares que, “solo ellos conocían”, no frecuentados por la cuadrilla de Barabán.
Al margen de esto, Barabán no usó ninguna excusa política para justificar sus delitos, ni gozó de fama de “bandido generoso” como algunos bandoleros del XIX, sino que era un delincuente de la peor ralea, osado, cruel y peligroso, cuya pretensión era vivir del producto de sus crímenes.
Cierto día llegó con su cuadrilla a la villa de Parauta, haciéndose pasar por guardias y consiguiendo engañar a un cándido vecino con su simulación, al que le pidieron ser conducidos a la casa de un rico hacendado con intención de secuestrarle.
Fue una niña del lugar, la que dio la voz de alarma, por lo que las campanas tocaron a rebato acudiendo los vecinos en su ayuda habiendo de huir los bandidos al verse en minoría, no sin antes amenazar con volver “ para ajustar las cuentas al pueblo”.
El 22 de noviembre de 1950, asaltaron un cortijo de Cuevas del Becerro, conminando al dueño, a que le diera quince mil reales y al no disponer de ellos, se llevaron como rehenes a su hijo de cinco años y a un guarda de la finca, mientras el padre buscaba el dinero del rescate.
Tras una batida de guardias civiles y vecinos de la zona, encontraron a ambos sin daños en una cueva en la Sierra Bermeja, y más tarde a los bandidos al parecer por la denuncia de un carbonero.
Tras un duro enfrentamiento consiguieron huir, aunque algunos malheridos, por lo que decidieron vengarse del carbonero, lo cual hicieron apuñalándole todos y cada uno de los bandoleros hasta la muerte, dejando luego su cadáver tirado en el campo bajo unos matorrales.
Además de estas, a la partida de Barabán, se le confirmaron infinidad de acciones violentas, como asaltos, secuestros, incendios, muertes, violaciones, asesinatos, etc.
Sin embargo, tanto va a el cántaro a la fuente, que el día 27 de abril de 1951 en un encuentro con la Guardia Civil, moría Barabán, y a su muerte dos de sus lugartenientes se disputaron el mando de la partida; “Zamarra”, que moriría pocos meses después ajusticiado y "El Conque", joven de diecinueve años, que fue también detenido, acabando la partida definitivamente.
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