Tal
día como hoy 20 de abril de 1963, el dirigente comunista Julian
Grimau, era fusilado a las afueras de Madrid.
Julián Grimau García,
fue un político comunista, condenado a muerte y ejecutado en Consejo
de Guerra por crímenes cometidos durante la Guerra Civil Española,
como miembro de los servicios policiales y jefe de la Brigada de
Investigación Criminal.
Era hijo de un inspector
de policía y, en guerra civil, ingresó en el Partido Comunista en
Barcelona, donde se dedicó a labores policiales, y tras la guerra se
exilió en América Latina, estableciéndose posteriormente en
Francia.
Según las acusaciones
ante el tribunal militar que lo juzgó, Grimau cometió torturas,
saqueos domiciliarios y asesinatos como jefe de la "checa"
establecida desde principios de 1938 en la plaza de Berenguer el
Grande de Barcelona. Acusaciones, de cuestionada credibilidad.
A partir de 1959,
compartía la dirección del PCE con Jorge Semprún, siendo detenido
en noviembre de 1962. conducido a la Dirección General de Seguridad
y declarando en el juicio, que en la sesión de tortura a la que fue
sometido, le arrojaron por la ventana esposado, fracturándose la
frente y las muñecas, mientras la policía, declaró que en un
momento de su interrogatorio se encaramó a una silla, abrió la
ventana y se arrojó por ella.
Fue la última persona
procesada y condenada en España como consecuencia de la guerra, y
aunque el delito se consiguiese probar, técnicamente había
prescrito tras los 25 años transcurridos.
En el juicio a Grimau, en
abril de 1963, ejerció de fiscal un habitual de los juicios
políticos que nunca había estudiado Derecho y desempeñaba el
cargo, al declarar que sus títulos "se habían quemado durante
la guerra", siendo su defensor la única persona con formación
jurídica de la sala.:
Los delitos de torturas
no fueron probados, pues los testigos declararon que conocían los
hechos "de oídas", es decir por rumores o testimonios de
terceros y el delito continuado de rebelión era improbable dado que
Grimau había pasado más de 20 años fuera de España, pero tras
apenas cinco horas de juicio, sin deliberación, se dictó como
estaba previsto la condena a muerte.
Sobre el caso Grimau,
hubo manifestaciones en varias capitales europeas y latinoamericanas
que no afectaron al general Franco, que en su línea habitual la
atribuyó a una "conspiración izquierdista con la clase
política" y tras la sentencia, y aunque el papa Juan XXIII y el
líder soviético Nikita Jrushchov, - lo que en este caso, no tenía
precedentes – se dirigieron a Franco pidiendo conmutar la pena,
este finalmente exigió una votación al gobierno de la decisión de
ejecutar al dirigente comunista que se tomó por unanimidad.
Con la llegada de la
democracia, en 1978, se abrió la posibilidad de revisar el caso
Grimau y otras víctimas de la dictadura, pero los acuerdos conocidos
como Pactos de la Moncloa, supusieron una especie de “Ley de Punto
Final” y nada se hizo.
El 15 de abril de 2002,
Izquierda Unida presentó una Proposición no de Ley, sobre la
rehabilitación de la figura de Julián Grimau, que recibió los
votos a favor de todos los partidos, excepto el Partido Popular, que
gobernaba con mayoría absoluta.
Jorge Semprún, en su día
dirigente del PCE, escribió en su libro “Autobiografía de
Federico Sánchez”, que :“La participación de Grimau en la
represión contra el POUM, quedaba claramente establecida por un
testimonio que fue censurado en el libro del PCE sobre Grimau”,
según documento al que él tuvo acceso, del propio Grimau, donde
exponía con bastante detalle su labor, bastante despiadada, en
Barcelona, contra “agentes de la Quinta Columna franquista”, pero
también contra el Partido Obrero de Unificación marxista - POUM -
disidente del “comunismo oficial”.
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